lunes, 31 de octubre de 2011

149: Ya sé que ahora no puedes disponer de las noches, pero todavía vivo en el mismo sitio y tú sabías cómo llegar hasta mí por las mañanas…

Una forma de pseudo amor, y que suele experimentarse como el «gran amor», es el amor idolátrico. Si una persona no ha alcanzado el nivel correspondiente a una sensación de identidad, de su yo, arraigada en el desarrollo productivo de sus propios poderes, tiende a «idolatrar» a la persona amada. Está enajenada de sus propios poderes y los proyecta en la persona amada, a quien adora como al summum bonum, portadora de todo amor, toda luz y toda dicha. En ese proceso, se priva de toda sensación de fuerza, se pierde a sí misma en la persona amada, en lugar de encontrarse.

Puesto que usualmente ninguna persona puede, a la larga, responder a las expectativas de su adorador, inevitablemente se produce una desilusión, y para remediarla se busca un nuevo ídolo, a veces en una sucesión interminable.

Lo característico de este tipo de amor es, al comienzo, lo intenso y precipitado de intercambio de fluidos. El amor idolátrico suele describirse como el verdadero y grande amor; pero, si bien se pretende que personifique la intensidad y la profundidad del amor, sólo muestra el vacío y la desesperación del idólatra.



Otra forma de pseudoamor es lo que cabe llamar «amor sentimental». Su esencia consiste en que el amor sólo se experimenta en la fantasía y no en el aquí y ahora de la relación con otra persona real. La forma más común de tal tipo de amor es la que se encuentra en la gratificación amorosa substitutiva que experimenta el consumidor de películas, novelas románticas y canciones de amor.

Todos los deseos insatisfechos de amor, unión e intimidad hallan satisfacción en el consumo de tales productos. «Un hombre y una mujer que, en su relación como esposos, son incapaces de atravesar el muro de separatidad, se conmueven hasta las lágrimas cuando comparten el amor feliz o desgraciado de una pareja en la pantalla». Para muchos matrimonios, ésa constituye la única ocasión en la que experimentan amor -no el uno por el otro, sino juntos, como espectadores del «amor» de otros seres-. En tanto el amor sea una fantasía, pueden participar; en cuanto desciende a la realidad de la relación entre dos seres reales, se congelan.



Otro aspecto del amor sentimental es la «abstractivo» del amor en términos de tiempo. Una pareja puede sentirse hondamente conmovida por los recuerdos de su pasado amoroso, aunque no haya experimentado amor alguno cuando ese pasado era presente, o por las fantasías de su amor futuro. ¿Cuántas parejas comprometidas o recién casadas sueñan con una dicha amorosa que se hará realidad en el futuro, pese a que en el momento en que viven han comenzado ya a aburrirse mutuamente? Esa tendencia coincide con una característica actitud general del hombre moderno.

Ese vive en el pasado o en el futuro, pero no en el presente. Recuerda sentimentalmente su infancia y a su madre -o hace planes de felicidad futura-. Sea que el amor se experimente substitutivamente, participando en las experiencias ficticias de los demás, o que se traslade del presente al pasado o al futuro, tal forma abstracta y enajenada del amor sirve como opio que alivia el dolor de la realidad, la soledad y la separación del individuo.



Otra forma de «amor neurótico» consiste en el uso de mecanismos proyectivos a fin de evadirse de los problemas propios y concentrarse, en cambio, en los defectos y flaquezas de la persona «amada».

Los individuos se comportan en ese sentido de manera muy similar a los grupos, naciones o religiones. Son muy sutiles para captar hasta los menores defectos de la otra persona y viven felices ignorando los propios, siempre ocupados tratando de acusar o reformar a la otra persona. Si dos personas lo hacen -como suele ocurrir-, la relación amorosa se convierte en una proyección recíproca.

