Cultura camba tradicional: Respetos guardan respetos.
La cultura tradicional cruceña, implica reconocer y
respetar al prójimo y una actitud de empatía entre las personas bajo el
principio: “Respetos guardan respetos” Siguiendo este dicho nuestros
padres nos educaron con principios y valores y nos enseñaron que todas las
personas merecen el mismo trato que exigimos para nosotros y que observarlo nos
lleva a vivir en paz y armonía.
Se respetaba a las personas y también sus preferencias
personales y también sexuales (frescos y marimachos). Esto, mientras respeten
la vida y valores de la comunidad y no generen escándalos.
Se consideraba que la familia, que era numerosa y extendida con los abuelos,
padres y parientes, es la base de la sociedad y que un padre y una madre son el
complemento perfecto para criar hijos sanos y felices.
Actualmente con la cultura de género, que se expande especialmente en
Europa, ya no existen hombres y mujeres. La ideología de género reconoce
más de 162 géneros y como ya nada está claro; para orientarnos y entenderlo
debemos utilizar el sentido común y la biología.
La sanidad y la educación de antaño.
En los tiempos de antes no había postas sanitarias y
cuando alguien, en especial en el campo, se sentía mal visitaba al huesero, al
sanador o al curandero. Para realizar el Diagnóstico del estado de salud,
el Curandero llevaba al paciente a caminar por el campo. Primero verificaba el
ritmo de sus pasos, luego lo invitaba a “hacer chivi” detrás de un árbol y
después “hacer del cuerpo”.
Rápidamente diagnosticaba: “Tranco largo, Chorro grueso, Vientre corriente”.
Esta Chalinga.
Y en otros casos: “Esta Jodido compadre, tómese un
mate de hojas de guayabo y paja cedrón”.
Los niños se educaban en la casa aprendiendo las
labores del hogar y las del campo y especialmente el respeto a todos y por
todo. Ellos se portaban bien sí o sí y no había condescendencia; había
disciplina con Método Pipieta: cariño, comprensión y colaepeji.
Como consecuencia de esta educación, los niños no chillan ni se tiran al suelo,
no gritan en público, no contestan de mala manera. Por educación respetan a los
otros y a las cosas ajenas y así un interminable etcétera, todo para la buena
convivencia.
Lenguaje popular y su proceso de cambio.
El lenguaje popular en el oriente y como producto la
migración y los medios de comunicación, cambia continuamente. Hoy por ejemplo
en Santa Cruz no vamos a la pulpería, sino a la venta; vamos a la farmacia y no
a la botica; no tomamos caldo de caña sino jugo de caña, las mujeres para salir
a la Plaza no se pinchulean sino que se acicalan y maquillan.
No solo los nombres y expresiones cambian sino que muchas desaparecen
totalmente. Hace poco revisaba los libros que aún me quedan y encontré
aquel de Marceliano Montero: “Paquito de las Salves” y leí algunos párrafos a
mi bisnieta y ella pensaba que estaba hablando en otro idioma pues nada
entendía.
Este libro escrito por los años treinta se inicia así: “Cuando se
murió mi tía de pajmo con arrebato y a pesar de estar jipato, sintiéndome
pochecó, resolví correr el mundo…”. Y así por delante.
Algunos grupos queriendo mantener su identidad
cruceña, están difundiendo un habla que ellos creen tradicional. Lo que yo
recuerdo del habla de antes, en la época de mis abuelos hace al menos setenta
años, la gente hablaba un castellano correcto, sus acentuaciones eran las que
corresponden. Se usaban los regionalismos de origen indígena, especialmente
guaraní, para nombrar a los animales, plantas y artefactos de origen local.
El mundo actual y los niños Tablet.
Dominados por la tecnología estos niños viven y
habitan lejos de la realidad fáctica y prendidos a su Tablet. Jóvenes y
niños que viven en su propio mundo virtual y solo atentos al móvil, a los
juegos y a los mensajes de las redes; sin prestar atención a la interacción
verbal y personal con quienes le rodean, es decir aislándose de las
personas físicas de su entorno.
Son incapaces de dejar el Móvil y evitan la
comunicación verbal directa, e ignoran a los otros. Hay estudios que indican
que el 87 % de los jóvenes prefieren comunicarse por la pantalla por
la dificultad de manejar sus emociones, de ahí que cuando surge un problema
prefieren enviar un mensaje que decírselo cara a cara. Somos lo que podemos y
no lo que quisimos ser, tampoco lo que vimos, ni aquello que queremos.
Una magnifica reflexión de autor anónimo.
“Se está muriendo la gente que enseñaba a los hombres
el valor de una mujer y a las mujeres el respeto por los hombres. Se están
muriendo los que podían vivir con pocos lujos, sin sentirse frustrados por
ello. Los que trabajaron desde temprana edad y enseñaron el valor de las cosas,
no el precio.
Debemos recuperar y seguir la actitud de esa generación que sin estudios educó
a sus hijos. La que, a pesar de la falta de todo, nunca permitió que faltara lo
indispensable en casa. La que enseñó valores; empezando por Amor y Respeto”.
Anónimo.
Ovidio Roca.
Hay lecciones muy sensatas en estas palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.