-Mamá, ¿cómo se creó la
especie humana?
-Hija, Dios creó a Adam y
Eva y ellos tuvieron hijos y así se formó la especie humana.
Al día siguiente, la niña
le hace a su padre la misma pregunta y el padre le contesta:
-Hace muchos años
existieron monos y fueron evolucionando hasta los seres humanos que ves hoy.
La pequeña, toda
confundida, regresa con su madre y le dice:
-Mamá ¿cómo es posible
que tú digas que la especie humana fue creada por Dios y papá diga que
evolucionó del mono?
-Mira, querida, es muy
simple. Yo te hablo de mi familia y tu papá te habla de la suya…
-Pues no, no es un
chiste. Esta anécdota ocurrió en una familia norteamericana. Escuchen bien.
Según últimas encuestas, la mitad de los estadounidenses rechazan la ley de la
evolución y siguen pensando que Dios creó las especies animales, una por una,
en seis días, tal como dice la Biblia. Siguen negando la evidencia científica y
creen que Adán y Eva fueron el primer padre y la primera madre de la humanidad.
Tenemos una llamada… ¿aló?
-¡Señores! Ustedes acaban
de decir una gran mentira. Ustedes han hablado de la “ley de la evolución”. Y
que yo sepa, la evolución es una simple “teoría” entre muchas otras.
-Pues se equivoca, mi
amigo. Porque aunque a veces se diga “teoría de la evolución” las ideas de
Charles Darwin están ya más que comprobadas, son tan ciertas como que el sol es
redondo. La evolución de las especies es una ley científica igual que la ley de
la gravedad.
-Pero, señorita
periodista, si así es la cosa, ¿por qué hay tantísima gente que sigue creyendo
en Adán y Eva?
-Porque siguen escuchando
sermones de pastores y de curas que les hacen tomar la Biblia al pie de la
letra, sin entender que lo de Adán y Eva es una simple leyenda, como todas las
leyendas que inventaron todos los pueblos para explicar el origen del mundo y
de los seres humanos.
-Veamos ahora… ¿aló?
-¡Decir que la Biblia es
una leyenda inventada! ¡El colmo! Mire, diga usted lo que quiera, pero mis
abuelos no fueron monos.
-Sus abuelos no, pero sus
tatatatatatarabuelos… sí.
-¡No me insulte,
señorita!
-No es insulto, mi
señora, al contrario. Es más lindo saber que todos los seres vivos venimos de
una misma semilla, que todos formamos una sola familia, ¿no le parece?
-Lo único que me parece
es que usted no me va a convencer de nada.
-No se convenza, mi
amiga. Pero, por favor, no le llene la cabeza a su hija con ideas falsas.
Déjela que estudie y que descubra la maravilla de la evolución.
-Entonces, papá, ¿venimos
de los monos?
-Claro que sí, mi hija.
Y tú, ¿qué crees?
¿Venimos del mono o de dios?
Yo siempre he estado de acuerdo en que venimos de Estardos Unidos.
ResponderEliminarUn abrazo.
me gustan mas los hechos que los cuentos digamos ja...
ResponderEliminarQuien lo sabe...
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