jueves, 20 de febrero de 2014

332: SIEMPRE ESTA MALDITA NECESIDAD DE RECIBIR AMOR

Ayer vi a dos prójimas mechoneandose por un prójimo. Eso me llevó a la reflexión y la misma me condujo al desaliento pues jamás en toditos estos años dos prójimas se disputaron a trompazos mi afecto.

Indague en la literatura sapiencial cual es el motivo, la causa, origen, principio, raíz, nacimiento, para que dos prójimas a puño limpio y moco distendido traten se hacer suyo el cuerpo, el alma y el espíritu del susodicho en disputa, y por más que busqué nada encontré.

¿Dónde nace, bajo qué circunstancias logra ese susodicho que ellas se enfrenten por él? No quiero creer que porque él le haya dicho: «yo te quiero y ella no me quiere dar el divorcio», o «que se haya referido a la vecina alabando sus nalgas y ese lunarcito encantador en ese sitio improbable».

Debe existir algo, «alguito que las enloquezca», quizás un olorcito, un gesto, una sonrisa, camisa, calcetines, sus amigos, su automóvil, su cuenta corriente, ese algo que las motiva a sacar las uñas y los colmillos y lanzarse una contra la otra, para hacerse con el trofeo.

Amiga, tú que me estás leyendo, sincérate conmigo y cuéntame por qué motivo, causa ¡y qué diablos yo sé! Te lanzaste furibunda en plena calzada y a la vista de todo el mundo a mostrar mediante los puños, que lo amas, qué no puedes vivir sin él, que él es tu sol, tu alegría y en fin tus orgasmos futuros, ¿dime que hizo él para merecer semejante acción?

Amigo, tu que interpretas mi mamotreto, cuéntame, chisméame, nárrame que has hecho, que has dicho, que te has puesto o que no has hecho, no has dicho o no te has puesto para que esas dos se enzarcen en disputas verbales y corporales para hacerse acreedora, merecedora de tu órgano, concertina, trompeta o folículo atroz.

Apelo a la camaradería, la amistad, en fin a todo aquello que sirven para una coexistencia pacífica a llenar mi inquietud con santas palabras que hagan de este triste inmortal una vez por lo menos conciba que lo valoren, dos prójimas excitadas en un ameno combate a trompadas.

3 comentarios:

  1. Lamento mi falta de conocimiento o información al respecto, jamásme topé con varón que precisase este tipo de batalla.

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  2. Bueno, respira y alegrate. En estos tiempos eso podría ser un halago.
    Muy bueno tu blog... he llegado aquí por el blog de la Malquerida y si me permites me quedo
    saludos
    carlos

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  3. Jajaja en la vida me pelee por un hombre y que sepa tampoco pelearon por mi. ¿Será bueno eso?

    Un abrazo

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