martes, 29 de marzo de 2016

584: Un enamoramiento fugaz

Ella, joven, pálida, con una de esas profundas bellezas que más que en el rostro, reside en la perfecta ayuda de la mirada, de la boca, del cuello, y del modo de entrecerrar los ojos. Era, sobre todo, una belleza para hombres, sin ser en lo más mínimo provocativa.
La miré largo rato a ojos porque la veía muy bien, y porque cuando el hombre está así en tensión de aspirar fijamente un cuerpo hermoso.
Comenzó el segundo acto. Volví aún la cabeza al palco, y nuestras miradas se cruzaron. Yo, que había apreciado ya el encanto de aquella mirada vagando por uno y otro lado de la sala, viví en un segundo, al sentirla directamente apoyada en mí, el más adorable sueño de amor que haya tenido nunca.
Fue aquello muy rápido: los ojos huyeron, pero dos o tres veces, en mi largo minuto de insistencia, tornaron fugazmente a mí.
Fue asimismo, con la súbita dicha de haberme soñado un instante su amante. Sus ojos volvieron otra vez, pero en ese instante sentí que mi vecino de la izquierda miraba hacia allá, y después de un momento de inmovilidad por ambas partes, se saludaron.
Así, pues, yo no tenía el más remoto derecho a considerarme un hombre feliz, y observé a mi vecino.
–Se conocen –me dije– y no poco.
En efecto, después de la mitad del acto mi vecino, que no había vuelto a apartar los ojos de la escena, los fijó en el palco. Ella, la cabeza un poco echada atrás y en la penumbra, lo miraba también. Me pareció más pálida aún. Se miraron fijamente, insistentemente, aislados del mundo en aquella recta paralela de alma a alma que los mantenía inmóviles.
Durante el tercero, mi vecino no volvió un instante la cabeza. Pero antes de concluir aquél, salió por el pasillo lateral. Miré al palco, y ella también se había retirado.
–Final de idilio –me dije melancólicamente.

10 comentarios:

  1. No se puede pedir todo: un instante de ensoñación es a lo máximo que se puede aspirar en la mayoría de los casos. Hay muchas cañas para tan pocos peces.

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  2. Fugaz fue si .. pero me digo : en el enamoramiento se miden tiempos?

    bah

    no¡

    besos

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  3. Es que los enamoradizos corren muchos riesgos, aunque disfrutan más que los que no lo son.

    Saludos.

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  4. En una historia de dos, un tercero siempre sobra...

    Bss, Chaly.

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  5. Qué tendrá el vecino que no tenga yo.
    Un abrazo.

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  6. Como un intruso, Chaly...
    Besos.

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  7. ¡Lo que hace un rostro pálido...!

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