-Tal vez leer De tanto amarte… puede generar un espacio de reflexión.
-Por supuesto. El asunto comienza con el solo hecho de
que uno pueda hacerse preguntas. Son los interrogantes que planteo en la
primera parte del libro y que he practicado con mis pacientes. ¡Y la cara que
ponen algunos y algunas, sobre todo!
-¿Por qué ponen cara? ¿qué pregunta, por ejemplo?
-¿Te gustaría una relación así, como la que tienes tú,
para tu hija? “¡Uy!”, dicen. Si responden sí, listo. Pero si dice que no, me
está dando pie para la gran pregunta: ¿por qué para vos sí y para tu hija no?
¿Acaso no tienen los mismos derechos? Y bueno, no te querés o pensás que sos
menos importante que tu hija como ser humano y eso es una estupidez, porque de
acuerdo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos tenés los mismos
derechos que tu hija.
-Sufrimos mucho por amor…
-Si, la gente sufre demasiado por amor. Se considera
que un 60% de las consultas psicológicas son por amor.
-¿Esa cifra es entre los latinos?
-Yo atiendo pacientes de todas partes del
mundo. Comparemos un noruego y un argentino: sufren igual. La gente es muy
parecida cuando sufre por amor. Los seres humanos nos parecemos más en el dolor.
Si vos ves un holandés que se agarró el dedo con la puerta, y a un argentino
que se agarró el dedo con la puerta, se van a mirar los dedos y van a decir
“¡uh, es horrible!”. Pero ante el placer sí nos diferenciamos.
-¿Por qué?
-Porque ahí la cuestión no es de supervivencia, en
cambio con el dolor sí. Y el dolor del amor es muy de supervivencia. Hay más
datos: la mitad de la gente está separada en promedio en el mundo. En
Estados Unidos, por primera vez en su historia, hay más separados que casados.
Y se considera que entre el 35% y el 40% de las parejas funcionan bien. Por eso
en De tanto amarte… salí del manual tradicional y le puse un último
capítulo que nunca había planteado antes, acerca de qué hacen las parejas que
funcionan bien.
-¿Y qué hacen los que están bien en pareja?
-La gente está bien en pareja por cuestiones distintas
a lo que piensan muchos, que somos tal para cual, que compartimos todo. ¡No!
¡Es la autoestima! La clave es quererse uno para querer con dignidad. En
ese capítulo incluyo las ideas de reciprocidad, territorialidad, visión del
mundo, desacuerdos amistosos...
-Estamos frente a un enorme déficit de autoestima.
-Sí, porque no educamos para eso. ¿Cómo nos educaron?
En la mayoría de los casos, no hay aprendizaje, porque uno tenía que ayudar a
educar a los papás, que estaban más jodidos que uno.
-Entonces, ¿la autovaloración y la autoconfianza
deberían enseñarse en los colegios?
-Desde ya, desde el jardín de infantes. A los chicos
hay que hablarles del valor de la autoestima, de cómo respetarse a uno mismo y
no lastimarse, de la importancia de los derechos humanos; hablar de la amistad,
de la frustración, de la empatía; son todas cosas que tienen que ver con el
amor. Expresar los sentimientos, aprender a decir que no. Pues yo crearía
un Ministerio del Amor porque considero que el amor, así como está
planteado en nuestra cultura, es un problema de salud pública: la gente
sufre demasiado.
-En su libro, usted plantea que antes de que los lazos
afectivos nos terminen ahorcando hay que tratar de alejarse de las parejas
inadecuadas y que para eso hay que buscar coraje donde uno pueda, en terapia,
en un grupo de amigos, en la religión o en alguna conversación con Dios...
-Cuando tú tienes una pérdida, una muerte real,
nuestra cultura te da un soporte. Tenés el luto, el entierro, el velorio y
varios rituales de apoyo. Pero, ¿qué pasa cuando hay un duelo afectivo? Te
dejan solo. Porque el otro está vivito y coleando. Entonces ahí, en el duelo
afectivo, te toca hacerlo sola. Entonces, ante el duelo afectivo estamos
muy solos y nos toca a nosotros procesar la información. “¡El amor es para
los valientes!”, decía el poeta Charles Baudelaire.
-Coraje, autoestima, aprender a escuchar… todo eso es
capital para nuestra salud mental.
-Así es. Yo suelo decir “no digan te amo”. Es como
decir, sí, ya llegué, te amo. ¡No! Digamos: “te estoy amando”, el gerundio es
un proceso. El amor no existe allá arriba, no es el principal de los
valores. A veces la libertad es más importante que el amor; la justicia y la
valentía pueden ser más importantes que el amor.
-¿El amor está sobrevalorado?
-Totalmente.
-¿Sobredosis de Disney, tal vez?
-De todos los medios audiovisuales. De las
telenovelas, las canciones, los boleros, los tangos. Yo digo: ayudemos al amor
porque al amor lo inventamos. No hay nada escrito.
-O sea, si pudiéramos darles más importancia a valores
como la libertad o la justicia, ¿entonces el amor estaría más cuidado?
-Claro, porque no puede haber amor si no existen los
otros, y es necesario bajarlo a la tierra. Se suele escuchar que el amor te va
a cobijar. ¡No! ¡El amor no te va a cobijar! Muchas veces el amor es un
problema.
Walter Riso, psicólogo, que lleva más de treinta años
como terapeuta, trata la problemática del amor y del desamor con
reflexiones directas. Es una suerte de guía con consejos para amarse
primero a uno mismo y elegir mejor a quién y cómo amar.
Sus libros están basados en muchos años de experiencia
profesional y en una especial sensibilidad para percibir los problemas y
ofrecer soluciones. Su última propuesta consta de cuatro partes: la primera
plantea ocho pruebas para saber si uno está con la pareja adecuada; la
segunda aborda cuatro creencias que alimentan el apego afectivo y
debilitan el amor propio; la tercera se refiere a los estilos afectivos de
las personas de las cuales sería mejor no enamorarse; y la
última, qué hacen las parejas que funcionan bien.
Déficit de autoestima, pues sí. Debo admitir que tiene razón y no tan solo lo analizo en mí sino que también entre mis amistades. Leímos demasiadas novelas rosas y olvidamos leer un buen libro de psicología.
ResponderEliminarAbrazos Chaly
¿ Qué hacen las parejas que funcionan bien ? te lo digo yo, se quieren, se respetan, se vuelven a querer y se respetan siempre y si además se admiran recíprocamente un poquito, cumplen las bodas de oro , seguro ; )
ResponderEliminarUn abrazo CHALY!