jueves, 26 de mayo de 2011

114: UN HOMBRE VA AL AMOR CÓMO A LA GUERRA: BIEN DESPIER¬TO, CON MIEDO, CON RESPETO Y CON ABSOLUTA CONFIANZA. IR EN CUALQUIER OTRA FORMA AL AMOR O A LA GUERRA ES UN ERROR, Y QUIEN LO COMETA VIVIRÁ PARA LAMENTAR SUS PASOS.

No sé si ustedes podrán creer que he sido ultra ajado, tachado de artificial y aprovechado; además de moroso, embaucador, lerdo y taimado. Me ha licenciado de su grupa y montando sus petates y otras naderías se ha ido a vivir con su hermana.

Y todo este destrozo ha preparado, dice que fastidiada de hacer cola esperando mi propuesta matrimonial, además me ha calumniado exteriorizando que perpetuamente encontré improbables subterfugios para no oficializar nuestra reciprocidad romántica.

¡Hace más de diez años que compre la sortija! (diamante de uno punto ocho quilates engarzado en una nadita de platino), ella es testigo, pues muchas veces a lo largo de siete años, ella me acompañaba hasta la puerta, cada trimestre para abonar el pago. Hace tres años, está completamente cancelado y bendecido por el padre de Guilder y cura de la parroquia.

Puedo denunciar con el corazón hecho mondongo, que en estos diez años, por lo menos quince veces intente plantar la rodilla al suelo y extender la mano derecha ofertando un anillo y con los ojos de cordero degollado berrear, digo, reivindicar: invitarla como mi probable consorte.

Y les aseguro que si no lo innové es porque se exteriorizaron escenarios antagonistas y varias de estos contextos brotaron de ella. Como aquella vez, que de emergencia la transbordaron a la clínica, para que evacue un hermoso niño y aunque las maléficas lenguas apuntaron que yo no entregué el anillo porque el infante no era de mi propiedad. No lo ofrecí textualmente porque ella andaba alarmada tratando de adivinar quién era el padre y otras vainas que no vienen al cuento. Y tenemos también cuando falleció su madrasta; o cuando huyo con el marido de una prima; y en fin son tantas las cosas que le acaecieron y quien se va a acordar en detalle. Cuadrándome entender que ella no es perfecta y que en este mundo quien no cae, resbala.

Tampoco hay que perder de vista la gota gorda que gaste en estos diez años tratando de librarme de ex parejas que reclamaban lo mismo.

Me he roto los cocos, tramando un pretexto que me permita avecinarme a ella y explicarle cual fue la última ocurrencia que me impidió ofertarme como contrayente, más ella porfiada en su chifladura se ha tapiado dentro de esa casa (la gente murmura que acompañada). Pero yo jamás atiendo lo que la multitud cuchichea, pues si me instalaría a oírla estoy seguro que emergería mal estancado.

Como ustedes ven, acá me encuentro aguantando mi descalabro y lo peor de todo es que la casa esta desordenada y mi barriga la precisa para calmar sus ardores. Premiaría a la qué me proporcionase una idea, un pretexto, ¡cualquier cosa! Que me ayude a salir de esta metáfora erótica.

martes, 24 de mayo de 2011

113: La buena señora era una verdadera talega de picardías, capaz de coronar a su marido en lo que éste subía las escaleras, sin apurarse por nada, devorando la ración como si se hubiese tragado una fresa, no pensando más que en divertirse, siempre pizpireta, apremiada, alborozada como una mujer a quien nada falta, contentando a su buen marido, que la amaba tanto como podía amar a su suegra.

¿Tú te casaste con él? ¿O él se casó contigo? Parece un galimatías, pero solo parece, pero no lo es. Ponte a pensar, ¿cuál de los dos fue el que más jodió y jodió hasta que consiguió lo que quiso? Y para conseguirlo utilizó cuanta treta existe en este mundo donde dos más uno no siempre es tres.

Pero retrayéndonos a las primeras letras, en las primeras de cambio, así de desprovisto te das cuenta que te equivocaste, que metiste las cuatro patas en un cagón y surge la pregunta ¿Por qué me involucre con este tipejo? ¿Por qué cedí?

