¿Sabías que, cuando lloras a tus
muertos, lloras por ti y no por ellos?
Lloras porque “los perdiste”, porque no
los tienes a tu lado.
Te pones a pensar, ¿qué será de mi sin
ellos?
Entonces si tus muertos ya no están,
¿dónde están?
Sí se han ido. Ahora están en otro lugar
¿Ese lugar es mejor que este?
Muchas creencias hay, respecto a qué les
sucede a nuestros seres queridos, una vez que han partido; lo único que podemos
afirmar; es que, el lugar donde se encuentran depende de ti.
¿De mí?
Sí, de ti...
Sí en tu recuerdo las rodeas de
tristeza, agonía, enfermedad; y te centras en cómo terminó sus días, en vez de
como llevo su vida hasta el día de...ahí, ¡en ese lugar permanecerá!
En cambio, si en tu recuerdo conmemoras
sus vivencias, anécdotas y alegrías, centrándote en el hecho que ya no sufren
más; en ese momento dejarás de llorarlos y los recuperarás en el recuerdo, para
que te sigan acompañando con la alegría de todo lo vivido.
No te mueras con tus muertos. Si
realmente los amabas VUELVE a amarlos y esta vez con mayor fuerza, con mayor
pureza. Con mayor entrega.
Respetamos tu dolor, y tu manera de
expresarlo.
Sabemos que lloras y llorarás sin
consuelo. Pero…
Hoy te digo:
No te mueras con tus muertos, hazles honor viviendo tu vida como ellos hubieran querido que lo hicieras, como ellos la hubieran vivido....
Algo así como el muerto al hoyo y el vivo al bollo, ¿no?
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