Si soy dominador o indeciso, o ávido, acuso de ello a mi pareja y, según mi carácter, trato de corregirla o de castigarla. La otra persona hace lo mismo y ambas consiguen así dejar de lado sus propios problemas y, por lo tanto, no dan los pasos necesarios para el progreso de su propia evolución.



Otra forma de proyección es la de los propios problemas en los niños. En primer término, tal proyección aparece con cierta frecuencia en el «deseo de tener hijos»

En tales casos, ese deseo está principalmente determinado por la proyección del propio problema de la existencia en el de los hijos. Cuando una persona siente que no ha podido dar sentido a su propia vida, trata de dárselo en función de la vida de sus hijos. Pero está destinada a fracasar consigo misma y para los hijos. Lo primero, porque cada uno puede sólo resolver por sí mismo y no por poder el problema de la existencia; lo segundo, porque carece de las cualidades que se necesitan para guiar a los hijos en su propia búsqueda de una respuesta.



Los hijos también sirven finalidades proyectivas cuando surge el problema de disolver un matrimonio desgraciado. El argumento común de los padres en tal situación es que no pueden separarse para no privar a los hijos de las ventajas de un hogar unido. Cualquier estudio detallado demostraría, empero, que la atmósfera de tensión e infelicidad dentro de la «familia unida» es más nociva para los niños que una ruptura franca, que les enseña, por lo menos, que el hombre es capaz de poner fin a una situación intolerable por medio de una decisión valiente



Debemos mencionar aquí otro error muy frecuente: la ilusión de que el amor significa necesariamente «la ausencia de conflicto». Así como la gente cree que el dolor y la tristeza deben evitarse en todas las circunstancias, supone también que el amor significa la ausencia de todo conflicto. Y encuentran buenos argumentos en favor de esa idea en el hecho de que las disputas que observan a diario no son otra cosa que intercambios destructivos que no producen bien alguno a ninguno de los interesados.

Pero el motivo de ello está en el hecho de que los «conflictos» de la mayoría de la gente constituyen, en realidad, intentos de evitar los verdaderos conflictos reales.

Son desacuerdos sobre asuntos secundarios o superficiales que, por su misma índole, no contribuyen a aclarar ni a solucionar nada. Los conflictos reales entre dos personas, los que no sirven para ocultar o proyectar, sino que se experimentan en un nivel profundo de la realidad interior a la que pertenecen, no son destructivos.
Contribuyen a aclarar, producen una catarsis de la que ambas personas emergen con más conocimiento y mayor fuerza. Y eso nos lleva a destacar algo que ya dijimos antes.



El amor sólo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de sus existencias, por lo tanto, cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma desde el centro de su existencia. Sólo en esa «experiencia central» está la realidad humana, sólo allí hay vida, sólo allí está la base del amor.

Experimentado en esa forma, el amor es un desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer, trabajar juntos; que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario con respecto al hecho fundamental de que dos seres se experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo y no al huir de sí mismos.

Sólo hay una prueba de la presencia de amor: la hondura de la relación y la vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es por tales frutos por los que se reconoce al amor.

viernes, 28 de octubre de 2011

148: Después del no; pensó en su propia torpeza, diciéndose que debía haberlo conocido mejor

¿Qué es dar? El error más común consiste en suponer que dar significa «renunciar» a algo, privarse de algo, sacrificarse. La persona cuyo carácter no se ha desarrollado más allá de la etapa correspondiente a la disposición recibidora, experimenta de esa manera el acto de dar.

El carácter mercantil está dispuesto a dar, pero sólo a cambio de recibir; para ella, dar sin recibir significa un robo.

Algunos hacen del dar una virtud, en el sentido de un sacrificio. Sienten que, puesto que es doloroso, se debe dar, y creen que la virtud de dar está en el acto mismo de aceptación del sacrificio.

Para el carácter productivo, dar posee un significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de fortaleza. En el acto mismo de dar, experimento mi fuerza, mi riqueza, mi poder. Tal experiencia de vitalidad y potencia engrandecida me llena de dicha. Me experimento a mí mismo como desbordante, pródigo, vivo, y, por tanto, dichoso.

Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad. Encontramos el ejemplo más elemental en la esfera del sexo. La culminación de la función sexual masculina radica en el acto de dar; el hombre se da a sí mismo, da su órgano sexual, a la mujer. En el momento del orgasmo, le da su semen. No puede dejar de darlo si es potente. Si no puede dar, es impotente.

El proceso no es diferente en la mujer, si bien algo más complejo. También ella se da; permite el acceso al núcleo de su feminidad; en el acto de recibir, ella da. Si es incapaz de ese dar, si sólo puede recibir, es frígida. En su caso, el acto de dar vuelve a producirse, no en su función de amante, sino como madre. Ella se da al niño que crece en su interior, le da su leche cuando nace, le da el calor de su cuerpo. No dar le resultaría doloroso.

En la esfera de las cosas materiales, dar significa ser rico. No es rico el que tiene mucho, sino el que da mucho. El avaro que se preocupa angustiosamente por la posible pérdida de algo es, desde el punto de vista psicológico, un hombre indigente, empobrecido, por mucho que posea.

Quien es capaz de dar de sí es rico. Siéntese a sí mismo como alguien que puede entregar a los demás algo de sí. Sólo un individuo privado de todo lo que está más allá de las necesidades elementales para la subsistencia sería incapaz de gozar con el acto de dar cosas materiales.

Amar es dar, sin esperar nada a cambio.

martes, 25 de octubre de 2011

147: Ella vive enamorada de la idea de enamorarse

Todas están sedientas de amor; miran y remiran innumerables películas basadas en historias de amores felices y desgraciados, escuchan canciones frívolas que hablan del amor.

Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste primordialmente en ser amado. De ahí que para ellos el problema radica en encontrar el que alguien los ame.

Para alcanzar ese final, siguen varias autopistas. Uno de ellos, esgrimido en especial por los cojonudos, es tener éxito, ser tan rico como lo permita el status social en el que se despliegan. Otro, utilizado por las féminas, consiste en adicionar atractivos, por medio del cirujano, y el mostrar mostrando cuanto lo permita la ropa. Coexisten otras maneras de hacerse atractivo, que utilizan tanto los copuchentos, como ellas, y gravita en frecuentar locales de diversión de moda.

Mostrar conductas agradables y conversación interesante. Revelarse siempre útil. Agresivo o inofensivo, según las circunstancias. Fingir estar siempre alegre, dejar ver que posee un carácter optimista y anunciarse dueño de sí mismo. En realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de popularidad y sex-appeal.


Toda nuestra cultura está sentada en el deseo de adquirir, en la idea de un intercambio mutuamente favorable. La felicidad de la persona del siglo veintiunico consiste en la excitación de comprar todo lo que pueda-ya sea al contado o a crédito- Ellos y ellas consideran a la gente en una forma similar. Una fémina o un cojonudo atractivos son las recompensas que se quiere conseguir.

Ella quiere hacer un buen matrimonio: por lo tanto el objeto debe ser deseable desde el punto de vista de su valor social y, al mismo tiempo, debo resultarle deseable. De ese modo, dos personas se enamoran cuando perciben que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado.

En nuestra cultura en la que prevalece la orientación mercantil y en la que el éxito material constituye el valor predominante, no hay en realidad motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas sigan el mismo esquema de intercambio que gobierna el mercado de tomates y berenjenas.

Y todas y todos están convencidos que no hay nada que aprender sobre el amor, y ellos creen qué sólo es una emoción que hay que saberla canalizarla y no comprenden que el primer traspié radica en la confusión entre la experiencia inicial «del enamorarse» y la situación permanente de estar enamorado, o, mejor dicho, de «permanecer enamorado».

