El arte de regalar no
tiene tanto misterio: basta con conocer bien a la persona a la que regalas y el
resto, debería salir solo. Y decimos “debería” porque no siempre es así.
Existen regalos que se complican y que suponen auténticos quebraderos de
cabeza. Son aquellos regalos muy personales, casi íntimos y que, por culpa y
gracia de la cultura popular, vienen cargados de connotaciones, significados y
significantes.
Las joyas son el ejemplo
más claro de esto y, por ello, dedicamos esta breve guía a los errores comunes
que un hombre comete al regalarlas.
1. tenerle miedo a
las joyas
Empecemos por el
principio: el mundo joya no tiene por qué asustarte. Aunque pienses que estás
navegando en aguas desconocidas, las joyas son un recuerdo instantáneo que
generas para toda la vida. Olvídate de la institucionalidad y el protocolo,
regalar una joya no tiene por qué apelar siempre al mayor de los compromisos y
sí al cariño que sientes por esa persona.
2. pensar siempre
que ‘más es más’
Gran error. Quizás porque
todavía bebemos de esas palabras cantadas de Marilyn que nos recordaban que los
diamantes son los mejores amigos de las mujeres. Precisamente, una de las
máximas de la moda es que “menos es más” y, a veces, una pieza sencilla,
pequeña, es la clave para dar con el regalo perfecto.
3. regalar clásicos
a una moderna y viceversa
A menudo, tendemos a
pensar de manera muy cuadriculada. Como cuando imaginamos unos pendientes y
nuestra mente va directamente a las perlas. Y, sin embargo, existen infinitas
posibilidades.
Pon la mente, por
ejemplo, en ese viaje a Canadá qué queréis hacer desde hace tiempo para ver la
aurora boreal y que siempre termináis posponiendo… Para hacerlo un poco más
tangible, regálale unos pendientes inspirados en el azul intenso de esa noche
mágica que queréis vivir juntos.
4. solo regalar
joyas en pedidas de mano o en cumpleaños
Navidad, San Valentín, un
cumpleaños, la alegría por ese ascenso o el momento en el que habéis decidido
iros a vivir juntos también puede quedar enmarcado con la joya perfecta. Son
momentos dignos de recordar como cualquier otro y quizás, en el caso de esos
pequeños triunfos de la vida, son mucho más especiales para vosotros que las
conocidas como verdaderas ocasiones especiales.
5. pensar que una
joya es solo cosa de 'gente seria'
Rotundamente no. Las
joyas pueden ser divertidas y ser sencillamente un guiño sobre cuánto conoces a
esa persona. Si tu chica se ha pasado el otoño reproduciendo en bucle
el Let it go de Frozen, preparándose para la llegada de la segunda
parte, o si te ha contado la de veces que veía de pequeña La Sirenita, apostar
por cualquier charm de la colección Disney será un regalo fantástico
para ella.
6. solo regalar una
joya una vez en la vida
Piensa en lo que
simboliza el regalo y no tanto el regalo en sí. Un compromiso es una fecha
clave, pero también una muestra de que te comprometes con esa persona para toda
la vida. Dicho así, ¿por qué regalar una única vez? Las joyas que exigen
continuidad pueden ser el símbolo perfecto de lo duradero de vuestra relación.
7. que se note que
no pensabas en ella o que no sabías qué regalar
Nada peor a la hora de
regalar que irte a lo genérico, cuando precisamente un regalo es algo especial
y no algo necesario (como un pijama). Mostrar que has cuidado la selección
previa y que te has interesado por detalles de su personalidad es, por norma
general, parte del regalo.
8. creer que una
joya es solamente un objeto
Una joya siempre es más
que una joya, como ya habrás notado. Es un detalle y un símbolo, es una muestra
de amor e intimidad. Se trata de que esa persona sepa que de verdad es alguien
especial para ti.
Muy interesante la entrada que nos traes..
ResponderEliminarUn abrazo
El gran problema, al menos en mi país, es que las receptoras de la distinción luego tienen que esconderlas y reemplazarlas por fantasías, para evitar asaltos y robos.
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