sábado, 12 de octubre de 2024

0893: en el burdel

 La dueña de un burdel le dice a una de sus chicas: 

_"Anda a las habitaciones 1 y 2 y coloca una muñeca inflable en cada cama... estos dos viejos están tan borrachos que no van a notar la diferencia

La muchacha cumple la orden, los dos viejitos van a sus respectivas habitaciones y le hacen el amor a las muñecas 

De vuelta a sus casas, uno de los viejos dice:

_Creo que la mujer que estaba conmigo estaba muerta, 

_¿Muerta?  ¿Porqué piensas eso?

_ Es que no se movió ni habló mientras le hacía el amor

_Pudo hacer sido peor, yo creo que la mía era bruja.

_¿Bruja? ¿Porqué lo dices? 

_Bueno... lo que pasó es que mientras estaba en los preliminares le dí una mordita en el culo y la hija de su madre me tiró un pedo en la cara, salió volando por la ventana y se llevo mis dientes.


martes, 8 de octubre de 2024

0892: enseñanza perruna

 “Pregunta: ¿Por qué los perros viven menos que la gente?. Aquí está la respuesta:

Como veterinario, me llamaron para examinar a un perro de 13 años llamado Batuta.

La familia esperaba un milagro.

Examiné a Batuta y descubrí que estaba muriendo de cáncer y que no podía hacer nada...

Batuta estaba rodeado por su familia.

El niño Pedro parecía tan tranquilo, acariciando al perro por última vez, y me preguntaba si entendía lo que estaba pasando. En pocos minutos, Batuta cayó pacíficamente en un sueño para no despertar nunca más.

El niño parecía aceptarlo sin dificultad.

Oí a la mamá preguntándose ;- Por qué la vida de los perros es más corta que la de los seres humanos?

Pedro dijo: ′′ Sé por qué."

La explicación del niño cambió mi forma de ver la vida.

Él dijo :-" La gente viene al mundo para aprender a vivir una buena vida, como amar a los demás todo el tiempo y ser buena persona, eh?! Como los perros ya nacen sabiendo hacer todo esto, no tienen que vivir por tanto tiempo como nosotros." Entendido?

La moraleja de la historia:

Si un perro fuera tu maestro, aprenderías cosas como:

* Cuando tus seres queridos lleguen a casa, siempre corre para saludarlos.

* Nunca dejes pasar la oportunidad para salir a pasear.

* Permite que la experiencia del aire fresco y del viento en tu cara sea de puro éxtasis!

* Toma siestas, descansa.

* Estírate bien antes de levantarte.

* Corre, salta y juega diariamente.

* Evita ′′ morder ′′ cuando con solo un gruñido sería suficiente.

* En un clima muy caliente, bebe mucha agua y acuéstate bajo la sombra de un árbol frondoso.

* Cuando estés feliz, baila moviendo todo tu cuerpo.

* Disfruta de las cosas simples, de una larga caminata.

* Sé fiel.

* Nunca pretendas ser algo que no eres. Se auténtico!

* Si lo que quieres, está ′′enterrado ", búscalo, persiste hasta encontrarlo.

* Y nunca olvides:

Cuando alguien esté teniendo un mal día, quédate en silencio, siéntate cerca y suavemente hazlo sentir que estás allí


jueves, 3 de octubre de 2024

0891: Zapatillas Izquierdas

 -Son 35 pesos, señora.

 La mano hinchada de la doña deja escapar, con ruidos desordenados y de distintas calidades, unas cuantas monedas que bailotean por mi mostrador. Una monedita de cobre, roñosa y mugrienta, rueda en semicírculo y cae sobre mi zapato.

 - Gracias, Walter.- dice la señora-. Ya tengo suela al menos hasta que entre el otoño.

 Sonríe, y su sonrisa provoca en mí un vacío en la boca del estómago, como una catarata violentamente vuelta del revés, como un vómito imprevisto. Como asco.

 - No es nada - digo-. ¿Cómo andan por casa? ¿Y su hermana?

Y sí, su hermana está bien, ya sabemos que los años no pasan en balde, que los huesos son frágiles y las venas se hacen viejas y duras y la sangre se queda quieta a veces donde no debe, duelen las piernas, los ojos se cansan, la espalda se hace insoportable y ya no puede coser como antes. Pero está bien. Gracias, hijo.

 - Y mañana te traigo dos zapatillas viejas de andar por casa. De ella. Sobre las doce.

 La señora se va, veo cómo traspasa el umbral de mi zapatería, cómo baja el escalón con el esfuerzo y la respiración de un animal asmático y enorme, salgo del mostrador, me apoyo en el vano de mi puerta y me quedo viendo cómo camina con precaución por esta calle, descuidada y rota, en este país y en estos años de desesperanza y caída que nos ha tocado vivir. En la boca del estómago siento de nuevo esa electricidad y, no sé por qué, aparece en mi cabeza la imagen de una valla abierta a una oscuridad sólida, física, morbosa, una valla de maderos viejos que se suelta se cae se derrumba

A veces despierto en la noche: de repente, sudoroso, angustiado.

Suena una campanita de hojalata al entreabrirse la puerta demi zapatería. La doña sube el escalón con gran dificultad En la mano lleva una bolsa de plástico y sé que dentro están las dos zapatillas viejas de su hermana, envueltas en papel de periódico.

 - Buen día, Walter.- ¡Ay! ¡Mis rodillas! Bué, yo digo siempre que la edad no perdona, pero que hay que dar gracias a Dios de seguir acá y poderla contar, ¿no creés?

 - Claro, señora.

 - Mi´hijo- empieza mientras mete mano en la bolsa y saca el paquete- ¿cuántos años hace que estás acá? Porque sos ya el zapaterito de nuestra vida- y sonríe, no deja de sonreír. Las ancianas de este barrio suelen comenzar así las conversaciones y las confidencias.

- ¿En esta calle? Veinte años. Era un gurí cuando entré a trabajar con Don Antonio.

 - Y ya era viejo entonces este taller.- añade-. Cómo me acuerdo de aquellos años. De cuando don Antonio se estableció en el barrio. Había tanta luz, tanto optimismo. Nos iba tan bien. . . Acá, en Montevideo, se levantaban las casas nuevas, relucientes, de fábrica todo. Ni una raíz salía de entre las baldosas de la vereda; los árboles entraban en los patios de los colegios por arriba, con sus hojas suaves y luminosas. Las maestras, jóvenes, frescas, sonreíamos a los nenes y todos entraban, batas blancas y moñas azules, y traían también esa luz de la mañana, la luz de septiembre recién comenzado..

En el año cincuenta, ganamos a Brasil en Maracaná. ¡Uruguay ganó al anfitrión, el mismísimo Brasil!¡El colmo del éxito! Faltaban once minutos, había empate y a Brasil le bastaba para proclamarse campeón. Más de doscientas mil  almas festejaban al borde del delirio. Pero entonces, en el 79, Pérez combina en tú a tú con Gigghia, que se zafa de Bigode y cruza la pelota de modo que el arquero Barboza solo puede recogerla del fondo de la red. ¡Gol de Uruguay!

¡Campeones del Mundo! En Brasil fueron días de luto nacional. Y aún nos dura el Maracanazo. En la barra larguísima del Sorocabana se sirvieron al día siguiente veinte mil pocillos1 de café. Era la ciudad de las tertulias, los poetas, la interminable rambla. Mi hermana abrió la academia de costura más grande de todo el país. Todos parecíamos subidos en el mejor dodge... – sus ojos se pierden atrás, en el fondo de la zapatería. Súbitamente recoge el hilo invisible de su mirada, sonríe y me mira con los ojos levemente húmedos. -Aprendiste a arreglar zapatos casi en las rodillas de don Antonio, ¿te acuerdas?

 - Sí, señora. En sus rodillas.

Las zapatillas de la hermana tienen fácil compostura. No es más que quitar la suela agujereada y pegarle la nueva. Tengo la goma precisa. Podrán aguantar medio año más.

Queda una hora para cerrar. Hace ya un rato que terminé los encargos: me va bien de hace unos años para acá, pienso: la gente no tiene plata para comprar calzado nuevo, así que lo mandan a arreglar. Todas las crisis tienen sus beneficiarios, aunque yo sólo soy un zapatero. Ya tuve que pelearla cuando todo era estreno y lucimiento. Luego, después de los milicos, nada mejoró; al contrario, cada vez más pobres, más perdidos, más sin esperanza. He quemado mi juventud tras este mostrador. Y aún soy joven, pero me siento tan doblado, tan vencido. . . Podría irme a España, no me iría mal. Pero ¿adónde voy solo?. Y don Antonio me lo dijo: “Yo te he enseñado el oficio, todo lo que sé; ahora tu vida es ésta, y no otra.” ¡Cuánta razón tenía! No sé hacer nada más; de qué, si no, podría vivir. . .