Si dos personas que son desconocidas la una para la otra (como lo somos todos), dejan caer de pronto la pared que las separa, y se sienten contiguas, se convierten en uno, ese momento de unidad constituye uno de los más estimulantes y excitantes de la vida. Y resulta aún más maravilloso y milagroso para aquellas personas que han vivido encerradas, aisladas, sin amor.

Ese milagro de súbita intimidad suele verse facilitado si se combina o inicia con la atracción sexual y su polvacho por medio. Sin embargo, tal tipo de amor es, por su misma naturaleza, poco perdurable. Las dos personas llegan a conocerse bien, su intimidad pierde cada vez más su carácter estupendo, hasta que sus discrepancias, sus desencantos, su aburrimiento mutuo, terminan por electrocutar lo que pueda quedar del ardor preliminar.

No obstante, al comienzo no saben todo esto: en realidad, consideran el ardor del apasionamiento, ese estar «locos el uno por el otro», como una prueba de la magnitud de su amor, -cuando sólo muestra el grado de su soledad anterior-.

Esa actitud -que no hay nada más fácil que amar- sigue siendo la idea prevaleciente sobre el amor, -a pesar de las abrumadoras pruebas-de lo contrario.

Prácticamente no existe ninguna otra actividad o empresa que se inicie con tan tremendas esperanzas y expectaciones, y que, no obstante, fracase tan a menudo como el amor. Si ello ocurriera con cualquier otra actividad lucrativa, los socios estarían ansiosos por conocer los motivos del fracaso y por corregir sus errores -o renunciar a la actividad comercial-. Puesto que lo último es imposible en el caso del amor, sólo parece haber una forma adecuada de superar el fracaso del amor, y es -examinar las causas de tal fracaso- y estudiar el significado del amor.

El primer tranco a dar es tomar conciencia de que el amor es un arte. Si deseamos aprender a amar debemos proceder en la misma forma en que lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte, como la música, la pintura, la carpintería o cocinar.

De esta manera sucinta empezamos la serie que la electrizara de medio cuerpo para abajo y también para arriba. Acá aprenderá a prender la mecha del amor…

jueves, 20 de octubre de 2011

146: La pasión empieza allí donde termina el razonamiento y la lógica.

Desde hace perpetuidades, los copuchentos ha tratado de delimitar y comprender las hondonadas de la expedición del amor. Constamos la proporción del amor intrínseco de una mujer. Observamos un apego por la naturaleza. Profesamos cordialidad por las cosas que nos engrosan. Apreciamos afección por la vecina y sus hijos. Nos hemos contemplado envueltos en la adhesión por la subsistencia misma. Todas éstas son distintas formas de amor y, sin embargo, todas ellas son lo mismo de una manera gastada e impalpable.

Un chorro de persistencia une todas las formas de amor, de modo que las desemparejadas se basan más en el cuerpo amado y en la característica de la pasión misma que en la naturaleza primordial.

Estamos al corriente que cuando una persona siente pasión por otra es capaz de sentir pasión por otras, ya que la cúspide del amor se halla generoso. Cuando un cojonudo siente un gran amor por la vida, es capaz de amar todas las cosas..., ¡pues amar algo es el fundamento para amarlo todo!

La definición contemporánea del amor puede ser confusa. A veces, confundimos la pasión con la pasión porque malinterpretamos la diferencia entre el impulso sexual y la emoción. La pasión excita la personalidad. El amor encumbra el brío. La pasión es poder. La pasión es el único poder que puede vencer a la pasión.

Cuando las personas sólo se relacionan por medio de la pasión, consiguen percatarse de un encadenamiento impalpable de emociones, lanzando al viento todo sentido ético y toda conciencia.

La amistad es mucho menos excitante, pero disfruta un importe inconmensurablemente mayor, porque su particularidad es una serena fuerza de sustentación que se alimenta del alma, llenando y suavizando los lugares vacíos del bolsillo, aportando al allegado de un sentido de plenitud.

Se ha mencionado que «el tiempo cura todas las heridas». Esto no es obligatoriamente indiscutible, ya que muchas personas se pasan años meditando sobre sus descalabradas transitadas.