Siempre será que uno de los es la que empujará el carro del compromiso tratando de formalizar la situación y la otra creyendo que es parte del juego le seguirá la corriente y el momento que se dé cuenta, ya estará perdida.

El otro día leía una entrada, donde la potra-cronista se sentía enloquecer porque su amante le confeso que su esposa estaba embarazada. Y claro, me puse a divagar sobre el asunto y de aquí nace la presente entrega.

¿Cuántas se sienten traicionadas por sus ovarios al haber intercambiado fluidos con el primer tipejo que les agarró la rodilla? Y claro, en busca de reparaciones se pegaron a él como moscas en el matamoscas y cuando levantaron la mirada al cielo se dieron cuenta que habían avanzado mucho más de lo que pensaban hacerlo al principio.

Siempre será uno de los dos el que tratará de formalizar la situación que la ha empujado hasta ese extremo. Y aquel ser empujante, será la que lo acarreará hasta su casa para presentarlo a sus padres, amigos, vecinos con el objeto de establecer medios de presión para que el copuchento no tenga otra salida que el matrimonio.

Y el pobre tipo, en el momento menos pensado se encontrara entre la espada y la pared y no tendrá más remedio que ceder; o bien reaccionará a último momento y huira. Y el huidizo será maldecido, increpado, vilipendiado por no haber hecho lo que nunca quiso hacerlo y fue la pánfila la que lo obligo a proceder de esa forma. De aquí nace ese dicho que dice que los hombres fueron cortados por la misma tijera, pero se refiere a los hombres que no hacen lo que quiere el mujerío: el matriqui.

La presión osmótica es fabricada en cooperación con las amigas, las cuales subjetivamente tratarán de lavarle el cerebro al copuchento haciéndolo creer que es el macho alfa del grupo. Y acá ocurren dos cosas; una, que se lo cree y se come a varias de ellas; y lo contrario es que no se lo cree y se da cuenta del juego tramado para hacerle pisar el palito, estos son los hombres del mismo modelo. Todos son iguales.

Y ellas y ellos seguirán equivocándose cada día y en cada momento, ¿será que nuestra naturaleza nos inclina hacia el masoquismo? ¿O es que el fondo de nuestras almas sádicas anhelamos poseer un ser al cual hacer sufrir? ¡¡No lo sé!! Pero si sé, que deberé mirar a los ojos y tratar de leer en ellos lo que encierra su corazón… ¡Ahhh! Y no ceder a la primera sonrisa provocadora…

jueves, 19 de mayo de 2011

112: NO HE DE CALLAR, POR MÁS QUE CON EL DEDO, YA TOCANDO LA BOCA, O YA LA FRENTE, SILENCIO AVISES, O AMENACES MIEDO…………….

En estos quinientos tantos días he visitado cuantiosísimos blogs y en un sinnúmero he colisionado de narices con numerosas muchachuelas y algunos despuntados; quienes muestran su despecho y ellos se encuentran hipando, porque después de haber encontrado el séptimo cielo en los regazos, besuqueos y arrumacos de su contraparte habilidosa, en el instante menos inadvertido ese prodigio forjada por un hombre y una mujer, traqueteo los dedos y se hizo humareda.

Y ellos se desgajan los taparrabos, zapatean y se abollan en el anonimato del abatimiento. Unos. Otras salen exasperadas a las calles y con los ojos hinchados y rebalsando lloros, se arrojan en búsqueda de quitapesares con el primero que se topan y en los brazos fornidos del que las aprehende siguen extrañando al cojonudo que se corrió.

Unas y otros no se explican el motivo, la procedencia u ocurrencia que empujó a ese ser adorable a subir a bordo de la nave del olvido. Y se cercenan los encéfalos y se enroscan los dedos y angustian a sus amistades inquiriendo si ellas o ellos se penetraron en qué forma metieron la pata…

Y yo, entremetido de ventanal he merodeado sobre la trama y grandioso fue mi regocijo al venir en conocimiento de la ofuscación que intimaban a ellos a largarse y en pos de mayor discernimiento hice mío los propósitos de aquellos desmantelados a su suerte. Y en tal entendido realicé como lo hicieron ellos y morrocotuda fue mi placidez al conseguir que ella me sepultase.