 Bajo el mostrador ha quedado el papel de prensa que envolvía las zapatillas de la señora Susana. Hay una nota que ocupa la mitad de una página, la derecha. Dice: “Las autoridades, tras el rastro del asesino”. Leo. “Cuatro ancianas han sido degolladas en el último mes”. El tipo las forzó, debió de arrojarlas al suelo sin dificultad, probablemente en su propia cocina, y las pateó sin piedad, sin cuidado, como se patea un saco de harina, y después de matarlas o casi, las violó, a ellas o a sus cuerpos inermes. ¡Chau! No sé que puede pasar por la cabeza de un tipo así, qué horror. No hay huellas, no hay pistas, solo la idea de que ellas debían conocerlo porque no hay puertas ni ventanas forzadas. Sí había, siempre, un gran revoltijo de ropas, de trapos, de calzado. En todos los casos hallaron el ejemplar derecho de cada par de zapatillas. 

La nota me quita las ganas de todo. Voy a quitarme los guantes, voy a lavarme las manos, voy a irme a casa. Voy a dormirme. Si me deja este ahogo imprevisto que me sube de las tripas últimamente, este impulso eléctrico, como un asco. . . ¡¿Seré un zapatero estresado?! ¡Ja! Mañana voy al doctor.

Hace un par de días que no veo pasar a la señora. Mejor, porque solo ahora puedo ponerme con su arreglo. (Primero, despega la suela vieja, Walter, la del agujero, del cuerpo de la zapatilla...¿Lo ves? Muy bien...) Quizás esté enferma. A estas edades, si no es una cosa es otra. O su hermana. La tensión, la circulación, la artrosis, quién sabe. (...Ahora ponés cemento21, un poco, el suficiente, tanto en la plantilla como en la suela nueva, lo repartes bien, ¿ta?...) El caso es que yo tampoco me encuentro bien últimamente. Estoy nervioso, con esa angustia que se me agarra al estómago como una tarántula. Sí, eso, la siento como (...y lo dejas secar al aire hasta que adquiera este tono mate que ves acá, ¿ta?...) si fuera un puño que se me cierra de repente en las tripas. . . Y esos sueños tan extraños... El de la otra noche tuvo que ver con la nota del periódico. No hay otra explicación. Pero me preocupan más los despistes, tanto absurdo olvido Fruto de los nervios, seguro, pero hace un mes que voy (y, finalmente, pegas ambas partes y martilleas un poco para que estén fuertemente unidos, ¿ta? Como vos y yo, pequeño aprendiz, como vos y...) extraviando zapatos, zapatillas, ojotas2 ,tengo paressueltos por ahí. . . Por ejemplo, he encontrado una pantufla izquierda del 37, de pana beige, con una flor cosida en el empeine. El caso es que no recuerdo haber tomado el encargo. . . Será de doña Susana.  Tengo últimamente mucho quilombo…(...yo, pequeño Walter. Anda, vení...)

Mañana voy a la Sociedad y veo al doctor.

  El doctor dice que tengo nervios. Que hay épocas, es normal. Dice que lo mejor es dejar un poco el trabajo, que contrate a un mozo y salga a buscar mujeres. Diversión, distracción.. Es verdad que paso todo el día en la zapatería.

También es cierto que me muero de timidez cuando alguna mina hermosa llega con un zapato en la mano y el taco en la otra. No sabría muy bien qué decir si en un boliche se acercara alguna y me invitara a bailar. Prefiero quedarme en casa, con el mate y pasta frola, escuchando la radio. Como bien aprendí de don Antonio, el mundo es un desierto inhóspito de traidores y alimañas; las mujeres, las peores de todas. Pero esta zapatería será siempre mi casa. Me dijo: “Recuérdalo.”

 Últimas noticias recoge el asesinato brutal de una anciana. Se trata de doña Susana, la maestra, la que no vino a recoger las zapatillas de su hermana. Abrió la puerta al criminal (había dos cafés helados sobre la mesa del salón), todo revuelto, ropa, calzado, su cuerpo cosido a machetazos. No hay huellas, ni un solo despiste. Tan solo que encontraron una pantufla derecha, beige, de pana, con el empeine descosido, como si tuviera arrancada una flor, o un osito, o una S.

 Igual debería haberla traído a arreglar.

 Pobre doña Susana.

La nota dice: “Las autoridades locales están seriamente preocupadas: en la última semana, son cinco las ancianas brutalmente asesinadas.” Sin embargo, a mí hay algo que me distrae, me inquieta hasta un profundo escalofrío: ¿Por qué despierto por las mañanas con los zapatos puestos?

Por Julián Manuel Vicente


lunes, 30 de septiembre de 2024

0890: ¿Debe España pedir perdón a México por la Conquista?

¿Hernán Cortés fue un genocida o un libertador? ¿Moctezuma era un tirano temible o un papanatas tontorrón? ¿Malinche traicionó o se enamoró? Y la Conquista de América, ¿fue una masacre o una labor civilizadora? En definitiva, ¿debe España pedir perdón a México o México debería incluso darle las gracias a España?

Cualquiera de estas preguntas, sin embargo, hace que la mayoría de los historiadores encanezcan y suelten un hondo suspiro. hemos ha hablado con uno de ellos, Manuel Burón Díaz, profesor de Historia de América en la Universidad Autónoma de Madrid, para que nos explique por qué.


Pregunta: ¿Cuál es su opinión sobre esta controversia?

Respuesta: No es algo nuevo. Casi es algo ya recurrente, como una tradición a un lado y otro del charco. Esto remite al inicio del sexenio de López Obrador, cuando envía dos cartas, una al Papa, nada menos y otra al Rey. Y ahora con la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, pues se repite lo mismo. Es una polémica mediática, pero yo diría que no llega ni a conflicto diplomático. Es una polémica que Andrés Manuel López Obrador o Claudia Sheinbaum realizan principalmente de cara a la política interior de su país. Es una declaración de intereses para su electorado, para sus ciudadanos.

Yo creo que aquí los españoles y los europeos tenemos poco que decir. Porque intuyo que López Obrador y Claudia Sheinbaum saben ni el Papa Francisco les va a enviar el Código Florentino, como han solicitado, ni que el rey Felipe VI puede pedir perdón, porque el rey es jefe del Estado y no tiene poder ejecutivo y no puede contestar una carta sin el permiso... O sea, tendría que contestarla el Gobierno. Todo eso seguramente lo sepa el Gobierno mexicano y le da igual, porque es una polémica de puertas para adentro. Yo creo que el Gobierno español reacciona bien. Reacciona bien en 2019, obviando el asunto, y ha reaccionado bien ahora. Es una polémica que en el Gobierno mexicano interesa, que calculan que va a tener difusión, pero lo que tenemos que preguntarnos es, ¿por qué nos resulta polémico? Cuando esto sucede, no tenemos que mirar al pasado, tenemos que mirar al presente. No es una cuestión histórica. Es una cuestión política.


“El mesías tropical”

Pregunta: ¿Por qué el Gobierno de México ha revivido ahora la polémica?

Respuesta: López Obrador es un político que llega al poder despertando una gran expectativa y prometiendo muchas cosas, y casi con la cualidad de no suponer una legislatura más, sino un antes y un después en la historia mexicana. El historiador Enrique Krauze, en un famoso artículo, lo llama “el Mesías tropical”. Su Gobierno es “la Cuarta Transformación”: después de la Independencia, Benito Juárez y la Revolución, él es la Cuarta Transformación, y se supone que la definitiva, ¿no? Es tanta la esperanza, porque es toda una “transformación de un país”, que tiene que legitimarlo históricamente. Y entonces, no le vale ya el relato nacional del PRI, ni del PAN, por supuesto, ni el clásico, tiene que darle una vuelta más.


Pregunta: Alberto Núñez Feijóo ha replicado diciendo que le enviaría a Sheinbaum el libro ‘Nada por lo que pedir perdón’, de Marcelo Gullo, que defiende el legado español en América. ¿De verdad no hay nada por lo que pedir perdón? Y sobre todo, ¿quién sería ese “nosotros” que tendría que disculparse?

Respuesta: Primero habría que ver si pedir perdón sirve de algo. Yo creo que sí. Todo tratado de paz, toda conciliación, implica un perdón. El perdón es fundamental en política. Pero el problema, en efecto, es la cuestión temporal y el sujeto histórico, que es muy difícil de identificar. Yo digo que no nos dejemos arrastrar por el uso político de la Historia, que no nos impongan esta agenda de ‘pedir perdón o no’. Es una cuestión ideológica o política del Gobierno mexicano.

Pero también estoy completamente en contra de lo que sucede en muchos medios españoles, que es contraatacar con lo mismo. En la carta que AMLO le envía a Felipe VI, viene todo un memorial de agravios: desde Cortés hasta las intervenciones del siglo XIX de España en México. Y claro, lo que hace la prensa española es decir: ‘Claro, pero los mexicanos también hicieron esto o aquello’. Por ejemplo, que Miguel Hidalgo pasó a cuchillo a muchos españoles. Y los españoles contestan: ‘Es verdad que los españoles matamos, pero también trajimos las universidades...’ Entonces se convierte en una balanza, a ver qué domina más, si los agravios o las virtudes. Eso no tiene nada que ver con la Historia. Eso es totalmente rechazable.


España no conquistó México”

Pregunta: En un artículo, usted ha escrito que “ni la Monarquía Católica era España, ni España conquistó México, y este último país tiene poco o nada que ver con la antigua Triple Alianza o con México Tenochtitlán”. Con la interpretación que hacemos de la Historia desde el presente, ¿acabamos tergiversándola por completo?

