sábado, 29 de junio de 2013

287: El mundo materialista de cada día

Ella nunca me dice: ¡Te amo! Ella me dice: ¡Te necesito! Como podrán observar, si miran alrededor todo el mundo se ha transformado en un pensamiento materialista y en un obrar en el mismo sentido.

Si uno le obsequia cien dólares ella sonreirá contenta, si uno le da un libro, lo mirará de tal manera, que más vale no volver a hacerlo.

¿Dónde se quedó el tomarse de las manos y mirarse en los ojos y suspirar al unísono? ¡Dónde diablos se quedaría!
Porque ahora ella me toma de otras partes y ya no suspira y solo jadea.

¿Será por esto, el éxito de las películas románticas y sentimentales? ¿Es que quizás queremos retroceder a las épocas donde la parte espiritual sustituía a la material?
Cuando uno hace una cita con la vecina de la esquina, ella no estará pensando en pláticas pedagógicas, ella estará pensando en intercambio de fluidos.

Como pueden leer, el mundo ha cambiado de tal manera que uno en cualquier momento puede encontrarse en la cama con la novia de cualquier amigo.
Y hablando de amigos, veo que ya me quedan pocos.

sábado, 22 de junio de 2013

286: EL NOVENO MANDAMIENTO

El otro día, reventó el avispero, las prójimas -una vez que salieron de su estupor-, salieron en búsqueda de Francisco, para que él de frente explique los motivos que le impulsaron a emitir su bula parroquial.

Cuando las prójimas andan en cuadrilla, es mejor para cualquier copuchento, salir de su escritorio y huir a descampado, por lo menos allí el aire estará menos cargado de malos presagios.

El fervor cívico de Francisco –párroco de esta petit Babel- fue ponerse en los calzones de Eustaquio; y en función de esta acción se empaquetó y se empacho del lagrimeo, quejas y exordios, lo cual impuso a Francisco, a declarar solemnemente en plana asamblea de las Hijas de la Misericordia –dicho, sea de paso, conformada por todas las prójimas de este fértil condomio- «Así como yo los uní, así los desuno, pues prójima que no le dé a su copuchento lo que le corresponda –por inútil que sea- hace caer a su copuchento, en el noveno mandamiento»

Finalmente, las prójimas acorralaron a Francisco y le invocaron a que anule su decreto, más este imperitamente se mantuvo firme, y mandó que todas pasen por su confesionario y que el tema fuera el mandamiento en cuestión. Ante esta situación de catástrofe, las prójimas recularon ante el solaz de sus copuchentos castigados sexualmente, por seguir las ideas difundidas: de no trabajar más.

martes, 18 de junio de 2013

285: Más vale vivir en un apartamento en el séptimo piso con prójima frígida, que en un condominio de lujo con prójima pendenciera.

-¡¡¡¡¡Oye, tú!!!!! ¡¡¡Te estoy hablando!!!
-¿A qué se deben esos gritos?
-¡No te metas en lo que no te importa!
-Es que cuando una prójima gritonea a su peor es nada, como tú lo haces, a todos los copuchentos se nos arruga el asterisco de pavor…
-Es que tú no sospechas, lo que este tipejo me dijo al salir y yo quería que me lo dijese de frente, pero el cobarde corrió desesperadamente, con el fin de no enfrentase cara a cara.
-¿Y qué te dijo que te molesto?
-Te puso de ejemplo y que piensa seguir tus pasos…
-¡Ahhh! ¿Y por eso te molestas?
-¡Claro que sí!
-¿Es que acaso no lo conoces?
-¡Claro que lo conozco!
-¿Entonces que temes?
-No es que tema, el asunto es que huye después de decirme lo que me dijo. Y él sabe que a mí no me gusta que me diga algo y luego salga corriendo con su media sonrisa.
-Porque no lo dejas volar en su imaginación aunque sea por un breve momento, todo el tiempo lo estás acoquinando, arrinconándolo, no lo dejas respirar…
-No te metas a darme consejos, tú eres culpable, por no querer trabajar y ahora este iluso se creen con derecho a hablarme de esa manera.

martes, 11 de junio de 2013

284: ¿Quién pagara las facturas del salón de belleza?

Con esta pregunta me salió al encuentro la susodicha apenas plante el pie izquierdo en el hall de mi hermosa morada. Por un momento quede descentrado, pues el derecho se encontraba en el éter, pero una vez que aterrizó; sonreí -con la sonrisa Nº 3- y le dije:
-¿Qué me has preguntado, querida?
-¿Quién va a pagar mis gastos? Ya que el señor, no piensa trabajar más…
-Es que… ¿tienes acaso alguna factura pendiente?
-¡Sí! Del Salón de belleza
-¿Y para qué vas al salón?
-¿Cómo que para qué? ¡Para que me embellezcan!
-Tú no vas al salón para que te embellezcan, ¡¡tú eres bella!! lo que vas es a charlar con tus amigas. Y yo no pienso pagar charlas, chismes y que hablen mal de mí. Que critiquen mi santa y piadosa determinación de jamás volver a trabajar.
-Mis amigas, dicen, que eres una perniciosa mala idea para sus maridos. Ellas han insinuado que de continuar con esa loca idea, te quedarás solo y ninguna de ellas volverá a hablar contigo. Y algunas hasta han planteado arrojarte del condominio y sustituirte con un copuchento más acorde al siglo xxi.
-Tus amigas no tienen nada que temer, sus maridos no son como yo, ellos son… como te diría… de otra camada… diferentes, apáticos, muy propensos al laboreo y no a la diversión.
-Y para ti que la vida es una chacota, ¿quieres más diversión? Nunca has podido conservar un trabajo más de dos años, al final te despiden por no tomar nada en serio.
-A ti, te tome en serio.
-No estamos hablando de coger, estamos hablando de trabajar.
-¿Y eso no es un trabajo? ¿Defíneme que es el trabajo?
-Contigo es complicado hablar… vamos a la cama, mañana es otro día… y ya buscaremos quien pagará esas facturas…

martes, 4 de junio de 2013

283: EN BUSCA DE APOYO FEMENIL

Posiblemente, ustedes se habrán preguntado, porque razón motivo o circunstancia, mis letras no han aparecido delante de sus ojos, todititos los días miran y no ven un nuevo tema, y así día tras día, hora tras hora y minuto tras minuto y de repente ¡zas! Aquí estoy. Y paso a explicar el motivo de mi silencio.

El asuntechi, es que ella se empeña en que debo trabajar para merecer su amor. Y yo, ¡¡¡no quiero trabajar!!! Parece que ella no sabe, que el amor es dar y no recibir.

Estoy seguro que ustedes que me leen, no actúan de esa manera, ustedes aman y dan amor y no exigen nada a cambio. Ustedes quieren que él siempre esté listo para la acción y no llegue cansado del trabajo. Ustedes quieren un copuchento con sonrisa en los labios y no uno con cara de explotado.

Si ustedes miran sobre el hombro, verán que por todo lado se yerguen airosos el hospital obrero, el hospital del petrolero, la clínica policial, la caja de salud del bancario y así sucesivamente a lo largo y ancho de la ciudad y eso que ven sus ojos, solo significa que el trabajo no es salud. Entonces, ¿cómo uno enfermo podrá responder a las exigencias maritales de la prójima? y la única solución al asuntechi, es: ¡¡no trabajar!!

Sé que sus comentarios, apoyarán mi moción y cuando ella los lea, dejará de insistir.