jueves, 31 de marzo de 2016

586: La cabra: del cabrito al cabrón

Cabra
Decimos que está "como una cabra" a quien se conduce de forma alocada e inquieta, mostrando escaso sosiego. Covarrubias escribe en su Tesoro de la Lengua, este curioso y llamativo texto:

“Animal de mucho provecho... que con su fecundidad da los cabritos, la leche sabrosa y medicinal; su sangre expele el veneno; su piel, puesta sobre las heridas, las sana; nos viste y nos calza; su hiel clarifica la vista; su pulmón, puesto sobre la mordedura venenosa, atrae el veneno; sus cuernos quemados ahuyentan la serpiente; su pelo viste al pobre, y su carne harta al hambriento... (entre) los egypcios era símbolo del que tenía delicado oydo, porque oye mucho; y yo supe de una cabra que criava (a) un niño huérfano, y al punto que llorava venía del monte a darle de mamar. (...) Las cabras que no tienen cuernos dan más leche; y los cuernos quemados son buenos para sahumerios para las que tienen mal de madre”.

Con estos antecedentes no es posible tenerlas por animal negativo; pesaron otras leyendas. Se llama "cabra saltante" a cierto fuego fatuo que vaga por el aire a ras de tierra, y que se relacionaba con este animal, por creérsele poseido por el diablo, ya que su carácter caprichoso y un tanto irracional las hace comportarse como el fuego fatuo. La tradición antigua equiparaba a la cabra con la ramera, por su propensión al deleite carnal. A su mala prensa contribuyó su olor nauseabundo y el hecho cierto de ser una plaga en los sembrados, royendo los pimpollos tiernos. El Refranero se muestra dividido: Por una parte proclama: "Quien cabras ha, bien pagará"; por otra, sentencia: "Si a tu vecino quieres mal, mete las cabras en su olivar". Está vista poco menos que como el caballo de Atila: "La cabra, cuanto roe abrasa". "Cabra en sembrado, peor que nublado". "Por do pasó, todo arrasó". "Cabras en viña, mejor es pedrisca". "Buena cabra, buena mula, buena mujer: muy malas bestias las tres", refrán en boga en tiempos pasados.

En cualquier caso, decirle a alguien que "está como una cabra" no resulta tan ofensivo como acusarle directamente de estar loco. Cariñosamente se predica de quien realmente lo está, loco de atar o de remate.

Cabrito
"Al cornudo primerizo llaman algunos cabrito". También pude saber que "el casado mamantón va camino de cabrón". Covarrubias, por su parte, tiene esto que decir: "...es símbolo del moçuelo que apenas ha salido del casacarón quando ya anda en zelos y presume de enamorado y valiente...".

También se predica del cabrón, sujeto vil que consiente el adulterio de su mujer; pero no son equiparables, sin matices, uno y otro individuos. No hay cabritos con pintas, ni ignorantes de su suerte.
Todos los cabritos lo son a su pesar y no encuentran lado bueno alguno en serlo. Tal vez el aspecto de falso diminutivo que tiene la palabra atenúe un tanto el peso y el rigor de su rotunda semántica. El autor de la novela picaresca Vida del escudero Marcos de Obregón, Vicente Espinel, escribe coetáneamente:

"El que se casa viejo tiene el mal del cabrito, o se muere presto o viene a ser cabrón".

Cabrón
Marido engañado, o que consiente en el adulterio de su mujer; llamamos también cabrón al rufián, individuo miserable y envilecido que vive de prostituir a las mujeres. En otro orden de cosas, se dice de quien por cobardía aguanta las faenas o malas pasadas de otro, sin rechistar; también de quien las hace. Es palabra tomada en sentido figurado, del aumentativo de cabra, cabrón, animal que siempre gozó de mala reputación por haber tomado su figura el diablo en los aquelarres, o prados del macho cabrío, para copular con las brujas en los ritos de estas reuniones nocturnas, teniendo acceso a las mujeres hermosas por delante, y a las feas por detrás.
Es palabra de uso en castellano desde los orígenes del idioma, muy utilizada ya por Gonzalo de Berceo, en todas las acepciones que todavía le da el DRAE. En el Cancionero de obras de burlas provocantes a risa, el autor de un Aposento que se hizo en la Corte al papa Alixandre cuando vino legado en Castilla..., se utiliza así el término:

“Y el cabrón de miçer Prades,
descornado,cabiztuerto,
saco lleno de ruindades,
y otro tropel de abades,
en las cámaras del huerto”
.

Covarrubias, con la sencillez y claridad que caracteriza su entretenido Tesoro de la Lengua Castellana, tiene esto que decir:

“Llamar a uno cabrón, en todo tiempo y entre todas las naciones, es afrentarle. Vale lo mesmo que cornudo, a quien su muger no le guarda lealtad, como no la guarda la cabra, que de todos los cabrones se dexa tomar (...); y también porque el hombre se lo consiente, de donde se siguió llamarle cornudo, por serlo el cabrón según algunos...

Siempre hubo grados entre cabrones. No es lo mismo, como advierte Camilo José Cela en su delicioso Diccionario, un cabrón ignorante de su condición, que un cabrón con pintas, consentidor e incluso alcahuete de su mujer. Cela razona así:

Cabrón consentido: el que aguanta marea por la razón que fuere; es más triste que el cabrón con pintas, más pudoroso que el cabronazo, y su noción coincide con la de cabroncillo o cabronzuelo.

Diego de Torres Villarroel, a modo de advertencia misógina y pesimista, advierte a los candidatos a marido, en su Ultimo sacudimiento de botarates y tontos, del siglo XVIII:

"...Cásese y profese en el cabronismo, y comerá a costa de otro, que no hay vida más acomodada en el mundo que la de cabrón..."

7 comentarios:

  1. Cabrito se usa a veces también como apelativo de alguien de quien no te puedes fiar o que trata mal a la gente...

    Saludos.

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  2. La verdad . Hay muchos significados para un mismo vocablo.

    Gracias por las aclaraciones.
    Besos.

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  3. Bueno, lo de hoy ha sido una verdadera clase magistral de filología y derivados. Benditas cabras...

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  4. Yo por eso hasta en la bio de tuiter presumo soybuna cabra!

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  5. Sin embargo el aumentativo "cabronazo" no hace referencia nunca al que le pone los cuernos su mujer, sino al que es mala persona, dicho con toda intención o de manera cariñosa.
    Un abrazo.

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  6. No sé por allá, pero por aquí (España), en plan compadreo, es normal que entre varones se llamen cabrones sin que los aludidos se ofendan, pues el tono y el contexto denota que no se emplea insultando, aunque en sí la palabra sea un insulto. Pero, a las mujeres, por muy amigas que sean, no está en uso el llamarles putas.

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