Respuesta: Bueno, la Historia sólo se puede hacer desde el presente. Nosotros pensamos la Historia actualmente desde las categorías del presente, y nos cuesta mucho salir de nuestro ecosistema mental, de nuestro mobiliario mental. Y dentro de ese mobiliario, el Estado-nación, definido, sólido, social, transhistórico, podríamos decir, lo tenemos metido completamente. Entonces, hacemos una analogía entre la España actual y la monarquía católica, que no tiene nada que ver. En el pasado era una lógica corporativa, patrimonial, de raigambre religiosa, donde lo que importaba era más el patrimonio de la monarquía, que sustentaba territorios muy diferentes y se parecía más a una confederación que a otra cosa, y que incluía Nápoles, Sicilia, Nueva España y Filipinas.

Todo eso deriva en los Estados-nación modernos, que se diferencian de otras formas políticas en que necesitan legitimidad histórica. Y España, el Estado-nación que surge en el siglo XIX, no antes, decide declararse heredero de la antigua monarquía católica. ¿Es lo mismo? Hombre, tiene puntos en común, obviamente, pero en realidad no tiene nada que ver. Son unidades políticas diferentes, son lógicas políticas diferentes. Y eso lo hacen todos los países, no solo España. ¿Qué tiene que ver Egipto con las antiguas pirámides, qué tiene que ver la actual Grecia con la Atenas de Pericles? Y podría seguir y seguir. Todas las naciones tienen sus mitos de origen. Es una frase de un historiador que se llama Tomás Pérez Vejo: elegimos a nuestros antepasados.

Y en un momento dado, cuando se construye el Estado-nación mexicano, deciden declararse herederos de los ‘mexicas’, no de los mayas, ni de los mixtecos, ni de los mixes ni de los chinantecos. Y por supuesto, se definen en contra de lo español. Lo cual tiene cierto sentido, porque había una guerra de independencia contra Fernando VII. Hay unos que deciden dejar de llamarse españoles, que son los mexicanos, y otros que deciden seguir llamándose españoles, que son los españoles. Pero españoles, como dice la Constitución de Cádiz, había a un lado y a otro del Atlántico. Claro, explicar todo esto... Si yo soy un político, ya está todo el mundo dormido. Pero es que así es la Historia: tenemos que aproximarnos a lo que había entonces, no a lo que tenemos ahora.


“Una falsa dicotomía”

Pregunta: ¿Por qué sigue causando tanta controversia la Conquista de América, que sucedió hace 500 años?

Respuesta: Lo curioso es que la Conquista de América ha tenido muy mala fama siempre. Tú lees a Lope de Vega, lees a Cervantes, y consideraban a los conquistadores con cierto desprecio, que tenía que ver con que era gente generalmente del pueblo llano, hidalgos, que se habían ido a hacerse ricos... Esa visión se mantiene hasta el siglo XIX, cuando se crean precisamente todos los mitos nacionalistas, todas las estatuas...

Lo que quiero decir es que el relato de la Conquista se ha ido construyendo con el tiempo. Hay relatos del XVI y del XVII donde los indígenas cuentan cómo ellos ayudaron a Hernán Cortés. Hay relatos del XVIII donde los mexicanos empiezan a darse protagonismo, y en el XIX es la historia romántica, sobre todo desde Estados Unidos con William Prescott, que habla de Cortés y Malinche. Y el último despliegue, sin que los otros hayan dejado de estar activos, es que la Conquista es un genocidio. Es una de las preguntas que nos hacen siempre a los americanistas. Nos llaman cada 11 de octubre y nos dicen: la Conquista, ¿fue un acto civilizatorio o un genocidio?


Pregunta: ¿Y qué responde usted?

Respuesta: Rechazo la pregunta. ¿Genocidio? ¿Acto civilizatorio? Ninguno. Primero, porque son categorías muy nuestras. Estás haciendo una analogía interesada entre el holocausto nazi y la conquista de México o la conquista de Perú. Genocidio es un delito que se crea después del juicio de Nuremberg, y desde entonces es sinónimo del mayor delito de la historia de la humanidad, que es intentar acabar con una etnia, un pueblo, una raza entera. Bueno, si Cortés fue un genocida, también lo fue Enrique VIII, o Carlos V, o Mehmed II [ex sultán otomano]. Y así podríamos seguir. Creo que la cuestión es el uso político de la Historia. Más que revisionismo, lo llamaría uso político de la Historia.

De todos modos, siempre que me preguntan esto, respondo con una frase de un historiador británico, que además es sir, o sea que tengo bien cubiertas las espaldas, que se llama John Elliot, fallecido recientemente. Dice: “No hay ninguna duda de las atrocidades cometidas por los españoles en la Conquista”. Están en las fuentes españolas, están en las fuentes indígenas y están en las fuentes extranjeras. En esto, dice John Elliot, no se diferencia ni mucho ni poco con otras conquistas que ha habido antes, durante y sobre todo después. Pero en lo que sí se diferencia, lo que sí tiene de especial son personajes como Bartolomé de las Casas, como la propia polémica que ya hubo en su época acerca de la Conquista. AMLO rechaza la conquista, pero es que los españoles del XVI también. Y terminaba diciendo John Elliot: “Es muy difícil encontrar un Bartolomé de las Casas británico”.

Estas disyuntivas, estas subordinadas, son tan poco impactantes para un nivel de medios de comunicación, de Twitter, de AMLO, de Feijóo, de Sánchez, me da igual, que no hay tiempo para explicarlas. Entonces, ¿genocidio o labor civilizatoria? Ninguna. Es una falsa dicotomía.


Pregunta: ¿Uno de los problemas es la manera en que estudiamos la Historia?

Respuesta: Es un tema muy complejo, porque los profesores tenemos que dar un currículum, y este es limitado. Muchos responderán que hay que enseñar Historia crítica. Y es verdad, hay que enseñar a los alumnos, y no solo a los alumnos, diría a los ciudadanos mexicanos y españoles, a estudiar Historia “en defensa propia”. Porque siempre va a venir un AMLO, un Pedro Sánchez o un Feijóo que van a intentar utilizar la Historia y dar una versión interesada. Para los líderes, la Historia es un recurso muy preciado. Excavan en ella como los conquistadores en Potosí, en Zacatecas, y utilizan ese recurso tan valioso para sus propios proyectos políticos en el presente. Lo bonito de estudiar Historia “en defensa propia” es que como ciudadanos y ciudadanas sepamos criticar esos usos interesados.

 

jueves, 26 de septiembre de 2024

0889: la cinta roja

Llevaba una llave de la puerta. Entró con sigilo, estremeciéndose de placer, gozoso de la sorpresa que preparaba. Su mujer se había cerrado por dentro en su alcoba. ¡Qué fastidio! Entonces el señor Sacrement gritó, golpeando la puerta:

-¡Yo soy! ¡Juana!

Ella debió de sentir una impresión muy terrible, porque la oyó saltar de la cama y hablar en voz alta como cuando se padece una pesadilla. Luego, entró en su tocador, abriéndolo y cerrándolo precipitadamente, hizo muchas evoluciones por el cuarto, yendo y viniendo con los pies desnudos. Al fin, preguntó:

-¿De veras eres tú, Alejandro?

-Sí, mujer; yo soy. ¡Abre!

Abriose la puerta, y la mujer se arrojó en brazos del marido, balbuciendo:

-¡Ah! ¡Qué miedo! ¡Qué sorpresa! ¡Qué alegría!

El señor Sacrement, como de costumbre, comenzó a desnudarse metódicamente. Luego descubrió, sobre una silla, el abrigo que solía dejar en el perchero, y cogiéndolo, se quedó asombrado al ver lucir una cinta roja en el ojal de la solapa. Tartamudeó:

-Este… este…, este abrigo… ¡está… condecorado!

Su mujer, de un brinco, lanzose hacia él queriéndole quitar de las manos aquella prenda:

-No; deja; te equivocas… Dámelo.

Pero el señor Sacrement, teniéndolo bien agarrado, como un loco, repetía:

-¿Por qué? ¿Por qué? Tú lo sabes; ¿qué abrigo es éste? No es el mío, puesto que lleva la cinta de la Legión de Honor.

Ella procuraba por todos los medios arrancárselo, descompuesta y turbada:

-Óyeme… Atiéndeme… Déjalo… No me hagas hablar… Es un secreto… Un secreto…

Él, incomodándose, palidecía:

-¡Necesito saber qué hace aquí ese abrigo, que no es el mío!

La mujer, entonces, le dijo al oído:

-Sí… Calla…, júrame ser prudente… Escucha… ¡Sí!… ¡Estás condecorado!

Sacudiole de tal modo su emoción que, soltando el abrigo, fue a desplomarse sobre un sofá.

-Que yo estoy… ¿Dices que… me han condecorado?

-Sí… Es un secreto… Un secreto.

Entre tanto, guardaba el abrigo en un armario, bajo llave, y volviéndose hacia su marido, temblorosa y pálida, prosiguió:

-Sí; es un abrigo que te mandé hacer para sorprenderte. Pero había jurado no decirte nada. Tu nombramiento no será oficial hasta que pase un mes o mes y medio, cuando termines tu comisión histórica. No debía decírtelo hasta entonces. El diputado Rosselin ha obtenido para ti ese honor.

