lunes, 26 de diciembre de 2016

836: la última fantasía sexual

 “Cabrón”, “cornudo”, “cabrito”…Apelativos que hacían referencia a la deshonra que tradicionalmente ha supuesto para la virilidad masculina que la esposa cogiese con otro. Deshonra… ¿o fetiche? Basta con echar un vistazo a cualquier página de contenidos pornográficos para descubrir que los relacionados con cornudos abundan cada vez más.

Al fin y al cabo, si hasta “El Pinchuleador” le dedica un artículo al tema, es que el río agua lleva. Las búsquedas de este fetiche en Google se han doblado durante los últimos años. Este recoge algunos testimonios de mujeres que afirman cosas como “no puedo creer que mi marido me deje tener todo el sexo que quiero con mi novio” u otros que, después de contar a su pareja cómo le han coronado, se excitan enormemente y piden conocer todos los detalles posibles.

Lo que no queda tan claro es la motivación que se encuentra detrás de esta “fantasía”
Eso sí, no tiene nada que ver con los tríos (puesto que el cornudo no participa): esta fantasía se encuentra probablemente mucho más cerca de las esposas o los látigos que de un 'menage-a-trois'.

Como siempre que un término semejante se pone de moda, todo el mundo tiene algo que aportar al debate: medios de comunicación, psicólogos, sociólogos, psicoanalistas o violinistas, que siempre tienen una buena teoría a mano para intentar explicar cualquier cosa.

Aquí una serie de hipótesis que intentaran explicar por qué a tantos hombres les gusta mirar a sus mujeres cogiendo con otro.

 

UNA NUEVA FORMA DE HUMILLACIÓN

Si ser un cornudo es una forma de sadomasoquismo, debemos entender que el placer se obtiene de ser humillado. En muchos casos estos “cornudos” desean que los hombres que se van a acostar con sus parejas tengan penes mucho más grandes que los suyos.

Hay quien incluso considera que esta atracción puede estar originada en el miedo de los hombres a que sus mujeres les engañen, y que puede llegar a ser una manera de prepararse psicológicamente para dicha situación. Sin embargo, el hecho de que estos aficionados no suelan sentir atracción por otras formas de sadomasoquismo sugiere que esta interpretación puede estar desencaminada.

 

TRANSGRESIÓN: TODOS SALIMOS GANANDO

La de experimentar de manera vicaria la relación sexual que él mismo está acostumbrado a protagonizar, esta vez como espectador, y no como ejecutor. Además, así, el hombre se libera de los límites impuestos por el superego durante el acto, que le controlan sin parar.

La relación cornuda sería, en este sentido, una doble transgresión. Por una parte, la de la mujer que rompe su voto de fidelidad, pero también la del hombre, que le ha animado a hacerlo. Así visto, el acto cornudo no sería una forma de ser dominado, sino también de dominar, puesto que es el hombre quien decide si su mujer puede estar con otro y en qué condiciones. Además, el cornudo puede sentirse bien, incluso generoso, al permitir a su mujer disfrutar plenamente de su sexualidad: “Para estos hombres, garantizar a su esposa la libertad de expresar su sexualidad con otros varones es una fuente considerable de excitación”.
Se trata también de una forma de «escapismo», en la que se obtiene placer al delegar las responsabilidades amatorias en otro hombre.

 

EL REY DE LA COLMENA

¿Y si, en lugar de buscar el placer a través de la humillación, lo que consiguen los cornudos no es otra cosa que reforzar su propia autoridad? Recuerda que vivimos en una cultura “pornificada” en la cual nuestras relaciones y percepciones sexuales están condicionadas por la exposición a los discursos de poder del porno. En este caso, el cornudo que “presta” a su mujer la imaginaría como “una seductora y provocativa estrella porno”, dispuesta a ofrecer su sexualidad a un “súper-semental que introduce su pene gigante en cualquier orificio que ella tenga para ofrecer”.

De esa manera, es la mujer la que se convierte en un ente híper-sexual deseado por otros machos viriles, mientras el cornudo es consciente de que él sigue siendo su “propietario”. “Aunque suene machista, ¿qué puede disparar más el nivel de testosterona de un cornudo y excitación que una fantasía tan narcisista?”

Es una especie de “síndrome del rey de la colmena”: “A muchos hombres les gusta pensar 'mira qué mujer sexy tengo' y de qué manera eso se refleja en su poder”
“Mostrar y compartir a la mujer de uno es un símbolo de estatus”. 

 

LA COMPETICIÓN DEL ESPERMA

Según la teoría de la competición del esperma, cada vez más popular a pesar de la controversia que existe en torno a ella, los hombres fabrican un semen de mayor calidad cuando consideran que están compitiendo con otros por fertilizar a una mujer.

Esta teoría se basa, entre otras, en una investigación que descubrió que los hombres eyaculaban tres veces más esperma activo cuando veían a varios hombres haciendo el amor a una misma mujer que cuando el trío estaba formado íntegramente por mujeres.

Según esta teoría, la competencia mejora la calidad del semen y, por lo tanto, aumenta las posibilidades de dejar embarazada a la hembra. Así pues, sentirse un “cornudo” y excitarse con ello provocaría comportamientos que ayudarían a los hombres a vencer en una hipotética competición de esperma. 

9 comentarios:

  1. Creo que soy muy anticuada yo para estas cosas :(

    Ni me gusta poner los cuernos y mucho menos me gustaría tener un mirón, aunque fuese mi pareja.
    Sí, decididamente soy muy anticuada....

    Besos.

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  2. Por eso se llaman fantasías

    cada cual con sus gustos

    beso

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  3. Uf, ni de coña. Pero he conocido gente que funciona así.
    En mi blog hubo un par de búsquedas que decían: "Fantastías sexuales con mi suegro". Hay de to.
    Besos.

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  4. Mejor dejarlo en fantasías, no está el cuerpo para excesos, con uno basta y si es conocido mejor.
    Besos Chaly

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  5. Pues será por una cosa o por la otra, pero si a todos les parece bien, alegría para el cuerpo ¿no?

    Un abrazo fuerte, gracias por tu continua presencia.
    Felices fiestas

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  6. ¡Qué retorcidos somos los seres humanos!
    Besos, Chaly.

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  7. Parece que hay tanto donde elegir ¿no?

    Lo mejor es que cada uno tiene su propio universo y cada uno son tan distintos que siempre pueden sorprendernos.

    ;)

    Besitos

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  8. Esto no lo comparto. Si se la garcha otro, mejor que ni me entere.
    Saludos.

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