viernes, 3 de febrero de 2017

874: Miedo al amor

“Cuando empiezo a salir con alguien y las semanas avanzan, me doy cuenta de que el amor no me interesa -dice Valentina-. Lo que me gusta es el romance en sí, pero no me convence el compromiso. Cuando el otro deja de ser un misterio, y el vértigo de lo fortuito se termina, me empiezo a sentir triste.” ¿Se puede vivir sin amor, saltando de romance en romance? Valentina dice que a veces sufre, pero que prefiere la libertad que le da la soltería. Lo cierto es que las relaciones han cambiado.
Los vínculos son cada vez más frágiles, porque el amor a largo plazo ya no es visto como un bien preciado. Las mujeres, por otra parte, se han independizado: ya no las ata la necesidad de estar en pareja, ni como solución económica, ni para cumplir con viejos mandatos sociales. En tiempos de modernidad líquida, como lo pensó el sociólogo Zygmunt Bauman, el amor tiene el signo de una transacción comercial: es un dar para que me den, nunca desinteresado. Las relaciones se piensan como bienes de consumo, que se usan y se tiran para pasar a lo siguiente.
“En general, aquellas que deciden desistir del amor tienen un nivel social y económico alto, vuelcan la mayor parte de sus energías al éxito profesional, y se encuentran más centradas en sí mismas y en sus deseos. Frecuentemente les interesa tener una pareja ocasional. Lejos de ser negativa, la elección es tan válida como la de formar una familia tradicional” Para ellas, amar equivale a anularse completamente, a perder identidad. Y el amor es una experiencia de fusión. Como decía un soneto de Lope de Vega, quien lo probó lo sabe. Las mujeres que sufren de anorexia sentimental no pueden, o no quieren, vivir esta experiencia. La posibilidad de asumir un compromiso sentimental les hiela la sangre.
Analía sostiene que nadar en las aguas de la vida amorosa no es nada sencillo: “La pareja conlleva un trabajo arduo y constante que implica soportar en algunos momentos fracasos, pérdidas, desencuentros, falta de garantías. Sostener el deseo acarrea también el trabajo de duelo por las diferencias entre lo esperado y lo encontrado”.
NO COMPROMETERSE
Pero no todas lo viven de la misma forma: hay quienes dicen que no tienen interés y quienes prefieren no comprometerse en una relación por miedo a repetir historias tóxicas. Según Amalia, “muchas reviven en la pareja experiencias de abandono en la infancia, de amores no correspondidos, o tienen problemas de baja autoestima. Estos factores provocan mucha desconfianza en el amor y muchas veces generan sentimientos de rechazo y temor.”  A Sofía sí le interesa estar en pareja, pero reconoce que una vez embarcada, no puede sostenerla a largo plazo: “Tengo muchos ‘maridos en el placard’, hombres a los que les prometo cosas que después, por miedo, no puedo darles y en esa falsa estabilidad construyo mi permanente distancia de todo compromiso real. Soy un tipo de chica que escapa al compromiso de una sola forma: se queda siempre en la primera etapa y la reproduce ad infinitum”. Como Sofía, hay muchas mujeres que se paralizan frente a la posibilidad de encarar una relación seria.
Lo esencial, para Teresa, es que el deseo de soledad sea genuino. “Es cierto que no querer tener una pareja podría ser la elección de una mujer. Pero muchas veces se trata de una elección engañosa que no la representa en lo que verdaderamente desea, sino que enmascara un modo de evitar el trabajo arduo de nadar en las aguas de la vida amorosa y transitar por los riesgos propios que implica sostener el deseo. Es lo que yo llamo ‘cobardía ante el deseo’ o ‘pereza ante el deseo’. El cobarde o el perezoso no se juega por lo que desea porque no quiere asumir ningún riesgo, ninguna pérdida, ninguna falla”.

Al final, cuando hablamos de amor, hablamos de un misterio al que siempre entramos con los ojos vendados: nadie nos da garantías. En palabras de Judith Butler: “El amor no es un estado, ni un sentimiento, ni una predisposición, sino un intercambio desigual, en tensión con la historia, con los fantasmas, con deseos que son más o menos legibles para aquellos que intenten mirar al otro a través de su propia mirada defectuosa.” El desafío está en animarse.

4 comentarios:

  1. Es como quien lee un libro y no pasa del primer capítulo. No sabe lo que se pierde. Un beso.

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  2. Es verdad que las relacione han cambiado y que al haber más libertad, a la gente le cuesta atarse a una persona de por vida y también la gente está dispuesta a aguantar menos y a disfrutar más.

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  3. Qué difícil definir amor. Ya no hay compromiso con ese sentimiento, es pura inercia eso ahora. Qué sé yo.
    Saludos.

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