sábado, 31 de diciembre de 2011

167: En los escritos debe haber siempre un hueco para que el aire del humor oree los corazones y nos de fuerzas para seguir creyendo que la vida, pese a todo, merece ser vivida

Era un dios y me dije: voy a crear un mundo nuevo, un bello planeta donde existen los prados más hermosos cubiertos por los pastos más dulces y jugosos y adornados con las flores más vistosas y fragantes; colocaré islas arboladas que den frutos aromáticos, nutritivos y de bellos colores. Creare arroyos y manantiales por las cuales corran aguas cristalinas, jugando con gemas, rubíes y granitos de diversos colores. También creare pequeñas y suaves montañas coronadas de nieves eternas.

Dividí el tiempo en días y noches y coloque en el cielo un Sol benefactor de la clorofila y la Luna y miles de estrellas para amainar la penumbra de la noche. Cuando todo eso estuvo terminado, hice al destinatario y dueño de mi creación: la oveja.

Mas luego pensé que ella se sentiría muy sola en la inmensidad de la planicie y que necesitaba la existencia de otros seres que compartiesen con ella este paraíso y para ello mi pensamiento ordeno que aparezcan las Ardillas, los Aves, las Liebres, los Peces, las Mariposas y cuanto bello animal existiese y que jamás podrían sojuzgar a las ovejas.

Pero también hice al Zorro, para que enseñase a las madres a cuidar de sus retoños; a aquellas que paren y se olvidan de sus hijos; de las perezosas; de las vanidosas y de las engreídas. El Zorro atraería el espíritu gregario en las ovejas, las cuales siempre andarían juntas y los carneros cuidarían de ellas

No creí conveniente poner en este nuevo mundo al Lobo, pues sería un contrasentido, pues el fruto de mi pensamiento, viviría temeroso. El Lobo estaría siempre acechándolos de día y de noche y los aterraría con sus aullidos empujándolas hacia precipicios mortales.

Cuando converse con otro dios, éste, me preguntó:

-¿Cuál es el motivo de esta creación?
-Amor al arte
-Todo artista siempre busca el reconocimiento
-Yo no
-En algún momento ellas verán en el Sol, su dios benefactor.
-Es lógico, son criaturas simples.
-Pero también en algún momento lo adoraran y verán en él el dios creador.
-Te reitero no busca reconocimiento, ni adoración.
-Y no te molestará que erijan altares y hagan ofrendas a ese falso dios. En otros mundos los otros dioses creadores se han manifestado y no solo eso, también les han instruido a la obra de sus manos cómo deben adorar, qué deben sacrificar y en donde deben hacerlo, ¿eso no te dice nada?
-Me dice que son vanidosos, egocéntricos y ególatras.
-No te comprendo, todos los dioses y en todas las civilizaciones han creado las religiones, los profetas y los libros sagrados, para que sus criaturas los adoren, los amen y les rindan pleitesía. ¿Tú no buscas eso?
-¿Eso buscan los otros dioses?
-¡Sí! Y para que sus criaturas no se olviden de sus deberes, los otros dioses han creado al Lobo.
-¿El Lobo?
-¡Sí el Lobo!
-Suerte para mi creación que yo no me parezco en nada a los otros dioses. Y tú también deberías estar contento que yo sea diferente; pues si fuese como ellos, tú no podrías hablar como lo has hecho.



Que Él DIOS UNO Y ÚNICO los colme de paz, alegría y salud en este nuevo año.


"Aun cuando haya pasado por todo lo que pasé, no me arrepiento de los problemas en que me metí, porque fueron ellos los que me condujeron hasta donde deseé llegar. Ahora, todo lo que tengo es este bastón, y la entrego a cualquiera que desee seguir su peregrinación. Llevo conmigo las marcas y las cicatrices de los combates; ellas son testimonio de lo que viví y recompensas de lo que conquisté”

"Son estas marcas y cicatrices queridas las que me llevarán a reunirme con mí Creador. Hubo una época en la que viví escuchando historias de hazañas. Hubo otras épocas en que viví simplemente porque necesitaba vivir. Pero ahora vivo porque soy un guerrero y porque quiero un día estar en la compañía de Aquel por quien tanto luché".

miércoles, 28 de diciembre de 2011

166: Las mujeres necesitan la belleza para que los hombres las amen, y la estupidez para que ellas amen a los hombres.

Flavia llegó desconsolada y entre lloriqueos y moqueadas me comento que su “amor de toda la vida” se la había hecho con una de sus amigas. Yo le replique que esta era la tercera vez que ella llegaba a mi dormitorio con ese pretexto. Atormentado por su sufrimiento, le recordé el rapapolvo que le plante la primera vez que llego con la consabida historia:

No confíes nunca en aquellos que suelen clavar los ojos en el rostro de las muchachuelas, que agarran su mano y aprietan sus dedos, que empujan pie con pie, que les echan la mano al cuello o al seno y otras cosas similares contrarias a la vergüenza y al buen gusto. Acuérdate del lobo y la cabritilla. La cabra manda a la cabritilla que no salga del redil hasta que ella volviera de bastonear. El lobo, acercándose la caída del sol, se paró a la puerta del redil y comenzó a emitir el sonido de una cabra y dijo a la cabritilla: “Soy tu madre, sal a mi encuentro y te daré de mamar” La cabritilla desprevenida salió y de inmediato fue cogida por el lobo. En efecto esos lobos al principio lanzan palabras fervorosas como si estuvieran imitando la voz de una cabra y después de haberlas cogido desprevenidas cambian sus palabras y las abandonan como a las demás”

Flavia, me replicó que nunca olvidó esas palabras, pero date cuenta me dijo: -estaba quebrantada por el abandono de Juan, buscaba desesperada a alguien que tapara el hueco y cuando apareció Jaime, era tan lindo, con su carita sonrojada y un bulto enorme, que me olvide de todo y salí del redil y me puse a mamar. Tú mismo me dijiste muchas veces que la suerte es calva y que hay que agarrarla por los pelos.

Quede impresionado por sus palabras y solo atine a preguntarle: -¿Cómo es que tú siempre le atinas a encontrar hombres idénticos? Flavia, me replico: -¿Recuerdas el cuento de Caperucita Roja? y esas palabras escritas al final, que dicen:

Vemos aquí que las jovencitas elegantes, bien tetudas y bonitas, hacen mal en oír a ciertas gentes, y que no hay que extrañarse de que a tantas el lobo se las coja. Digo el lobo, porque estos groseros no todos son iguales: los hay con un carácter excelente y humor afable, dulce y complaciente, que sin ruido, sin hiel ni irritación persiguen a las mozas, llegando detrás de ellas a la casa y hasta la habitación. ¿Quién ignora que lobos tan melosos son los más peligrosos”

Flavia, continúo: -Como has escuchado, dime: ¿Qué mujer huira de un tipo así?

martes, 27 de diciembre de 2011

165: Abrí y cerré la boca varias veces imitando esos inaudibles “oh” que hacen los peces dorados cuando quieren que se les cambie el agua.

Aries: Semana gustosa, bríncale a las pastas, pero ojo con las salsas; son ricas pero allí la gordura está aguardando.


Tauro: Mucha ternura con tus seres queridos, pero no te olvides de ti. Si es tu gusto, cambia el menú, que tu vocación de servicio no te traicione.


Géminis: Piensas en dos, más no comas por dos, que tu signo de identificación no quiere decir que lo tomes tan a pecho.


Cáncer: Está semana de compromisos, está plena de tentaciones con cosas ricas y exquisitas, ojo con el alcohol.


Leo: Para esta reunión familiar, solo bocadillos, no te compliques tu eres la anfitriona y debes ser la protagonista.


Virgo: Está semana en la que han variado los precios desestabilizarán el menú. A caminar se dijo no queda otra.


Libra: Semana inolvidable, grandes acontecimientos, pero recuerda todo con calma y mesura más no te excedas que los kilos están al acecho.


Escorpión: Si tú tienes digestión lenta, tenlo en cuenta a la hora de la cena. Desayuna como reina, almuerza como princesa y cena como méndiga.


Sagitario: Que fuerza de voluntad, ningún bocadillo te hace pecar. Pero hazte más amiga de los vegetales, la línea es tuya, ¡cuídala!


Capricornio: La vida es bella, vívela y recuerda que se come para vivir y no se vive para comer. Recuerda que tu línea y la piel van de la mano.


Acuario: Decisión tomada es decisión tomada. La dieta te dará buen resultado siempre y cuando la sigas al pie de la letra.


Piscis: Ya es tiempo de una nueva desintoxicación a base de frutas y ya que en eso estas, dale una semana de verduras, arroz integral y carnes magras.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

164: Yo soy el primero en admitir que muchas cosas de las que he hecho no son morales. Pero lo que hice fue a sabiendas de lo que hacía, y no me engañé nunca acerca de la verdadera naturaleza de mis actos

— ¿Sales de paseo?
—Ya lo ves
— ¿Al centro?
—Es probable.
— ¿Me permites acompañarte?
Ella, sin poder contenerse más, le replicó con voz exasperada:
—Te ruego que me dejes en paz. Ya no me queda ni la libertad de pasear sola en mi coche.
Hizo él como que no la había oído, e insistió:
—Estás hoy más hermosa que nunca.
—Haces mal en fijarte en mi hermosura, porque yo te juro que jamás volveré a tener sexo contigo.
-¿Cómo dices?
— ¡Ya está ahí el de siempre! ¿Cómo dices? ¿Cómo dices? Pues bien: ¿te empeñas en que te lo diga?
—Sí.
— ¿En que yo te lo diga todo?
—Sí.
— ¿Todo lo que llevo como un peso colocado en el corazón?
—Sí.
—No estoy es dispuesta a seguir siendo la mártir de perpetua maternidad que me vienes imponiendo desde hace once años.
—No entiendo lo que quieres decir.
—Sí que me entiendes. Hace tres meses que di a luz a mi último hijo, y ya te parece a ti que es hora de que vuelva a estar encinta.
— ¡Desvarías!
—No. Tengo siete hijos y treinta y dos años; hace sólo once que nos casamos.
—No te tolero que sigas hablando de ese modo.
—Me has tenido coge que coge durante once años a una existencia de yegua madre, recluida en una casa de remonta. Quieres a tus hijos como a otras tantas victorias conseguidas, no porque lleven tu sangre. Son victorias obtenidas sobre mí, sobre mí juventud, sobre mi belleza, sobre mis encantos, sobre los piropos que me dirigían y sobre las que, sin decírmelas directamente, se susurraban en voz baja a mi alrededor.
—Quiero a mis hijos, ¿lo oyes? Es vergonzoso oír a una madre expresarse como lo has hecho tú.
— ¿Crees que soy una mujer creyente?
—Sí —balbuceó él, sorprendido.
— ¿Estás convencido de que creo en Dios?
—Desde luego.
— ¿Me supones capaz de jurar en falso delante de un altar en el que está guardado el cuerpo de Cristo?
—No.
— ¿Quieres acompañarme a una iglesia?
— ¿Para qué?
—Ya lo verás. ¿Quieres?
—Si te empeñas, sí.
Marido y mujer no cambiaron entre sí una sola palabra en todo este trayecto. Cuando el coche se detuvo delante de la puerta del templo, la señora saltó al suelo, y entró en él, seguida a pocos pasos por el marido.
—Lo que tengo que decirle es esto. No me asusta nada y puede hacer lo que mejor que te parezca. Puedes divorciarte si te parece bien. ¡¡Uno de tus hijos no es tuyo!! Lo juro delante de Dios que me está escuchando. Era la única venganza que podía tomarme, de tu depravada tiranía de macho alfa, de perpetua preñez a que me tienes condenada. ¿Que quién fue el coronador? No lo sabrás jamás. Sospecharás de todos, pero no lograrás descubrirlo. Me di a él sin amor y sin placer, sólo por engañarte. Y también él me hizo madre, como tú. Son siete los que tengo, ¡búscalo! Tú me has obligado a que te lo confiese hoy. No tengo más que decirte.