El señor Sacrement, desfallecido, balbuceó:

-Rosselin… Rosselin… Condecorado… Me ha condecorado… A mí…, él… ¡Ah!

Tuvo que beber agua para calmarse.

Una tarjeta yacía en el suelo. El señor Sacrement la recogió, leyendo en ella:

Armando Rosselin Diputado

-¡Lo estás viendo! ¡Inocente! -dijo la mujer. Entonces él rompió a llorar de alegría.

Y a la semana siguiente anunciaba el Diario Oficial que el señor Sacrement era nombrado caballero de la Legión de Honor, en virtud de los servicios excepcionales prestados por él mismo.


Guy de Maupassant

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

0888:la edad media

 EN LOS AÑOS 1600 Y 1700, al visitar el Palacio de Versalles en París, se observa que el suntuoso palacio no tiene baños.

En la Edad Media, no había cepillos de dientes, perfumes, desodorantes, y mucho menos papel higiénico. 

Los excrementos humanos eran lanzados por las ventanas del palacio.

En un día de fiesta, la cocina del palacio pudo preparar un banquete para 1500 personas, sin la más mínima higiene. 

En las películas actuales vemos a las personas de esa época sacudirse o abanicarse... 

La explicación no está en el calor, sino en el mal olor que emitían debajo de las faldas (que fueron hechas a propósito para contener el olor de las partes íntimas, ya que no había higiene). Tampoco era costumbre ducharse debido al frío y la casi inexistencia de agua corriente. 

Solo los nobles tenían lacayos para abanicarlos, para disipar el mal olor que exhalaban el cuerpo y la boca, además de ahuyentar a los insectos.

Los que han estado en Versalles han admirado los enormes y hermosos jardines que, en ese momento, no solo se contemplaban, sino que se usaban como retrete en las famosas baladas promovidas por la monarquía, porque no había baños.

En la Edad Media, la mayoría de las bodas se realizaban en junio (para ellas, el comienzo del verano).

La razón es simple: el primer baño del año se tomaba en mayo; así que, en junio, el olor de la gente todavía era tolerable.

Sin embargo, como algunos olores ya comenzaban a molestar, las novias llevaban ramos de flores cerca de sus cuerpos para cubrir el hedor.

De ahí la explicación del origen del ramo de novia.

Los baños se tomaban en una sola bañera enorme llena de agua caliente.

El jefe de la familia tenía el privilegio del primer baño en agua limpia.

Luego, sin cambiar el agua, llegaban los demás en la casa, en orden de edad, mujeres, también por edad y, finalmente, niños.

Los bebés eran los últimos en bañarse. Cuando llegaba su turno, el agua en la bañera estaba tan sucia que era posible matar a un bebé adentro. 

Los techos de las casas no tenían cielo y las vigas de madera que los sostenían eran el mejor lugar para que los animales: perros, gatos, ratas y escarabajos se mantuvieran calientes.

Cuando llovía, las filtraciones obligaban a los animales a saltar al suelo. 

Los que tenían dinero tenían platos de lata. Ciertos tipos de alimentos oxidaban el material, causando que muchas personas mueran por envenenamiento. Recordemos que los hábitos higiénicos de la época eran terribles.

Los tomates, siendo ácidos, se consideraron venenosos durante mucho tiempo, las tazas de lata se usaban para beber cerveza o whisky; esta combinación, a veces, dejaba al individuo "en el piso" (en una especie de narcolepsia inducida por la mezcla de bebida alcohólica con óxido de estaño).

Alguien que pasara por la calle pensaría que estaba muerto, así que recogían el cuerpo y se preparaba para el funeral.

Luego se colocaba el cuerpo sobre la mesa de la cocina durante unos días y la familia se quedaba mirando, comiendo, bebiendo y esperando a ver si el muerto se despertaba o no.

De ahí la que a los muertos se les vela (velatorio o velorio), que es la vigilia al lado del ataúd.

Inglaterra es un país pequeño, donde no siempre había lugar para enterrar a todos los muertos.

Luego se abrían los ataúdes, se extraían los huesos, se colocaban en osarios y la tumba se usaba para otro cadáver.

A veces, al abrir los ataúdes, se notaba que había rasguños en las tapas en el interior, lo que indicaba que el hombre muerto, de hecho, había sido enterrado vivo.

Así, al cerrar el ataúd, surgió la idea de atar una tira de la muñeca del difunto, pasarla por un agujero hecho en el ataúd y atarla a una campana.

Después del entierro, alguien quedaba de servicio junto a la tumba durante unos días.

Si el individuo se despertaba, el movimiento de su brazo haría sonar la campana.

Y sería "salvado por la campaña", una expresión utilizada por nosotros hasta hoy.


viernes, 13 de septiembre de 2024

0887: sonrisear II

 Dos amigos que se encuentran después de mucho tiempo y uno que le dice al otro:

– ¡Hombre, Manuel, cuánto tiempo sin verte! ¿Y eso, qué es de tu vida?

– Pues nada, ya ves, resulta que un día me encontré con una lámpara mágica, con genio y todo.

– ¿Sí? No me digas, oye pues dejame pedirle un deseo al genio ese, ¿no?

-Bueno, no veo por qué no. Lo único malo es que el genio es un poco sordo, pero por lo demás… Vente que lo tengo en mi barco.

Total que se van andando los dos y llegan al paseo marítimo. Y el otro, ya impaciente, ve un pedazo de yate y le pregunta a su amigo:

– ¡Manuel, es ese tu barco!

– No, no, el mío está al final del muelle.

Ven un velero, majestuoso y el otro:

-¡¿No me digas que ese es tu barco?

– Que va, que va, si es el último del todo:

Siguen andando y cuando ya no hay más barcos ven al fondo una boya enorme, más grande que una casa, con su campana y todo y dice el amigo:

– Ese es mi barco.

Así que el otro, todo extrañado lo sigue y se meten dentro de la boya. A lo que el otro le da la lámpara y le dice que pida lo que quiera. El colega no se lo piensa mucho y frota la lámpara y cuando sale el genio, va y le dice:

-¡¡Quiero que al llegar a mi casa haya un millón de pelas!!

Y el genio:

– ¡¡Concedido!!

El notas sale corriendo, todo impaciente, sin despedirse ni nada y cuando llega a su casa, abre la puerta y se encuentra que está todo lleno de velas.

– ¡¡Velas!! -exclama- ¿Pero esto qué es?

Así que coge y vuelve para pedirle explicaciones al amigo.

El amigo, que se lo veia venir, le explica:

– Ya te lo dije, que el genio era un poco sordo, ¿tú por qué te crees que yo tengo la boya más grande del mundo?


miércoles, 11 de septiembre de 2024

0886: sonrisear

Un tipo que se hecha una novia japonesa con la que, cada vez que hace el amor, la tía le grita:

-¡Llama, llama! ¡Llama, llama!

El hombre, un poco angustiado, se lo cuenta a un amigo suyo, el cual le aconseja que, cuando ella le grite «¡Llama, llama!», él le grite lo mismo, a ver qué pasaba. El hombre se queda conforme y a la siguiente vez que está con la japonesa liado, otra vez empieza ella:

– ¡Llama, llama! ¡Llama, llama!

Entonces el tipo, ni corto ni perezoso, le grita también a la japonesa:

– ¡Llama,llama! ¡Llama, llama!

Y entonces, va la tía y le mete el dedo en el culo, a lo que el hombre grita:

– ¡Corta, corta! ¡Corta, corta!



Estaba la señora marquesa jugando a las adivinazas con sus amigas cuando llegó su amigo el conde de visita. El conde quiso sumarse al juego, así pues la marquesa y sus amigas se reunieron en un corrillo y, trás unos cuantos cuchicheos le hicieron la primera pregunta:

– ¿Qué es duro y redondo y se mete hasta el fondo?

El señor conde se lo piensa un poco y dice, dudoso:

– ¿La polla?

– ¡¡Pero qué escándalo- exclama la marquesa- Es usted un impresentable!! Si era el anillo ¡¡ Fermín, la chaqueta y el sombrero del señor conde, que ya se iba!!

El conde un poco consternado se diculpa y pide que sigan con el juego, que no volvería a ocurrir nada parecido. Así que, de nuevo, se reunen las señoras en un corrillo y vuelven a preguntarle:

– Con la punta se apunta y con el culo se aprieta y con lo que cuelga se tapa la grieta.

El señor conde, sudando vuelve a responder:

– ¿La polla?

De nuevo se indigna la marquesa y exclama:

– ¡¡Sin vergüenza, asqueroso!! Si era la aguja ¡¡Fermín, la chaqueta y el sombrero del señor conde que ya se iba!!

– ¡Perdón, perdón!- pide el señor conde, avergonzado- No volverá a ocurrir. Intentémoslo una vez más.

Así que, por tercera vez, se reunen las mujeres en corro tras unos cuantos bisbiseos y deciden hacerle la adivinaza de la galleta:

– Entra dura y arrogante y sale fofa y chorreante.

A lo que el señor conde responde:

– ¡Fermín, la chaqueta y el sombrero porque está vez es la polla!!

