sábado, 15 de junio de 2019

0313: de cómo algo bonito se perdió en el teclado


Era una verdad impalpable
Si alguien es el culpable, el culpable soy yo
¡Calla!
Déjame que desgrane mis errores, déjame que me desgarre el pecho al recordar mi terquedad, mi ennegrecimiento ante una verdad tan grande como el culo de JLo, no lo vi, si bien lo palpe, no lo entendí.
¡Ahora es tarde! Tardísimo para zurcir mi error.
Yo la conocí a la ribera del Palacios, las gotas resbalaban de su piel lustrosa, sus pezones iluminaban su camino hacia mis ojos, me miro y sus pies marcaron un rumbo diferente, el bailoteo de sus nalgas fue como un suspiro al anochecer.
Después, supe mucho de ella, de sus amores y de sus fracasos, de su nombre y de sus alias, de su casa y de otras cosas más que llenaron mi cabeza de fantasías quiméricas.
También supe que ella indagaba de mi vida, de mis cosas, de mis amores y de mis fracasos.
Y el tiempo y el clima se interpuso entre nosotros.
[Aquí el corrector dice que en vez de interpuso, debe decir interpusieron. Cómo es posible que una máquina que no sabe de mis emociones me venga con estas macanas, ¿Quién fue el imbécil que le dijo a la máquina que dijese lo que yo no quiero que diga?]
Se interpuso entre nosotros.
¡Aja que bonito! Ahora la maquina dijo: Ok,
¡Mierda, mierda! Ya perdí el hilo de la charada.

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