El otro día, me encontré
con una niña que tenía un lunar muy grande en el rostro, un lunar negro con
pelo. Ella venía muy abrazada a su papá, porque yo creo que lo que la niña sabe
es que la calidad de las miradas que recibe no es solidaria, son más bien
inquisitivas, crueles, juicios muy duros.
Y la niña no se va a quitar la cara
para convertirse en otra persona, sabe que ese es su rostro, su papá lo sabe,
trata de protegerla de la maldad con la que miramos a los otros.
Me confronta en el
sentido de pensar: ¿y cómo puedo mirarla yo de manera que no se sienta
agraviada también por mi mirada? ¿Cómo puedo desarrollar una mirada que sea más
generosa, más humana, sobre algo que en el fondo no implicaría ninguna
diferencia?
Hay una invitación
a reflexionar sobre quiénes somos en realidad. Y esa pregunta yo me la he hecho
en muchos años y es una pregunta que sigue estando viva porque yo creo que
quien se sigue preguntando quién es, se sigue preguntando quién quiere ser y
también trata de asumirse como es y como son los demás.
Cuando Pedro
Infante hizo esa película de una niñita que era morena, muy morena y que se
pinta el rostro de blanco, ella se pinta de blanco y le dice a su papá: “papá,
me pinté la cara con talco para ver si me quieres más”
Aunque esa es una imagen
de una película realizada a mediados del siglo pasado, yo creo que todavía hay
mucha gente que todavía no puede entender que sólo un rostro blanco sea la
única opción válida para ser un rostro bello.
Cambiar tu piel,
nunca podría cambiar tu alma. Nosotros somos gente que envejece, acumula años,
arrugas y eso está bien.
A veces van entre amigas
y se dicen: “ay no, con eso te ves más morena” o “ese color no.”
Realmente las
personas lo dicen. “Ese color no le queda a las morenas” y “a los blancos todo
les queda.”
Como si las negras no quitaran el hipo tanto como las blancas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te honra el pensamiento de querer mirar a la niña de otra m.anera
ResponderEliminarParece mentira que a estas alturas de la película todavía sigan pasando cosas así.
ResponderEliminarQuizá la única forma de erradicarlo sea erradicar al ser humano.
Besos.