El poder de la pasión es incuestionablemente el mayor poder existente sobre la tierra. Cuando buscamos las razones de la existencia, a veces forzamos a nuestro intelecto para comprender el lugar que ocupamos en el vecindario. Pero sólo necesitamos experimentar amor para apreciar completamente la ardua empresa.


La pasión mantiene el vigor y nutre la voluntad. La pasión es la diferencia que existe entre una nota musical y escuchar la música. Produce una gratitud por la vida que emana del mismo núcleo del alma del individuo, floreciendo en la sensación de que todo va a ir bien y nadie se va a enterar.

Como quiera que la gente trata de simplificar los sentimientos, han llegado a creer que la pasión y el odio son dos ideas opuestas, o dos caras de la misma moneda. Sin embargo, los copuchentos cuyo corazón está lleno de pasión son incapaces de odiar. Y aquellas cuyo corazón está lleno de odio ni siquiera conocen la existencia de la pasión.

En lugar de que la pasión y el odio sean opuestos entre sí, lo cierto es que son tan diferentes que no podemos hallar la esencia de ambos en un mismo individuo.

La pasión es lo que hace que todas se acoplen. No resulta fácil verbalizar su verdadero significado. Se podría comparar con una luz que brilla en el interior de la semilla, que proporciona calor e inspiración divina a todos aquellas que sean capaces de percibir su esencia.

La pasión tiene en sí mismo la capacidad de completar el rompecabezas de la vida, solventar los enigmas de la mente y dar sentido a experiencias aparentemente inconexas. Es la única fuerza capaz de armonizar al ser humano consigo mismo.

Cuando un ser humano alcanza una armoniosa comprensión de sí mismo, tiene
tendencia a crecer más en armonía con todo la pasión existente en el mundo. Puede entonces iniciar el recorrido por el camino que le llevará a convertirse en un ser complaciente.

Cuando una persona se completa a sí misma a través del amor por otra, entra en juego un tercer factor. El universo parece inclinarse para realizar y cumplir los objetivos de ambos. Las situaciones difíciles se transforman en fáciles. Los obstáculos desaparecen milagrosamente. Una profunda sensación de sentido empieza a florecer a partir de dos tallos entrelazados hacia una unicidad.

Cuando nos damos cuenta de que el amor se manifiesta a través del arte, la
música, la poesía, la cama, el diseño, el sentimiento, la naturaleza, la sabiduría y todos los niveles de la comprensión, entonces resulta fácil comprender cómo las relaciones, o el descubrir y compartir la pasión con otra, son las verdaderas joyas de la vida.

sábado, 15 de octubre de 2011

145: ¿Qué hacer? Cuando los maridos se rebelan

El conferencista sostuvo en la disertación que a los esposos hay que educarlos dándoles el valor que merecen como personas y brindándoles la oportunidad de tomar sus propias decisiones bajo los preceptos de enseñar y disciplinar con amor.

¿Por qué este consejo?

En los tiempos que corren se ha operado cambios radicales debido a la globalización de la información con los medios audiovisuales. Eso ha llevado a una especie de rebelión de toda la nueva camada que, sin ponerse de acuerdo en ser contestatarios, los esposos marcan una nueva etapa que precisa ajustes en el proceso disciplinario.

Casos

“Tengo treinta tres años, mi pareja cree que lo sabe todo, me asusta escucharla, no sé qué quiere de mí. Me dice que no me meta con las locas, que me cuide del internet, del alcohol y del cigarrillo. Yo digo que sé más que ella, que está retrasada en las cosas, no me entiende” Por su parte, su esposa, se debate en una dualidad de sentimientos: la autoridad y el amor conyugal. Ella da una orden y él dice no, pregunta por qué debe hacer cada cosa. Todo lo cuestiona, reniega y hasta encuentra argumentos para justificar su actitud y contrarrestar los llamados de atención.