Y el problema radica –según mis elucubraciones- del derecho propietario que asume ella una vez que él ha consumado el ejercicio sexual y en ese afán quiere hacerse propietaria de la voluntad, los pensamientos y del diario vivir del copuchento que se rindió a sus embrujos.

El otro la pierde también –por la misma razón- al hacerse dueño, amo y propietario de la dama que consintió ante su verbosidad.

Todos, aman la libertad. Esa libertad que nos permite tener que salir sin pedir permiso y al retorno no tener que dar explicaciones. Y con esa misma libertad a ella la hemos conquistado.

¿Acaso ella no se enamoró de ese hombre despreocupado? ¿Acaso ella no festejaba sus cuentos y sus chistes? ¿Acaso ella no disfrutaba al rememorar sus lances amorosos? Y de repente, ella rechaza lo que la enamoró y quiere que el cambie, ¡¡¡QUE TOME LA VIDA EN SERIO!!!

¿Acaso ella no le soportaba todo al principio? Y por qué ahora, le dice: ¡¡únicamente en eso piensas!!

Ellos de igual manera, funcionan resistiendo las faldas cortas con las cuales él se deleitaba mirándole los calzones y hoy le exige que vista de falda larga y que no use pantalón y que abandone sus amigas y que no salga de la casa. Y si ella trabaja, ahora la cela con todos los hombres de la oficina y encuentra cuernos hasta en la sopa.

Y también, algunos caen en el san Benito de: ¡¡sólo en eso piensas!!

Todos ambicionan seguir siendo los mismos y al encontrase con una persona que apetece a uno remozarlo, disfrazarlo, camuflarlo, desfigurarlo, mudarlo, mimetizarlo, camaleonizarlo, por más amor que uno sienta por esa persona, solo queda la huida que sale por la puerta de calle…

¿Cuando éramos niños qué era lo que más nos molestaba? Nos molestaba que nuestros padres nos estén diciendo todo el día: ¡¡Has eso!! ¡¡Deja de hacer aquello!! ¡¡Ven!!, ¡¡Apúrate!! ¡¡Párate erguida!! ¡¡No sonrías como una majadera!! ¡¡Deja de hornear la nariz!! ¡¡¡Y mil cosas más!!! y que nos aparezca un pelotudo o una huevona y quiera asumir ese tono que tanto detestamos; ¿Díganme quien será el cretino o la necia que aguante? ¡¡¡NADIE!!!

Entonces queridas dolientes, arremangadas por el amor perdido ya saben porque el imperfecto alzo vuelo y si ustedes no han comprendido, vuelvan a actuar como siempre lo han hecho y chárlenmela después.

lunes, 16 de mayo de 2011

111: ERA TAN INOCENTE COMO UNA ANCIANA DE OCHENTA AÑOS PICADA DE VIRUELAS

Cuando uno se ufana delante de alguna de su sapiencia, no faltará que una de las amigas de la interlocutora se le aparezca con un problema de semántica. Eso me ocurrió el viernes pasado, una amiga de Matea, me trajo un poema que le había enviado-dedicado su novio que se encuentra en las Españas. Me pidió que haga la interpenetración del mismo.

Yo trate de disculparme de la tarea diciéndole que tenía comprometida la tarde; ella retrucó indicándome que podía ir en la noche a mi chalet, ante su insistencia, no me quedo más remedio que aceptar, además estaba en juego mi egolatría, pequeña vanidad del cual me enorgullezco de lucir todos los viernes en la mañana.

Sonó el ring ring y atendí la llamada, me preguntó si podía venir y le dije que sí; inmediatamente el toc toc en la puerta me indicó que llegó, abro y la invito a pasar, ella sonrojada entra y la acomodo en el sillón esquinero y le pido el poema.