¿Qué hará su marido? ¿Habrá regresado a casa? ¿Qué habrá meditado, qué tramará, qué tendrá resuelto ese hombre cogedor, arrebatado, dispuesto siempre al sexo?
Dieron las ocho, y casi en el acto dieron dos golpes en la puerta.
—Adelante.
— ¿Me juras aquí, en medio de tus hijos, que lo que hace un rato me dijiste era verdad?
—Juro sobre la cabeza de mis hijos que lo que le he dicho es la verdad.
El salió sin agregar palabra.
—No le den importancia, hijitos. Su papá ha tenido hace un rato un gran disgusto, y sufre mucho todavía. En cuanto pasen unos días ya no le importará nada.
Terminada la cena, pasó al living con toda su pollada. Hizo charlar a los mayores, contó cuentos a los más pequeños, y cuando llegó la hora de acostarse todos, les dio un beso muy largo, los envió a dormir, y se retiró sola a su habitación.
Las horas pasaban; sonaban las horas en el reloj. Se apagaron todos los ruidos del edificio. Únicamente se oía a lo lejos, a través de las tapicerías de los muros, el retumbo suave y lejano de los coches en las calles.
Las primeras luces del día se deslizaron por debajo de los flecos de las cortinas, y él no había aparecido todavía en el cuarto. Entonces ella comprendió que no volvería nunca más, y se quedó turulata.

Sentados el uno al lado del otro dentro del coche que los llevaba a casa, no despegaban los labios. Pero, de pronto:
— ¡Gabriela!
— ¿Qué quieres?
— ¿No te parece que esto ha durado ya bastante?
— ¿A qué te refieres?
—Al suplicio ignominioso a que me tienes sometido desde hace seis años.
—Yo nada puedo hacer.
— ¿Cuál de ellos es? Dímelo de una vez.
—Jamás.
—Piensa que ya no puedo mirar a mis hijos ni sentirlos a mi lado sin que la duda me destroce el alma. Dime cuál de ellos es, y yo te juro que perdonaré y que lo trataré igual que a los demás.
—No tengo derecho a obrar de esa manera.
— ¿No ves que ya no puedo soportar más esta vida, esta idea que me corroe, esa
pregunta que me formulo constantemente y que constituye mi tormento cada vez que los miro? Acabaré por volverme loco.
—Entonces, ¿has sufrido mucho?
—De un modo espantoso. Sin ese sufrimiento no me habría resignado yo al horror de vivir al lado de ti ni al horror, más grande todavía, de saber que hay entre ellos uno, que yo no puedo saber cuál es, que me impide querer a los otros.
Ella insistió:
— ¿De modo que has sufrido, real y verdaderamente?
El marido le contestó con acento que delataba su dolor:
— ¿No te vengo repitiendo todos los días que ya no puedo soportar más semejante
suplicio? ¿No será éste?" Y desde hace seis años me he conducido correctamente contigo, y he sido cariñoso y complaciente. Dime la verdad, y yo te juro que no haré nada malo. Te lo ruego, te lo suplico.
Ella dijo con voz muy queda:
—Quizás he sido más culpable de lo que tú supones; pero yo no podía, te lo aseguro, continuar con aquella vida odiosa de perpetua preñez. Sólo un recurso tenía para alejarte de mí vagina. Mentí delante de Dios, y mentí cuando juré con la mano levantada sobre la cabeza de mis hijos, porque jamás te he engañado.
— ¿Es cierto?
—Es cierto.
Pero él, estremecido de angustia, gimió:
— ¡Ahora me voy a ver envuelto en nuevas dudas, y no saldré de ellas jamás! ¿Cuándo mentiste, entonces o en este momento? ¿Cómo voy a creerte lo que me dice? ¿Cómo dar fe, después de esto, a las palabras de una mujer? No conseguiré nunca sabré a qué atenerme. Hubiera preferido que me dijeses: "Es Santiago o es Juana..."

(Adaptado, a la época actual con el perdón de Guy)

lunes, 19 de diciembre de 2011

163: Me miró desde allí abajo: tenía los ojos de una prostituta jubilada que jamás había disfrutado su trabajo.

A media cuadra de mi casa, ufano frente a ella se pasea un can gruñón que me obliga a dar un rodeo para librar mis pantorrillas de sus colmillos. Miro a mi alrededor y solo veo desorden y mi cama vacía y la extraño, como extraño al can gruñón que desapareció sin dar explicaciones igual que lo hizo mi festejada.

Estamos hechos para los usos y las costumbres; nos acostumbramos aún a aquellas cosas que nos llenan de zozobra, miedo y terror; y con mayor razón a todas aquellas que nos han dispensado el usufructúo de su percepción y de sus cámaras.

Y buscamos llenar los lugares vacíos con nuevas experiencias y con el temor de nuevos abandonos somos más pródigos con las nuevas adquisiciones; cediendo aún en aquellas cosas que antaño éramos tan avaros y con eso simplemente seguimos tejiendo la trama en que caeremos días después.

Se dice que el elefante jamás olvida, pero que el copuchento podrá tropezar en la misma piedra muchas veces y así será hasta aquel momento en que comprendamos que el amor no consiste en ceder en todo, y por evitar discusiones simplemente dice: ¡Sí querida! ¡Sí mi amor! ¡Tú siempre tienes la razón!

Y ellas se vuelven locas de coraje, los ovarios se les revuelven en las tripas y su raciocinio se traba como manivela de máquina de coser y lo mandan a uno a la mierda. Pues lo que ellas ansían es una confrontación que las obligue a solucionar el intrilinguis en la cama.

Y no tener que ir a la cama como una obligación marital y fingir placer y sonreír con picardía y pedir el repete del copuchento que fue por la misma razón y no sabe ni entiende a su pareja.

Lo que quiero decir es que todavía muchos de ustedes no han comprendido esa canción que dice que después de la tormenta viene la calma y eso es algo que las féminas ansían con ansia sincopada en sus fueros internos y que no hay nada mejor que una trabazón dialéctica para ponerle sabor a una relación que se va por el caño.

El can volvió y ya no está gruñón; en cambio la gruñona…se perdió para siempre.

viernes, 16 de diciembre de 2011

162: Ella adoptó esa expresión dulce y tolerante que adoptan las madres que siguen el curso del Dr. Spock cuando su niñito acaba de mojar la cama por tercera vez en la noche.

Un admirador ponzoñoso me ha tendido una zancadilla, haciéndome la siguiente pregunta: ¿Pellizco de monja? ¿Carrillo de monja? Si la sor es bonita ¿será malo apartarla del monjil?

Es una pregunta que hasta el momento no tienen regocijo.

Y estoy en la encrucijada, pues si digo que sí, los beatos echarán el grito al infierno y si digo que no, los ateos me tacharán de diablo. ¿Entonces nos encontramos ante una igualdad con dos enigmas?

Pero si ustedes se hacen un breviario-análisis y ponen en un platillo el súmmum de sus creencias y en el otro el de sus apetitos y según el superávit, se encontrarán frente al muro de lo incomprensible y si ustedes no se comprenden ¿cómo esperan que yo sí?

Por lo tanto, me parece, que nadie está libre de la desgracia, y para evitarla mejor será que se mientan a sí mismos, de esta forma un platillo pesará más que el otro y así su consciencia y conciencia estarán tranquilas y podrán hacer lo que quieran sin ningún problema, si es que piensan coger; en cambio si no, me obligan a dedicaros estos versos de rancia educación:

Un joven gato y una gata experta
Pusiéronse a joder en una huerta,
Subiéronse a las ramas de un ciruelo
Que de tanto joder se vino al suelo.
Moraleja: Si quieres joder con la que amas,
Hazlo en seguida y no te andes por las ramas.

martes, 13 de diciembre de 2011

161: El amor sólo comienza a desarrollarse cuando amamos a quienes no necesitamos para nuestros fines personales.

Parece que todos o por lo menos la mayoría de las gentes necesitan la necesidad de autorrealizarse -que es una satisfacción personal- motivada por los sentimientos.
La necesidad de estima -reconocimiento del grupo- motivada por el orgullo
La necesidad de pertenencia -asimilación al grupo- motivada por la emulación
La necesidad de seguridad -cobijo, defensa, salud- motivada por el miedo
Las necesidades básicas -bebida, comida, descanso- motivada por la utilidad.

La necesidad de sentirse deseada, amada o acariciada es un talante habitual en el rinconcito oculto de toda mujer. Como vemos en la pirámide de Marlo una vez cubierta la necesidad de supervivencia física, la pertenencia a un guapo y el reconocimiento de éste son fundamentales en el ser sensible.

También el macho alfa necesita la aprobación y el respeto constante de su grupo, pero dispone de la “herramienta” para conseguirlo sin dificultad. Siéndole más difícil al resto de los galanes, que deben intentar ser más ocurrentes, más y más divertidos, más y más derrochadores o más capaces de “venderse” ante el mujerío.

Lo habitual es que en una pareja, cada uno disponga de varias “habilidades” que sean “útiles a ambos”, de manera que, en el lugar determinado, ella toma la iniciativa y el otro le sigue; confiando en su buen criterio y su experiencia espermatorreica.

En otras espermatorreadas, la situación se invierte. Cada “órgano” aporta sus recintos para el bienestar común de la convivencia orgasmada.

Hasta acá, todo va bien, la pareja es complementaria y ambos se necesitan porque de ese modo pueden conseguir sus objetivos comunes. Aunque el “equilibrio perfecto” es imposible, tampoco es necesario, porque encajará con que ambos asuman la sensación de ser útiles, sin detenerse a calcular los mililitros aportados.

En la pareja tradicional, los roles estaban muy remarcados: él se destripaba trabajando para satisfacer el materialismo requerido y ella aportaba las emociones de cada noche. Hoy en día, ya las cosas no son así, las cosas se han trasegado y solo se dedican a dar lo mejor de sí mismos en ambas “facetas”; esto refuerza a la pareja y mejora la “satisfacción” de ambos.

jueves, 8 de diciembre de 2011

160: ¿Charlie, imaginas que soy Loretta? -Claro que no –mentí- imagino que eres mi noviecita del secundario -Eres cruel y perverso- murmuró dichosa

Todos lo sabemos al dedillo que si se conversan antes las cosas, si se deja claro que las emociones no pueden ir de la mano, que no se debe esperar del otro nada más que sexo y solo sexo, y que nunca será una relación de pareja, no tiene por qué florecer ningún embarazo.

Si fuera así de fácil, seguramente todas estas amistades con derecho a frote darían al traste cuando la mujer se enamorara del hombre, pero ¿el hombre no se enamora? ¿No puede llegar a sentir un poco de esa cosa rara llamada amor?

Complejo limitar fechas o pronosticar cuántos polvos puedes echar con una amiga antes de complicarte o pretender algo más de la otra persona. En una pareja se habla mucho, siendo amigos también, ¿cómo apartas ambos conceptos cuando hay sexo de por medio? ¿Dónde está la barricada? Tu pareja tiene que ser tu amiga, eso ayuda a la mejor marcha de la relación. Ser amigo y no ser pareja, es un poco complicado.

Presumo que la gente que sea parco emocional y muy racional, lo tendrá mucho más fácil, siempre y cuando la otra parte de este asunto lo sea de igual manera. Porque si uno de ellos es menos frío, los sentimientos finalmente manaran. Y luego viene el final. ¿Podemos seguir siendo amigos? ¿Podremos tener sexo en el futuro y poder seguir siendo amigos?

El asuntechi es si te la quieres jugar, porque es posible que al final te quedes sin amiga y sin amante, pero también puede que encuentres ambas cosas al terminar dicho ciclo. Ser amigo a veces es difícil, y ser pareja casi siempre. Así que ser amigo y pareja, aunque sólo lo sea sexualmente, probablemente pueda provocar más de un relumbrón. Creo que es una situación altamente inestable, aunque no estoy muy seguro de por qué ha de ser así.

Si el sexo es sólo ocasional, quizá pueda llevarse como una excepción, y no representar un cambio en la relación de amistad, pero si se va haciendo más o menos habitual, supongo que uno de los dos acabará pidiendo un mayor compromiso.

