lunes, 16 de mayo de 2011

111: ERA TAN INOCENTE COMO UNA ANCIANA DE OCHENTA AÑOS PICADA DE VIRUELAS

Cuando uno se ufana delante de alguna de su sapiencia, no faltará que una de las amigas de la interlocutora se le aparezca con un problema de semántica. Eso me ocurrió el viernes pasado, una amiga de Matea, me trajo un poema que le había enviado-dedicado su novio que se encuentra en las Españas. Me pidió que haga la interpenetración del mismo.

Yo trate de disculparme de la tarea diciéndole que tenía comprometida la tarde; ella retrucó indicándome que podía ir en la noche a mi chalet, ante su insistencia, no me quedo más remedio que aceptar, además estaba en juego mi egolatría, pequeña vanidad del cual me enorgullezco de lucir todos los viernes en la mañana.

Sonó el ring ring y atendí la llamada, me preguntó si podía venir y le dije que sí; inmediatamente el toc toc en la puerta me indicó que llegó, abro y la invito a pasar, ella sonrojada entra y la acomodo en el sillón esquinero y le pido el poema.

Lo leo y lo releo. De arriba abajo. De abajo arriba. De izquierda a derecha. De derecha a izquierda. Busco encriptados. Analizo someramente, profundamente y diligentemente con la mente.

Una vez realizado los preámbulos necesarios, comienzo la azarosa tarea de la interpenetración:

Pobre barquilla mía
Aquí puede referirse a un pene esmirriado
Entre peñascos rota
Puede que sufra una enfermedad venérea
Sin velas desvelada
El no encuentra remedio a su problema
Y entre las olas, sola
Y teme lo peor: ¿sida?
¿A dónde vas perdida?
Se da cuenta que no hay cambio
¿A dónde, di, te engolfas?
¡A carajo! él se enteró donde se contagió
Que no hay deseos cuerdos
Él tiene inclinaciones desviadas
Con esperanzas locas
Nos muestra también otras inclinaciones
Como las altas naves
Un problema de inferioridad
Te apartas animosa
Está revelando un antropomorfismo
De la vecina tierra
Decide abandonarte
Y al fiero mar te arrojas
Ni modo: le gustan los frescos

Este poema es un adiós, te está revelando que comenzó con locas, y terminó con frescos, un carácter de inferioridad por tener un pene esmirriado, parece que tiene una dolencia y el teme que sea sida y por lo tanto ha decidido ir donde sus hormonas lo dirigen.

La pobre quedó turulata, no levantó la mirada de la alfombra persa, un llanto convulso agito su blusa celeste, luego sus enrojecidos ojos buscaron socorro y la socorrí presto.

El domingo en la tarde abandonó mi chalet, salió tarareando la marsellesa.

5 comentarios:

  1. Que malo eres, pero quien cultiva, recoge.

    Besos ;)

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  2. Me encantó!! Y bueno, al final salieron ganando los dos!
    Por lo visto, sabes interpenetrar muy bien.jeje!

    Besos

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  3. Sin duda que sabe apartarse animosa la artista… ¡un temple de acero!
    D.

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  4. Que buena interpretación le diste al poema tanto que ella cayó en tus brazos jaja.


    Saludos.

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  5. Peligrosas tus interpretaciones de los poemas eehh??

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