Proceso natural

Este tipo de comportamiento es natural, forma parte del proceso de existencia, lo que hace falta es tomar conciencia de la importancia de la educación, porque hay comportamientos que pueden evitarse y otros que pueden canalizarse.

Rebeldía

La rebeldía es parte del ser humano. Los individuos aprenden desde muy pequeños a utilizar esa actitud para hacer valer sus puntos de vista. Este mecanismo se acentúa en ciertas etapas de cambio que son normales y que están asociados con la madurez.

Escapismo

Las actitudes de salir de juerga con los amigos y de dormir fuera de casa son formas de escape, porque están en búsqueda de su identidad, pero con el tiempo va disminuyendo y dan paso a un estado donde impera el raciocinio. Se afirma que la edad más crucial está entre los 24 y 36 años, que es cuando más se acentúa la rebeldía.

Importancia de los límites

De dialogo con varias esposas se concluye que es importante la autoridad. La cual no se debe obtener por las malas, sino charlando sobre las consecuencias de los actos y llegando a acuerdos sobre el castigo que regirá si se transgrede los límites acordados.

Recomendaciones

Es importante que a los esposos se los trate con amor, se promueva el dialogo y se le brinde oportunidades de participación en las decisiones que tienen que ver con la vida matrimonial. Finalmente hay que enriquecer los vínculos sociales, fijar límites claros y firmes, enseñar habilidades eróticas, brindar afecto y apoyo y establecer expectativas amatorias elevadas pero realistas.

jueves, 13 de octubre de 2011

144: Un ejemplo que muestra que el dominio de las artes y de las ciencias arrastran armonía, prosperidad y erudición a las que estudiaron con esmero…

Dorothy(©) logró hacerse esposa a pesar de la oposición, fue ascendiendo paso a paso gracias a su pericia, sin embargo obró siempre con tanta habilidad y tanto valor, dando pruebas de tanta ciencia y fuerza moral que de un amor a otro amor fue gateando hasta a llegar a ser una ejecutiva. Una vez alcanzada esta situación decidió hacerse propietaria de la industria y sostenerse por la fuerza sin depender de nadie.

Si se examina a fondo el modo de obrar de Dorothy nada se encuentra en ella que pueda ser debido a la fortuna, ya que como antes hemos dicho, no alcanzó el poder gracias al favor de alguien, sino simplemente maniobrando el sable y arrostrando mil peligros para su pulcritud; llegando a alcanzar la soberanía y a sostenerse en el matrimonio gracias a su valor y a haber eliminado a sus rivales.

Aunque no puede escribirse que sea de enaltecer el hecho de haberse liberado de sus potenciales rivales, abandonado a sus amigas, no haber conservado su expresión y no tener miramientos ni devoción.

A Dorothy considerando su valentía ante el peligro, su habilidad para salir con bien de las mayores dificultades y su firmeza de carácter ante la adversidad no se le puede negar el título de “Grand-master” No puede atribuirse a la fortuna ni a la virtud lo que Dorothy obtuvo sin tener lo uno ni lo otro.

Cabría preguntarse cómo es posible que Dorothy y otras como ella consiguieran vivir tranquilas en su casa y que incluso lograran defenderse de sus enemigas exteriores, sin que ninguna conspirara nunca contra ellas, cuando otras esposas, debido a sus zalamerías no pudieron sostenerse en el matrimonio, a mi parecer esto es debido al buen o mal uso que se haga de la vanidad del hombre.

Podría llamarse buena a la fellatio, que se ejecuta sólo una vez y aún dictada por la necesidad de asegurarse el poder. Los favores sexuales hay que hacerlos uno a uno para que se saboreen mejor. Es conveniente que la esposa viva respecto a su marido de tal modo que ningún acontecimiento bueno o malo le haga variar su comportamiento. Porque si se presentan tiempos difíciles ya no llegará a tiempo de usar el mal, y si decide hacer el bien nadie se lo agradecerá porque creerán que es forzado.

