sábado, 17 de marzo de 2012

189: Perder el rumbo y hasta el sentido es normal en estas situaciones, sobre todo si el infrascrito no ve más allá de sus narices

Existen personas que les agrada que de vez en cuando les mienta y a esta prójima le miento de vez en cuando. En cambio a otra no le agrada que le mienta nunca y ha esta nunca le digo la verdad y es feliz.

Cuantas veces te han mentido y tú misma has mentido, diciéndole a tu amiga que la encuentras muy bien. Generalmente una buena mentira por las mañanas hace que tus amigas, se sientan bien y tengan un buen día.

También existen aquella prójima que está completamente convencida que sus amigas son sinceras, no envidiosas ni criticonas y leales hasta el quinto infierno; ella se miente a si misma –pues olvida los círculos de cotilleo en los que participa.

Nos mienten y sonreímos y nos hacemos cómplices del mentiroso y luego proclamábamos a los seis vientos que odiamos la mentira; eso se llama…mentir también.

En algún momento has lanzado una mentira piadosa y dirás que lo hiciste por lástima, pero quieras o no: ¡eso es una redomada mentira!

Todo el mundo quiere quedar bien con todo el mundo y todo el mundo se la pasa mintiéndole a todo el mundo. Si miramos alrededor, veremos a una prójima que da la impresión que no tiene quien la quiera; pues, no le han dicho que ese pantalón le queda horroroso. Seguro alguien le mintió.

También existen personas que incentivan las mentiras –a estas personas no les agradan las mentiras- tampoco le agradan los amigos, colegas y parientes con los cuales le agrada a su pareja salir de paseo y a él lo obligan a mentir.

Si me doy cuenta que me la están mintiendo, les sigo la corriente y continúo la marejada de mentiras. Cuando no me doy cuenta que me están mintiendo, les miento para precautelar la verdad. Así todos quedan felices y contentos.

También nos mentimos a sí mismos. Muchos se miran al espejo –y se mienten-
Otros miran los ojos de su pareja y ven dentro de ellos y se mienten.
Otros no ven ni la punta de su nariz y se mienten. Y mienten.

Cuando después de una eternidad, te encuentras frente a una amiga que no la veías hace tantísimo tiempo, lo primero que le dices es que la encuentras igual que antaño, le mientes, esperando que ella también mienta al decirte que el tiempo no avanza en contra flecha contigo.

Dicen que el amor es ciego y eso es una mentira, pero a pesar de saber la verdad, sigues creyendo en el amor a primera vista.

Todos se quejan de la situación económica que cada día empeora, sin embargo, sigues gastando como si no pasara nada, mientes, te mientes y encima te quejas.

Como han leído, las mentiras no son tan malas como algunas las pintan, si no existiesen las mentiras no tendríamos de que reírnos…

5 comentarios:

  1. Si no existiésen las mentiras la vida no sería un deporte extremo.


    Besos.

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  2. Mentiras, todo lleva una mentira detrás de la escena del acto. Como dices vamos por ahí mintiéndonos incluso a nosotros mismos. Basta recordar los propósitos que nos hacemos y darnos cuenta que si juramos no volver a caer lo haremos y después de ello diremos nuevamente que no se repetirá.

    Y así habrá muchas más pequeñas pero que no dejan de ser mentiras, y que a su vez vamos por ahí diciéndolas con el entendido de no hacer sentir mal a ese prójimo que se deja engañar a su propia conveniencia.

    Saludos, buen finde.

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  3. A veces la verdad es demasiado cruel...

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  4. lo malo de las mentiras es que aveces son tantas y comunes que se vuelven realidades como la del amor a primera vista...hablar con la verdad es duro pero es la manera en la que se debe hablar...saludos

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  5. La verdad está muy sobrevalorada, sin duda.

    Un cariñoso saludo

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