viernes, 21 de septiembre de 2018

0264: el amor y otras zarandajas


Soy un tonto enamoradizo ridículamente emocional y demasiado sentimental. Supongo que por eso le dije en nuestra segunda cita que la amaba. Había hecho un gran esfuerzo hasta ese momento por retenerme. En serio. Quería decírselo en la primera cita, pero sabía que sonaría raro.
Al igual que para la mayoría, nuestro período de citas duró muy poco tiempo. Después de dos meses de polvos esporádicos  ya estábamos comprometidos, y tres meses después de eso ya estábamos casados. Y durante todo ese tiempo estuve en éxtasis, tenía un fuego que ardía, de la misma forma en que había ardido en esa segunda cita: estaba enamorado.
Ahora que ya soy un poco mayor y tengo más experiencia en esta relación, me he dado cuenta finalmente de algo que no había querido admitir durante mucho tiempo, pero que es innegable.
No la amaba en esa segunda cita.
No la amaba cuando nos comprometimos.
Ni siquiera la amaba cuando nos casamos.
Estar tontamente enamorado no es amor. Que le digas a alguien que lo amas no significa que sea cierto. Por eso mi esposa sólo me sonrió a medias. Ella sabía, a diferencia de mí, qué es realmente el amor.
Es hora de que modifiquemos nuestra forma de referirnos al amor. Es hora de que redefinamos qué consideramos amor. Porque hasta que lo hagamos, el adulterio continuará siendo algo común, al igual que los matrimonios sin amor y los divorcios. Seguiremos viviendo una película de Disney en nuestra mente y una tragedia en nuestras vidas.

5 comentarios:

  1. Muchas verdades cuentas, y eso le pasa a muchas parejas, pero a más de las que imaginamos.

    Abrazo.

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  2. Pero esa locura que te envuelve cuando crees que te enamoras, quizá ya sea el amor!

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  3. Es muy peligrosa la predisposición favorable a estar enamorado.
    Un abrazo.

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  4. No existe el amor, solo la idea que sobre él quieren vendernos.

    Saludos,

    J.

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