Lo leo y lo releo. De arriba abajo. De abajo arriba. De izquierda a derecha. De derecha a izquierda. Busco encriptados. Analizo someramente, profundamente y diligentemente con la mente.

Una vez realizado los preámbulos necesarios, comienzo la azarosa tarea de la interpenetración:

Pobre barquilla mía
Aquí puede referirse a un pene esmirriado
Entre peñascos rota
Puede que sufra una enfermedad venérea
Sin velas desvelada
El no encuentra remedio a su problema
Y entre las olas, sola
Y teme lo peor: ¿sida?
¿A dónde vas perdida?
Se da cuenta que no hay cambio
¿A dónde, di, te engolfas?
¡A carajo! él se enteró donde se contagió
Que no hay deseos cuerdos
Él tiene inclinaciones desviadas
Con esperanzas locas
Nos muestra también otras inclinaciones
Como las altas naves
Un problema de inferioridad
Te apartas animosa
Está revelando un antropomorfismo
De la vecina tierra
Decide abandonarte
Y al fiero mar te arrojas
Ni modo: le gustan los frescos

Este poema es un adiós, te está revelando que comenzó con locas, y terminó con frescos, un carácter de inferioridad por tener un pene esmirriado, parece que tiene una dolencia y el teme que sea sida y por lo tanto ha decidido ir donde sus hormonas lo dirigen.

La pobre quedó turulata, no levantó la mirada de la alfombra persa, un llanto convulso agito su blusa celeste, luego sus enrojecidos ojos buscaron socorro y la socorrí presto.

El domingo en la tarde abandonó mi chalet, salió tarareando la marsellesa.

lunes, 9 de mayo de 2011

110: LA USANZA LO HA ENSEÑADO, QUE DURANTE LA PRIMERA EPOCA DEL AMOR AMBOS AMANTES TEMEN DEJAR VER EL MISTERIO DE SU CORAZON; Y TANTO POR PRUDENCIA COMO POR LA DIVERSION QUE PROCURAN LAS DULCES TRAPACERIAS DE LA GALANTERIA, JUEGAN AL QUE MEJOR ENGAÑA A SU PAREJA

Madame Imelda era un vernáculo de la campiña, dotada de unas extravagantes carnosidades. Todos los señores de la región la habían pretendido en himeneo pero ella los reculó afectuosamente al decir con la boca chica que en un ulterior próximo se dispondría a ejercitar una locura, con alguno de ellos. Sin embargo, la autenticidad era que apetecía por contrayente a un rey.

Entretanto llegaba el imaginario rey, tan anhelado por Imelda, hilaba constantemente, convirtiendo las amorfas guedejas de lana en finísimo hilo. En cierta ocasión, una de sus chicas le dijo sinceramente entusiasmada:
-¡Madame! Sois la más admirable hiladora de la región… pero pienso que ese hilo tan níveo sería mucho más hermoso si tuviese el matiz del oro.
Imelda, guardo silencio, y sus magnánimos ojos marinos se vistieron de abatimiento.
-¡Eso es impugnable! –confesó

Sin embargo, con el apresuramiento que en el universo se ramifican las noticias, lo mismo las viables que las dudosas, emprendió a correr la voz de que Imelda, ovillaba hilos de oro. Noticia extraordinaria, jamás oída ni comentada hasta entonces.

Sigfredo, rey de las frondosidades, que poseía riquezas inexactas decidió emprender desplazamiento para saber de buena tinta de la hiladora.

Cuando ésta poseyó confidencia de su arribada y del fulgor de su comparsa, se alegró y, muy sobreexcitada, dejo que sus señoritas la desvistiesen de sus mejores galas.

Al distinguirla Sigfredo, le dijo:
¡Mamacita! ¡Eres muy sexy! Pero mi enajenamiento se inclina hacia vuestra habilidad con el adminiculo. He oído comentar que gozáis del portentoso secreto de hilar oro…

La celestina se sintió enflaquecer, pero sobreponiéndose a su desasosiego, indago en frecuencia modulada:
-Su ostentación ¿se enlazaría con una joven que gozaría esa competitividad exclusiva…?
-¡Al relámpago, amadita!