Invariablemente he dicho que el sexo es lo que diferencia una pareja de una amistad, así que si dos amigos practican sexo juntos, ¿por qué debemos pensar que son pareja? ¿Qué se necesitaría para serlo? Si lo que falta es confesarlo en público, ¿los que lleven una relación de pareja en secreto dejan de ser pareja por ocultarlo? Yo creo que si hay cierto compromiso, aunque no sea reconocido por ellos mismos, entonces deberíamos hablar de una pareja, y dejarnos de juegos de palabras.

lunes, 5 de diciembre de 2011

159: «Si Vos llegáis a ser mía, voy a perderos, precisamente porque luego os poseeré, a Vos, a quien adoro.»

Puede que sea útil leer la frase otra vez. Lo que parece que Rousseau quiere decir es: el que se me entrega, por esto mismo ya no es apto para seguir siendo el ideal de mi amor.

Este concepto aparentemente intolerante es de uso corriente, en donde el amante, convencido de su pasión, asalta a su adorada para que le conceda su amor, y, tan pronto como ella se deja conquistar, la desprecia, pues una mujer decente nunca habría hecho «esto».

Jean-Paul Sartre define el amor como un intento vano de poseer una libertad como libertad. ¿Quién se contentaría con un amor que se diese como pura fidelidad a la fe jurada? ¿Quién aceptaría que le dijesen: «te amo, porque me he comprometido libremente a amarte y no quiero faltar a mi palabra; te amo por fidelidad a mí mismo»? De este modo, el amante pide el juramento y se irrita por el juramento.

«Pues el que quiere a alguien que no merece ser querido, no está en su cabal juicio» Defectos característicos como masoquismo, apego neurótico a una madre castradora, fascinación morbosa por lo de calidad inferior y otros motivos de esta especie serían las explicaciones del amor del hombre o de la mujer en cuestión y, por lo mismo, harían su amor insoportable Y así se descubre la mezquindad no sólo del ser amado, sino también del amante y hasta del mismo amor.

Lo más práctico, en definitiva, es enamorarse desesperadamente de una persona casada, de una estrella de cine o de una cantante de ópera, de alguien inalcanzable. De este modo, uno viaja lleno de esperanza sin llegar nunca. Y, además, se ahorra la desilusión de tener que comprobar que el otro a lo mejor está dispuesto a aceptar la relación, con lo que inmediatamente se convertiría en inatractivo.

La misma naturaleza de una tal relación sólo conduce a dos resultados posibles, y los dos son fatales: será un fracaso o un éxito. En el primer caso, hasta el «amante» más fervoroso acabará por abandonar la relación profundamente desengañado y amargado.

Si, en cambio, la empresa ha tenido éxito, el amado ya no necesita más empeño y por lo mismo la relación también se deshace, habiéndose agotado su sentido y motivo.

Nos dan ejemplo de ello las mujeres, casi siempre inteligentes, responsables y sacrificadas, con su propensión fatal a convertir, «por el poder de su amor», a los borrachos, jugadores o golpeadores de mujeres «en dechados de virtudes», mujeres que hasta el final responden a «más de la misma» conducta del hombre con «más del mismo» amor y disposición a ayudar. Por lo que hace a su potencial de desdichas, estas relaciones son casi perfectas, «pues aquí las dos personas se adaptan y ajustan mutuamente», como apenas parece ser posible en las relaciones positivas.

Sólo cuando tenemos el papel que precisamos, nos convertimos en «reales»; sin él estamos a merced de nuestros sueños que, como se sabe, son vanos.

El papel que él tiene que desempeñar para que yo sea «real», es el papel que él mismo quiere desempeñar para construir su propia «realidad». A primera vista, esto hace el efecto de un arreglo perfecto, ¿no es verdad?

El problema de muchas relaciones homosexuales está en que las personas en cuestión suspiran por relacionarse con uno que sea «realmente» hombre, pero, por desgracia, tienen que comprobar que también el otro «no es más que» un homosexual.

martes, 29 de noviembre de 2011

158: El otro día, así como al descuido le dije: -¿Y si nos matrimoniáramos?

Ella se enfrascó en la idea, y se iluminó como una luna llena y muy sobreexcitada menciono de pasada que esa idea no la dejaba dormir tranquila en los traseros días. Y en su fuero interno ella estaba persuadida que ese transepto sería lo mejor que le podría pasar.

Me dijo que provenía de una raza arraigada en definiciones y concepciones antiguas y que la familia para ella y los suyos era de jerarquía primordial.

Comenzó a enumerar a sus primas y primos casados, hermanos y hermanas que están recorriendo esa empedrada senda del talamo consagrado y administrado por el notario municipal.

Con lágrimas en los ojos me contó que tuvo que abandonar sus estudios universitarios, pero que ahora con esta futura relación, podría retornar a las aulas. Y tener un pequeño vehículo para ir a la universidad y ser envidiada por sus amigos. De pasada mencionó la hipoteca de la casa paterna y que por suerte el banco ha dispensado en largas cuotas y a plazos substanciales que me permitirían pagarlas sin tener sobresaltos en mi cuenta bancaria. Me dijo que por el momento no se pensase en hijos, pues una maestría en los Estados Unidos cerraría con broche de oro sus estudios y que con ese título podría aspirar a un puesto en la capital y que yo fácilmente podría visitarla cada quincena.

Tenía tantas ideas, planes para su éxito profesional, ganar fama e incrementar admiradores, que me abrumo y me sentí tan pequeñito, tan chiquitito al lado de ella y mientras hablaba se hacía tan inmensa como un globo aerostático y yo tan pequeño como un mosquito en la entrepierna, que me vi obligado a renunciar a ella, pues solo sería un estorbo para su flatulenta fantasía.

sábado, 26 de noviembre de 2011

157: -A mí me previnieron contra ti. ¿Pero nadie te previno contra mí?

En mi vitrina de las ciencias y los artes encontré un libraco donde muestra una serie de extravagancias femeniles que saben auxiliar en el intento de fascinarlas a través de medios externos y que las arrastran gateando al lecho fornicador.

Y las susodichas extravagancias son las siguientes:

Qué algunas se excitan al oler flores (antolagnia), y para ello deberé llenar mi casa de floristería; cuando volvamos de ir a bailar (choreofilia), llenando mi salita de peluches, pues también se excitan al jugar con muñecos (androidismo) y si me someto completamente a ella (catafilico) y monopolizo un lenguaje soez (coprolalia), ella estará caminando hacia el éxtasis.

Llenare la casa de perros y gatos pues se excitan al tocar pieles de animales (dorafilia) Y tendré que sacarme los pantalones pues se excitan al ver el vello (hirsutofilia) y al verme alto (acrofilia) y ver mi dentadura perfecta (gomfipotismo) y también se excitará al ver mi gustito al fumar (capnolagnia), y me daré modos para que se sienta un poco corrompida (automisofilia)

Después tendré que sacarla al patio para que siga mirando y oliendo flores, acariciando animales y sufrir de la exposición al sol (actirastia) y con calorcito de este tiempo le diré que la bañera está lista y ella al pensar en tener sexo en la bañera (alveofilia) se excitará más.

Será en este momento cuando le plantare en la boca besos profundos (basoexia) y le hablare de sexo (erotolalia)…

Pues no quiero pensar cómo florecerá cuando yo la arrulle…

martes, 22 de noviembre de 2011

156: ¿Aquí y ahora? -Chillé, mirándola con pánico, como una monja embarazada

María del Pilar y Luis Fernando se están casando el próximo viernes así me lo comunico el hermano de ella. Y yo pregunte: -¿Por qué se casan?


Me dijo que ambos están muy enamorados, se llevan bien, se comprenden y se entienden a las mil maravillas.


Quede muy sorprendido, si su relación es perfecta ¿Por qué arruinarla casándose?


Historia de dos amantes:
-¿Querido, está por ahí el abridor de latas?
-(…)
-¡Mi amor! ¿Me lo traes, plis?
-(…)
-¡Eres mi sol!
-(…)
Muac…


Historia de un matrimonio:
-¡Qué es qué nunca el abridor de latas está en su sitio! ¡¡¡Lucas!!! ¡Tráelo!
-(…)
-¡Me importa un pepino lo que estás haciendo!
-(…)
- ¡Yo lo necesito, ahora!
-(…)
-¡¡Apártate!!


Cuando estamos apareados –sin papelito por medio- siempre seremos gentiles y cariñosos, por temor que él o ella nos deje…

sábado, 19 de noviembre de 2011

155: Ves a una mujer. La deseas. Nada importa sino vencerla, y no comes, ni duermes hasta que lo has conseguido. Este era mi estado de ánimo…

A todos nos disgusta que las cosas no salgan como hemos planeado. ¿Planeado? ¡Ah carajo! ¿Planeado dije? Planeado viene de plan e implica planificación. Dicho en lenguaje vernacular, para conquistarla tendré que hacer un análisis somero de sus antiguos novios: su indiosincracia, sus gustos y modus operandi y su habla cotidiana.


Ello me obligara a actuar en una forma tal que la impresione y vea en mí aquello que los otros no tenían. Para que ello suceda tendré que recalcar algunos conceptos muy propios de mí, en otros tendré que fingir.


¿Cuál es mi alcance en el fingimiento? He aquí el problema –conociéndome como me conozco- ya sé que por una cara bonita uno podrá hacer tripas corazón, pero, ¿cuánto tiempo podré aguantar fingiendo? Por otra parte, ¿qué sucedería si termino enamorado? ¿Qué hare con el fingimiento?


En vista de lo anterior, mande al diablo, el plan, y la planificación. Y solo me arme de entusiasmo, si resulta ¡bien! Y si no cae, daré la media vuelta y me iré con el sol cuando muere la tarde.


Y volveré al día siguiente….

martes, 15 de noviembre de 2011

154: Querido y respetado por todos aquellos que lo conocen superficialmente

Cuando el intercambio de fluidos resulta excelente y empezamos a vernos con más frecuencia, porque estamos a gusto, ella nos arrebata, paga las cuentas y no le interesa mi estado civil; empiezo a plantearme si tengo por delante una relación de pareja o será solo una aventura de unos días.

No se cómo bosquejar o qué nos puede dar información sobre cómo nos ira con esa persona en el futuro. No hay ningún utensilio que nos demuestre, nos de pistas de cómo nos va a ir.

Si hay comunicación y somos coadjutores, es un buen punto de apoyo. Si participas de sus cosas y estas al tanto de sus amistades, es un hándicap más a favor a que pases más tiempo con ellos y que no te aburras.

Si termináis de estar juntos por la tarde y ya quedáis concibiendo que será lo próximo que crearéis, es que permanecéis a gusto el uno con el otro. Si ella hace planes de futuro para compartir contigo, como puede ser planear un viaje o pasar la navidad juntos; significa que la has enloquecido con tus encantos.

Cuando sales a pataperrear por las calles o no haces nada en la casa, y ella se interesa por tus gustos, te pregunta qué te apetece, no impone sus gustos y apetencias. Se preocupa por tu bienestar; ello implica precaución.

Si imagina exhibir a su familia es que busca cierto estado de compromiso. Aunque no funciona en todo el mundo -la mayoría no metemos en la familia aburrimientos para un rato- solo queremos que nuestra parentela, conozcan a una persona si sabemos que ella no va a estar bastante tiempo.

Si pasa de un extremo a otro su orden de preferencia y tú en ese inventario estas el primero. Todo lo que para esa persona poseía una supremacía máxima en esta subsistencia, ha resultado estancada a ti. Tú eres transcendental para ella.

Todas estas microscópicas anuncian que en el día a día te forjan especular que esa persona con quien estas conllevando tu subsistencia, te disfruta en cálculo, y pretende estar contigo y forja políticas a futuro. Te lisonjea, te escribe cosas bonitas incluso cuando tienes un mal aliento o no te has bañado ni afeitado.

Es este el momento más crucial de tu vida y es el momento de ponerte a pensar seriamente que si continuas actuando como si nada pasara podrías en el futuro arrepentirte por no haber actuado de la manera como no actuaste.

sábado, 12 de noviembre de 2011

153: Que todo lo que ansiaba de mí, ya lo tenía, y que todo lo que era capaz de darme, ya me lo había dado

El amor materno, inculca en el niño el amor a la vida, y no sólo el deseo de conservarse vivo. La misma idea se expresa en otro simbolismo bíblico. La tierra prometida (la tierra es siempre un símbolo materno) se describe como «plena de leche y miel». La leche es el símbolo del primer aspecto del amor, el de cuidado y afirmación. La miel simboliza la dulzura de la vida, el amor por ella y la felicidad de estar vivo.

