0100:“San Roque, San Roque, que este perro ni me mire ni me toque”

—Bueno… hasta aquí llego ese amor maravilloso, ese amor que nos trajo felicidad, rupturas y reconciliaciones, que nos llenó de besos y de lágrimas, este es el momento que nos decimos… adiós.

—No te entiendo, ¿Qué quieres decir con eso? No es la primera vez que rompemos.

—Pero es la última, ya me canse de verte de vuelta, diciendo que te equivocaste y que sólo a mi amas.

—Tú no entiendes la vida, vives encerrado dentro de tus ideas, en cambio yo, vivo en el mundo que tiene atracciones y quiero disfrutarlas y tengo el derecho de equivocarme y enmendar mis errores. Puede ser que esta vez no vuelva —cómo tú supones— como también pueda ser que sí, no lo sé, pero quiero vivir, entiéndelo por favor, es que a veces esta fidelidad autoimpuesta me lastima, me siento prisionera, presa de tu amor que me ahoga… sé que me amas, pero no me ames tanto, ámame como yo te amo… en libertad

—Es que… solo sé que aprendí por ti a amar de esta manera… yo renuncie a mi vida pasada…a mi loca manera de vivir que tanto te molestaba… deje a un lado mi pasado, para que tu confíes en mí y ahora me dices que me equivoqué, que tú eres como yo era antes, entonces yo te pregunto por qué me pedias que cambie. No, mi amor… hoy he muerto, no sé quién renacerá pero te digo que ahora y con mayor razón es el adiós definitivo.