miércoles, 15 de marzo de 2023

0667: un libro que jamás olvidaremos

 Ursula, con los pies puestos en la tierra, advierte a sus hijas las realidades del matrimonio: »Los hombres piden más de lo que tú crees», aconseja a Remedios cuando ésta se enamora voluptuosamente de José Arcadio: »Hay mucho que cocinar, mucho que barrer, mucho que sufrir por pequeñeces, además de lo que crees.» Y al no hallar eco de sus palabras, porque tampoco pierde la cordura por no ser oída, «La abandonó a su suerte, confiando que tarde o temprano ocurriera un milagro, y que en este mundo donde había de todo hubiera también un hombre con suficiente cachaza para cargar con ella.»

 

            Es capaz de percibir los cambios de los tiempos: «Los años de ahora ya no vienen como los de antes», solía decir, sintiendo que la realidad cotidiana se le escapaba de las manos…

 

            Se aferra a la vida por amor, por el deseo de estar junto a los suyos a pesar de todo: «Ursula se resistía a envejecer, y estorbaba por todos lados, y trataba de meterse en todo…» «se empeñó en un callado aprendizaje de las distancias de las cosas, y de las voces de la gente, para seguir viendo con la memoria (…) más tarde había de descubrir el auxilio imprevisto de los olores, que se definieron en las tinieblas con una fuerza mucho más convincente que los volúmenes y el color…»

 

            La vejez la vuelve todavía más juiciosa para comprender lo que no puede cambiarse: «en la impenetrable soledad de la decrepitud dispuso de tal clarividencia para examinar hasta los más insignificantes acontecimientos de la familia, que por primera vez vio con claridad las verdades que sus ocupaciones de otro tiempo le habían impedido ver. Por la época en que preparaban a José Arcadio para el seminario, ya había hecho una recapitulación infinitesimal de la vida de la casa desde la fundación de Macondo, y había cambiado por completo la opinión que siempre tuvo de sus descendientes. Se dio cuenta de que el coronel Aureliano Buendía no le había perdido el cariño a la familia a causa del endurecimiento de la guerra, como ella creía antes, sino que nunca había querido a nadie, ni siquiera a su esposa Remedios ni a las incontables mujeres que tuvo (…) Vislumbró que no había hecho tantas guerras por idealismo (…) sino que había ganado y perdido por el mismo motivo, por pura y pecaminosa soberbia. Llegó a la conclusión de que aquel hijo por quien ella habría dado la vida era simplemente un hombre incapacitado para el amor.»

3 comentarios:

  1. Cómo olvidar CIEN AÑOS DE SOLEDAD! durante mucho tiempo fue como mi breviario ; )
    Gracias por recordarlo. Un abrazo!

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  2. Qué le vas a decir a Macondo.
    Un abrazo.

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