lunes, 4 de noviembre de 2013

314: Hay que ser infiel, pero nunca desleal.

El sábado pasado asiste a una velada –sea dicho de paso- donde no conocía a nadie. Y para hacer gala de mi sapiencia me acerque a un grupo de prójimos a los cuales indague con suma cortesía preguntando que me hiciesen la gentileza de señalarme a sus esposas, ellos indagaron la razón de mi interrogación y yo cortésmente les respondí que andaba en sequía durante varios días y que andaba en búsqueda de una prójima deseosa de calmar mis ardores, ante esa respuesta tan varonil, ellos presurosos se pusieron a mostrar a sus contrapartes. Les hice una reverencia en agradecimiento y pausadamente me aleje de dicho grupo.

Y la voz, corrió a lo largo y ancho del salón. El murmullo calló y todo el mundo me miró. Los prójimos con una mirada burlona. Las prójimas con miradas de curiosidad, y en algunas prójimas se leía angustia.

Terminada mi representación, me acomode en el sillón más cómodo a degustar un ron añejo y esperar que desfilaran ante mis ojos todas aquellas buenas samaritanas deseosas de una aventura.

Y les cuento que me fue muy bien.

2 comentarios:

  1. Advertiste a los maridos, ahora dependerá de ellos cuidar a sus esposas...Nada más seductor que saber que un hombre anda,,,en estado candente . No demoramos nada en sentir que el instinto de conbijo y cariño arde en la piel. Te puedo asegurar que es una recurrente fantasía sexual. Un abrazo Chaly.

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  2. Muchas mujeres ansiosas, entre ellas algunas casadas, ¿Cierto?


    Besos

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