—Siempre tuvimos críticas
a la Unión Soviética, Afganistán, Hungría, Checoeslovaquia, pero, igual estábamos
en ese mundo y todos lo criticábamos hacia dentro, porque hacerlo para
afuera era “entregarle armas al imperialismo”, típicas cosas que dice la
izquierda para no enfrentar sus problemas, incluso hoy. No se critica a Maduro,
porque cómo le vamos a dar la razón a los yanquis.
¡No pues!
Si el régimen se dice de
izquierda y es malo, ¡Tienes que denunciarlo!
Si atropella los derechos
humanos, tienes que decirlo.
No dejas de ser
izquierdista por eso, sino que estás siendo consecuente.
En derechos humanos,
sobre todo, porque nosotros lo aprendimos en la dura. Si le toca a gente
de tu lado, mala suerte no más, pero tienes que ser crítico, porque si
no, te haces cómplice.
¿Te refieres a Venezuela
en particular?
-A Venezuela y a
regímenes como Nicaragua, que es un escándalo y está pasando piola. Yo fui muy
pro Frente Sandinista. Trabajé en Nicaragua como consultor de Naciones Unidas.
Conozco a varios de los comandantes, Sergio Ramírez, uno de los primeros
disidentes, es amigo mío. Ya en el primer gobierno de (Daniel) Ortega
hubo mucha corrupción ¡Ortega se quedó con la casa presidencial, que se la
habían expropiado a un cafetalero! No creo en esa revolución, porque es una
estafa.
Yo recuerdo que en
tiempos de dictadura, el PS me ofreció pagar mis gastos, pero yo nunca quise
que el partido me financiara. Toda mi vida, he vivido de consultorías
internacionales. Ganaba buena plata, no para tener riquezas, sino que para
tener la libertad.
La autonomía de hacer,
decir, pensar cómo diablos quiera y no estarle mirando la cara al dirigente que
me dio la pega.
Pero no es lo corriente.
A la inversa, se han
generado dependencias de mucha gente, sobre todo en un partido popular
como es el nuestro. No voy a decir el nombre, pero un parlamentario nuestro,
que era profesor pasó de ganar el sueldo de profe de la época, que serían
trescientas lucas, a tres, cuatro millones, como diputado. Cuando el tipo
perdió el escaño, la señora lo echó porque “no fue capaz” de mantener la
diputación y el tren de vida al cual ya se habían acostumbrado.
MARX TENÍA RAZÓN EN ESO:
LAS CONDICIONES MATERIALES VAN DETERMINANDO LA FORMA EN QUE PIENSAS.
Por esto, yo le llamo
“neotercerismo” a la generación de terceristas que ya no se rigen por las
coordenadas por las cuales nos regíamos nosotros. Hoy todo vale y al final es
el arreglo personal lo más importante. Te pido el apoyo, tus votos, para
postular como dirigente con el argumento de que yo te voy a apoyar después como
candidato a concejal o parlamentario. Es decir, es una transacción.
El capitalismo con su crecimiento infinito es insostenible, pero la izquierda cojea de la misma pata, es decir el poder en manos de un puñado de gente a menudo enceguecida por a) su propio fanatismo y b) el hambre de poder.
ResponderEliminarSaludos.