Dorothy supo apreciar la quinta esencia, supinamente leyó entre líneas todo cuanto encerraban las letras de la guerra de los orgasmos, el manejo del sable largo, entremezclándola con el manual de conveniencia matrimonial hizo de la misma un pudding que ningún gerente cojonudo pudo evitar la tentación de extender la mano y pedir un bocado del mismo, su triunfo, es un triunfo de todas aquellas mujeres que no temen a los copuchentos y que siempre estarán dispuestas a colocar en práctica lo que les enseñe..


(©) He decidido no cambiar el nombre, en razón de que en cierta ocasión lo hice para resguardar la identidad de la protagonista y le acerté sin querer el nombre y las circunstancias de la esposa de Gustavo.


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Ella al igual que muchas féminas de nuestro ancho mundo se han deleitado con las lecciones y enseñanzas que cariñosamente he preparado con esmero y gracia para que todas ustedes se rían y aprendan un poquito de aquello que les agrada a los copuchentos.

viernes, 7 de octubre de 2011

143: Capítulo VIII Doctrinas sabrosonas para saborearlas día a día y a cada momento

La velocidad

En las artes eróticas, la velocidad no es la verdadera ruta. En lo que se refiere a la velocidad, la cuestión de rapidez o lentitud en cualquier cosa proviene del fracaso de armonizar con el ritmo.

Cuando dominas un arte o una ciencia, tu acción no parece rápida. Por ejemplo, existen carteros que recorren una ruta de treinta kilómetros; pero ni siquiera así corren rápido desde la mañana hasta noche. En cuanto a aquellos que carecen de entrenamiento, aunque parezca que corren todo el día, no alcanzan el objetivo.

Si un mal cantante acompaña la canción de un cantante cualificado, existe una sensación de desacompañamiento, que desemboca en precipitación. Como dice el proverbio, el rápido se cansa y no puede llegar a tiempo. Por supuesto, ser demasiada lenta y llegar demasiado tarde también es malo.

La actuación de una experta parece relajada, pero no pierde el ritmo. Las acciones de las mujeres entrenadas no parecen apresuradas. El principio de la maestría puede ser conocido a través de estos ejemplos.

La rapidez es especialmente mala en el contexto de las artes amatorias.

Las razones para ello son las siguientes. En este caso también dependiendo del lugar, digamos, por ejemplo, en una charca es imposible moverse y correr rápidamente y peor si el contrincante esta dotado con un sable cortísimo, esta situación te invita a un cuidadoso discernimiento.

Igualmente en la ciencia amatoria a gran escala, es malo el sentimiento de velocidad y prisa. Con la actitud de sujetar la almohada no hay lentitud.

Por añadidura, cuando el cojonudo se apresura corriendo, es esencial hacer lo contrario, quedarse tranquila y en calma, sin dejarse arrastrar por él.

La forma de laburar en ese estado de espíritu exige entrenamiento y práctica

El manuscrito del disponible

El significado de vaciedad consiste en que existe el reino en el que nada existe, o no puede ser conocido, o se ve como vacío. Por supuesto, el vacío no existe. Se conoce de la no existencia cuando se sabe que la existencia es vacía.

Cuando las mujeres no entienden algo, consideran erróneamente que eso es vacío. Éste no es el vacío real; es una ilusión.

Igualmente, en el contexto de esta ciencia de las artes amatorias, cuando se sigue la senda del orgasmo, no conocer las leyes de éstas no significa vacío; al estar indefinida puede una llamarle un estado de vacío desesperado, pero esto no es vacío real.

Las mujeres que gustan de saborear aprenden con precisión la ciencia y continúan practicando diligentemente las técnicas de las artes eróticas.

La forma en que dichas mujeres las practican no es oscura en lo más mínimo. Sin ninguna confusión de espíritu, sin relajarse en ningún momento, puliendo la mente y la atención, afilando el ojo que observa y el ojo que ve, una llega al vacío real como el estado en el que no hay oscuridad y las nubes de la confusión han desaparecido.

