martes, 11 de julio de 2017

003: hablando la gente se conoce

—No es eso lo que le he preguntado.
— ¿Ah, no?
—Le he preguntado si su marido es maravilloso.
—No creo que yo sea la persona indicada para responder a eso. Una esposa difícilmente puede ser imparcial en tales temas.
—Bueno, mi experiencia me dice que no hay nadie más brutalmente imparcial que la propia esposa.
— ¿Disculpe?
— ¿Quién más conoce todos los defectos del marido a las pocas semanas de casarse con él y puede señalarlos, normalmente de memoria, con una precisión digna de un forense?
—Debe de tener usted una esposa muy cruel. Me gustaría conocerla.
—En realidad es una mujer de una inteligencia inmensa.
— ¿De verdad?
—Sí. Fue lo bastante lista como para dejarme hace ya unos años.
— ¿Significa eso que usted no era maravilloso?
— ¿En el matrimonio? No, supongo que no lo era. En el resto de aspectos sí lo soy, por supuesto, incomparable.
—Entonces, estoy segura de que mi esposo saldrá muy bien parado. Creo que tiene una opinión de sí mismo muy parecida a la suya

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