jueves, 1 de agosto de 2024

0875: Bikini y su familia léxica

 Eva María se fue, buscando el sol en la playa, con su maleta de piel y su bikini de rayas. Se podía haber ido con un monokini de rayas, un trikini, un tankini, un flamenkini o un minikini. También, sin la menor indulgencia, Eva María se podía haber preguntado, ante todas esas opciones de moda playera que parecen compartir una misma raíz, qué es entonces un kini y por qué nunca podría meterlo en la maleta.


Kini, la base de creación para esta inagotable familia léxica que orbita en torno a bikini, es una palabra que ni existe ni debería existir en la lengua, porque es producto de un error de percepción lingüística.


Los hablantes vieron en bikini, ese traje de baño de dos piezas, una estructura morfológica que replicaba la de términos como bicéfalo, bicentenario o bisílabo, donde bi- significa ‘dos’ y duplica, por tanto, el concepto representado por la base a la que precede (cabezas, centurias o sílabas). Así, despojado el bikini de ese multiplicador, naturalmente un traje de baño de una pieza sería un monokini, y uno de tres piezas, un trikini.


La operación matemática era infalible. La operación lingüística, no tanto. Los hablantes cometieron un error al interpretar la estructura del término, en un fenómeno conocido como reinterpretación morfológica, que puede considerarse un ejemplo de etimología popular (como sucede en el par vagabundo/vagamundo).


Para entender por qué esta era una interpretación errónea, debemos remontarnos al origen mismo del término bikini. El 20 de junio de 1946 es la fecha del registro de patente firmado por Louis Réard, un ingeniero francés que diseñó un traje de baño de dos piezas, al que decidió denominar bikini en referencia al atolón de las Islas Marshall en el que ese mismo año se habían realizado pruebas nucleares, por lo que era un nombre muy presente en la cultura popular de la época (tanto que el atolón Bikini está vinculado también al origen de Godzilla). Además, el nombre aludía al carácter atómico (por lo pequeño y a la vez explosivo) de su creación textil.


Algunas variantes de bikini hacen referencia al tamaño de la prenda (minikini o microkini), conectadas a la cultura popular, como el baykini (de la serie Baywatch) y el mankini (de la película Borat). Junto al mankini, el penekini y el pubikini son quizás los ejemplos más atómicos de toda la familia.


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