Las relaciones entre profesores y alumnos pueden ser muy estrechas debido al contacto diario y al ambiente de confianza en el que, mayormente, se encuentran los pequeños en edad escolar. Esto lo dejó en claro una docente puertorriqueña, identificada como Marisel, quien se describió como “una amiga” de los papás de sus alumnos, ya que los infantes le cuentan todos los detalles de su vida familiar.
La maestra expone las razones por las que se considera mejor amiga de los papás y mamás, incluso a pesar de no conocerlos personalmente. Al parecer, los niños son muy conversadores, porque mantienen a sus docentes al tanto de todos los movimientos en sus casas. “Lo que usted come, lo que no come, de quién se alejó, a quién no dejó, con quién peleó, si la vecina le habla, cuando se fue de vacaciones y me dijo que estaba enferma... Yo lo sé todo”, detalla la profesora, con humor.
A prueba de engaños
Ante las posibles justificaciones de los padres de
familia, la profesora advierte que no intenten engañar a los docentes, ya que
los pequeños informantes siempre están muy actualizados. Sin perder el sentido
del humor, Marisel exhorta a los padres de familia a concurrir a las escuelas
de sus hijos con una sonrisa y también hace la promesa de ser, no solo una buena
amiga, sino también “una tumba, que guarda todos sus secretos”.
Una realidad común para todos los docentes
Los comentarios no tardaron en llegar, especialmente
los de los papás de niños pequeños. Todavía con un tono humorístico, confirmaron
en las reacciones que también son buenos amigos de los docentes de sus hijos.
Otras profesoras respaldaron a la maestra protagonista
del clip y aseguraron que se trata de una realidad compartida, porque sus
alumnos también ventilan a menudo información de sus familiares.
“Mi hijo, literalmente, le dijo a su maestra ‘yo me acuesto temprano porque mi mamá me da unas gomitas que se llaman melatonina’”, escribió una usuaria, quien acompañó el mensaje con emoticones risueños.
Otra
persona agregó: “Con Allison [su hija] sabes todo lo que pasa en mi casa y en
la de los vecinos”.
«Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar» (Ernest Hemingway).
ResponderEliminarSi los mayores no los son, no vas a pedirles a las criaturas que sean discretas.
Un abrazo.