lunes, 5 de agosto de 2019

0344: carta


Aunque nuestros ojos no se han mirado, y nuestras manos no se han tocado, te siento tan parte mía, al leerte escribir con maestría tus pensamientos polipastos con un argot eufemístico que si bien no entiendo ni pio, me arrebatan hasta la locura.
Y el pensar y el re pensar en ti me llevo a la constatación que debo vencer a aquello que me ata y no me desata.
Si mis dioses que no saben hablar te dijesen mis pensamientos, tu, si algún día nos encontrásemos me mirarías diferente de lo que podrías mirarme hoy sin saberlo.
Por todo esto y también por lo demás estoy invirtiendo en acopio de coraje y de unos billetitos que me faciliten el abordar un avión que me lleve, me traslade y me deposite a tus pies.
Y si por ahí los idus de marzo aunque estemos en agosto me atascan, me cierran el provenir cuando me encuentre delante de ti, y tú, y yo, no sepamos pronunciar las palabras cabalísticas que abran el sésamo y quedemos perplejos, sin saber que decir y para obviar esa mocedad, la presente te servirá de guía para comprender lo que no pude decir.
Con el reloj frente a mis narices cuento el paso del tiempo que me separa de ti.

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