sábado, 27 de mayo de 2017

970: Empezar es difícil

A Tila se le ha encomendado que entreviste a Gilbert, uno de los solicitantes del puesto de coordinador de personal. Tila tiene que informar por escrito de sus impresiones. Escribe: La entrevista tuvo lugar en el Café Bagdad a las seis de la tarde.

Lo tacha. Eso no es totalmente exacto, porque la entrevista empezó, efectivamente, a las seis, pero se desarrolló entre las seis y las siete menos cuarto. Además, ¿a quién le importa si eran las seis o las ocho, si se trataba de Bagdad o de Alaska? Tacha de nuevo.

Muerde el extremo del bolígrafo. Piensa. Luego escribe: Al principio de la entrevista, Gilbert me entregó… Vuelve a tachar; cambia Gilbert me entregó  por el solicitante me entregó un currículum vitae, que insistió en que leyera en el momento, antes de empezar nuestra conversación. Adjunto el currículum

Lo tacha. ¿Qué importancia tiene eso? Además, insistió resulta demasiado fuerte aquí, pues Gilbert no fue tan categórico. ¿Pidió? Demasiado débil. En realidad, lo que hizo fue menos que insistir pero más que pedirme que leyera su currículum primero. ¿Hay una palabra intermedia entre pedir e insistir? ¿Tal vez exigir? No, no me lo exigió. Y no fue categórico. En general, categórico es una palabra tonta. Sea como fuere, el currículum irá adjunto a mi informe, si es que consigo redactarlo, de modo que ¿a quién le importa si Gilbert insistió, persistió, pidió, rogó o me tentó?

Bueno, quizá lo pueda poner así: El solicitante me produjo la impresión de ser un hombre con una extraordinaria confianza en sí mismo, aun cuando tal vez se esforzó demasiado en tratar de producirme esa impresión. Estupendo, excepto que en realidad es un bodrio: me produjo la impresión de que se esforzaba demasiado en tratar de producirme esa impresión. Un asco de lógica, y un asco de castellano también. Además, extraordinaria confianza en sí mismo: ¿quién te crees que eres? ¿Un asesor titulado en confianza en uno mismo?

Tila vuelve a empezar: Gilbert Gados, veintinueve años, nacido en Gedera, Israel, divorciado, sirvió cinco años como inspector de policía…. No. Demonios, ¿es que no puedes poner las cosas como es debido? Sí que sirvió en la policía cinco años, pero fue inspector sólo el último año y medio.

Y ¿por qué no empezar buscándole la gracia? Pero ¿dónde está la gracia? Encima se está haciendo tarde. Y Tila ha prometido llamar a Matilde antes de que acabe su turno.
Un asco otra vez. No está claro si su turno se refiere al turno de Matilde o al de Tila.

Basta. Tila no presentará su informe hoy. Mañana será otro día. No es el fin del mundo.
Nuevo tachón. Mañana será otro día está muy trillado. Por otra parte, ¿y qué? ¿Qué tiene de malo que esté trillado? ¿Por qué no? ¿Y no queda patoso acabar con tres
preguntas sinónimas: ¿Y qué? ¿Qué tiene de malo? ¿Por qué no??
Tila hace pedazos la hoja y llama a Matilde.

7 comentarios:

  1. Tila despedida ya mismo o que la pongan en otro puesto.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Con lo fácil que es poner que el tal Gilbert es un poco gilipollas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Lo peor es que este muchas veces se dará de verdad.
    ¡Qué pena que a las cosas tan importantes, se le den tan poca importancia!!
    Así nos va.

    ResponderEliminar
  4. Pobre Tila, con lo fácil que es escribir lo que realmente pasó y ya, no? :P

    besos

    ResponderEliminar