La challa es una
ceremonia de reciprocidad con la Pachamama que se basa en el acto de regar
la tierra u otro bien con alcohol y elementos simbólicos.
La challa en el campo
consiste, básicamente, en cubrir la tierra con pétalos de flores y enterrar una
olla de patatas cocidas, cigarros, hojas de coca y alcohol para alimentar a la
Pachamama. Mientras lo hacen, beben y le ofrecen cantos y bailes.
En la ciudad se challa
adornando una propiedad (casa, negocio, automóvil, etc.) con serpentinas de
colores y rociando alcohol, granos dorados, pétalos de margaritas y confites en
las esquinas de la misma.
Un elemento muy común en
la challa es la mesa o apxata: un colorido altar donde se realizan
ofrendas a la Pachamama. La apxata está cubierta por un aguayo y lleva frutas,
caramelos, especias, cereales, confites, nueces, vino, alcohol, pétalos de
flores, serpentinas, un feto de llama, etc.
Las ofrendas de la mesa
deben ser quemadas y ahumadas, con maderas aromáticas de Koa y palo santo, para
luego ser enterradas y entregadas a la Pachamama.
Tanto en la ciudad como
en el campo es habitual que se utilicen petardos, durante la ceremonia, puesto
que según las creencias del lugar el ruido sirve para alejar a los malos
espíritus.
Agosto es el mes de
challa en el campo, ya que en este período la tierra necesita fortalecerse,
después del desgaste causado por el invierno y, entonces, “se abre” para
recibir las ofrendas de los creyentes de la Pachamama. En la ciudad se challa
en febrero o marzo, el martes de carnaval.
La comida es un elemento
central en la challa, y cada región tiene un plato asignado para acompañar esta
celebración. En Cochabamba se sirve el tradicional Chajchu, este plato está
hecho a base de carne frita de cordero. En la ciudad de La Paz no puede faltar
el popular Puchero del martes de challa, una sopa que contiene variedad de
carnes, acompañadas con garbanzos, repollos, choclos, nabos, patatas, especias
y una salsa picante de cebolla. En zonas rurales del altiplano se acostumbra
comer el ancestral Aptapi, que consiste en una merienda común, donde cada
comensal lleva su aporte: patatas, tuntas, chuños, carnes, choclos, habas, etc.
La challa se caracteriza
por ser muy pintoresca, abundante en colores, objetos, cerveza y comida. Es un
acontecimiento donde los asistentes comparten y derrochan alegría, al son de
los ritmos del lugar, al mismo tiempo que veneran, piden, agradecen y nutren a
la Pachamama.
Vamos que, a costa de la Pachamama, os ponéis las botas de comer y beber.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hoy he aprendido algo nuevo e interesante. Gracias.
ResponderEliminarInteresante recuento de costumbres ancestrales.
ResponderEliminarSaludos.