miércoles, 28 de abril de 2010

36: El Cuerno Filosofador

He acá simples y sencillas pautas para que mis queridas amigas y sinvergüenzas amigos se encasillen. A todo el mundo le encanta estar encasillado. No sin razón existen rotarios, cámara junior, budistas, populistas, socialistas, peronistas, maristas, ateos, demócratas, republicanos, liberales y radicales.


Entonces ¿por qué no? también encasillar esas personas que realizan esas prácticas tan placenteras, relajantes y que los libran del stress, mejoran su sistema circulatorio, fortalecen el corazón y combate la obesidad.


Helas acá:

El amante socrático es el que identifica fidelidad con amor y exige santidad y heroísmo en nombre del amado.

El amante kantiano pone cuernos porque es un deber.

El amante sofista es fiel por miedo a las consecuencias de poner cuernos pero no por convicción.

El amante epicúreo persigue mariposear sin compromiso.

El amante católico quiere un amor hasta la muerte que sea capaz de perdonar los pecados de la carne.

El platónico vive en una búsqueda constante, ya que se enamora de la belleza más de una persona y cuando consuma el amor queda frustrado.

El amante aristotélico es el que no busca la perfección ni se considera perfecto y ama pero es indulgente porque sabe que la gente es débil, que el hombre no sólo es razón y voluntad, sino también un animal de carne y sangre.

El amante nietzscheano introduce la idea de que en el amor debe haber libertad, sin imponernos deberes.

Para el amante posmoderno el amor es cualquier cosa que negocie la pareja.


Nadie está libre del filosofismo, ya que por naturaleza somos filosofastros, pero que ello no mengüe nuestra sed filológica que jamás se sacia cuando se trata de satisfacer nuestra simienza, o los devaneos ováricos.

viernes, 23 de abril de 2010

35: El Síndrome del Apetito Caprichoso

El Síndrome del Apetito Caprichoso (SAC), aparece a partir de los quince años, aunque es más marcado entre los veinte y los veintitrés años. Se trata del clásico: “Mi hijo no coge nada” que causa malestar y confrontación familiar a la hora en que comentan que a esa edad los padres ya habían sembrado en varios campos.


Lamentablemente, en este tema existe siempre un saboteador que puede ser la mucama, la secretaria de papa o la hermana de Gustavo. El saboteador es esa persona que le da lo que a él le gusta, pero si ésta no existiera, el pene no se saldría con la suya. Entonces, solo cogen porque se lo dan.


Los hijos saben hasta donde pueden jalar la cuerda y llegan al chantaje, lamentablemente el padre entra a ese juego y ellos mismos lo condicionan: “Si te la coges a la hija del Obispo Lugo te compro el Suzuki verde”


Para poder cambiar esta situación se recomienda que en primer lugar los padres no sientan culpa. Segundo: se debe llegar a un consenso familiar, que no se permitan más ayudadores, tampoco se debe doblegar a nadie, porque el plan se echará a perder.


El joven que tiene SAC comenzará con el usual berrinche, pero se le debe hablar claramente y pedirle que se levante de la mesa y vaya a jugar a su cuarto. Él pensará que salió una vez más con la suya. Lo importante, en esta etapa y de ahora en adelante, es que no se le debe permitir que logre acercarse al platillo indeseado.


Con seguridad que si él no ha recibido nada, después de un rato solicitará permiso para salir y posiblemente dinero, dele pero apenas para que alcance para comprar dos coca-cola. Porque si usted le da bastante dinero el terminará en un lugar indeterminado.


Para tener éxito en la creación de buenos hábitos, esta rutina se debe repetir por varios días, o las veces que sea necesario hasta que el comprenda que si quiere coger tiene que buscarlo fuera del hogar.


El hijo comenzará a darse cuenta de que los padres no están enojados con él y que la situación no es tan traumática como solía ser. Tendrá que comer fuera de casa y ya no a la carta. Una vez logrado esto, el hijo comprenderá que también podrá de vez en cuando comer la famosa comida chatarra, pero como una excepción y no como parte de la alimentación diaria.


Recuerde que estas medidas crearán hábitos apropiados y no se correrán riesgos en el futuro de tener hijos con sobrepeso, anemia o con otro tipo de desordenes alimenticios.

viernes, 16 de abril de 2010

34: Agua bendita en sus manos

Según especialistas copulativos el noventa por ciento de los hombres son masa de plastilina en manos de las mujeres y de allí nace ese dicho que dice: “detrás de un gran hombre público, siempre habrá una mujer con un gran alfiler”


La historia nos lo ha mostrado, detrás del petiso, estaba la Josefina queriendo ser emperadora y el pobre tuvo que zamparse a todas las europeas para conseguirla. Y no siempre son los más indicados así tenemos por ejemplo a zapatero que según sus congéneres, es un pobre tipo que no sabe qué hacer y le echa toda la culpa a su peor es nada.


Para las mujeres su hombre siempre será el mejor y hasta le mienten a su mejor amiga, alabándolo, y luego cuando la intrusa descubre la verdad no faltan aquellas torpes excusas de que estaba extenuado dado el gran trabajo que hay en casa.


Hay otro dicho que dice: “Un par de tetas jalan mejor que un tractor” Entonces ustedes podrán fácilmente comprender porque la silicona esta cotizada con un precio por galón tal como un hidrocarburo que mueve el mundo.


Solo el diez por ciento, más o menos, escapa de esta diacrítica y son aquellos con un cuero durísimo. Estos no comprenden nada de eso llamado compañerismo, comprensión sicosomática, romanticismo vermicular, responsabilidad marital, noviazgo osmótico, pago de pensiones, becas y asistencia benéfica.


Y estos se aprovechan que las cándidas palomas vuelen a sus garras siguiendo las directrices de las revistas destinadas al mundo femenil y que les muestra que Marte está espontáneo, que la fuerza de Plutón jala a Venus porque Mercurio transita directo a un Saturno retrógrado y que se debe aprovechar que la Luna este en cuarto menguante.


Y da una gran desinencia, que estos desalmados solo piensen en coger la mayor cantidad de frutas, comérselas y abandonar las semillas regadas por doquier.


Volviendo al meollo, el hombre es lo que es porque una mujer así lo quiso, y aquí no vale ninguna excusa. La labor de zapa empieza desde el momento en que por primera vez el circunscrito escucha a su madre decir: ¡chupe teta!; continuando en la niñez cuando le dicen que su pipi no debe mostrarle a las niñas; en la adolescencia cuando la madre le habla que existen algunas mujeres que se embarazan sin darse cuenta; en la adultez la novia lo hipnotiza de matrimonio; y por sin gracia se casa, la esposa se queja del miserable sueldo que gana y que está cansada de mentir a sus amigas.


Concluimos este escrutinio epidemiológico, diciendo: “Todo hombre es el fruto de una mujer”