La mayoría de las madres son capaces de dar «leche», pero sólo unas pocas pueden dar «miel» también. Para estar en condiciones de dar miel, una madre debe ser no sólo una «buena madre», sino una mujer feliz -y no son muchas las que logran alcanzar esa meta-.

El amor de la madre a la vida es tan contagioso como su ansiedad. Ambas actitudes ejercen un profundo efecto sobre la personalidad total del niño; evidentemente, es posible distinguir, entre los niños -y los adultos- los que sólo recibieron «leche» y los que recibieron «leche y miel».

En contraste con el amor fraternal y el erótico, que se dan entre iguales, la relación entre madre e hijo es, por su misma naturaleza, de desigualdad, en la que uno necesita toda la ayuda y la otra la proporciona. Y es precisamente por su carácter altruista y generoso que el amor materno ha sido considerado la forma más elevada de amor, y el más sagrado de todos los vínculos emocionales. Parece, sin embargo, que la verdadera realización del amor materno no está en el amor de la madre al pequeño bebé, sino en su amor por el niño que crece.

Pero cualquiera sea la gravitación de ese factor, también existen factores psicológicos específicamente humanos que determinan este tipo de amor maternal. Cabe encontrar uno de ellos en el elemento narcisista del amor materno. En la medida en que sigue sintiendo al niño como una parte suya, el amor y la infatuación pueden satisfacer su narcisismo.

Otra motivación radica en el deseo de poder o de posesión de la madre. El niño, desvalido y sometido por entero a su voluntad, constituye un objeto natural de satisfacción para una mujer dominante y posesiva.

Pero el niño debe crecer. Debe emerger del vientre materno, del pecho de la madre; eventualmente, debe convertirse en un ser humano completamente separado. La esencia misma del amor materno es cuidar de que el niño crezca, y esto significa desear que el niño se separe de ella. Ahí radica la diferencia básica con respecto al amor erótico. En este último, dos seres que estaban separados se convierten en uno solo. En el amor materno, dos seres que estaban unidos se separan.

La madre debe no sólo tolerar, sino también desear y alentar la separación del niño. Sólo en esa etapa el amor materno se convierte en una tarea sumamente difícil, que requiere generosidad y capacidad de dar todo sin desear nada salvo la felicidad del ser amado.

También es en esa etapa donde muchas madres fracasan en su tarea de amor materno. La mujer narcisista, dominadora y posesiva puede llegar a ser una madre «amante» mientras el niño es pequeño. Sólo la mujer que realmente ama, «la mujer que es más feliz dando que tomando», que está firmemente arraigada en su propia existencia, puede ser una madre amante cuando el niño está en el proceso de la separación.

El amor maternal por el niño que crece, amor que no desea nada para sí, es quizá la forma de amor más difícil de lograr, y la más engañosa, a causa de la facilidad con que una madre puede amar a su pequeño. Pero, precisamente debido a dicha dificultad, una mujer sólo puede ser una madre verdaderamente amante si puede amar; si puede amar a su esposo, a otros niños, a los extraños, a todos los seres humanos.

«La mujer que no es capaz de amar en ese sentido, puede ser una madre afectuosa mientras su hijo es pequeño, pero no será una madre amante, y la prueba de ello es la voluntad de aceptar la separación -y aun después de la separación seguir amando»

lunes, 7 de noviembre de 2011

152: Dicen, que le dicen:

BUGS BUNNY: todo el día con la zanahoria en la boca

BUJIA DE MADERA: porque no tiene chispa para nada

CABALLITO DE MAR: porque se cree un potro y es un pescado

CABEZA DE CLAVO: porque no tiene un poquito de seso

CARBURADOR DE MOTOSIERRA: porque en cualquier posición chupa.

CADENA DE BICICLETA: solo si la ponen, funciona

CAJA DE CARTON: la aprietas un poco y se abre toda

CANCHA DE GOLF: porque le hacen el hoyo todos los días

CAÑO DE MICROBUS: la manosean todos

CAPA DE OZONO: cada día tiene el agujero más grande

CARACOL MUERTO: porque terminó con el bicho adentro

CARACOL: porque es cornudo, arrastrado y baboso

CARBON: negro, amorfo y para lo único que sirve es para calentarse

CARBON: si no te quema, te ensucia

CARNICERO NOVATO: le tiene miedo al tajo

CARPA DE CIRCO: no hay terreno baldío donde no la hayan clavado

CARPINTERO DEL OESTE: se la pasa haciendo diligencias

CARRETA: porque jala con cualquier buey

CARRITO DE HOTDOGS: le hace falta un baño

CASA RODANTE: cualquier en automóvil se la lleva

CASCARA DE BANANA: nadie la quiere pisar

CHANCLETA: porque no sirve para ningún deporte

ESCOBA: porque la apoyan en cualquier pared

ESCOMBRO: donde está molesta

ESTACA DE CIRCO: porque la clavan en cualquier lote baldío

ESTRIBO: porque lo único que hace es meter la pata

ESTUFA A LEÑA: porque funciona cuando le ponen un tronco

ETIQUETA: por estar pegado a una botella

FACTURA: se entrega a quien le paga

FARMACIA DE TURNO: porque la buscan de noche

sábado, 5 de noviembre de 2011

151: Ella sintió que un estremecimiento le recorría el cuerpo y una extraña sensación, como si flotara en el aire

El amor fraterno es amor entre hermanos; el amor materno es amor por el desvalido. Diferentes como son entre sí, tienen en común el hecho de que, por su misma naturaleza, no están restringidos a una sola persona. Si amo a mi hermano, amo a todos mis hermanos; si amo a mi hijo, amo a todos mis hijos; no, más aún, amo a todos los niños, a todos los que necesitan mi ayuda.

En contraste con ambos tipos de amor está el amor erótico: el anhelo de fusión completa, de unión con una única otra persona. Por su propia naturaleza, es exclusivo y no universal; es también, quizá, la forma de amor más engañosa que existe.

En primer lugar, se lo confunde fácilmente con la experiencia explosiva de «enamorarse», el súbito derrumbe de las barreras que existían hasta ese momento entre dos desconocidos. Pero, como señalamos antes, tal experiencia de repentina intimidad es, por su convertido en una persona íntimamente conocida, ya no hay más barreras que superar, ningún súbito acercamiento que lograr. Se llega a conocer a la persona «amada» tan bien como a uno mismo. O, quizá, sería mejor decir tan poco.

Si la experiencia de la otra persona fuera más profunda, si se pudiera experimentar la infinitud de su personalidad, nunca nos resultaría tan familiar -y el milagro de salvar las barreras podría renovarse a diario-. Pero para la mayoría de la gente, su propia persona, tanto como las otras, resulta rápidamente explorada y agotada. Para ellos, la intimidad se establece principalmente a través del contacto sexual. Puesto que experimentan la separatidad de la otra persona fundamentalmente como separatidad física, la unión física significa superar la separatidad.

Existen, además, otros factores que para mucha gente significan una superación de la separatidad. Hablar de la propia vida, de las esperanzas y angustias, mostrar los propios aspectos infantiles, establecer un interés común frente al mundo -se consideran formas de salvar la separatidad-. Aun la exhibición de enojo, odio, de la absoluta falta de inhibición, se consideran pruebas de intimidad, y ello puede explicar la atracción pervertida que sienten los integrantes de muchos matrimonios que sólo parecen íntimos cuando están en la cama o cuando dan rienda suelta a su odio y a su rabia recíprocos.

Pero la intimidad de este tipo tiende a disminuir cada vez más a medida que transcurre el tiempo. El resultado es que se trata de encontrar amor en la relación con otra persona, con un nuevo desconocido. Este se transforma nuevamente en una persona «íntima», la experiencia de enamorarse vuelve a ser estimulante e intensa, para tornarse otra vez menos y menos intensa, y concluye en el deseo de una nueva conquista, un nuevo amor -siempre con la ilusión de que el nuevo amor será distinto de los anteriores-. El carácter engañoso del deseo sexual contribuye al mantenimiento de tales ilusiones.

El deseo sexual tiende a la fusión -y no es en modo alguno sólo un apetito físico, el alivio de una tensión penosa-. Pero el deseo sexual puede ser estimulado por la angustia de la soledad, por el deseo de conquistar o de ser conquistado, por la vanidad, por el deseo de herir y aun de destruir, tanto como por el amor. Parecería que cualquier emoción intensa, el amor entre otras, puede estimular y fundirse con el deseo sexual.

Como la mayoría de la gente une el deseo sexual a la idea del amor, con facilidad incurre en el error de creer que se ama cuando se desea físicamente. El amor puede inspirar el deseo de la unión sexual; en tal caso, la relación física se halla libre de avidez, del deseo de conquistar o ser conquistado, pero está fundido con la ternura. Si el deseo de unión física no está estimulado por el amor, si el amor erótico no es a la vez fraterno, jamás conduce a la unión salvo en un sentido orgiástico y transitorio.

jueves, 3 de noviembre de 2011

150: Según como hable y mire una mujer a un hombre, se puede decir lo que hay o ha habido entre los dos…

La atracción sexual crea, por un momento, la ilusión de la unión, pero, sin amor, tal «unión» deja a los desconocidos tan separados como antes -a veces los hace avergonzarse el uno del otro, o aun odiarse recíprocamente, porque, cuando la ilusión se desvanece, sienten su separación más agudamente que antes-.

La ternura no es en modo alguno, una sublimación del instinto sexual; es el producto directo del amor fraterno, y existe tanto en las formas físicas del amor, como en las no físicas.

En el amor erótico hay una exclusividad que falta en el amor fraterno y en el materno. La exclusividad del amor erótico suele interpretarse erróneamente como una relación posesiva.

Es frecuente encontrar dos personas «enamoradas» la una de la otra que no sienten amor por nadie más. Su amor es, en realidad, un egotismo a dos; son dos seres que se identifican el uno con el otro, y que resuelven el problema de la separatidad convirtiendo al individuo aislado en dos. Tienen la vivencia de superar la separatidad, pero, puesto que están separados del resto de la humanidad, siguen estándolo entre sí y enajenados de sí mismos; su experiencia de unión no es más que ilusión.

El amor erótico es exclusivo, pero ama en la otra persona a toda la humanidad, a todo lo que vive. Es exclusivo sólo en el sentido de que puedo fundirme plena e intensamente con una sola persona.

El amor erótico excluye el amor por los demás sólo en el sentido de la fusión erótica, de un compromiso total en todos los aspectos de la vida -pero no en el sentido de un amor fraterno profundo-. El amor erótico, si es amor, tiene una premisa. Amar desde la esencia del ser -y vivenciar a la otra persona en la esencia de su ser-.

En esencia, todos los seres humanos son idénticos. Somos todos parte de Uno; somos Uno. Siendo así, no debería importar a quién amamos. El amor debe ser esencialmente un acto de la voluntad, de decisión de dedicar toda nuestra vida a la de la otra persona. Ese es, sin duda, el razonamiento que sustenta la idea de la indisolubilidad del matrimonio.

Amar a alguien no es meramente un sentimiento poderoso -es una decisión, es un juicio, es una promesa-. Si el amor no fuera más que un sentimiento, no existirían bases para la promesa de amarse eternamente. Un sentimiento comienza y puede desaparecer. ¿Cómo puedo yo juzgar que durará eternamente, si mi acto no implica juicio y decisión? Tomando en cuenta esos puntos de vista, cabe llegar a la conclusión de que el amor es exclusivamente un acto de la voluntad y un compromiso, y de que, por lo tanto, en esencia no importa demasiado quiénes son las dos personas.

Todos somos Uno; no obstante, cada uno de nosotros es una entidad única e irrepetible. Idéntica paradoja se repite en nuestras relaciones con los otros. En la medida en que todos somos uno, podemos amar a todos de la misma manera, en el sentido del amor fraternal. Pero en la medida en que todos también somos diferentes, el amor erótico requiere ciertos elementos específicos y altamente individuales que existen entre algunos seres, pero no entre todos.

