domingo, 1 de octubre de 2023

0761: Me niego a ser un borrego

De galán en su juventud a actor consagrado en la madurez; así podría resumirse la trayectoria de José Coronado (66). Actualmente es uno de los actores de moda en España: protagonista de series exitosas como “Entrevías” y “Vivir sin permiso”, y de películas como “El hombre de las mil caras” (2016) o, unos años antes, la imperdible “El Lobo” (2004)


La semana pasada, se habló mucho de él, pero no por el cine, sino porque hizo unas declaraciones que, aunque desataron la furia del feminismo extremo, son representativas del sentir de muchísimos varones -y mujeres- que están hasta la coronilla de la perspectiva de género.


Resulta que, como se estaba estrenando una película suya, Coronado dio varias entrevistas a medios españoles. 

En una le preguntaron: “¿Cómo ha vivido la revolución del Metoo?”

Respuesta: “Me parece terrible todo eso. Me niego a ser un borrego y asentir sin más a lo que dice el gran ministro o la gran ministra de turno. Yo me sigo basando en mis principios, en mi educación, en cómo he crecido y soy consciente de que no le he hecho daño a nadie. Y me niego, por ejemplo, a no ayudar a una chica a subir el bolso a un avión. Si soy más alto y más fuerte, lo voy a hacer. ¿Y por qué no voy a decirle a una mujer lo guapa que está? Todo depende del contexto y de tu mentalidad. Y si lo haces con educación, eso le da alegría a la vida. Si no, nos vamos a convertir en unos putos robots”.


Verdades a puño. Pero, claro, de inmediato se activó el detector de varones no deconstruidos y una jauría de feministas andrófobas, hombres vergonzantes y gente amarga en general se lanzó contra el señor que tuvo el atrevimiento de rechazar las etiquetas de micro-machista, machista o violador en potencia con que el “terrible” MeToo estigmatiza al género masculino.


El primero en reaccionar fue el propio periodista que se creyó en la obligación de corregir al desviado: “Pero el MeToo ha dejado claro que las cosas tenían que cambiar”, le dijo. “Sin duda, pero no nos pasemos de frenada -le contestó Coronado-, no perdamos ni la alegría, ni el humor, por Dios, que es lo que nos caracteriza a los españoles. Basta ya de cogérsela con papel de fumar para todo”. Expresión que significa: “Ser demasiado puntilloso con el cumplimiento de las normas” o “fácil de escandalizar”. Ambas definiciones valen para describir el clima que han instalado las denunciantes, los identitarios y los woke.

Atacado en los titulares -”polémicas declaraciones”; “contradictorias declaraciones” o directamente “declaraciones machistas”- José Coronado no se desdijo -y ojalá siga resistiendo- y hasta se atrevió a insistir en otra entrevista: “Quiero decirle a una mujer que está guapa o cederle el paso sin que nadie me llame agresor ni machista”.

Más frases que dejó el actor: “Mi rebeldía es también actuar conforme a como pienso, a pesar de todos los cambios que estamos sufriendo en la sociedad, me rebelo siendo yo mismo, no cayendo en el borreguismo de la gente, hoy tan habitual.”

“Ah, lo políticamente correcto”, le dijo este periodista, más ubicado que el anterior.

Respuesta de Coronado: “Sí. Está en todo ya, en todo. Estamos entrando en un mundo de borreguismo ante el que yo me rebelo. Y lo hago porque creo que tengo armas para ello, porque, sobre todo, lo que tengo es educación y respeto por el prójimo. Y con educación y respeto yo aún creo que todos podemos llegar a cualquier lado”.

O sea: no tengo por qué deconstruirme, no necesito reeducación, porque he sido bien educado. Como lo ha sido la inmensa mayoría de los varones, contra lo que sostiene el femi-fanatismo. Basta de acusar al género masculino, de condenarlo a priori, sin juicio, de amedrentar a los varones, de cancelarlos y amordazarlos.

Coronado trató de ovejas a todos los demás. Y razón no le falta. De hecho, muchos, y muchas, se pusieron el sayo y salieron en rebaño a cruzarlo. Un colega, un tal Guillermo Toledo, directamente lo insultó en redes. Sin mucha originalidad lo trató de “facho” (facha, como dicen en España).

Cada vez que alguien critica a las feministas, ellas sacan a relucir un femicidio; en este caso, haciendo una perversa asociación entre la seducción y la violencia de género. Para el feminismo andrófobo, el galanteo es sí o sí el primer paso hacia el homicidio conyugal…

“La controversia está servida en un asunto tan delicado como la violencia hacia las mujeres”, escribió otro diario. Claramente, ese asunto “tan delicado” no era el motivo de la controversia, pero muchos medios están colonizados por la ideología de género. La gente, en cambio, reaccionó de otra manera: muchos respaldaron a Coronado por su valentía, ya que nada requiere más coraje hoy que contradecir al MeToo. Otros lo elogiaron por no “sucumbir al feminismo radical”. “Decir la verdad se ha vuelto revolucionario”, escribió uno.

“No ha entendido nada” fue otro título que le dedicaron, en un artículo que sostenía que el #SeAcabó se ha convertido en el nuevo #MeToo español tras el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. ¿Es que acaso no vieron el video de la jugadora matándose de risa del piquito con Rubiales? Colgándose del brazo de él como novia que va al altar, y sumándose al coro “¡beso! ¡beso!” del resto del equipo para alentar a Rubiales a repetir el gesto ¡y es él el que se niega!!! Sin embargo, presionada por las funcionarias feministas, Hermoso fue a denunciar a su “agresor sexual”... Tiene razón Coronado: el #MeToo es terrible y el #SeAcabó lo es más todavía. Terrible e hipócrita.

1 comentario:

  1. Todos los extremos son malos y estoy de acuerdo en que, en nuestra sociedad actual, entremezclado con la
    sana lucha por la igualdad de hombres y mujeres, paralelamente se está dando un feminismo extremo que no tiene nada que "envidiar" al machismo.
    Un abrazo.

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