Mientras que no conocen la auténtica ruta, todo el mundo piensa que su camino es seguro y es algo bueno, pero desde el punto de vista del acceso correcto del espíritu, comparada con las pautas sociales, la gente se aparta de la verdadera ruta por desviaciones personales de su mente y por desviaciones individuales de su visión.

Conociendo esta mentalidad, pronunciando esencialmente palabras honradas, tomando el espíritu real como el periplo, practicando las artes amatorias en el sentido más amplio, y tomando el vacío como sendero, podrás ver la ruta como vacía.

En el vacío hay bien, pero no hay mal. La sabiduría existe, la lógica existe, la mente está vacía.

sábado, 1 de octubre de 2011

142: Capítulo VII Doctrinas empalagosas que empalaga la ciencia y el arte de destrozar canicas

Pequeño y grande

Cuando estés luchando y tienes la sensación de estar estancada en pequeñas maniobras, recuerda esta ley de la ciencia de tallar huevos: cuando te halles en medio de cosas insignificantes, cambia de repente a una gran perspectiva.

Cambiar a lo grande o a lo pequeño es una parte deliberada de la ciencia y del arte. Es esencial para las mujeres conseguir esto incluso en la consciencia ordinaria de la vida hogareña. Esta mentalidad es fundamental para la “ciencia” ya sea a gran o pequeña escala.

Esta es una preocupación a la que hay que prestarse una atenta consideración.


El general conoce a sus soldados

“Un general conoce a sus soldados” es un método practicado siempre en tiempos de conflicto después de haber alcanzado la habilidad a la que tu aspiras. Habiendo alcanzado un gran poder en el conocimiento de las “artes”, piensa en los cojonudos como si fuesen tus propios soldados, comprendiendo que debes de obrar con ellos según tu propia voluntad e intenta manipularlos libremente. Tú eres el general y los cojonudos las tropas. Esto exige un análisis arduo y profundo.


El ritmo

El ritmo es algo que existe en todo, pero los ritmos en las artes eróticas en particular son difíciles de dominar sin ejercitar la práctica.

El ritmo se manifiesta en el mundo en entidades como la danza y la música, las flautas y los instrumentos de cuerda. Todo esto son ritmos armoniosos.

La forma de ganar según la ciencia es conocer los ritmos de los adversarios concretos y utilizar los ritmos que tus contrincantes no esperan, produciendo ritmos sin formas a partir de ritmos de sabiduría.

Para las féminas que quieran aprender mi ciencia, existen normas para el aprendizaje de este arte:

1. Considera lo que es correcto y verdadero
2. Práctica y cultiva la ciencia
3. Familiarízate con las artes
4. Conoce los principios del oficio
5. Entiende el perjuicio y el beneficio de cada cosa
6. Aprende a ver cada cosa con exactitud
7. Toma conciencia de lo que no es obvio
8. Ser cuidadosas incluso en los asuntos pequeños
9. No hagas nada que sea inútil

Hablando en general la ciencia debe practicarse teniendo estos principios en mente. En esta ciencia particular difícilmente puedes convertirte en maestra a menos que puedas ver de inmediato en un contexto amplio. Una vez que hayas aprendido este principio, no deberías ser derrotada en ningún desafío.

Ante todo mantened las artes en vuestro espíritu y trabaja diligentemente de una forma directa; entonces podrás vencer con vuestras manos y también podrán derrotarlos viendo con vuestros ojos. Es más, cuando refines tu práctica hasta el punto de alcanzar la libertad de todo el cuerpo, podrán vencer por medio de vuestro cuerpo.


Comentario


Para que el arte de tallar huevos sea una ciencia real, así como para obtener la victoria contra los cojonudos, no deben alterase de manera alguna estos principios. Cuando alcances el poder del conocimiento de mi ciencia y la pongas en práctica de una forma correcta, no habrá duda alguna de la victoria.