Ambos puntos de vista, entonces, el del amor erótico como una atracción completamente individual, única entre dos personas específicas, y el de que el amor erótico no es otra cosa que un acto de la voluntad, son verdaderos -o, como sería quizá más exacto, la verdad no es lo uno ni lo otro-. De ahí que la idea de una relación que puede disolverse fácilmente si no resulta exitosa es tan errónea como la idea de que tal relación no debe disolverse bajo ninguna circunstancia.

lunes, 31 de octubre de 2011

149: Ya sé que ahora no puedes disponer de las noches, pero todavía vivo en el mismo sitio y tú sabías cómo llegar hasta mí por las mañanas…

Una forma de pseudo amor, y que suele experimentarse como el «gran amor», es el amor idolátrico. Si una persona no ha alcanzado el nivel correspondiente a una sensación de identidad, de su yo, arraigada en el desarrollo productivo de sus propios poderes, tiende a «idolatrar» a la persona amada. Está enajenada de sus propios poderes y los proyecta en la persona amada, a quien adora como al summum bonum, portadora de todo amor, toda luz y toda dicha. En ese proceso, se priva de toda sensación de fuerza, se pierde a sí misma en la persona amada, en lugar de encontrarse.

Puesto que usualmente ninguna persona puede, a la larga, responder a las expectativas de su adorador, inevitablemente se produce una desilusión, y para remediarla se busca un nuevo ídolo, a veces en una sucesión interminable.

Lo característico de este tipo de amor es, al comienzo, lo intenso y precipitado de intercambio de fluidos. El amor idolátrico suele describirse como el verdadero y grande amor; pero, si bien se pretende que personifique la intensidad y la profundidad del amor, sólo muestra el vacío y la desesperación del idólatra.



Otra forma de pseudoamor es lo que cabe llamar «amor sentimental». Su esencia consiste en que el amor sólo se experimenta en la fantasía y no en el aquí y ahora de la relación con otra persona real. La forma más común de tal tipo de amor es la que se encuentra en la gratificación amorosa substitutiva que experimenta el consumidor de películas, novelas románticas y canciones de amor.

Todos los deseos insatisfechos de amor, unión e intimidad hallan satisfacción en el consumo de tales productos. «Un hombre y una mujer que, en su relación como esposos, son incapaces de atravesar el muro de separatidad, se conmueven hasta las lágrimas cuando comparten el amor feliz o desgraciado de una pareja en la pantalla». Para muchos matrimonios, ésa constituye la única ocasión en la que experimentan amor -no el uno por el otro, sino juntos, como espectadores del «amor» de otros seres-. En tanto el amor sea una fantasía, pueden participar; en cuanto desciende a la realidad de la relación entre dos seres reales, se congelan.



Otro aspecto del amor sentimental es la «abstractivo» del amor en términos de tiempo. Una pareja puede sentirse hondamente conmovida por los recuerdos de su pasado amoroso, aunque no haya experimentado amor alguno cuando ese pasado era presente, o por las fantasías de su amor futuro. ¿Cuántas parejas comprometidas o recién casadas sueñan con una dicha amorosa que se hará realidad en el futuro, pese a que en el momento en que viven han comenzado ya a aburrirse mutuamente? Esa tendencia coincide con una característica actitud general del hombre moderno.

Ese vive en el pasado o en el futuro, pero no en el presente. Recuerda sentimentalmente su infancia y a su madre -o hace planes de felicidad futura-. Sea que el amor se experimente substitutivamente, participando en las experiencias ficticias de los demás, o que se traslade del presente al pasado o al futuro, tal forma abstracta y enajenada del amor sirve como opio que alivia el dolor de la realidad, la soledad y la separación del individuo.



Otra forma de «amor neurótico» consiste en el uso de mecanismos proyectivos a fin de evadirse de los problemas propios y concentrarse, en cambio, en los defectos y flaquezas de la persona «amada».

Los individuos se comportan en ese sentido de manera muy similar a los grupos, naciones o religiones. Son muy sutiles para captar hasta los menores defectos de la otra persona y viven felices ignorando los propios, siempre ocupados tratando de acusar o reformar a la otra persona. Si dos personas lo hacen -como suele ocurrir-, la relación amorosa se convierte en una proyección recíproca.

Si soy dominador o indeciso, o ávido, acuso de ello a mi pareja y, según mi carácter, trato de corregirla o de castigarla. La otra persona hace lo mismo y ambas consiguen así dejar de lado sus propios problemas y, por lo tanto, no dan los pasos necesarios para el progreso de su propia evolución.



Otra forma de proyección es la de los propios problemas en los niños. En primer término, tal proyección aparece con cierta frecuencia en el «deseo de tener hijos»

En tales casos, ese deseo está principalmente determinado por la proyección del propio problema de la existencia en el de los hijos. Cuando una persona siente que no ha podido dar sentido a su propia vida, trata de dárselo en función de la vida de sus hijos. Pero está destinada a fracasar consigo misma y para los hijos. Lo primero, porque cada uno puede sólo resolver por sí mismo y no por poder el problema de la existencia; lo segundo, porque carece de las cualidades que se necesitan para guiar a los hijos en su propia búsqueda de una respuesta.



Los hijos también sirven finalidades proyectivas cuando surge el problema de disolver un matrimonio desgraciado. El argumento común de los padres en tal situación es que no pueden separarse para no privar a los hijos de las ventajas de un hogar unido. Cualquier estudio detallado demostraría, empero, que la atmósfera de tensión e infelicidad dentro de la «familia unida» es más nociva para los niños que una ruptura franca, que les enseña, por lo menos, que el hombre es capaz de poner fin a una situación intolerable por medio de una decisión valiente



Debemos mencionar aquí otro error muy frecuente: la ilusión de que el amor significa necesariamente «la ausencia de conflicto». Así como la gente cree que el dolor y la tristeza deben evitarse en todas las circunstancias, supone también que el amor significa la ausencia de todo conflicto. Y encuentran buenos argumentos en favor de esa idea en el hecho de que las disputas que observan a diario no son otra cosa que intercambios destructivos que no producen bien alguno a ninguno de los interesados.

Pero el motivo de ello está en el hecho de que los «conflictos» de la mayoría de la gente constituyen, en realidad, intentos de evitar los verdaderos conflictos reales.

Son desacuerdos sobre asuntos secundarios o superficiales que, por su misma índole, no contribuyen a aclarar ni a solucionar nada. Los conflictos reales entre dos personas, los que no sirven para ocultar o proyectar, sino que se experimentan en un nivel profundo de la realidad interior a la que pertenecen, no son destructivos.
Contribuyen a aclarar, producen una catarsis de la que ambas personas emergen con más conocimiento y mayor fuerza. Y eso nos lleva a destacar algo que ya dijimos antes.



El amor sólo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de sus existencias, por lo tanto, cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma desde el centro de su existencia. Sólo en esa «experiencia central» está la realidad humana, sólo allí hay vida, sólo allí está la base del amor.

Experimentado en esa forma, el amor es un desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer, trabajar juntos; que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario con respecto al hecho fundamental de que dos seres se experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo y no al huir de sí mismos.

Sólo hay una prueba de la presencia de amor: la hondura de la relación y la vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es por tales frutos por los que se reconoce al amor.

viernes, 28 de octubre de 2011

148: Después del no; pensó en su propia torpeza, diciéndose que debía haberlo conocido mejor

¿Qué es dar? El error más común consiste en suponer que dar significa «renunciar» a algo, privarse de algo, sacrificarse. La persona cuyo carácter no se ha desarrollado más allá de la etapa correspondiente a la disposición recibidora, experimenta de esa manera el acto de dar.

El carácter mercantil está dispuesto a dar, pero sólo a cambio de recibir; para ella, dar sin recibir significa un robo.

Algunos hacen del dar una virtud, en el sentido de un sacrificio. Sienten que, puesto que es doloroso, se debe dar, y creen que la virtud de dar está en el acto mismo de aceptación del sacrificio.

Para el carácter productivo, dar posee un significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de fortaleza. En el acto mismo de dar, experimento mi fuerza, mi riqueza, mi poder. Tal experiencia de vitalidad y potencia engrandecida me llena de dicha. Me experimento a mí mismo como desbordante, pródigo, vivo, y, por tanto, dichoso.

Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad. Encontramos el ejemplo más elemental en la esfera del sexo. La culminación de la función sexual masculina radica en el acto de dar; el hombre se da a sí mismo, da su órgano sexual, a la mujer. En el momento del orgasmo, le da su semen. No puede dejar de darlo si es potente. Si no puede dar, es impotente.

El proceso no es diferente en la mujer, si bien algo más complejo. También ella se da; permite el acceso al núcleo de su feminidad; en el acto de recibir, ella da. Si es incapaz de ese dar, si sólo puede recibir, es frígida. En su caso, el acto de dar vuelve a producirse, no en su función de amante, sino como madre. Ella se da al niño que crece en su interior, le da su leche cuando nace, le da el calor de su cuerpo. No dar le resultaría doloroso.

En la esfera de las cosas materiales, dar significa ser rico. No es rico el que tiene mucho, sino el que da mucho. El avaro que se preocupa angustiosamente por la posible pérdida de algo es, desde el punto de vista psicológico, un hombre indigente, empobrecido, por mucho que posea.

Quien es capaz de dar de sí es rico. Siéntese a sí mismo como alguien que puede entregar a los demás algo de sí. Sólo un individuo privado de todo lo que está más allá de las necesidades elementales para la subsistencia sería incapaz de gozar con el acto de dar cosas materiales.

Amar es dar, sin esperar nada a cambio.

martes, 25 de octubre de 2011

147: Ella vive enamorada de la idea de enamorarse

Todas están sedientas de amor; miran y remiran innumerables películas basadas en historias de amores felices y desgraciados, escuchan canciones frívolas que hablan del amor.

Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste primordialmente en ser amado. De ahí que para ellos el problema radica en encontrar el que alguien los ame.

Para alcanzar ese final, siguen varias autopistas. Uno de ellos, esgrimido en especial por los cojonudos, es tener éxito, ser tan rico como lo permita el status social en el que se despliegan. Otro, utilizado por las féminas, consiste en adicionar atractivos, por medio del cirujano, y el mostrar mostrando cuanto lo permita la ropa. Coexisten otras maneras de hacerse atractivo, que utilizan tanto los copuchentos, como ellas, y gravita en frecuentar locales de diversión de moda.

Mostrar conductas agradables y conversación interesante. Revelarse siempre útil. Agresivo o inofensivo, según las circunstancias. Fingir estar siempre alegre, dejar ver que posee un carácter optimista y anunciarse dueño de sí mismo. En realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de popularidad y sex-appeal.


Toda nuestra cultura está sentada en el deseo de adquirir, en la idea de un intercambio mutuamente favorable. La felicidad de la persona del siglo veintiunico consiste en la excitación de comprar todo lo que pueda-ya sea al contado o a crédito- Ellos y ellas consideran a la gente en una forma similar. Una fémina o un cojonudo atractivos son las recompensas que se quiere conseguir.

Ella quiere hacer un buen matrimonio: por lo tanto el objeto debe ser deseable desde el punto de vista de su valor social y, al mismo tiempo, debo resultarle deseable. De ese modo, dos personas se enamoran cuando perciben que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado.

En nuestra cultura en la que prevalece la orientación mercantil y en la que el éxito material constituye el valor predominante, no hay en realidad motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas sigan el mismo esquema de intercambio que gobierna el mercado de tomates y berenjenas.

Y todas y todos están convencidos que no hay nada que aprender sobre el amor, y ellos creen qué sólo es una emoción que hay que saberla canalizarla y no comprenden que el primer traspié radica en la confusión entre la experiencia inicial «del enamorarse» y la situación permanente de estar enamorado, o, mejor dicho, de «permanecer enamorado».

Si dos personas que son desconocidas la una para la otra (como lo somos todos), dejan caer de pronto la pared que las separa, y se sienten contiguas, se convierten en uno, ese momento de unidad constituye uno de los más estimulantes y excitantes de la vida. Y resulta aún más maravilloso y milagroso para aquellas personas que han vivido encerradas, aisladas, sin amor.

