Nos enseñan que, si les damos a los demás el beneficio de la duda, Dios hará lo mismo por nosotros.
En cada actividad humana hay algo bueno
y algo malo.
Incluso cuando hacemos lo correcto,
usualmente hay algún aspecto que se hace para obtener una ganancia personal.
Ningún acto es motivado cien por ciento
por puro altruismo.
Asimismo, cuando hacemos algo malo,
inevitablemente allí hay también algo bueno.
La cuestión es dónde colocamos el foco,
en lo positivo o en lo negativo.
Dado que en cada acto existe tanto lo
bueno como lo malo, tenemos la elección respecto a dónde dirigimos nuestra
atención.
¿Elegimos ver lo bueno de las personas o
lo malo?
¿Nos enfocamos en los aspectos de
carácter positivos o en las áreas en las que fracasan?
En aquello en lo que escojamos
enfocarnos en los demás, será en lo que Dios se enfocará en nosotros.
Si elegimos dirigir nuestra atención
hacia lo bueno de los demás, incluso cuando no vemos toda la imagen, Dios se
enfocará en lo bueno que hay en nosotros.
Asimismo, si nos enfocamos en lo malo de
los demás, Dios también se enfocará en nuestros aspectos negativos.
A fin de cuentas, ¿cómo podemos esperar
que Dios nos juzgue más favorablemente de lo que nosotros juzgamos a los demás?
Cuando elegimos cerrar los ojos ante los
aspectos negativos del comportamiento de otra persona, no estamos siendo ingenuos.
Se trata de elegir enfocarse en lo
positivo que existe en la conducta y en el carácter de nuestro amigo.
Supongamos que un niño quiere ayudar a
su madre y comienza a lavar los platos, pero como no tiene cuidado se le cae un
plato y estalla en el suelo. La madre puede estar molesto con su hijo por no
haber sido cuidadoso, pero en cambio puede elegir enfocarse en cómo el niño
estaba dispuesto a ayudar en la casa.
Tanto el deseo del niño de ayudar como
su falta de cuidado son reales.
La madre puede elegir si se va a enfocar
en lo positivo o en lo negativo, y esta es una elección que todos debemos tomar
respecto a dónde dirigimos nuestra atención.
Si nos habituamos a tratar
rutinariamente de encontrar lo bueno en los demás, con el tiempo nos entrenamos
para elegir siempre lo bueno.
Nuestra vida entera transitamos entre lo positivo y negativo, incluso, lo que aparenta ser positivo puede ser negativo o viceversa. Comparto tu pensamiento al sentir que al enfocarnos en lo mejor de los demás, algo o mucho de ello quedará en nosotros.
ResponderEliminarAbrazos Chaly
Lo malo, lo negativo, siempre resulta más fácil es un mundo donde la indiferencia, la tibieza y el no posicionarse se ha implantado en nuestras costumbres sociales. Va a costar tener arreglo amigo Chaly... pero no es imposible. No lo es.
ResponderEliminarun beso.