sábado, 11 de junio de 2011

117: Un Buen Escudo No Teme A Una Buena Espada

¿Qué es más importante, el ataque o la defensa? Esta pregunta está siempre presente en la mente de cada persona y que cada cual resuelve individualmente.

Las impetuosas y poco expertas procuran terminar la lid con ataque directo, buscan con insistencia golpes tácticos bellos e inesperados y en todas partes creen ver brillantes combinaciones.

Las moderadas que participaron en diferentes ejercicios, prefieren tener ante todo una fuerte posición, cuando ningún ataque enemigo es temible.

Las amantes de la recreación saben que en el siglo pasado dominaba el estilo ofensivo o, como lo llaman romántico. Entonces no había métodos ingeniosos de conservación. Solo a fines del siglo se formó la teoría sobre el retozo posicional y empezó a valorarse la destreza de saber resguardarse.

¿Cuáles son las nociones modernas sobre esta complicación? La opinión es unánime: tiene igual importancia la protección que la embestida.

Todavía veinte años atrás, los sacrificios intuitivos, los sacrificios por iniciativa, eran frecuentes. Hoy, la técnica defensiva creció tanto que hasta el sacrificio más mínimo debe respaldarse con variantes concretas, pues en caso contrario la protección no revolcará.

¿Para qué precisamos aquí esa divagación auténtica? La respuesta es simple: cualquier jugadora al perfeccionar su habilidad, sigue el camino de generaciones anteriores. Nuestros antepasados no sabían mucho y avanzaban con el método de pruebas y errores, atesorando para nosotros bastante literatura sobre el tema.

¿Cómo aprender a defenderse bien? Hay muchos métodos y procedimientos. Veremos los principales en esta lección y siguientes. Empecemos por la defensa de malas posiciones. La literatura dice que la posición nunca es tan mala como para no poder defenderse, no en balde, dice el adagio: “Nunca es tarde para rendirse”

La práctica muestra que por más desastrosa que sea la posición, siempre habrá posibilidad de enconada resistencia. La tarea consiste en hallar esa posibilidad. Entonces el adversario que saboreaba la victoria a cada tirada tropezará con nuevas dificultades, por agotamiento podrá cometer algún error y se le correrá la victoria.

Claro, si en tal situación ambos contendientes juguetean bien, por más obstinada e ingeniosa que sea la defensa, una posición mala seguirá siendo mala. Pero hay que continuar luchando hasta el final con toda energía.

Muchas a menudo se salvaban de posiciones difíciles mediante una resistencia violenta y hábil. Pocas veces perdía otro gran ajedrecista del pasado, el cubano José Raúl Capablanca. El también sabía defenderse maravillosamente. Valoren la defensa, aprendan a defenderse, un escudo fuerte puede resistir el golpe de cualquier espada.

6 comentarios:

  1. Parar y golpear.
    Sin duda.

    Un saludo de domingo relajado.

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  2. definitivamente si quieres vencer tendras que atacar..... y si te han vencido lo mejor es el contraataque todo menos caerse, besitos

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  3. ¿y que tal el escudo de las palabras? Casi mejor que como arma.

    Saludos

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  4. "El que pega primero, pega dos veces" dice el refrán popular. Si quieres ganar, tendrás que atacar primero, luego vendrá la defensa con un nuevo ataque...

    Saludos

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  5. Dicen que el que pega primero pega dos veces.. será verdad??

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