 

martes, 10 de septiembre de 2024

0885: un amanecer en abril

 Barry paseó la mirada por los libros y alambiques que lo rodeaban. Hubo otra pausa.

−¿Entonces cómo llegué aquí?
−Yo lo traje.
−¿Usted es doctor?
Lenoir asintió, con orgullo. Toda su actitud había cambiado.
−Sí, soy doctor −dijo−. Sí, yo lo traje aquí. ¡Si la Naturaleza no quiere cederme el conocimiento, entonces puedo conquistar a la propia Naturaleza, puedo obrar un milagro! Al diablo con la ciencia entonces. Yo era cientifico... −miró a Barry con los ojos ardientes−. ¡Ya no! Me llaman idiota, hereje. ¡Por Dios, soy algo peor que eso! ¡Soy un hechicero, un mago negro, Jehan el negro! La magia funciona, ¿verdad? Entonces la ciencia es una pérdida de tiempo. ¡Ja! −dijo, pero en realidad no parecía triunfante−. Me gustaría que no hubiese funcionado −dijo con más calma, paseándose de aquí para allá entre los infolios.
−A mí también
−¿Quién es usted? −Lenoir alzó una mirada desafiante hacia Barry
−Barry A. Pennywither. Soy profesor de francés en el Munson College de Indiana, de licencia en París para proseguir mis estudios de francés medieval tar... −se detuvo; acababa de tomar conciencia del acento que tenía Lenoir−. ¿En qué año estamos? ¿En qué siglo? Por favor, doctor Lenoir... −el francés parecía confundido; los significados de las palabras cambian tanto como su pronunciación−. ¿Quién gobierna este país?
Lenoir se encogió de hombros, con el movimiento pico de un francés (hay cosas que nunca cambian).
−Luis es rey −dijo−. Luis XI. La vieja araña mugrienta.
Se quedaron mirándose el uno al otro como indios de madera durante cierto empo. Lenoir fue el primero en hablar.
−¿Entonces usted es un hombre?
−Sí. Escuche, Lenoir, creo que usted... su encantamiento...tiiene que haber chapuceado un poco.
−Es evidente −dijo el alquimista−. ¿Usted es francés?
−No.
−¿Es inglés? −los ojos de Lenoir ardieron−. ¿Es usted un mugriento anglo?
−No. No. Soy de Norteamérica. Vengo de... de su futuro. Del siglo veinte después de Cristo −Barry se ruborizó. Sonaba tonto, y él era un hombre modesto, pero sabía que no se trataba de un espejismo. El cuarto en el que se encontraban, su cuarto, se veía nuevo. No con cinco siglos de edad. Descuidado, pero nuevo. Y la copia de Albertus Magnus que estaba junto a su rodilla era nueva, encuadernada en suave y flexible piel de becerro, con las letras doradas refulgentes. Y allí estaba Lenoir con su manto negro, no de traje, en casa...
−Le ruego que se siente, señor −estaba diciendo Lenoir; y agregó, con la cortesía espléndida aunque abstraída del erudito pobre−: ¿Le cansó el viaje? Tengo pan y queso, si quiere hacerme el honor de compartirlos.
Estaban sentados a la mesa mascando pan y queso. Al principio Lenoir intentó explicar por qué había probado con la magia negra.
−Estaba harto −dijo−. ¡Harto! Hace veinte años que soy esclavo de la soledad, ¿por qué? Por el conocimiento. Para aprender algunos de los secretos de la Naturaleza.
Clavó el cuchillo un centimetro en la madera de la mesa, y Barry saltó. Lenoir era un hombrecito delgado, pero evidentemente apasionado. Tenía un rostro magnífico, aunque pálido y enjuto: inteligente, alerta, vivaz. A Barry le recordaba el rostro de un famoso fisico atómico, cuya fotografiaa había aparecido en los diarios hasta 1953. Por alguna razón la semejanza lo impulsó a decir:
−Algunos sí, Lenoir; hemos aprendido un poco, aquí y allá...
−¿Qué? −dijo el alquimista, escéptico, pero curioso.
−Bueno, no soy cientifico...
−¿Puede hacer oro? −sonreía mientras preguntaba.
−No, no creo, pero ellos hacen diamantes.
−¿Cómo?
−Con carbón, hulla, entiende: someta a mucho calor y presión, según creo. La hulla y el diamante son carbón, entiende, el mismo elemento.
−¿Elemento?
−Como le decía, yo no soy...
−¿Cuál es el elemento primordial? −gritó Lenoir, con los ojos en llamas, el cuchillo en la mano.
−Hay unos cien elementos −dijo Barry fríamente, ocultando su alarma.
Dos horas después, una vez que le arrancó a Barry hasta la última gota de los restos del curso de química de la facultad, Lenoir se abalanzó fuera, a la noche, y reapareció poco más tarde con una botella.
−¡Oh, maestro mío −exclamó−, pensar que le ofrecí sólo pan y queso! −era un agradable burgundy, cosecha 1477, un buen año; después de que bebieron una copa juntos Lenoir dijo−: Si pudiese devolverle el favor...
−Puede. ¿Conoce el nombre del poeta François Villon?
−Sí −dijo Lenoir con cierta sorpresa−, pero sólo escribía basuras
−¿Sabe cómo o cuándo murió?
−Oh, sí; ahorcado aquí en Mon aucon, en el 64 o el 65, con una pandilla de malhechores como él. ¿Por qué?
Dos horas después la botella estaba vacía, sus gargantas estaban secas, y el vigilante había dado las tres de una madrugada límpida y fría.
−Jehan, estoy agotado −dijo Barry−. Será mejor que me envíe de vuelta.
El alquimista era demasiado cortés, se sentia demasiado agradecido y tal vez también demasiado cansado como para discutir. Barry se paró rígidamente dentro de la estrella de cinco puntas
−Adieu −dijo Lenoir con tristeza.
−Au revoir −contestó Barry.
Lenoir empezó a leer el encantamiento hacia atrás. La vela parpadeó, su voz se dulcificó:
−Me audi, haere, haere −leyó, suspiró, y alzó los ojos.
La estrella de cinco puntas estaba vacía. La vela parpadeó.
−¡Pero aprendí tan poco! −exclamó Lenoir dirigiéndose al cuarto vacío; después golpeó el libro abierto con los puños y dijo−: Y un amigo como ese... un verdadero amigo...
Fumó uno de los cigarrillos que le había dejado Barry: se había aficionado al tabaco en seguida. Durmió, sentado ante la mesa, durante un par de horas. Cuando despertó caviló un momento, volvió a encender la vela, fumó el otro cigarrillo, después abrió el Incantatoria y empezó a leer en voz alta:
−Haere, haere...
−Oh, gracias a Dios −dijo Barry, saliendo con rapidez de la estrella de cinco puntas y estrechando la mano de Lenoir−.¡Escuche, regresé allí, a este cuarto, este mismo cuarto, Jehan! Pero antiguo, horriblemente antiguo, usted no estaba allí... Pensé: Dios mío, ¿qué he hecho? Vendería mi alma por regresar, por estar con él... ¿Qué puedo hacer con lo que he aprendido? ¿Quién me creería? ¿Cómo puedo probarlo? ¿Y a quién demonios podría decírselo en todo caso? ¿A quién le importa? No podía dormir, me quedé sentado y gemí durante una hora...
−¿Se quedará?
−Sí. Mire, traje esto: por si usted me invocaba −avergonzado, exhibió ocho paquetes de Gauloises, varios libros, y un reloj de oro−. Podría venderlo por un buen precio −explicó−. Sabía que los francos en billetes no servirían de mucho.
Al ver los libros impresos los ojos de Lenoir refulgieron de curiosidad, pero siguió inmóvil.
−Amigo mío −dijo−, usted dijo que vendería el alma... sabe... yo también. Pero no lo hicimos. ¿Cómo pasó esto, después de todo? Que los dos seamos hombres. No demonios. Sin pactos firmados con sangre. Dos hombres que vivieron en este cuarto...
−No sé −dijo Barry−. Lo desentrañaremos más tarde. ¿Puedo vivir con usted, Jehan?
−Haga de cuenta que está en su casa −dijo Lenoir con un gesto elegante que abarcó el cuarto, los estantes de libros, los alambiques, la vela que palidecía.
Al otro lado de la ventana, gris sobre gris, se alzaban las dos grandes torres de Notre Dame. Era el amanecer del 3 de abril.

Ursula K. Le Guin

sábado, 7 de septiembre de 2024

0884: él no tiene ni una cosa, ni la otra

 Una noche más, el restaurante más famoso de la televisión abrió sus puertas para dar nuevas oportunidades a solteros y solteras de encontrar el amor. Fue el caso de Magda, de 55 años, y de Serafín, de 60, que visitaron 'First Dates' con ganas de encontrar a alguien. Sin embargo, su cita fue de mal en peor.


El primero en entrar al restaurante fue Serafín, policía jubilado y de León, que entró reconociendo que no había tenido mucha suerte en el amor. "Busco la felicidad. Busco compromiso", explicó al programa, y le comentó a Carlos Sobera que quería a una mujer que fuera activa, que estuviera "estilizada" y se cuidara.


