Una de las sorpresas de estas elecciones la ha dado el jubilado juez Castro, que saltó a la fama mundial por mandar a la Infanta Cristina al banquillo y a Urdangarin al trullo. El instructor del caso Nóos se ha lanzado a la piscina a sus 76 años, presentándose en la lista de Sumar por Baleares. Aseguran que ha sido una incorporación directa de Yolanda Díaz y, aunque es un gesto testimonial pues al cerrar candidatura sus posibilidades de salir diputado son nulas, su imagen de "látigo de la Familia Real" da fuste a la formación. Ya en 2015 Pablo Iglesias le ofreció ir en la lista de Podemos, pero Castro lo declinó ante su decisión de reincorporarse a la judicatura, según reveló el líder podemita: "Me dijo que si no le quedara trabajo por hacer como juez, sería un honor ir en nuestra candidatura".
Pese a que tras su jubilación en 2017 el magistrado reiteró que no se dedicaría a la política y en su entorno aseguraban que era "apolítico", sus convicciones republicanas y su escaso afecto monárquico eran del dominio público. También su vocación de juez "Robin Hood", protector del débil frente al poderoso, y decidido caiga quien caiga a meter en prisión "no solo a los de siempre". En una reciente entrevista en la televisión balear, afirmó que le gustaría ser recordado no por mediáticos casos como Palma Arena, que llevó a la cárcel al presidente Jaume Matas o Nóos, donde por vez primera se imputó a una Infanta de España, sino por "proteger al pequeño ciudadano de los abusos de gigantes como las eléctricas, los bancos o las multinacionales de telefonía". Sorprendió también al expresar su admiración humana por "la Paca", famosa "capo" mallorquina del narcotráfico, actualmente en prisión, "una mujer equivocada en la vida, pero con gran categoría humana".
El rigor con que trató a la Infanta Cristina, a la que imputó dos veces aunque en el juicio salió absuelta, le provocó muchas críticas, por lo que se tildó de "manía persecutoria". También la enemistad con su íntimo, Pedro Horrach, fiscal del caso Nóos que paradójicamente defendió a la Infanta, calificando las acusaciones de Castro "de suposiciones basadas en la rumorología". Algo que dolió sobremanera al juez, que contraatacó sugiriendo que al fiscal le movían "motivos bastardos", o sea, que actuaba al dictado de la Casa Real y el Gobierno.
Un duro episodio que hoy queda en el recuerdo de Pepe, como le gusta que le llamen, así como muchas vivencias, plasmadas en su libro de memorias Barrotes Retorcidos, publicado en 2022.
Nacido en Córdoba en diciembre de 1947, dice que le hubiera gustado ser camionero, pero se hizo funcionario de prisiones, ingresando posteriormente en la judicatura en 1976, y tras ser destinado en Dos Hermanas, Arrecife de Lanzarote y Sabadell, aterrizó en 1985 en Mallorca "un buen lugar para vivir", asegura, y allí se quedó. Se estrenó resolviendo conflictos laborales en la Magistratura de trabajo hasta que en 1990 recaló en el juzgado número 3 de instrucción de Palma, donde se convirtió en "juez estrella" al protagonizar casos de corrupción tan mediáticos, como Calvia, Palma Arena o Nóos.
Era habitual verle llegar a los juzgados en su moto BMW de gran cilindrada, que en 2014, tras sufrir un accidente en el que se rompió varias costillas, sustituyó por la bici. También practicaba el kendo -la lucha japonesa- pero hoy se limita a caminar por prescripción médica y a hacer gimnasia en casa.
No han sido los únicos cambios en su existencia tras convertirse en "jubilata" como se define, y aparcar 40 años de carrera, aunque sigue residiendo en El Molinar, Portixol, donde se instaló en 1985 con su mujer, de la que está divorciado. Actualmente tiene una novia con la que no convive y buenos amigos, la mayoría de la Judicatura, con los que acude a bares de la zona a degustar pescado fresco, su favorito. Aseguran que cuando se quita la toga, Pepe Castro es un hombre divertido, cariñoso y con sentido del humor, pero también muy temperamental, que en la Judicatura era temido por su rigor y fuertes convicciones, de las que nadie le movía.
Cerca de él viven también sus hijos, David, Daniel y José, los tres licenciados en Derecho, y sus cinco nietos, con los que ejerce de abuelo lo justo. Son ellos los que más disfrutan de la lancha que adquirió, una soleil, pues aunque el ex magistrado tiene título de patrón de yate, reconoce que no sabe navegar. En cambio, se le da bien escribir y tras publicar el año pasado sus memorias, ahora prepara otro libro que pronto vera la luz. También le gusta leer, sobre todo ensayos y libros con contenido, como El Quijote, uno de sus favoritos, y escuchar música de Sabina.
Incluso tras abandonar la Judicatura, pese a que nunca hacía declaraciones en prensa cuando estaba en activo, sorprendió estrenándose como tertuliano en el programa Els Matins de la televisión balear. Ahora ha regresado al foco público como candidato del Sumar de Yolanda Díaz. Según su entorno, "es un hombre con grandes inquietudes, que echa de menos su vida de juez, porque le encantaba, e intenta llenar ese vacío manteniéndose activo".
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