-“Por donde pasé dejé huella, después
pavimentaron”.
-Para el Sabio no existe la riqueza.
Para el Virtuoso no existe el poder. Y para el Poderoso no existen ni el Sabio
ni el Virtuoso.
-El humor no debe ser risa. Sí, sonrisa.
Y, de ser posible, llanto amargo.
-Muy distinto es no decir lo que se
piensa que no pensar lo que se dice.
-“Me cuesta la relación con la
computadora. Me hace más preguntas que mi mujer. Viste que vos decís “Ahora
salgo” y la computadora te pregunta: “¿quiere efectivamente salir?”, “¿Guarda
esto?”, “¿Conserva lo otro?”. Dejate de hinchar las pelotas… apagate de una vez
por todas”.
-“(...) Hace algún tiempo escribí, en
una pieza literaria sinceramente inmortal: “Rosario Central no tiene historia.
Tiene mitología”. Y esto es así porque sus orígenes, sus avatares y sus
formidables campañas están siempre fluctuando entre la realidad y la fantasía,
lo palpable y la ficción, lo comprensible y lo inexplicable. ¿Cómo no ser
hincha, entonces, de un equipo así?
-“Sólo dos veces mi mujer me despertó
antes de las diez de la mañana: una fue cuando me dijo: “invadieron las
Malvinas”. Y la otra: “Diego firmó para Newell’s”. Dos catástrofes.
-“La perfección es obsesiva. Y eso es un
defecto”.
-“Eso de hasta que la muerte los separe
es una incitación al asesinato”.
-“Se aprende más en la derrota que en la
victoria, pero ¡prefiero esa ignorancia!”.
-“Lo que he observado es que Dickens
escribía con letra muy pequeña, sin duda como reflejo de la estrechez que
pasaban sus personajes”.
-“Con la verdá no ofendo ni temo. Con la
mentira zafo y sobrevivo”
-“Entre el yin y el yang, me quedo con
el yen”
-“La muerte nivela a güenos y malos…, lo
malo es que nivela pa’ bajo”
-“La pregunta que ahora me hago es por
qué son malas las malas palabras. O sea, quién las define. Por qué, qué actitud
tienen las malas palabras. ¿Le pegan a las otras palabras? ¿Son malas porque
son malas de calidad, o sea, ¿cuándo uno las pronuncia se deterioran y se dejan
de usar? ¿Tienen actitudes reñidas con la moral? Sí, obviamente. Pero no sé
quién las define como malas palabras. Tal vez sean como esos villanos de las
viejas películas que nosotros veíamos que en principio eran buenos pero que la
sociedad los hizo malos. Tal vez nosotros al marginarlas las hemos derivado en
palabras malas.
-“De mí se dirá posiblemente que soy un
escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la
definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por
muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: me cagué de risa con tu
libro”.
¡Hola Chaly! Jajaja Yo también me quedo con el Yen. Muy buenas frases, nunca las había escuchado.
ResponderEliminarBesos,
Noa
Muy interesante y divertida recopilación.
ResponderEliminarUn abrazo.