El programa le preparó una cita con Magda, brasileña residente en Granada, que reconoció en su presentación que era "un poco antigua" con respecto a lo que esperaba de un hombre.


¿Las primeras impresiones? Sin duda, no fueron buenas. Aunque la soltera sí se mostró bastante abierta a conocer a su cita, a Serafín físicamente no le gustó. "Se ve que es una mujer que no ha hecho deporte en su vida", comentó ante las cámaras del programa.


Como decíamos, la cosa no mejoró. No sólo no compartían intereses o aficiones, sino que pronto llegaron los primeros rifirrafes en la mesa, con preguntas por parte de Magda que no gustaron nada a Serafín. "A esta mujer la veo un poco dominadora, que te influye en el carácter y quiere amoldarte al carácter de ella", observó.


A pesar de que la cosa no iba bien, Magda no dejó de preguntar e incluso se interesó por el ámbito romántico y sexual, preguntando a Serafín por sus relaciones sexuales y con cuántas mujeres se había acostado. "Uno no lleva la cuenta de eso tampoco. No soy aquí Julio Iglesias...", comentó, incómodo, el de León. "No es el momento adecuado ni la situación", se quejó en los totales.


Pero eso no fue todo. Y es que la soltera sorprendió lanzando la siguiente pregunta: "¿Puedo preguntar qué tamaño de zapato usas?". "43,5 largo", respondió con sequedad el soltero. "Cuánto mides de pie es una pregunta indiscreta para ver cuánto mides de verga", comentó después el expolicía.


"¿Sabes una cosa? La mujer no disfruta porque la verga sea más grande, sino porque sea más gorda", le soltó a continuación Serafín. "Yo no he dicho nada", contestó Magda, en un ambiente de clara tensión. "Yo pienso que él no tiene ni una cosa, ni la otra", confesó después la soltera.


lunes, 2 de septiembre de 2024

0883: chistes de humor negro graciosos y originales no aptos para todos los lectores

 El humor negro es como follar sin condón, hay que saber dónde y con quién hacerlo", eso lo dice Dani Rovira, que algo sabe sobre el tema. "Si no me molestaron los chistes sobre mí en plena adolescencia, ¡cómo me van a molestar ahora!", lo añade Irene Villa, que por desgracia sabe más aún, aunque por otros motivos. ¿Os parece una buena presentación de un artículo sobre chistes de humor negro?

Está claro que los chistes de humor negro ofensivos o de mal gusto, ya sean sobre sexo, muerte o desgracias en general, no son para todo el mundo, así que si te encuentras en el grupo de los que se ofenden fácilmente, lo mejor es que dejes de leer este ahora mismo. Mira, aquí tienes uno sobre los mejores chistes malos. ¡Son tan malos que son buenos y no corres peligro de que te sangren los ojos!

57 chistes de humor negro que hay que contar con precaución (por ser muy fuertes)

El humor negro puede ser una forma de comedia que provoca risas y reflexiones, pero siempre debe manejarse con cuidado. Los chistes de humor negro, como los 60 que os ofrecemos a continuación, suelen abordar temas sensibles y pueden resultar ofensivos si no se cuentan en el contexto adecuado. Es importante que conozcas bien a la audiencia y el entorno antes de compartir este tipo de humor, para evitar malentendidos y asegurar que todos puedan disfrutar de la broma sin incomodidades. Suerte y al toro.

71 Mis padres me criaron como hijo único, lo que fue una putada para mi hermano pequeño.

72 No eres un completo inútil. Siempre puedes ser utilizado como un mal ejemplo.

73 Dicen que el mejor camino hacia el corazón de un hombre es a través del estómago. Pero yo creo que apuñalarle directamente en la caja torácica es mucho más fácil.

74 Un médico entra en una habitación con un paciente moribundo y le dice: "Lo siento, pero solo te quedan diez". El paciente le pregunta: "¿Diez qué, doctor? ¿Horas? ¿Días? ¿Semanas?". El médico lo mira con calma y dice: "Nueve".

75 Hace unos años lancé un bumerán. Ahora vivo en un miedo constante...

76 Pensé que abrir una puerta para una dama era de buenos modales, pero ella simplemente me gritó y salió volando del avión.

77 "Mi abuela me trata como una estrella de rock. Supongo que por eso me deja firmarle las tetas". (Zach Galifianakis)

78 ¿Por qué los amigos se parecen mucho a la nieve? Si haces pis sobre ellos, desaparecen.

79 El otro día, mi mujer me pidió que le pasara su lápiz de labios, pero accidentalmente le pasé una barra de pegamento. Todavía sigue sin hablarme.

80 Dale a un hombre un billete de avión y volará durante un día. Empújale desde un avión a 10.000 metros y volará durante el resto de su vida.

81 Abuela: "La mayoría de las personas de tu edad ya están casadas, ¿por qué tú no?". Yo: "La mayoría de las personas de tu edad ya están muertas, ¿por qué tú no?".

82 "Ay, doctor, estoy muy nervioso. Esta es mi primera operación". "No se preocupe. La mía también".

83 ¿Cuál es la diferencia entre un Lamborghini y un cadáver? No tengo un Lamborghini en el garaje.

84 ¿Por qué Michael Jackson no puede acercarse a menos de 500 metros de una escuela? Porque está muerto.

85 ¿Qué es peor que morder una manzana y encontrar un gusano? Morder una manzana y encontrar medio gusano.

114 Hemos mantenido la habitación exactamente igual que el día que desapareció, hace ya 6 años, agente. Señora, hay un esqueleto detrás de la cama. ¡No jodas: Timmy!

115 Cari, hoy comemos en casa de mi madre.

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¿Cari?

Ok.


jueves, 29 de agosto de 2024

0882: Aníbal

 En los relatos literarios resplandece la fábula de Aníbal el melancólico, conocido por su rostro sombrío que lo definía. Habitaba en soledad en su pequeña cabaña, donde la paz interior le era esquiva. Como un laborioso campesino, cada día se dirigía a la cerca para trabajar, y al caer la noche, regresaba a su hogar, donde se recluía sin anhelar salir. 

Una noche, mientras Aníbal el melancólico se sumía en el sueño, tuvo una visión extraña; de repente, sintió un agudo dolor en sus oídos, de los cuales emergieron seres de apariencia demoníaca. Al despertar, Aníbal el melancólico se quedó atónito al descubrir a esas criaturas, lo más asombroso era que habían surgido de sus propios oídos.

 Aníbal, el melancólico, después de ver a  aquellos pequeños seres, decidió no prestarles atención y se dejó llevar por la tristeza que tan bien conocía. Sin embargo, al amanecer del día siguiente, se encontró con otra inesperada sorpresa: los diminutos demonios habían tomado la iniciativa de organizar su hogar, que se encontraba en un estado de caos. Barrían los suelos y sacaban la basura al exterior... Ante esta nueva sorpresa, Aníbal, una vez más, optó por ignorar lo sucedido y tomó su mochila, preparándose para ir a trabajar en la cerca.

 Al caer la tarde, tras un agotador día de trabajo, Aníbal, el melancólico, cruzó el umbral de su hogar y se encontró con los diminutos demonios que aún permanecían allí. Para su sorpresa, le habían preparado un guisado que parecía sacado de un cuento de hadas. Aníbal no podía dar crédito a lo que veía; era como si estuviera atrapado en un sueño. Lo más curioso era que el guisado resultó ser exquisito. Después de disfrutar de la comida, se dio un baño y se dejó caer en su cama, sumido en la tristeza. Los pequeños demonios, con su naturaleza traviesa, se acomodaron a su alrededor y comenzaron a entonar una melodía suave, que envolvía a Aníbal en una calma profunda, Así transcurrieron dos semanas y Aníbal, conocido como el melancólico, seguía sumido en su amargura. Sin embargo, cada día esos diminutos demonios lo sorprendían con algo nuevo; ya fuera limpiando su hogar, preparando su comida o sacando la basura. Un día, llegó el cumpleaños de Aníbal. Ese día, él se encontraba trabajando, sin ninguna esperanza. Pero al regresar a casa por la tarde, se encontró con una grata sorpresa: los pequeños demonios habían organizado una fiesta. Por primera vez, Aníbal sintió un destello de alegría.

En aquel día, los pequeños demonios danzaban por doquier. Tras la celebración de su cumpleaños, Aníbal se retiró a descansar ya avanzada la noche. Al amanecer, se levantó rebosante de alegría, y en su rostro se reflejaba una renovada motivación. Los diminutos demonios lo observaban con curiosidad mientras él sonreía. Con el paso del tiempo, Aníbal se fue adaptando a la presencia de sus demonios, aprendiendo a vivir en armonía con ellos. En una ocasión, lo apodaron Aníbal el melancólico, pero todo cambió cuando aquellos pequeños seres le devolvieron la felicidad. Una noche, mientras dormía, los demonios se deslizaron por sus oídos y regresaron a su hogar. Al despertar, Aníbal se dio cuenta de que ya no estaban, pero algo captó su atención: desde lo más profundo de sus oídos, escuchó susurros que decían: "Estamos aquí contigo, sigue sonriendo..." Desde ese instante, la vida de Aníbal dio un giro, transformándose de Aníbal el melancólico a Aníbal el alegre.


domingo, 25 de agosto de 2024

0881: Bond, James Bond.

