Un juez le dice a un
prisionero condenado que será ahorcado al mediodía un día laborable de la
semana siguiente, pero que la ejecución será una sorpresa para el prisionero.
No sabrá el día del ahorcamiento hasta que el verdugo toque la puerta de su
celda al mediodía de ese día.
Habiendo reflexionado
sobre su sentencia, el prisionero llega a la conclusión de que escapará del
ahorcamiento. Su razonamiento tiene varias partes. Comienza por concluir que el
“ahorcamiento sorpresa" no puede ser un viernes, ya que, si no hubiera
sido ahorcado para el jueves, solo queda un día, por lo que no será una
sorpresa que lo cuelguen el viernes. Debido a que la sentencia del juez
estipuló que el ahorcamiento sería una sorpresa para él, concluye que no puede
ocurrir el viernes. Luego, piensa que el ahorcamiento sorpresa tampoco puede
ser el jueves, porque el viernes ya ha sido eliminado y si no ha sido ahorcado
el miércoles por la noche, el ahorcamiento debe ocurrir el jueves, por lo que
un jueves tampoco es una sorpresa.
Por un razonamiento
similar, concluye que el ahorcamiento tampoco puede ocurrir los miércoles,
martes o lunes. Con alegría, se retira a su celda, confiado de que el
ahorcamiento no sucederá en absoluto.
La siguiente semana, el
verdugo llama a la puerta del prisionero al mediodía del miércoles, lo cual, a
pesar de todo lo anterior, todavía será una completa sorpresa. Todo lo que dijo
el juez se ha hecho realidad.
jejeje pobre! :P
ResponderEliminarMás le valdría haber intentado la fuga.
ResponderEliminarUn abrazo.