Ese milagro de súbita intimidad suele verse facilitado si se combina o inicia con la atracción sexual y su polvacho por medio. Sin embargo, tal tipo de amor es, por su misma naturaleza, poco perdurable. Las dos personas llegan a conocerse bien, su intimidad pierde cada vez más su carácter estupendo, hasta que sus discrepancias, sus desencantos, su aburrimiento mutuo, terminan por electrocutar lo que pueda quedar del ardor preliminar.

No obstante, al comienzo no saben todo esto: en realidad, consideran el ardor del apasionamiento, ese estar «locos el uno por el otro», como una prueba de la magnitud de su amor, -cuando sólo muestra el grado de su soledad anterior-.

Esa actitud -que no hay nada más fácil que amar- sigue siendo la idea prevaleciente sobre el amor, -a pesar de las abrumadoras pruebas-de lo contrario.

Prácticamente no existe ninguna otra actividad o empresa que se inicie con tan tremendas esperanzas y expectaciones, y que, no obstante, fracase tan a menudo como el amor. Si ello ocurriera con cualquier otra actividad lucrativa, los socios estarían ansiosos por conocer los motivos del fracaso y por corregir sus errores -o renunciar a la actividad comercial-. Puesto que lo último es imposible en el caso del amor, sólo parece haber una forma adecuada de superar el fracaso del amor, y es -examinar las causas de tal fracaso- y estudiar el significado del amor.

El primer tranco a dar es tomar conciencia de que el amor es un arte. Si deseamos aprender a amar debemos proceder en la misma forma en que lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte, como la música, la pintura, la carpintería o cocinar.

De esta manera sucinta empezamos la serie que la electrizara de medio cuerpo para abajo y también para arriba. Acá aprenderá a prender la mecha del amor…

jueves, 20 de octubre de 2011

146: La pasión empieza allí donde termina el razonamiento y la lógica.

Desde hace perpetuidades, los copuchentos ha tratado de delimitar y comprender las hondonadas de la expedición del amor. Constamos la proporción del amor intrínseco de una mujer. Observamos un apego por la naturaleza. Profesamos cordialidad por las cosas que nos engrosan. Apreciamos afección por la vecina y sus hijos. Nos hemos contemplado envueltos en la adhesión por la subsistencia misma. Todas éstas son distintas formas de amor y, sin embargo, todas ellas son lo mismo de una manera gastada e impalpable.

Un chorro de persistencia une todas las formas de amor, de modo que las desemparejadas se basan más en el cuerpo amado y en la característica de la pasión misma que en la naturaleza primordial.

Estamos al corriente que cuando una persona siente pasión por otra es capaz de sentir pasión por otras, ya que la cúspide del amor se halla generoso. Cuando un cojonudo siente un gran amor por la vida, es capaz de amar todas las cosas..., ¡pues amar algo es el fundamento para amarlo todo!

La definición contemporánea del amor puede ser confusa. A veces, confundimos la pasión con la pasión porque malinterpretamos la diferencia entre el impulso sexual y la emoción. La pasión excita la personalidad. El amor encumbra el brío. La pasión es poder. La pasión es el único poder que puede vencer a la pasión.

Cuando las personas sólo se relacionan por medio de la pasión, consiguen percatarse de un encadenamiento impalpable de emociones, lanzando al viento todo sentido ético y toda conciencia.

La amistad es mucho menos excitante, pero disfruta un importe inconmensurablemente mayor, porque su particularidad es una serena fuerza de sustentación que se alimenta del alma, llenando y suavizando los lugares vacíos del bolsillo, aportando al allegado de un sentido de plenitud.

Se ha mencionado que «el tiempo cura todas las heridas». Esto no es obligatoriamente indiscutible, ya que muchas personas se pasan años meditando sobre sus descalabradas transitadas.

El poder de la pasión es incuestionablemente el mayor poder existente sobre la tierra. Cuando buscamos las razones de la existencia, a veces forzamos a nuestro intelecto para comprender el lugar que ocupamos en el vecindario. Pero sólo necesitamos experimentar amor para apreciar completamente la ardua empresa.


La pasión mantiene el vigor y nutre la voluntad. La pasión es la diferencia que existe entre una nota musical y escuchar la música. Produce una gratitud por la vida que emana del mismo núcleo del alma del individuo, floreciendo en la sensación de que todo va a ir bien y nadie se va a enterar.

Como quiera que la gente trata de simplificar los sentimientos, han llegado a creer que la pasión y el odio son dos ideas opuestas, o dos caras de la misma moneda. Sin embargo, los copuchentos cuyo corazón está lleno de pasión son incapaces de odiar. Y aquellas cuyo corazón está lleno de odio ni siquiera conocen la existencia de la pasión.

En lugar de que la pasión y el odio sean opuestos entre sí, lo cierto es que son tan diferentes que no podemos hallar la esencia de ambos en un mismo individuo.

La pasión es lo que hace que todas se acoplen. No resulta fácil verbalizar su verdadero significado. Se podría comparar con una luz que brilla en el interior de la semilla, que proporciona calor e inspiración divina a todos aquellas que sean capaces de percibir su esencia.

La pasión tiene en sí mismo la capacidad de completar el rompecabezas de la vida, solventar los enigmas de la mente y dar sentido a experiencias aparentemente inconexas. Es la única fuerza capaz de armonizar al ser humano consigo mismo.

Cuando un ser humano alcanza una armoniosa comprensión de sí mismo, tiene
tendencia a crecer más en armonía con todo la pasión existente en el mundo. Puede entonces iniciar el recorrido por el camino que le llevará a convertirse en un ser complaciente.

Cuando una persona se completa a sí misma a través del amor por otra, entra en juego un tercer factor. El universo parece inclinarse para realizar y cumplir los objetivos de ambos. Las situaciones difíciles se transforman en fáciles. Los obstáculos desaparecen milagrosamente. Una profunda sensación de sentido empieza a florecer a partir de dos tallos entrelazados hacia una unicidad.

Cuando nos damos cuenta de que el amor se manifiesta a través del arte, la
música, la poesía, la cama, el diseño, el sentimiento, la naturaleza, la sabiduría y todos los niveles de la comprensión, entonces resulta fácil comprender cómo las relaciones, o el descubrir y compartir la pasión con otra, son las verdaderas joyas de la vida.

sábado, 15 de octubre de 2011

145: ¿Qué hacer? Cuando los maridos se rebelan

El conferencista sostuvo en la disertación que a los esposos hay que educarlos dándoles el valor que merecen como personas y brindándoles la oportunidad de tomar sus propias decisiones bajo los preceptos de enseñar y disciplinar con amor.

¿Por qué este consejo?

En los tiempos que corren se ha operado cambios radicales debido a la globalización de la información con los medios audiovisuales. Eso ha llevado a una especie de rebelión de toda la nueva camada que, sin ponerse de acuerdo en ser contestatarios, los esposos marcan una nueva etapa que precisa ajustes en el proceso disciplinario.

Casos

“Tengo treinta tres años, mi pareja cree que lo sabe todo, me asusta escucharla, no sé qué quiere de mí. Me dice que no me meta con las locas, que me cuide del internet, del alcohol y del cigarrillo. Yo digo que sé más que ella, que está retrasada en las cosas, no me entiende” Por su parte, su esposa, se debate en una dualidad de sentimientos: la autoridad y el amor conyugal. Ella da una orden y él dice no, pregunta por qué debe hacer cada cosa. Todo lo cuestiona, reniega y hasta encuentra argumentos para justificar su actitud y contrarrestar los llamados de atención.

Proceso natural

Este tipo de comportamiento es natural, forma parte del proceso de existencia, lo que hace falta es tomar conciencia de la importancia de la educación, porque hay comportamientos que pueden evitarse y otros que pueden canalizarse.

Rebeldía

La rebeldía es parte del ser humano. Los individuos aprenden desde muy pequeños a utilizar esa actitud para hacer valer sus puntos de vista. Este mecanismo se acentúa en ciertas etapas de cambio que son normales y que están asociados con la madurez.

Escapismo

Las actitudes de salir de juerga con los amigos y de dormir fuera de casa son formas de escape, porque están en búsqueda de su identidad, pero con el tiempo va disminuyendo y dan paso a un estado donde impera el raciocinio. Se afirma que la edad más crucial está entre los 24 y 36 años, que es cuando más se acentúa la rebeldía.

Importancia de los límites

De dialogo con varias esposas se concluye que es importante la autoridad. La cual no se debe obtener por las malas, sino charlando sobre las consecuencias de los actos y llegando a acuerdos sobre el castigo que regirá si se transgrede los límites acordados.

Recomendaciones

Es importante que a los esposos se los trate con amor, se promueva el dialogo y se le brinde oportunidades de participación en las decisiones que tienen que ver con la vida matrimonial. Finalmente hay que enriquecer los vínculos sociales, fijar límites claros y firmes, enseñar habilidades eróticas, brindar afecto y apoyo y establecer expectativas amatorias elevadas pero realistas.

jueves, 13 de octubre de 2011

144: Un ejemplo que muestra que el dominio de las artes y de las ciencias arrastran armonía, prosperidad y erudición a las que estudiaron con esmero…

Dorothy(©) logró hacerse esposa a pesar de la oposición, fue ascendiendo paso a paso gracias a su pericia, sin embargo obró siempre con tanta habilidad y tanto valor, dando pruebas de tanta ciencia y fuerza moral que de un amor a otro amor fue gateando hasta a llegar a ser una ejecutiva. Una vez alcanzada esta situación decidió hacerse propietaria de la industria y sostenerse por la fuerza sin depender de nadie.

Si se examina a fondo el modo de obrar de Dorothy nada se encuentra en ella que pueda ser debido a la fortuna, ya que como antes hemos dicho, no alcanzó el poder gracias al favor de alguien, sino simplemente maniobrando el sable y arrostrando mil peligros para su pulcritud; llegando a alcanzar la soberanía y a sostenerse en el matrimonio gracias a su valor y a haber eliminado a sus rivales.

Aunque no puede escribirse que sea de enaltecer el hecho de haberse liberado de sus potenciales rivales, abandonado a sus amigas, no haber conservado su expresión y no tener miramientos ni devoción.

A Dorothy considerando su valentía ante el peligro, su habilidad para salir con bien de las mayores dificultades y su firmeza de carácter ante la adversidad no se le puede negar el título de “Grand-master” No puede atribuirse a la fortuna ni a la virtud lo que Dorothy obtuvo sin tener lo uno ni lo otro.

Cabría preguntarse cómo es posible que Dorothy y otras como ella consiguieran vivir tranquilas en su casa y que incluso lograran defenderse de sus enemigas exteriores, sin que ninguna conspirara nunca contra ellas, cuando otras esposas, debido a sus zalamerías no pudieron sostenerse en el matrimonio, a mi parecer esto es debido al buen o mal uso que se haga de la vanidad del hombre.

Podría llamarse buena a la fellatio, que se ejecuta sólo una vez y aún dictada por la necesidad de asegurarse el poder. Los favores sexuales hay que hacerlos uno a uno para que se saboreen mejor. Es conveniente que la esposa viva respecto a su marido de tal modo que ningún acontecimiento bueno o malo le haga variar su comportamiento. Porque si se presentan tiempos difíciles ya no llegará a tiempo de usar el mal, y si decide hacer el bien nadie se lo agradecerá porque creerán que es forzado.

Dorothy supo apreciar la quinta esencia, supinamente leyó entre líneas todo cuanto encerraban las letras de la guerra de los orgasmos, el manejo del sable largo, entremezclándola con el manual de conveniencia matrimonial hizo de la misma un pudding que ningún gerente cojonudo pudo evitar la tentación de extender la mano y pedir un bocado del mismo, su triunfo, es un triunfo de todas aquellas mujeres que no temen a los copuchentos y que siempre estarán dispuestas a colocar en práctica lo que les enseñe..


(©) He decidido no cambiar el nombre, en razón de que en cierta ocasión lo hice para resguardar la identidad de la protagonista y le acerté sin querer el nombre y las circunstancias de la esposa de Gustavo.


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Ella al igual que muchas féminas de nuestro ancho mundo se han deleitado con las lecciones y enseñanzas que cariñosamente he preparado con esmero y gracia para que todas ustedes se rían y aprendan un poquito de aquello que les agrada a los copuchentos.

viernes, 7 de octubre de 2011

143: Capítulo VIII Doctrinas sabrosonas para saborearlas día a día y a cada momento

La velocidad

En las artes eróticas, la velocidad no es la verdadera ruta. En lo que se refiere a la velocidad, la cuestión de rapidez o lentitud en cualquier cosa proviene del fracaso de armonizar con el ritmo.