Imelda representó un desfallecimiento y la acarrearon a su habitáculo; en aquel momento se le floreció un minúsculo hombrecito, acicalado con una capa paco rabanne, y le dijo con voz de adminículo:
-¿Revientas por hilar oro?
Ella le miro a través de su binóculo, con un súrculo de esperanza.
-¡Sí…, sí, gentil corpúsculo!
El dio tres cabriolas en el aire:
-¡Cuál es el oráculo de mi calificativo! Y en cuanto me convoques llegaré a complacer tu pretensión de hilar en oro –soltó una risita y se eclipsó.

Imelda agrando el gimoteo y su desmoralización no disfrutaba límites. Mientras tanto, el rey Sigfredo prorrogaba el momento de que la celestina se reintegrara para atolondrarlo con su práctica manual, y expedía con periodicidad a uno de sus criados a que se orientase del periodo de la tejedora.

Imelda masticaba enérgicamente en la manera de tropezar con un subterfugio, pero en vano. ¿Cómo iba a profetizar el calificativo de un minúsculo indocumentado para ella hasta el momento que se exteriorizó en su dormitorio?

El adminículo era un minúsculo interlocutor que saboreaba de divertirse modernizando el intranquilizar con su pasmoso dominio de las leyes de la gramática a los cogotudos que frecuentaban el lupanar.

Pulverizado de esperar sentado, Sigfredo divulga urbanamente por medio de su ayudante, su inaplazable emigración.

Los copuchentos que frecuentaban el lugar, propusieron a la derrumbada hiladora:
-¡Madame!… debemos organizar una orgia en honor del rey
-Apruebo vuestra idea, decid a las chicas que se preparen, más yo no concurriré

La orgia fue muy enternecedora para todos, a excepción de uno de los amantes de Imelda, pues éste descubrió a un minúsculo hombrecito, saltando sobre un preservativo, que exteriorizaba:
-La hiladora engañadora de ningún modo sabrá de buena tinta que me llamo… ¡el ranúnculo saltarín!

Y gracias a uno de sus amantes, la hiladora consiguió rehilar oro y casarse con el arrogante, petulante y presuntuoso rey Sigfredo.

Colorín coloran coloren colorina…
[Cuento adoptado, actualizado, cauterizado y curado]
Cuando el rio suena es señal que piedras trae.

jueves, 5 de mayo de 2011

109: PORQUE NADA PRODUCE TAN VIVAS COCCIONES DE LAS ESENCIAS SUSTANTIFICAS Y NINGUNA RECETA, ESPECIFICO O FILTRO ES TAN PENETRANTE, TRASPASADOR, ULTRAPENETRANTE Y DULCE COMO EL SUTIL CALOR QUE HORMIGUEA ENTRE EL PELO DE UNA SILLA Y EL DE UNA MUJER SENTADA DURANTE CIERTO TIEMPO

-¿Hay alguna manera especial de evitar el dolor?
-Sí, hay una manera,
- ¿Es una fórmula, o un procedimiento, o qué?
-Es una manera de valerse de la vida.

Por ejemplo, cuando yo estaba aprendiendo sobre él Amor, era demasiado ansioso. Me agarraba a él de la misma manera que los niños agarran dulces. Él Amor es sólo un camino entre cantidades de caminos.

Cualquier mujer es un camino entre cantidades de caminos.

Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino; «si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición».

Para tener esa claridad debes llevar una vida sujetada. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, «en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice».

«Pero tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de pasión».

Te prevengo. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre inteligente.

Mi padre me habló de ello una vez cuando yo era joven, y mi sangre era demasiado caliente para que yo la entendiera, Ahora sí la entiendo.

Te diré cuál es: « ¿Tiene corazón este camino?»

Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por la vida.

Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi padre, ¿Tiene corazón este camino? «Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve».

Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te hará sufrir.

Recuerda siempre que cualquier mujer es un camino entre cantidades de caminos.