sábado, 26 de noviembre de 2011

157: -A mí me previnieron contra ti. ¿Pero nadie te previno contra mí?

En mi vitrina de las ciencias y los artes encontré un libraco donde muestra una serie de extravagancias femeniles que saben auxiliar en el intento de fascinarlas a través de medios externos y que las arrastran gateando al lecho fornicador.

Y las susodichas extravagancias son las siguientes:

Qué algunas se excitan al oler flores (antolagnia), y para ello deberé llenar mi casa de floristería; cuando volvamos de ir a bailar (choreofilia), llenando mi salita de peluches, pues también se excitan al jugar con muñecos (androidismo) y si me someto completamente a ella (catafilico) y monopolizo un lenguaje soez (coprolalia), ella estará caminando hacia el éxtasis.

Llenare la casa de perros y gatos pues se excitan al tocar pieles de animales (dorafilia) Y tendré que sacarme los pantalones pues se excitan al ver el vello (hirsutofilia) y al verme alto (acrofilia) y ver mi dentadura perfecta (gomfipotismo) y también se excitará al ver mi gustito al fumar (capnolagnia), y me daré modos para que se sienta un poco corrompida (automisofilia)

Después tendré que sacarla al patio para que siga mirando y oliendo flores, acariciando animales y sufrir de la exposición al sol (actirastia) y con calorcito de este tiempo le diré que la bañera está lista y ella al pensar en tener sexo en la bañera (alveofilia) se excitará más.

Será en este momento cuando le plantare en la boca besos profundos (basoexia) y le hablare de sexo (erotolalia)…

Pues no quiero pensar cómo florecerá cuando yo la arrulle…

1 comentario:

  1. Esos textos que llevan al tecnicismo las prácticas erógenas me recuerdan a los programas de cocina que se ven como laboratorios. En ambos casos el objeto de deseo es manipulado con tanta higiene que se le lava el total de sus encantos.

    D.

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