viernes, 27 de septiembre de 2013

305: LA BELLA Y EL NIÑO VIEJO

La bella.
Desde muy temprana edad, la bella es mirada por todos. El deseo de verla de los demás es la fuente de su poder, pero también de mucha infelicidad: ella está constantemente preocupada de que sus encantos mengüen, de no atraer más la atención.
Si es honesta consigo, también cree que ser adorada únicamente por su apariencia es monótono e insatisfactorio —y causa de su soledad.
La belleza intimida a muchos prójimos, y prefieren venerarla de lejos; a otros les atrae, pero no precisamente para conversar. La bella sufre de aislamiento.
Como padece tantas carencias, la bella es relativamente fácil de seducir; y si esto resulta, te habrás hecho no sólo de una adquisición muy preciada, sino también de alguien que dependerá de lo que le des.
Lo más importante en esta seducción es valorar las partes de la bella que nadie aprecia: su inteligencia (generalmente mayor de lo que la gente imagina), sus habilidades, su carácter.
Claro que también deberás idolatrar su cuerpo —no puedes ocasionar inseguridades justo en el área que ella sabe que es su mayor fortaleza, y de la que más depende—, pero adora asimismo su mente y su alma.
La estimulación intelectual surtirá efecto en la bella, pues la distraerá de sus dudas e inseguridades, y dará la impresión de que valoras ese lado de su personalidad.
Dado que siempre es mirada, la bella tiende a ser pasiva. Pero su pasividad suele esconder frustración: le gustaría ser más activa, y cazar un poco ella misma. Algo de coquetería puede funcionar en este caso: en cierto momento de tu adoración, podrías volverte un poco frío, invitándola a perseguirte. Enséñala a ser más activa y tendrás una víctima excelente.
La única desventaja es que sus muchas inseguridades requieren constante atención y cuidado.



El niño viejo.
Algunas personas se niegan a crecer. Quizá temen a la muerte o la vejez; tal vez están apasionadamente apegadas a la vida que llevaron de niños.
A disgusto con la responsabilidad, se empeñan en convertirlo todo en juego y recreación.
Como veinteañeras pueden ser encantadoras, como treintañeras interesantes; pero cuando llegan a los cuarenta, comienzan a decaer.
Contra lo que podrías imaginar, un niño viejo no desea involucrarse con otra niña vieja, aunque podría parecer que la combinación aumenta las posibilidades de juego y frivolidad.
El niño viejo no quiere competencia, sino una figura adulta. Si deseas seducir a este tipo, tendrás que estar preparada para ser seria y responsable. Esto podría semejar una extraña manera de seducir, pero en este caso da resultado. Debes dar la impresión de que el espíritu juvenil del niño viejo te agrada (sería útil que en verdad fuera así); debes poder compaginar con esto, pero seguir siendo al mismo tiempo el adulto indulgente.
Al ser responsable, dejas al niño en libertad de jugar.
Actúa de lleno como adulto cariñoso, sin juzgar ni criticar nunca su conducta, y se formará un fuerte lazo. Los niños viejos pueden ser divertidos un rato, pero, como todos los niños, suelen ser muy narcisistas. Esto limita el placer que es posible tener con ellos. Véalos como una diversión de corto plazo, o una salida temporal para tus frustrados instintos maternales.

1 comentario:

  1. Cuando se es bella no hay manera de que la gente vea otra cosa más que la belleza para bien o para mal.

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