El día que James Bond murió, llega al cielo y San Pedro pregunta:

- ¿Cómo te llamas?

- Bond, James Bond.

- ¡Todos dicen lo mismo!, te voy a hacer una prueba, si la pasas te creo. Entra a ese cuarto, lleno de gente y me traes a Adán...

- Pasados unos minutos, James Bond, sale con Adán. Sorprendido San Pedro pregunta: ¿Cómo lo hiciste?

- Fue muy fácil, era el único que no tenía ombligo.

- San Pedro vuelve a meter a Adán y ordena a todos que se cubran el estómago. Vuelve a retar a Bond. A los cinco minutos sale nuevamente con Adán.

- ¿Pero cómo lo hiciste ahora?

- Era el único que no tenía costilla.

- Esta bien, la última prueba... San Pedro viste a todos igual y reta nuevamente a Bond.

Esta vez a los diez minutos, se escuchan gritos e insultos... Por fin nuevamente sale Bond con Adán.

- ¡No lo puedo creer, tu eres James Bond!, pero dime ¿cómo lo hiciste?

- Fue fácil, les menté la madre a todos los presentes y el único que no se ofendió fue este.


miércoles, 21 de agosto de 2024

0880: la gente del campo es practica

 Un granjero lleva su camioneta al pueblo y el mecánico le dice que tiene que dejarla hasta el día siguiente, así que decide regresar caminando a su granja, que no queda muy lejos.

De camino pasa por una ferretería y compra una cubeta  y un bote de pintura

Allí se encuentra con un amigo que le da dos gallinas y un pavo que le debía. Ahora el granjero se encuentra con un problema: cómo llevar todo a casa caminando.

Mientras piensa cómo lo va a hacer, se le acerca caminando una señora madura y le pregunta cómo llegar a la granja de los González. 

El granjero le dice que va en esa dirección y si no tuviera que llevar lo que cargaba, con mucho gusto la acompañaría.

La señora le dice:

- ¿Por qué no pone la lata de pintura en la cubeta ? Y Lo lleva en una mano, se pone una gallina debajo de cada brazo y el pavo en la otra mano.

El granjero, sorprendido y agradecido, empieza a acompañar a la señora

En un momento dado le dice:

- Conozco un atajo que nos saca del camino principal pero nos ahorramos más de un kilómetro.

La señora lo mira con desconfianza y le responde:

- Soy una viuda solitaria sin un hombre que me defienda. ¿Cómo sé que no me va a llevar por el medio del campo, me va a poner contra un árbol y va a abusar de mí?

- ¡Pero señora! Aún cuándo quisiera, cómo lo hago? Llevo una cubeta , un bote de pintura, dos gallinas y un pavo. ¿Cómo hago para ponerle contra un árbol y abusar de usted?

A lo cual la señora le responde:

- Pues pone el pavo en el suelo, lo cubre con la cubeta, coloca el bote de pintura encima para que no escape...

El granjero le responde:

- ¿Y las gallinas?

- ¡¡¡ LAS GALLINAS TE LAS DETENGO YO CABRÓN!! ¡¡¡PIENSA UN POQUITO CHINGADA MADRE !!!..

domingo, 18 de agosto de 2024

0879: Películas para recordar a Alain Delon

 “A pleno sol” (1960)

Este filme de René Clément es una adaptación de la novela “El talento de Mr. Ripley”, de la estadounidense Patricia Highsmith. Delon, quien para entonces todavía no era una estrella, interpreta a Tom Ripley, un personaje maquiavélico que mata a un hombre adinerado para robarle su identidad. Un ‘remake’ hollywoodiano fue rodado en 1999 (“El talento de Mr. Ripley”).


“Rocco y sus hermanos” (1960)

Un clásico del neorrealismo italiano. Gracias a este melodrama de Luchino Visconti, quien estaba fascinado por Delon, el actor se dio a conocer más allá de las fronteras de Francia.

La película narra los sinsabores de la vida de Rosaria y sus cuatro hijos que huyen de la miseria del sur de Italia hacia Milán.


“El gatopardo” (1963)

Adaptado de la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, este filme de época de Visconti obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes.

Narra el declive de la aristocracia en los años 1860 e incluye una escena de baile legendaria. Delon encarna la elegancia con su fino bigote y la raya hacia un lado. La pareja que forma con Claudia Cardinale entra en la historia del cine.


“Los aventureros” (1967)

Un inventor (Lino Ventura) y su osado amigo (Alain Delon) encuentran un tesoro escondido con una escultora (Joanna Shimkus) a quien los dos aman. Es la adaptación de una novela de José Giovanni.

En esta película de aventurera, el actor francés interpreta la canción “Leticia”, recordada con cariño por el público.


“El silencio de un hombre”(1967)

Esta primera colaboración con Jean-Pierre Melville es una de las obras maestras de la filmografía del actor, quien encarna al asesino solitario Jef Costello.

Inexpresivo y obsesionado por el control, con su mirada fría, su impermeable y sombrero: ese es el personaje mítico que encarna Delon.


“La piscina” (1969)

A medio camino entre el género policíaco y el drama, esta cinta de Jacques Deray, de un erotismo ardiente, marcó el reencuentro entre Delon y Romy Schneider, con quien había formado una famosa pareja en la vida real. Aunque no volvieron a unirse sentimentalmente, la carrera de ella, entonces en declive, volvió a despegar.

La pareja frecuenta esa piscina de la Costa Azul, pero también Maurice Ronet y Jane Birkin. Delon dijo más tarde: “Esta película no puedo verla de nuevo. Es demasiado doloroso volver a ver a Romy y a Maurice reír a carcajadas”, dijo en alusión a los actores entonces ya fallecidos.


“El clan de los sicilianos” (1969)

El filme policíaco de Henri Verneuil hizo coincidir a tres estrellas del cine francés: Delon, Jean Gabin y Lino Ventura. Una escena de sutil erotismo entró en los anales de la historia del celuloide: cuando el apuesto Delon mata a una anguila que acaba de pescar golpeándola sobre las rocas, bajo la mirada de la actriz Irina Demick que se broncea desnuda.


“El otro señor Klein” (1976)

”Hay tantas cosas mías en este filme: mi amor por los cuadros, la relación ambigua con la gente, esta especie de juego en el que soy el señor Klein sin saber por qué”, afirmó el actor.

En esta película de Joseph Losey, Delon encarna a Robert Klein, un rico comerciante de arte que en 1942 compra unas obras que pertenecían a judíos.


“El derecho a matar” (1980)

Dirigida por Jacques Deray, esta película abre una serie de cintas policíacas populares que Delon encadenó en los años 1980, con más o menos éxito. De calidad desigual, estos filmes permitieron a Delon darse a conocer a una generación más joven gracias a sus redifusiones televisivas.

martes, 13 de agosto de 2024

0878: El Dios de Spinoza hubiera dicho:

 “Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida. Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.

¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa. Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.

Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.

El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.

Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito…¡No me encontrarás en ningún libro!

Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?

Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.

Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice… yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias… de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios puede hacer eso?

Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti.

Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.

Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.

Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro. Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.

No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.

Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?… ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?…

Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.

Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?

Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?… ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.

Deja de complicarte las cosas y de repetir como un loro lo que te han enseñado acerca de mí.

Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?

No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy, latiendo en ti”.

viernes, 9 de agosto de 2024

0877: cuando anunciaron mi muerte

 —¿Te enteraste que te buscaban para matarte?

—Si, en 1980, en Cochabamba cuando fui a defender mi tesis, un colega con el cual trabajamos juntos en SNDC me comento que el esposo y un hermano de ella, fueron a Sucre a buscarme.

—¿Y que hiciste?

—¿Me preguntas que hice con ella o que hice al enterarme de la noticia?

—Las dos cosas

—Ella también trabajaba en el SNDC y nos destinaron a Zudáñez un pueblo cerca de Sucre. Yo viudo y ella en proceso de divorcio, dos sufridos que terminaron en un catre. Antes que se cumplieran los 90 días termine con ella.

—¿Ella nunca hablo de matrimonio? 

—Si, al principio de la relación, ella dijo que en uno o dos meses se sancionara su divorcio y podríamos casarnos, yo le dije que no tenia planes de casarme y así quedó el asuntechi.

—¿Y que hiciste cuando te enteraste de la noticia?

—No recuerdo la fecha, fui a Trinidad, CORDECRUZ contrato a la consultora en la cual trabajaba y ésta me encargo acopiar la información en CODETAR, CORDEPO, CORDEPAZ y CORDEBENI. Apenas llegue a Trinidad fui a visitar a doña Casta, siempre que iba a Trini, era mi primera visita, ella era la abuela de mi hijo Carlos, charlamos de todo un poco y al despedirme ella me pregunto si sabia que me estaban buscando. Le dije que si y le pregunte la dirección del esposo.

—¿Pensabas enfrentarlo?

—No, era su ciudad, tenia familia y amigos.

—Pero... podrían reconocerte

—No, sabían mi nombre, mi profesión, pero no tenían fotografía alguna

—¿Cómo lo sabes?

