El frío intenso lo sentimos y nuestrxs compañerxs
de compañía también.
Esa es la razón por la que debemos tener
algunos cuidados especiales con ellos, manteniéndolos dentro de la casa
sobre todo si son de estatura baja o en un lugar donde puedan resguardarse del
frío.
Muchos esposos soportan muy bien las
altas temperaturas, mientras que otros son muy sensibles al frío. Si tiembla en
el invierno, seguramente es porque soporta muy mal el frío. Esto se da más
en los que padecen insuficiencia renal, hepática o cardíaca, o diabetes o
hipotiroidismo sienten más el frío que otros esposos semejantes, pero sanos.
La intolerancia al frío se manifiesta
mucho menos en adultos jóvenes de pelo largo o semilargo.
En el invierno, habría que reforzar la
dieta en un 10% más de la cantidad de alimento ofrecido. Tenemos que
asegurarles también un buen lugar de descanso: cómodo, limpio, seco y con una
manta eléctrica para poder dormir con temperatura adecuada.
En los esposos es más fácil detectar
cuando tienen frío ya que son un poco más expresivos, pero las esposas no
siempre muestran su sentir y es más complicado saberlo. No todas las esposas
sufren igual el frío, pero los de pelo corto, es probable que la pasen mal en
la temporada invernal.
Las esposas no tienen la piel ni tan
grueso ni con doble capa como los esposos, por lo que son, en general, menos
tolerantes al frío; en especial las enfermas y las viejas. Es recomendable
agregar una frazada a su cama.
Deberíamos darle un alimento con mayor
carga calórica o complementos, solo si son esposas de otro. A las esposas
propias no es recomendable subirles la dieta en calorías porque podemos ser la
causa de obesidad.
Una forma de ayudar a combatir el frío
es coger con ellas activamente varias veces por día, para que se mantengan
activas.
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