Cuando dominas un arte o una ciencia, tu acción no parece rápida. Por ejemplo, existen carteros que recorren una ruta de treinta kilómetros; pero ni siquiera así corren rápido desde la mañana hasta noche. En cuanto a aquellos que carecen de entrenamiento, aunque parezca que corren todo el día, no alcanzan el objetivo.

Si un mal cantante acompaña la canción de un cantante cualificado, existe una sensación de desacompañamiento, que desemboca en precipitación. Como dice el proverbio, el rápido se cansa y no puede llegar a tiempo. Por supuesto, ser demasiada lenta y llegar demasiado tarde también es malo.

La actuación de una experta parece relajada, pero no pierde el ritmo. Las acciones de las mujeres entrenadas no parecen apresuradas. El principio de la maestría puede ser conocido a través de estos ejemplos.

La rapidez es especialmente mala en el contexto de las artes amatorias.

Las razones para ello son las siguientes. En este caso también dependiendo del lugar, digamos, por ejemplo, en una charca es imposible moverse y correr rápidamente y peor si el contrincante esta dotado con un sable cortísimo, esta situación te invita a un cuidadoso discernimiento.

Igualmente en la ciencia amatoria a gran escala, es malo el sentimiento de velocidad y prisa. Con la actitud de sujetar la almohada no hay lentitud.

Por añadidura, cuando el cojonudo se apresura corriendo, es esencial hacer lo contrario, quedarse tranquila y en calma, sin dejarse arrastrar por él.

La forma de laburar en ese estado de espíritu exige entrenamiento y práctica

El manuscrito del disponible

El significado de vaciedad consiste en que existe el reino en el que nada existe, o no puede ser conocido, o se ve como vacío. Por supuesto, el vacío no existe. Se conoce de la no existencia cuando se sabe que la existencia es vacía.

Cuando las mujeres no entienden algo, consideran erróneamente que eso es vacío. Éste no es el vacío real; es una ilusión.

Igualmente, en el contexto de esta ciencia de las artes amatorias, cuando se sigue la senda del orgasmo, no conocer las leyes de éstas no significa vacío; al estar indefinida puede una llamarle un estado de vacío desesperado, pero esto no es vacío real.

Las mujeres que gustan de saborear aprenden con precisión la ciencia y continúan practicando diligentemente las técnicas de las artes eróticas.

La forma en que dichas mujeres las practican no es oscura en lo más mínimo. Sin ninguna confusión de espíritu, sin relajarse en ningún momento, puliendo la mente y la atención, afilando el ojo que observa y el ojo que ve, una llega al vacío real como el estado en el que no hay oscuridad y las nubes de la confusión han desaparecido.

Mientras que no conocen la auténtica ruta, todo el mundo piensa que su camino es seguro y es algo bueno, pero desde el punto de vista del acceso correcto del espíritu, comparada con las pautas sociales, la gente se aparta de la verdadera ruta por desviaciones personales de su mente y por desviaciones individuales de su visión.

Conociendo esta mentalidad, pronunciando esencialmente palabras honradas, tomando el espíritu real como el periplo, practicando las artes amatorias en el sentido más amplio, y tomando el vacío como sendero, podrás ver la ruta como vacía.

En el vacío hay bien, pero no hay mal. La sabiduría existe, la lógica existe, la mente está vacía.

sábado, 1 de octubre de 2011

142: Capítulo VII Doctrinas empalagosas que empalaga la ciencia y el arte de destrozar canicas

Pequeño y grande

Cuando estés luchando y tienes la sensación de estar estancada en pequeñas maniobras, recuerda esta ley de la ciencia de tallar huevos: cuando te halles en medio de cosas insignificantes, cambia de repente a una gran perspectiva.

Cambiar a lo grande o a lo pequeño es una parte deliberada de la ciencia y del arte. Es esencial para las mujeres conseguir esto incluso en la consciencia ordinaria de la vida hogareña. Esta mentalidad es fundamental para la “ciencia” ya sea a gran o pequeña escala.

Esta es una preocupación a la que hay que prestarse una atenta consideración.


El general conoce a sus soldados

“Un general conoce a sus soldados” es un método practicado siempre en tiempos de conflicto después de haber alcanzado la habilidad a la que tu aspiras. Habiendo alcanzado un gran poder en el conocimiento de las “artes”, piensa en los cojonudos como si fuesen tus propios soldados, comprendiendo que debes de obrar con ellos según tu propia voluntad e intenta manipularlos libremente. Tú eres el general y los cojonudos las tropas. Esto exige un análisis arduo y profundo.


El ritmo

El ritmo es algo que existe en todo, pero los ritmos en las artes eróticas en particular son difíciles de dominar sin ejercitar la práctica.

El ritmo se manifiesta en el mundo en entidades como la danza y la música, las flautas y los instrumentos de cuerda. Todo esto son ritmos armoniosos.

La forma de ganar según la ciencia es conocer los ritmos de los adversarios concretos y utilizar los ritmos que tus contrincantes no esperan, produciendo ritmos sin formas a partir de ritmos de sabiduría.

Para las féminas que quieran aprender mi ciencia, existen normas para el aprendizaje de este arte:

1. Considera lo que es correcto y verdadero
2. Práctica y cultiva la ciencia
3. Familiarízate con las artes
4. Conoce los principios del oficio
5. Entiende el perjuicio y el beneficio de cada cosa
6. Aprende a ver cada cosa con exactitud
7. Toma conciencia de lo que no es obvio
8. Ser cuidadosas incluso en los asuntos pequeños
9. No hagas nada que sea inútil

Hablando en general la ciencia debe practicarse teniendo estos principios en mente. En esta ciencia particular difícilmente puedes convertirte en maestra a menos que puedas ver de inmediato en un contexto amplio. Una vez que hayas aprendido este principio, no deberías ser derrotada en ningún desafío.

Ante todo mantened las artes en vuestro espíritu y trabaja diligentemente de una forma directa; entonces podrás vencer con vuestras manos y también podrán derrotarlos viendo con vuestros ojos. Es más, cuando refines tu práctica hasta el punto de alcanzar la libertad de todo el cuerpo, podrán vencer por medio de vuestro cuerpo.


Comentario


Para que el arte de tallar huevos sea una ciencia real, así como para obtener la victoria contra los cojonudos, no deben alterase de manera alguna estos principios. Cuando alcances el poder del conocimiento de mi ciencia y la pongas en práctica de una forma correcta, no habrá duda alguna de la victoria.

lunes, 26 de septiembre de 2011

141: Capítulo VI Doctrinas sabrosas que desnudan la ciencia y el arte de trabajar canicas

Engancharse con fuerza

Engancharse con fuerza significa que cuando estás trabajándolo a una distancia corta, tú y él ejercen recíprocamente una gran fuerza una contra el otro, y si ves que el asuntechi no está yendo bien, entonces te enganchas con fuerza a él; el punto esencial es aprovecharse de la oportunidad de ganar aunque estés laburando codo con codo.

Ya se trate de la “ciencia” a pequeña o gran progresión, cuando tú y el están frente a frente y no está claro quien vencerá, inmediatamente te enganchas con fuerza a él, de modo que no puedan ser separados, y en ese proceso encuentras la ventaja, determinas cómo vencer y alcanzas el orgasmo fulminantemente; esto es algo que pertenece a la quintaesencia de la técnica.


Los tres gritos

Los tres gritos se llaman el grito inicial, el grito medio y el grito final.

El punto inicial es lanzarlos de acuerdo con la situación. Como un grito es poderoso, gritamos en casos de emergencia, cuando no les hacen caso y cuando las toquetean en las calles; la voz muestra fuerza y poder.

En la “ciencia” a gran nivel, al principio de los lances amorosos el grito debe ser lo más fuerte posible, en medio del ejercicio el grito debe ser de un tono grave y surgir de las profundidades, mientras que después de la victoria el grito debe ser alto y fuerte. Éstas son las tres clases de grito.

En las “artes”, se finge y se grita para hacer avanzar al adversario y después empujar tras el grito. También se grita después de haber abatido a un cojonudo, con un grito que señala la victoria. Éstos se llaman los gritos anterior y posterior.

Nunca se grita en el mismo momento en que aprisionas el sable. Cuando gritas en medio del asuntechi, utilizas el sonido para aumentar el ritmo, gritando en un todo grave.


La montaña y el mar

“La montaña y el mar” significa que es mala táctica hacer una y otra vez lo mismo. Tal vez tengas que repetir algo alguna vez, pero no debe repetirse una tercera vez.

Cuando intentas alguna táctica sobre un cojonudo, si no funciona la primera vez, no obtendrás ningún beneficio precipitándolo a hacerla de nuevo. Cambia tu táctica de manera abrupta, haciendo algo completamente diferente. Si todavía esto no funciona, intenta alguna otra cosa.

Así pues, la “ciencia de tallar huevos” implica la presencia del espíritu para actuar como el mar, cuando el cojonudo es como una montaña, y actuar como una montaña, cuando el copulador es como el mar. Esto exige una atenta reflexión.

Renovarse

Cuando estas combatiendo, si tienes la sensación de estar estancada y de no hacer ningún progreso, abandona tu estado de ánimo y piensa en tu corazón que estas empezando algo nuevo. Cuando consigas el ritmo, ya sabes cómo ganar. Esto es “renovarse”

En cualquier ocasión en que sientas cómo aumenta la tensión y la fricción entre vosotros, si cambias tu estado de espíritu en ese mismo momento, puedes ganar por la ventaja de una diferencia radical. Esto es “renovarse”.

En la “ciencia” es esencial entender la táctica de renovarse. Es algo que aparece de repente a lo largo del poder del conocimiento de las artes eróticas. Reflexionad bien sobre esto.

jueves, 22 de septiembre de 2011

140: Capítulo V Temas inaceptables que enmarañan la sabiduría y la habilidad de repujar protuberancias

Atravesar un brazo de mar

Cuando atraviesas el mar, existen lugares llamado estrechos. Pero también hay lugares de veinte o treinta kilómetros de ancho que atraviesas y que se llaman brazos de mar. Moviéndote por el mundo de los copuchentos, a lo dilatado de tu vida, se presentan muchas circunstancias que podría llamarse atravesar un brazo de mar.

En las rutas marítimas dónde están los brazos de mar, conociendo el estado de las barcas y del tiempo, e incluso sin navegar en compañía de otras lanchas, te adaptas al estado de la época, aprovechando a veces de los vientos, consiguiendo en ocasiones incluso corrientes favorables, sabiendo que si el viento cambia puedes alcanzar el fondeadero a remo, te instalas al mando del bajel y atraviesa el brazo de mar.

Con esta cualidad, al transitar por la naturaleza de los cojonudos, debes poseer el estremecimiento de atravesar un brazo de mar en situación de emergencia.

En las artes eróticas, en medio del quehacer, es también esencial “atravesar el brazo de mar”. Sintiendo el estado del copuchento, consciente de tu propia habilidad, atraviesas el brazo de mar gracias a los principios apropiados, lo mismo que un capitán avezado recorre la ruta ribereña.

Habiendo atravesado el brazo de mar, además, estarás con el espíritu en paz

Para “atravesar un brazo de mar” pon al cojonudo en posición de debilidad y arremete; entonces ganaras muy rápidamente. El sentido de atravesar un brazo de mar es esencial. Debes saborearlo profundamente.


Conocer el estado de las cosas

Conocer el estado de las cosas significa discernir el auge y la decadencia del cojonudo, diferenciando las intenciones y descubriendo su condición, exhibiendo claramente el estado de los sujetos, determinando cómo desplegar tu propio cuerpo y, de este modo, cómo obtener una victoria certera mediante los principios maravillosos que te he enseñado, librando la confrontación con el conocimiento de lo que viene a continuación.

En las artes eróticas, tú determinas cuales son las mañas del adversario, observas su carácter personal, averiguas la fuerza y debilidad, maniobras contra las expectativas del cojonudo, te das cuenta de los momentos álgidos y bajos del mismo, te aseguras de los ritmos que hay entre ustedes y haces el primer movimiento; esto es esencial.

