jueves, 1 de noviembre de 2012

239: Las implicaciones del sexo de reconciliación. Cómo evadirla y por qué.

Les cuento que el otro día me salve del sexo de la reconciliación, me hice el opa, no entendí ni los gestos ni las indirectas, campantemente le di un beso en el cachete y salí a la libertad de las calles.

Y ustedes se preguntarán: ¿entonces porque te reconciliaste? Pues… ella se encontraba con los ánimos por los tobillos, se sentía destemplada y todas aquellas cosas que son propias de las personas cuando no les salen las cosas como la cranearón, finalmente su cara tristona hizo posible la reconciliación.

Ustedes saben que cuando uno está de ñañas con alguien del sexo opuesto, el compartir fluidos hace que ambos alienten posiciones de protectorado. Me explico, cuando una prójima cede, asume, que tiene derechos a ciertas compensaciones tales como fidelidad, control espiritual y material del copuchento usufructuado. El mismo ídem para el copuchento, pues se siente dueño de la prójima para su deleite personal.

Si el sexo de la reconciliación se hubiera hecho realidad, ella hubiera asumido inmediatamente ese papel de guardiana de los pensamientos y acciones de este triste mortal. Ese beso en el cachete me libró de una serie de cosas que no quiero volver a vivirlas.

Viviremos una amistad que se diluirá al paso del tiempo y ella tranquilamente encontrará a algún copuchento que le agrada que lo controlen. Yo, bien, gracias.

1 comentario:

  1. Simplemente genial.

    Cierto. Nunca hubiera podido escribirlo asi y creo que de ninguna otra manera.

    yo, bien, gracias.

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