“La astronomía es la ciencia que empuja
a Dios cada vez más lejos.
Es algo que viene desde Galileo.
Es la ciencia que permite sacarnos del
centro de todo y llevarnos a descubrir que estamos en una piedrita más, que
está dando vueltas alrededor de una estrella.
Una estrella que tampoco es una estrella
especial, ni nada extraordinario.
Una piedrita que ni siquiera está en un
lugar particular de nuestra galaxia, sino en una periferia cualquiera.
Y que, además, es una galaxia que es
igual a cualquier otra, ni siquiera es de las galaxias más grandes, ni de las
más brillantes.
Es decir, nada espectacular.
La astronomía es la que siempre fue
dando esos pasos, la que fue empujando para quitarnos del centro del universo”
La posibilidad de que exista vida en algún
lugar del universo es real, yo diría que es una certeza absoluta.
Si hay vida en un rincón de una galaxia,
cualquiera, como la nuestra, entonces puede haber vida en cualquier lugar del
universo. Esta pregunta va y viene.
Nosotros tenemos un Sol en nuestra galaxia,
y hay cien mil millones de soles como el nuestro y hay cien mil millones de
galaxias.
Por eso, lo difícil es que surja la
posibilidad de un encuentro.
Ahí viene el problema, por lo enorme del
espacio.
Y a eso tienes que sumarle las escalas
inmensas de tiempos para establecer contacto.
Como civilización detectable, nosotros
emitimos algo que pueda ser detectado desde el exterior, como lo fue la radio,
recién hace algunas décadas. Por lo que, si hubiera algún astrónomo vivo
en alguna estrella lejana, ¿cómo se enteraría de que acá hay vida?
De los cien mil millones de estrellas
que hay en nuestra galaxia, un ser vivo tiene que estar muy cerca para que
nuestras emisiones de radio hayan viajado lo suficiente para encontrarlo.
Si observas la galaxia, y marcas la zona
donde estamos nosotros y señalas la zona donde nos podrían detectar, entonces
te das cuenta que es muy poco probable.
Es una burbujita muy chiquita.
Sin ir mucho más lejos, los chinos nunca
supieron de la existencia de los mayas.
Y ves todas esas civilizaciones
funcionado cada una en su universo.
Hasta el Mediterráneo era un universo
propio.
Siempre uso ese ejemplo, porque los
europeos se encontraron con todos, pero antes que los europeos empezaran a
viajar, sin intenciones muy extremas, cada uno estaba en su universo con su
religión, con su cosmogonía, con su visión del universo y, probablemente,
creían que no había nadie más en el planeta.
Guillermo Bosch