sábado, 4 de noviembre de 2017

083: Lecciones sobre el amor

Algunos sostienen que el sexo es bueno para nosotros, otros afirman que nos hace daño.
Si comparamos ambos puntos de vista, debemos llegar a la conclusión de que es beneficioso. De hecho, sus efectos medicinales se parecen íntimamente a los del ginseng y el acónito, dos sustancias con las cuales puede intercambiarse. Pero aquí debemos hacer una matización. Aunque potentes tónicos, el ginseng y el acónito sólo deberían tomarse en pequeñas dosis y durante largos períodos.
En otras palabras, deberían tratarse como medicina, no como alimento. Cuando se las toma indiscriminadamente, sin considerar la dosis ni la frecuencia, pueden resultar fatales.

Pues bien, el sexo tiene exactamente las mismas ventajas y desventajas. El uso a la larga da por resultado el refuerzo mutuo del yin y del yang, en tanto que un uso excesivo pone en conflicto a los elementos agua y fuego. Utilizado como medicina, el sexo nos alivia de la emoción contenida; pero, utilizado como alimento, disminuye nuestro semen y nuestra sangre. Si la gente supiera utilizarlo como una medicina, lo abordaría con cierto grado de desapego, paladeándolo, pero sin llegar a la adicción. Antes de aventurarse en el sexo, la gente reflexionaría: Es una medicina, no un alimento. ¿Por qué aficionarse tanto? Si hicieran esto, su yang no sería demasiado exuberante ni su yin demasiado deprimido. Nadie moriría prematuramente y, más aún, ninguna muchacha quedaría sin marido y ningún hombre sin esposa.

Pero hay que considerar otra cuestión. Las propiedades del sexo como medicina son las mismas que las del ginseng y el acónito en todos los sentidos salvo en la localización en que ocurre y el criterio mediante el cual se lo selecciona; en estos dos sentidos hay características opuestas en las que deberían instruirse los usuarios.

En el caso del ginseng y el acónito, la variedad genuino es la superior, mientras el producto local no produce beneficios, en tanto que en la actividad sexual la variedad local es superior y la genuina no sólo no produce beneficios sino que incluso puede hacer daño.

¿Qué quiero decir con producto local y variedad genuina?

La expresión producto local se refiere a las mujeres que ya posees, tus propias esposas y concubinas; no necesitas buscar más allá ni gastar tu dinero; limítate a coger lo que tienes al alcance de la mano. Nadie te detendrá; no importa cómo decidas dormir: no hay motivo de alarma, llame quien llame a tu puerta. El sexo, en esas circunstancias, no perjudica tus energías vitales, incluso beneficia tu altar ancestral. Si un solo encuentro da por resultado tal armonía física, sin duda estaremos de acuerdo en que el sexo nos hace bien.

La variedad genuina se refiere al aspecto de encandilamiento y fascinación que sólo se encuentra en el tocador de las casas de los ricos. Así como la suave ave de corral carece del refrescante resabio del ave de caza, el aspecto desmejorado de nuestras esposas no puede compararse con la juventud y el embeleso de estas avecillas de tocador. Cuando pones los ojos en una muchacha de esta clase, sueñas con ella; te esfuerzas por ganarla a toda costa; haces avances, a los que siguen regalos; escalas muros para citas secretas o gateas por túneles para declarar tu pasión. Pero, por envalentonado que estés por la lascivia, seguirás aterrado como un ratón; aunque nadie te haya visto, siempre creerás que llega alguien; sudarás más por miedo que por amor, y el semen rezumará por todos tus poros. El deseo de amor excede al espíritu heroico; cuando te encuentren cometiendo adulterio, perderás la barba y las cejas. Una zambullida en el abismo acabará en espantoso desastre. En el otro mundo habrás destruido tu crédito moral; en este habrás quebrantado la ley y serás condenado a muerte.
Como no quedará nadie para pagar tu delito, tu esposa tendrá que seguir viviendo y desarrollar sus propios deseos, comprometiéndose en una conducta impúdica y produciendo todo tipo de daño: una tragedia insoportable.

En el caso del sexo es obvio que por ningún motivo debe sacrificarse lo cercano por lo lejano, lo basto por lo delicado, ni desdeñar lo común para buscar lo raro.

6 comentarios:

  1. Esto va dirigido al sexo masculino...
    Como medicina está bien, pero esto es cosa de dos, no?
    Tampoco veo que llegue a ser prescripción facultativa.
    Pero siempre mejor con la propia, eso siempre.

    Y la ironía también siempre, que es también medicinal, jajajaja

    Besos, Chaly

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  2. No se me había ocurrido pensar que al sexo había que dejarle un hueco en el botiquín, junto a la sal de frutas y las aspirinas.
    Un abrazo.

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  3. Esto es casi una tesis doctoral ¡qué bárbaro!

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  4. Leerte es un puro aprendisaje.

    :) Besitos

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  5. No sé qué pensar de este texto¿quién lo ha escrito?, ¿Gustavo el Chamán?
    O sea, que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. No sé yo....
    Besos, Chaly.

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