miércoles, 30 de marzo de 2016

585: La novia del verano

—Te amo
Él la tumbó sobre la hierba suave que cubría el claro del bosque y ella notó claramente el momento en que él recuperó el control. Seguía teniendo la respiración tan acelerada como ella, pero se apartó un poco y la observó.
—Quiero que seas mi esposa
Ella cerró los ojos e intentó buscar las palabras que debía decir sin dejarse llevar por lo que sentía.
—No hasta que vuelvas —quería creer que entonces seguiría amándola del mismo modo, pero no quería que se arrepintiera después.
—Prométemelo
Ella lo besó para distraerlo con el deseo físico que sentían el uno por el otro. Porque era más fácil no pensar en la posibilidad de perderlo cuando sentía sus brazos rodeándola.
—Eres el único hombre al que he querido
Él se apoderó de su boca mientras una de sus manos le acariciaba un pecho. El pezón se endureció bajo sus dedos y ella tuvo que luchar contra la tentación.
—Cuando vuelvas —susurró, agarrándole la mano. No podía entregarle su inocencia sabiendo que cabía la posibilidad de que él no volviese nunca.
Él la besó de nuevo y la abrazó con fuerza. Ella lo deseaba, pero tenía miedo al futuro. Sobre todo, tenía miedo de perderlo

8 comentarios:

  1. Estás hablando del siglo pasado, verdad?

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué romántico!...Parece un trozo de novela del siglo pasado. Aquello de entregar su inocencia parece una frase de nuestras abuelitas.
    Abrazos Chaly

    ResponderEliminar
  3. Romántico hasta las trancas
    y es que hasta el romanticismo se ha perdido
    ...... besos ¡

    ResponderEliminar
  4. Los futuros están llenos de interrogantes.
    Aunque todos acaban de la misma forma.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Y es que el amor presencia quiere, y sin ella, pronto muere.
    Bss, Chaly.

    ResponderEliminar
  6. El deleite de la demora que puede acabar en la oportunidad perdida...

    ResponderEliminar