martes, 24 de mayo de 2011

113: La buena señora era una verdadera talega de picardías, capaz de coronar a su marido en lo que éste subía las escaleras, sin apurarse por nada, devorando la ración como si se hubiese tragado una fresa, no pensando más que en divertirse, siempre pizpireta, apremiada, alborozada como una mujer a quien nada falta, contentando a su buen marido, que la amaba tanto como podía amar a su suegra.

¿Tú te casaste con él? ¿O él se casó contigo? Parece un galimatías, pero solo parece, pero no lo es. Ponte a pensar, ¿cuál de los dos fue el que más jodió y jodió hasta que consiguió lo que quiso? Y para conseguirlo utilizó cuanta treta existe en este mundo donde dos más uno no siempre es tres.

Pero retrayéndonos a las primeras letras, en las primeras de cambio, así de desprovisto te das cuenta que te equivocaste, que metiste las cuatro patas en un cagón y surge la pregunta ¿Por qué me involucre con este tipejo? ¿Por qué cedí?

Siempre será que uno de los es la que empujará el carro del compromiso tratando de formalizar la situación y la otra creyendo que es parte del juego le seguirá la corriente y el momento que se dé cuenta, ya estará perdida.

El otro día leía una entrada, donde la potra-cronista se sentía enloquecer porque su amante le confeso que su esposa estaba embarazada. Y claro, me puse a divagar sobre el asunto y de aquí nace la presente entrega.

¿Cuántas se sienten traicionadas por sus ovarios al haber intercambiado fluidos con el primer tipejo que les agarró la rodilla? Y claro, en busca de reparaciones se pegaron a él como moscas en el matamoscas y cuando levantaron la mirada al cielo se dieron cuenta que habían avanzado mucho más de lo que pensaban hacerlo al principio.

Siempre será uno de los dos el que tratará de formalizar la situación que la ha empujado hasta ese extremo. Y aquel ser empujante, será la que lo acarreará hasta su casa para presentarlo a sus padres, amigos, vecinos con el objeto de establecer medios de presión para que el copuchento no tenga otra salida que el matrimonio.

Y el pobre tipo, en el momento menos pensado se encontrara entre la espada y la pared y no tendrá más remedio que ceder; o bien reaccionará a último momento y huira. Y el huidizo será maldecido, increpado, vilipendiado por no haber hecho lo que nunca quiso hacerlo y fue la pánfila la que lo obligo a proceder de esa forma. De aquí nace ese dicho que dice que los hombres fueron cortados por la misma tijera, pero se refiere a los hombres que no hacen lo que quiere el mujerío: el matriqui.

La presión osmótica es fabricada en cooperación con las amigas, las cuales subjetivamente tratarán de lavarle el cerebro al copuchento haciéndolo creer que es el macho alfa del grupo. Y acá ocurren dos cosas; una, que se lo cree y se come a varias de ellas; y lo contrario es que no se lo cree y se da cuenta del juego tramado para hacerle pisar el palito, estos son los hombres del mismo modelo. Todos son iguales.

Y ellas y ellos seguirán equivocándose cada día y en cada momento, ¿será que nuestra naturaleza nos inclina hacia el masoquismo? ¿O es que el fondo de nuestras almas sádicas anhelamos poseer un ser al cual hacer sufrir? ¡¡No lo sé!! Pero si sé, que deberé mirar a los ojos y tratar de leer en ellos lo que encierra su corazón… ¡Ahhh! Y no ceder a la primera sonrisa provocadora…

4 comentarios:

  1. No existe el príncipe azul ni la princesa rosa, aunque esos cuentos de hadas que nos contaban cuando eramos niños dijeran lo contrario.

    Tal vez nos creamos falsas expectativas acerca de la persona elegida, pensando que siempre será igual, pero todos vamos cambiando...


    No sé porqué hay tanto rechazo a casarse, si cada vez es más fácil divorciarse. Definitivamente creo que el matrimonio está en vías de extinción, al menos por estas latitudes...

    Un beso

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  2. No ceder a la primera sonrisa provocadora… como si uno decidiera qué batalla es su Waterloo.
    D.

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  3. El matrimonio es de dos y cada cual pone de su parte para ser felices o infelices, es de dos.

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  4. Jajajaja, me encanta leer tu visión de algunas mujeres porque es tan diferente a como realmente somos algunas otras.


    Muchos besos.

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