Un muchacho que conocí en la empresa me
pidió mi número de teléfono, lo cual me pareció raro porque era “muy guapo”
popular y tenía a varias a sus pies… Yo era muy joven, inexperta pero ya tenía
mis pinitos en el amor, en fin, el muchacho me gustaba mucho y yo le veía como
alguien más experimentado, más hombre comparado al único noviecito que había
tenido por entonces.
Ese mismo día que le di mi teléfono
me llama por la noche !Wouuu! pensé, este está muerto por mi
Después de una corta charla inicial,
me pregunta que llevaba puesto, yo estaba sucia, despeinada, pero le dije lo
que quería escuchar, que me acababa de bañar y tenía una camiseta puesta… el
problema fue que la conversación empezó a subir de tono y yo realmente no sabía
que decir. Así que tuve que acudir a mi imaginación y dotes actorales para no
desilusionar al chico este, pero estaba sudando frío desconcertada, el empezó a
describir con lujo de detalles todo lo que me quería hacer, yo quedé en shock,
perpleja, pero no podía parar de escuchar y le seguí el juego por morbo, pero
aquello era terreno desconocido para mí.
En fin, después de media hora de
estar escuchando al chico, creo que acabó y me dijo que soñaría conmigo, ¡santo
Dios!
Al día siguiente lo vi en el trabajo
de pasada y me guiño un ojo, te llamo esta noche me susurró, y por varios días
se repitió el mismo escenario Ya estaba harta… le dije por qué no salimos a
pasear o vienes a mi casa.
¿Y que crees? ¡No! Me seguía dando
largas… así que no aguante más tanta perorata (fingida de mi parte) y la
próxima vez que me llamó no pude aguantar la risa por las cosas tan
extravagantes y descabelladas que le estaba diciendo y le conté la verdad. ¡Que
odiaba eso del sexo telefónico!
Por eso muchas veces ando como
loquita riéndome en la calle es que me acuerdo de cada cosa que no se si reírme
o llorar.
En fin, él se molestó y después
anduvo diciendo que yo era o me hacía la puritana, ni modo. Cada quien sus
gustos…
Se cambió por un novio menos guapo, pero que iba más al grano.
ResponderEliminarUn abrazo.
O en gustos nada hay escrito.
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