sábado, 15 de octubre de 2011

145: ¿Qué hacer? Cuando los maridos se rebelan

El conferencista sostuvo en la disertación que a los esposos hay que educarlos dándoles el valor que merecen como personas y brindándoles la oportunidad de tomar sus propias decisiones bajo los preceptos de enseñar y disciplinar con amor.

¿Por qué este consejo?

En los tiempos que corren se ha operado cambios radicales debido a la globalización de la información con los medios audiovisuales. Eso ha llevado a una especie de rebelión de toda la nueva camada que, sin ponerse de acuerdo en ser contestatarios, los esposos marcan una nueva etapa que precisa ajustes en el proceso disciplinario.

Casos

“Tengo treinta tres años, mi pareja cree que lo sabe todo, me asusta escucharla, no sé qué quiere de mí. Me dice que no me meta con las locas, que me cuide del internet, del alcohol y del cigarrillo. Yo digo que sé más que ella, que está retrasada en las cosas, no me entiende” Por su parte, su esposa, se debate en una dualidad de sentimientos: la autoridad y el amor conyugal. Ella da una orden y él dice no, pregunta por qué debe hacer cada cosa. Todo lo cuestiona, reniega y hasta encuentra argumentos para justificar su actitud y contrarrestar los llamados de atención.

Proceso natural

Este tipo de comportamiento es natural, forma parte del proceso de existencia, lo que hace falta es tomar conciencia de la importancia de la educación, porque hay comportamientos que pueden evitarse y otros que pueden canalizarse.

Rebeldía

La rebeldía es parte del ser humano. Los individuos aprenden desde muy pequeños a utilizar esa actitud para hacer valer sus puntos de vista. Este mecanismo se acentúa en ciertas etapas de cambio que son normales y que están asociados con la madurez.

Escapismo

Las actitudes de salir de juerga con los amigos y de dormir fuera de casa son formas de escape, porque están en búsqueda de su identidad, pero con el tiempo va disminuyendo y dan paso a un estado donde impera el raciocinio. Se afirma que la edad más crucial está entre los 24 y 36 años, que es cuando más se acentúa la rebeldía.

Importancia de los límites

De dialogo con varias esposas se concluye que es importante la autoridad. La cual no se debe obtener por las malas, sino charlando sobre las consecuencias de los actos y llegando a acuerdos sobre el castigo que regirá si se transgrede los límites acordados.

Recomendaciones

Es importante que a los esposos se los trate con amor, se promueva el dialogo y se le brinde oportunidades de participación en las decisiones que tienen que ver con la vida matrimonial. Finalmente hay que enriquecer los vínculos sociales, fijar límites claros y firmes, enseñar habilidades eróticas, brindar afecto y apoyo y establecer expectativas amatorias elevadas pero realistas.

8 comentarios:

  1. jajajaja
    este post me ha hecho reir!!!
    sabes?
    has confirmado mi teoría.
    cuando una mujer se casa, empieza a ser madre del susodicho también. ¡que cosas!
    Supongo que una mujer que aguanta por varios años es porque en realidad lo quiere! no encuentro otra explicación!!!! porque si por habilidades eróticas aguantas, hay que informar que hay mucho macho afuera.
    un abrazo Chaly

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  2. ¿La edad crucial es entre 24 y 36? No creo, conozco unos que parecen adolescentes y son más viejos.

    Ya he tomado nota de lo que me sirva je.


    Besos.

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  3. Ni hablar, la adolescencia no pasa nunca en ellos, me trajiste a la memoria uno que otro momento que ufff... ni mencionarlo.

    Besos

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  4. Dónde vive el conferenciante ese? Por explicarle algunas cosillas....

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  5. que complicado, no se podria tener un hombre y ya para que convertirlo en marido no??? jajajaja, besitos

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  6. Jajajaja!
    ¡Me hacés reir Chaly!
    ¿O sea que además de educar a mis diecisiete hijos tengo que educar a mi marido?
    Ni modo! que se vaya él con la prole! A ver si así, haciéndose cargo de algo, alguna vez madura...
    Beso
    PD.: (ni loca tendría diecisiete hijos jeje)

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  7. Jajaja, "elevadas, pero realistas". Ahí está el detalle.

    Besito para ti.

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  8. Hola! Pues si, la mediocridad se alimenta de pusilamines. Ah! Un abrazo!!

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