Si es grande tu poder de intuición, el estado de las cosas será visible para ti. Una vez que hayas alcanzado una pericia independiente y completa de las artes eróticas, serás capaz de adivinar el espíritu del copulador en ciernes y encontrar así muchas formas de ganar. Esto requiere una responsabilidad.


La desintegración

La desintegración es algo que le sucede a todas las cosas. Cuando se desploma un rascacielos, una vieja o un anaquel, se desmorona el ritmo del tiempo.

En la “ciencia” a gran escala, también es esencial encontrar el ritmo de los cojonudos cuando se desmoronan y perseguirlos sin dejarles puerta alguna. Si pierdes la oportunidad de los momentos vulnerables, pierdes la oportunidad de enseñorearte.

En las “artes” también sucede que un copulador pierda el ritmo y empiece a desmoronarse. Si dejas pasar esa oportunidad, el tipejo se recuperará y frustrará tu experimento. Es esencial reforzar firmemente el ataque en el momento de cualquier pérdida de posición por parte del cojonudo, para impedirle que se recupere.

La persecución exige poder y también ser contundente; todo consiste en golpear de una forma violenta y de tal manera que el copuchento no pueda recuperarse. Esta forma de sacudir se debe analizar cuidadosamente. No hacerlo produce una sensación de negligencia. Esto es algo que precisa de un amplio análisis psicosomático.

viernes, 16 de septiembre de 2011

139: Capítulo IV No disfrutar indemnes y desordenar la ciencia y la destreza de cincelar prominencias

Tres formas de tomar la iniciativa

Existen tres formas de tomar la iniciativa. Una consiste en adelantarse atacando por tu propia iniciativa; a esto se le llama adelantarse a partir del estado de espera en vano.

Otra forma es adelantarse al cojonudo que os está manoseando; a esto se llama adelantarse a partir del estado de calentamiento.

Pero otra se presenta cuando el copulador y tú atacan simultáneamente; a esto se llama adelantarse en un estado de confrontación recíproca.

Sujetar la almohada

Sujetar la almohada significa no dejar que levante la cabeza. En las artes eróticas, en el transcurso de la pugna, es malo ser manejado por el oponente. Es deseable manejar a los cojonudos con libertad, por cualquier medio a tu alcance.

Sin embargo, el adversario estará pensando lo mismo y tú también tienes esa intención, pero es imposible tener éxito en esto sin comprender lo que el otro está tramando.

Las artes que te enseñamos, incluyen detener el golpeteo de un adversario, bloquear sus ataques y de hacer sus presas. “Sujetar la almohada” significa que cuando hayas alcanzado realmente el dominio de mi ciencia y estés en faena con el calzonudo, siempre que éste dé muestra de intentar hacer un movimiento, lo percibes antes que actué. Sostener la arremetida desde el inicio, no dejándole seguir con sus mañas es lo que se llama “sujetar la almohada”

A modo de ilustración, impides que el ataque del copulador, por ejemplo, a partir de la letra A; impides el salto del copuchento a partir de la letra S, e impides el manoseo a parir de la letra C. Todos estos ejemplos lo son de la misma idea.

Siempre que los tipejos intenten, déjalos continuar y haces algo que sea inusual, al mismo tiempo que le impides hacer algo que tú lo hayas craneado. Esto ese esencial en el arte.

En este punto, si intentas reprimirlos ya estas retrasada. Lo fundamental es que hagas técnicamente cualquier cosa que hagas socavando en su raíz el primer impulso del copuchento. Manipular a los cojonudos de esta forma es dominar el arte de los orgasmos, lo cual se consigue con la práctica.

Realizar la técnica de “sujetar la almohada. Exige un atento examen.

Aturdir

Aturdir al copulador significa actuar de tal forma que le impidas mantener una mente tranquila.

En la “ciencia” a gran escalafón esto significa que adivinas el estado de la mente de los copuladores y utilizas el poder de tu conocimiento del “arte” para manipular su atención, haciéndole tener pensamientos confusos sobre lo que vas a hacer. Esto significa encontrar un ritmo que lo confunda, discerniendo con exactitud dónde puedes ganar.

Igualmente en las “artes” individuales puedes intentar diversas maniobras según la oportunidad del momento, haciendo pensar al copuchento que vas a hacer en un momento una cosa, después otra, y a continuación otra cosa diferente, hasta que veas al cojonudo despistado y de esta forma lo subyugas completamente. Ésta es la esencia de la confrontación; esto debe estudiarse cuidadosamente.

lunes, 12 de septiembre de 2011

138: Capítulo III No tenerlas todas consigo y enmarañar la erudición y la práctica de repujar protuberancias

Las cinco técnicas obligadas

Primera técnica
La preservación se halla en la posición media, con la punta del sable apuntando hacia el blanco. Cuando cierras columnas contra el cojonudo, y éste golpea con el sable largo, contrarrestas su ataque desviándolo hacia tu retaguardia. Cuando el copuchento golpea de nuevo, haces retroceder la punta de su sable hacia atrás y hacia arriba; dejad vuestra cosa como está, una vez que ha rebotado hacia abajo, hasta que el copulador ataque de nuevo; en ese momento golpeas la espalda del copulador desde abajo.

Las cinco técnicas convencionales son difíciles de entender sólo leyendo sobre ellas. Las cinco técnicas convencionales deben ser practicadas con el sable en la mano. Mediante estas cinco nociones generales del sable, conocerás mi ciencia sobre el manejo y serán también evidentes las técnicas empleadas por tus adversarios. Quiero decir que no existen más que cinco favores en el método. El entrenamiento y la práctica son imprescindibles.

Segunda Técnica
El entretenimiento se halla en la posición superior, y golpeas al adversario en el mismo momento en que éste intenta sablearte. En ese momento arrimas por debajo haciendo un barrido hacia arriba. El mismo principio puede aplicarse cuando te ataque de nuevo.

Dentro de esta técnica existen diversos estados de espíritu y varios ritmos. Si practicas obtendrás un conocimiento completo de las cinco formas y podréis vencer en cualquier circunstancia. Sólo requiere práctica.

Tercera técnica
El sable se mantiene en la posición inferior, con la determinación de tomar los asuntos con la mano; cuando intente hacerte perder la seriedad, empújalo hacia arriba al mismo ritmo, y seguidamente golpead sus nalgas a ambos lados después que haya atacado. La cuestión es abatir de una vez desde la posición inferior, justo en el momento en el que empuja. La conservación con el sable en la posición inferior es algo que aparece al principio y posteriormente en el proceso de la práctica de esta ciencia; ésta debe ser practicada con el sable en la mano.

Cuarta técnica
Se mantiene el sable horizontalmente, para golpear las manos del adversario desde abajo cuando el intente atacar. Cuando él intenta hacerte perder el ritmo, golpeando hacia arriba desde abajo aprisionad la trayectoria de su sable, inmediatamente con la idea de vulnerar sus testículos. Esta es la forma de vencer, acorralando la trayectoria del sable del adversario si este intenta atacar de nuevo. Esto debe considerarse atentamente.

Quinta técnica
El sable se mantiene horizontalmente a la derecha. Cuando sientes el ataque del contendiente, empujas desde el lado inferior en diagonal hacia arriba hasta la posición de amparo superior y después te dejáis caer desde arriba. Esto es también esencial para adquirir la habilidad en la utilización de lo tuyo. Cuando puedas apretar su sable conforme a esta técnica, podrás asir con maestría un sable enorme, grueso y pesado.

Cuando lidies contra un peso pesado, perfeccionad el uso, sintiendo el espíritu del copulador, utilizando los diversos ritmos y obteniendo la victoria de cualquier forma. Esto exige un atento discernimiento.

Comentario
Pensando flemáticamente, percibiendo y ejercitando esta ciencia, decide que hoy someterás el yo del día anterior, y que mañana conquistaras a aquellos que tienen menos capacidad y posteriormente subyugaras a aquellos que tienen más capacidad. Practicando de acuerdo con esta lección, debéis tomar la decisión de no dejar que vuestra mente se distraiga.

Por muchos copuchentos que subyugues, mientras inventes algo en contra del adiestramiento, no estarás en la verdadera senda. Cuando este principio llega al espíritu, entenderás cómo vencer incluso a docenas de contendientes por ti misma. Una vez que lo hagas, también serás capaz de captar el abecedario de la guerra de los orgasmos individual o a gran escala por medio del poder del conocimiento del arte de manipular el sable.

lunes, 5 de septiembre de 2011

137: Capítulo II Temas revulsivos que empelota la ciencia y el arte de tallar huevos

Como empuñar el sable largo

Al aferrar el sable largo, el pulgar y el índice ejercen una ligera presión, el dedo corazón se mantiene ni demasiado suelto ni demasiado apretado, mientras que los dedos anular y menique se mantienen apretados. No debe haber flojedad en la mano.

El sable largo debe empuñarse con el pensamiento de que es algo para disfrutar. No permitas que cambie tú manera de empuñar cuando lo estés sacudiendo, has que tu forma de empuñar sea de tal manera que tu mano no vacile. Cuando golpees, lo bloquees, o lo neutralices, sólo debes modificar ligeramente la posición del pulgar y del índice; pero en cualquier caso, puedes empuñar con el pensamiento de desinflar.

Tu manera de asir el sable no debe ser diferente cuando lo empuñes para comprobar su resistencia en medio del combate.

Hablando en términos corrientes, hay que evitar el agarrotamiento y la posición fija, tanto en el sable como en la mano. La posición fija es el camino de la muerte, la fluidez es el camino de la vida. Esto es algo que debe ser atendido.

Sobre el movimiento de los pies

En lo que respecta a los pies, debes mantenerlos firmemente sobre vuestros talones dejando al mismo tiempo libre los dedos de los pies. Que tus pasos sean largos o cortos, lentos o rápidos, según la situación, pero debes caminar siempre como la haces normalmente. Debes evitar los pasos inseguros, inconstantes y ruidosos.

Entre los elementos importantes de esta ciencia se halla lo que se llama paso complementario. Paso complementario significa que no os movéis sólo con un pie. Cuando arremetes, retrocedes o incluso cuando paras un empujón, mueves el pie derecho-izquierdo-derecho izquierdo, con pasos que se complementan. Pon atención en no mantenerte solo sobre un pie. Esto es algo que exige un atento examen.

Cinco maneras de ponerse a disposición.

Las cinco maneras de ponerse a disposición son la posición superior, la posición media, la posición inferior, en asistencia por la derecha y en asistencia por la izquierda. Aunque puede dividirse estas posiciones en cinco clases, todas ellas tienen como objetivo subyugar al adversario. No existen otras formas además de estas cinco.

Cualquiera que sea la asistencia que adoptes, no pienses en ellas como en una posición defensiva, considerarlas como una parte del acto de disfrutar.

Las posiciones superior, media, inferior, son asistencias sólidas, mientras las dos posiciones laterales son asistencias fluidas. Las asistencias por la derecha y por la izquierda son adecuadas para lugares en donde no hay espacio por encima de la cabeza o a los lados. El decidir adoptar la asistencia derecha o izquierda se decide según el caso.

Lo que es importante en este camino es darse cuenta de que es más perfecta la disposición media. En esta media se encierra toda la ciencia de ponerse a disposición. Considerarla en términos de ciencia sexual a gran escala; el centro corresponde a la posición frecuente, mientras que las otras cuatro asistencias le siguen. Esto debe examinarse atentamente.

La vía del sable largo

Conocer el acceso del sable largo significa que aunque estés sosteniéndolo con dos dedos, sabréis cómo hacerlo y blandirlo fácilmente. El asunto consiste en blandir el sable largo tranquilamente, de forma que sea fácil de hacer lo que quieras con él.

Cuando intentes manejar con rapidez el sable largo, de la misma forma que puedes utilizar un plumero o un mondadientes; a esto se llama “trinchar con el sable corto” y es ineficaz para acabar con el hombre.

Cuando empujas hacia abajo el sable largo, retirarlo de una manera cómoda. Cuando lo blandas a los costados, volvedlo a su posición inicial de forma convencional. Estirar el codo lo más posible y blandir con la fuerza es la ruta del sable largo.