miércoles, 25 de septiembre de 2019

0375: el que no tiene de inga tiene de mandinga


El otro día, me encontré con una niña que tenía un lunar muy grande en el rostro, un lunar negro con pelo. Ella venía muy abrazada a su papá, porque yo creo que lo que la niña sabe es que la calidad de las miradas que recibe no es solidaria, son más bien inquisitivas, crueles, juicios muy duros. 
Y la niña no se va a quitar la cara para convertirse en otra persona, sabe que ese es su rostro, su papá lo sabe, trata de protegerla de la maldad con la que miramos a los otros.

Me confronta en el sentido de pensar: ¿y cómo puedo mirarla yo de manera que no se sienta agraviada también por mi mirada? ¿Cómo puedo desarrollar una mirada que sea más generosa, más humana, sobre algo que en el fondo no implicaría ninguna diferencia?

 Hay una invitación a reflexionar sobre quiénes somos en realidad. Y esa pregunta yo me la he hecho en muchos años y es una pregunta que sigue estando viva porque yo creo que quien se sigue preguntando quién es, se sigue preguntando quién quiere ser y también trata de asumirse como es y como son los demás.

 Cuando Pedro Infante hizo esa película de una niñita que era morena, muy morena y que se pinta el rostro de blanco, ella se pinta de blanco y le dice a su papá: “papá, me pinté la cara con talco para ver si me quieres más” 
Aunque esa es una imagen de una película realizada a mediados del siglo pasado, yo creo que todavía hay mucha gente que todavía no puede entender que sólo un rostro blanco sea la única opción válida para ser un rostro bello.

 Cambiar tu piel, nunca podría cambiar tu alma. Nosotros somos gente que envejece, acumula años, arrugas y eso está bien.

A veces van entre amigas y se dicen: “ay no, con eso te ves más morena” o “ese color no.” 
Realmente las personas lo dicen. “Ese color no le queda a las morenas” y “a los blancos todo les queda.

3 comentarios:

  1. Como si las negras no quitaran el hipo tanto como las blancas.
    Un abrazo.

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  2. Te honra el pensamiento de querer mirar a la niña de otra m.anera

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  3. Parece mentira que a estas alturas de la película todavía sigan pasando cosas así.
    Quizá la única forma de erradicarlo sea erradicar al ser humano.


    Besos.

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