miércoles, 23 de noviembre de 2016

¿Qué traman ellas?

— ¿Ya lo has hecho?
— ¡Oh, Dios mío, no! ¡No, no, no!
—Pero has hecho algo, ¿no? Estoy segura de que sí.
—S-sí.
—A ver, cuenta.
— ¡No pienso contarlo!
— ¡Oh! ¡Increíble! ¡Se sonroja por un juego! Madre mía. Esto se pone interesante, chicas.
—Déjame. Es que no pienso darte los detalles sórdidos.
—Nos lo tienes que contar. Aquí ya lo hemos hecho todas.
—Manuela, ¿has practicado sexo con Benito?
—No.
—Le has, ya sabes, ¿le has hecho una limpieza de sable?
— ¿Limpiarle el sable?
—Que si le has chupado el chupa-chupa.
— ¡Eh! ¡No!
—Está bien. ¿Has dejado que te muerda la almeja?
— ¿Morderme la almeja? ¿Qué narices significa eso?
—Es chupar el, bueno, ya sabes.
— ¡Oh! Oh, no, no.
—Sigamos, entonces, ¿ha habido tocamientos?
—Ni siquiera voy a…
—Solo es. A ver, ¿cómo te lo explico? ¿Jugó con el anzuelo mientras iba de pesca?
—Yo… Oh.
—Hum, ¿sí?
—No puedo creer que lo haya dicho. Es que no puedo creerlo
— ¿Y ahora cómo escribo eso?
— ¿Escribir? Un momento, ¿¡qué!? ¡No puedes escribir eso en el plan.
—Tengo que hacerlo. Es para hacer el seguimiento.
—Qué mala eres Mery.
—Escribe pescar. Nadie sabrá lo que significa.
—Ya está. De pesca en la segunda semana. Vamos muy por delante de lo previsto, mi pequeña seductora.
—Ya lo creo. Esto solo fue un esbozo. Si lo consigues antes de que acabe el mes, mucho mejor.
—Por lo que parece lo habrá conseguido antes de que acabe la semana.
— ¿Cómo? ¿En dos días? Aún no está enamorado de mí. ¿No era ese el objetivo?
—Es verdad
—Pero está a punto. Lo veo en sus ojos.
—¿Crees que se está enamorando de mí después de doce días? Venga, Mery. Esto no es una novelucha romántica en la que los personajes se enamoran a primera vista. No hay ninguna señal sobrenatural del destino que nos une como almas gemelas para toda la eternidad en contra de toda adversidad. El amor lleva su tiempo. Conlleva un esfuerzo. No es algo sobre lo que uno se abalance porque, si se hace bien, solo tendrás que enamorarte una vez. Yo solo pretendo enamorarme una vez en la vida, y cuando lo haga no me enamoraré en dos semanas; y lo más probable es que él, tampoco. Las personas como Benito no se enamoran así. Pero lo que quiero decir es que el amor no se puede controlar. No puedes provocarlo.
— ¿Pero no es eso lo que estás haciendo? ¿No estás intentando controlar el amor para conseguir que nazca?
—No. Solo estoy intentando llevarlo hasta la meta. Solo es un juego. El amor es como una pista. Puede que te equivoques algunas veces, pero al final llegarás a la meta. Para Benito yo seré una equivocación y él apenas será un puntito luminoso en mi radar.
— ¿Entonces estás diciendo que como no estamos en una novela no te puedes enamorar de golpe?
—Sí. Este no es un mundo inventado, es la realidad, y la realidad es así.
— ¿Pero qué pasaría si te enamoraras antes de darte cuenta? Está científicamente demostrado que nos sentimos automáticamente atraídos por personas con feromonas compatibles.
—Eso es asqueroso —murmura Katy.
— ¿Estáis diciendo que uno no se puede enamorar con esa facilidad? ¿Y si el amor fuera instantáneo pero nuestros cerebros humanos no estuvieran lo bastante desarrollados como para darse cuenta? ¿Y si cada uno de nosotros tuviera un alma gemela? ¿Qué pasaría entonces?
—Pues que el mundo sería un lugar mejor. Porque nadie saldría herido. Eso es una utopía, Mery. El mundo real no es perfecto. Hay que jugar siguiendo ciertas reglas. Ya sé que no están escritas, pero existen. Si las rompes retrocedes un nivel. Si las sigues, la vida es perfecta. Al seguir este plan lo único que estoy haciendo es saltarme algunas reglas. Voy a vencer al propio juego.
—Me encantaría creer que todos tenemos alguien perfecto esperándonos. Me encantaría creer que la naturaleza es responsable también de eso.
—A mí no me gustaría —farfulla Katy—. Odiaría que alguien pudiera controlar mi vida y mis sentimientos.
—Eso es porque tú no crees en el amor, Katy.
—Ni tú tampoco.
—Yo sí que creo en el amor, Katy. Yo creo que todos tenemos a alguien que nos querrá por encima de cualquier cosa. Me gusta creer eso. Porque si no… ¿qué sentido tendría la vida? El amor es hermoso, está libre de prejuicio y nunca condena. Ilumina, abraza y hace que valga la pena vivir incluso el peor de los días. ¿Quién no querría creer en eso?
—Me parece que has leído demasiadas novelas románticas, Mery.
—¿Y qué? Todos tenemos que encontrar nuestra fuente de esperanza, y si perderme en las páginas de un buen libro me da fe, me seguiré perdiendo con la confianza de que algún día encontraré un amor verdadero en el que poder perderme. Porque nos ocurrirá a todas. Algún día nos perderemos tanto en el amor que no seremos capaces de encontrar el camino de vuelta.
— ¿Y cómo lo sabes?
—Bueno, no lo sé. Pero tengo esa esperanza y al final, si no hay amor, la esperanza es lo único que queda, ¿verdad?

9 comentarios:

  1. Jajajajajajajajaja.

    Lo de la limpieza de sable es una expresión mortal, casi tanto como la de bajar al pilón, jajajajaja

    Que gilimema soy por Dio,jajajajaja

    Besos

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  2. Jajajajajajajaa, me has matado con la limpieza de sable, jajajajajajajaja. Es genial!!!!
    Me meo toaaaaa!!
    Besos.

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  3. Muy bueno este relato eroticón. A Prozac y a Celia, les ha hecho gracia lo de la limpieza de sable, yo ya lo había oído en más de una ocasión, y yo también la he utilizado varias veces, así como la almeja y bajar al pilón, o sea que en palabrejas medio eróticas o porno, utilizamos el mismo lenguaje jajaja.

    Abrazo Chaly

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  4. Las novelas románticas han hecho mucho daño eh... igual que las pelis románticas.
    Luego está la realidad.

    Saludos.

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  5. Parecía el diálogo de los confesionarios antiguos...

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  6. Púes a mí igual me ha hecho gracia lo de la limpieza del sable, casi casi me he sonrojado, jajaja.

    Besos, Chaly.

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  7. ¿Benito no era el de la apuesta?... Me parece que va a perderla.
    Besos, Chaly.

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  8. jajajajaja Que movidón nos traes hoy :D

    Super divertido

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  9. Falta la tercera parte. Benito apuesta a que la enamora y ella asegura que eso no pasará. Quiero desenlace.
    Saludos.

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