—Desde muy joven fui enemigo de fotografías. Nadie tiene una fotografía mía, ni parientes, ni ex enamoradas. Hay un dicho que dice: "Perro que ladra, no muerde" Ese esposo pregono en su pueblo que me iba a matar, simplemente lo hizo para que la gente del pueblo se entero, para que no me buscase mas y dejase de hablar de mi, ha de haber sucedido que se entero que cuando fui a Trinidad a casarme con la hija de doña Casta, me aloje en la casa del Dr. Marcelo Vargas Sandoval

—¿Y quien es ese doctor? 

—Para que lo entiendas, te contare una anécdota: Hace muchos años atrás, cuando era un muchacho viaje a La Paz en esa oportunidad me hice amigo de unos muchachos del barrio, los cuales me llevaron a una fiesta. En esa fiesta una muchacha coquetea conmigo, la saco a bailar y ella me apechuga y al hacerlo mira a un muchacho, entonces me di cuenta que lo que pretendía era poner celoso al gorila que entró en escena, la música deja de sonar y cuando yo me dirigía a mi asiento, el gorila mirándome fijamente comienza a levantarse del asiento y uno de sus amigos lo sujeta del brazo y le murmura: "Es un dodo" El gorila se sienta y me sonríe.


lunes, 5 de agosto de 2024

0876: El Negro Beltrán odiaba las fiestas.

Nunca iba a los cumpleaños y casi les diría que si podía evitar al año nuevo y navidad, también lo hacía. Lo deprimían los feriados. El era feliz los día comunes.

Los lunes volvía a vivir. Se levantaba a las cinco de la mañana y prendía la radio. Mientras se afeitaba a pura navaja, apoyaba el mate de loza en el hueco de la pileta y cantaba: "Cuando la suerte que es grela..." Después del " concierto" agarraba un pan francés y se iba para el puesto  masticando pan duro.

Todo el mercado lo veía entrar sonriente como Gardel y lo saludaba a los gritos: Qué hacés, Negro!! Estás contento que es lunes, botón!

La barra sabía que el tipo disfrutaba ese día como nadie en el planeta. Encaraba para el almacén y preparaba el mostrador para recibir a sus "nenas". 

Ponía a calentar la pava y empezaba a repartir mate para todos lados. Buen tipo Beltrán, todos lo querían. Era un hombre que sabía escuchar y guardar secretos como nadie. No le gustaban las bromas pesadas, ni la charlatanería. 

Cuando algún puestero tenía problemas de guita, ahí estaba el Negro para dar una mano. Solía tener un cuaderno lleno de fiados por cobrar, más largo que la guía de teléfonos.  Nunca habló mal de un deudor. Jamás se supo nada de esos asuntos. Sólo veíamos como rajaban con cara de susto para el almacén y volvían respirando aliviados, los caídos en desgracia.

El había venido del Chaco de muy pibe y el gallego Efraín, antiguo dueño del almacén,  lo adoptó casi como un hijo. Lo mandó al colegio y a la salida lo mandaba a entregar los pedidos. 

Cuando el viejo enfermó, el se hizo cargo del negocio. Siempre tuvo la foto del Gallego en el puesto, al Morocho nunca le fallaba la memoria.

Presagiaba los desastres económicos del país con un par de variables sencillas: el precio del arroz, el fideo y el sueldo básico.  Con eso le alcanzaba para acertar más que cualquier gurú de la city.

Nunca se le conoció mujer alguna. Vivía para su boliche.

El Tano Peregrino le decía que tenía que salir a milonguear, a conocer una mina, a  olvidarse un poco de la rutina...

No había forma. Cuando cerraba el puesto a la noche suspiraba como si lo estuvieran por fusilar.

Salía por Vieytes para el lado de California y rumbeaba para su pieza.

Lo primero que hacía era prender la radio. Se sabía mil tangos de memoria. Entonces, cuando sonaba la orquesta de Fresedo, se paraba frente al espejo que tenía el placar, se mandaba gomina y agarraba la escoba. Practicaba su sonrisa de zorzal y entonaba: "Vida mía, lejos más te quieroooo".

Siempre soñó con ser cantor pero el quería cantar en el mercado. No quería laburar de noche. No le gustaban las boîtes, ni los cabarets.  Bueno, le hubiese gustado cantar en una radio pero sabía que una cosa iba con la otra. Nunca fue a un baile de carnaval, imagínate.

El quería cantar "Arrabal amargo" mientras cortaba matambre  para doña Mary. Como Palito Ortega cuando andaba en bicicleta repartiendo ropa de la tintorería,  bueno, algo así.

Nunca supimos cuando cumplía años. Todo el mundo lo invitaba a todas las fiestas posible y el siempre agradecía de corazón con su frase: "Vos sabés que no es lo mío".

Un día la comisión del mercado se decidió a darle una sorpresa. Contrataron a una pequeña orquesta para el domingo siguiente y le dijeron a Beltrán que iban a tener que trabajar ese día porque decidieron las autoridades que era fecha de balance y todas las ferias municipales debían presentar el estado de sus puestos.

Feliz de la vida, el Negro se despertó a las 5 de la mañana a puro mate y navaja y rajó  para el mercado.

Al llegar todo estaba en orden . Lo raro es que había mucha gente. Mucho más que lo habitual.

"Y por qué no abrimos los domingos?? Mirá la gente que vino!!" Repetía Beltrán a quien quisiera oírlo.

Mientras anotaba en un papel sein la cantidad de jamones crudos que colgaban del techo hizo su ingreso triunfal la orquesta. Guitarra, fueye y violín en fila India se pararon justo frente al almacén. "Oiga, necesitamos un cantor. Se anima?" Le dijo el guitarrista. "No, hombre.  Yo nunca canté" contestó nuestro crédito local. 

"Vamos, Negro! redobló Peregrino. "Cuando le dijiste que no a un cliente???"

El heredero del gaita, se rió como Carlitos y señalando a la orquesta, le dijo:" Marioneta" en sol.

"Tenía aquella casa, no sé qué suave encanto. .."

Todo el mercado explotó en aplausos. El tipo era un fuera de serie. Los muchachos de la orquesta se le abalanzaron al terminar para pedirle que los acompañara. Que había posibilidades de una gira. Que serían un suceso...

Beltrán se dio vuelta agradeció a todos. Agarró su birome y escribió: 15 jamones crudos.


Por Eduardo Torre

 

jueves, 1 de agosto de 2024

0875: Bikini y su familia léxica

 Eva María se fue, buscando el sol en la playa, con su maleta de piel y su bikini de rayas. Se podía haber ido con un monokini de rayas, un trikini, un tankini, un flamenkini o un minikini. También, sin la menor indulgencia, Eva María se podía haber preguntado, ante todas esas opciones de moda playera que parecen compartir una misma raíz, qué es entonces un kini y por qué nunca podría meterlo en la maleta.


Kini, la base de creación para esta inagotable familia léxica que orbita en torno a bikini, es una palabra que ni existe ni debería existir en la lengua, porque es producto de un error de percepción lingüística.


Los hablantes vieron en bikini, ese traje de baño de dos piezas, una estructura morfológica que replicaba la de términos como bicéfalo, bicentenario o bisílabo, donde bi- significa ‘dos’ y duplica, por tanto, el concepto representado por la base a la que precede (cabezas, centurias o sílabas). Así, despojado el bikini de ese multiplicador, naturalmente un traje de baño de una pieza sería un monokini, y uno de tres piezas, un trikini.


La operación matemática era infalible. La operación lingüística, no tanto. Los hablantes cometieron un error al interpretar la estructura del término, en un fenómeno conocido como reinterpretación morfológica, que puede considerarse un ejemplo de etimología popular (como sucede en el par vagabundo/vagamundo).


Para entender por qué esta era una interpretación errónea, debemos remontarnos al origen mismo del término bikini. El 20 de junio de 1946 es la fecha del registro de patente firmado por Louis Réard, un ingeniero francés que diseñó un traje de baño de dos piezas, al que decidió denominar bikini en referencia al atolón de las Islas Marshall en el que ese mismo año se habían realizado pruebas nucleares, por lo que era un nombre muy presente en la cultura popular de la época (tanto que el atolón Bikini está vinculado también al origen de Godzilla). Además, el nombre aludía al carácter atómico (por lo pequeño y a la vez explosivo) de su creación textil.


Algunas variantes de bikini hacen referencia al tamaño de la prenda (minikini o microkini), conectadas a la cultura popular, como el baykini (de la serie Baywatch) y el mankini (de la película Borat). Junto al mankini, el penekini y el pubikini son quizás los ejemplos más atómicos de toda la familia.


domingo, 28 de julio de 2024

0874: Una breve historia

 Tres cucarachas hambrientas vinieron a un granjero y le pidieron comida. Él voluntariamente les ofreció algo de pan y algo de queso. Comieron a satisfacción y acopiaron comida para llevar a casa a sus familias.

Al irse, el granjero les dijo,

Escuchen cucarachas, en vez de rogar por comida, ¿por qué no trabajan en mi granja? Ofrecemos buena paga, comida y protección para sus familias. 

¿Qué trabajo tenemos que hacer y cuánto salario recibimos? 

Hay cuatro puestos disponibles, cada uno tiene un salario diferente. ¡Depende de ti elegir cuál de ellos prefieres! El trabajador cuyo trabajo es informar a mis pollos que la comida está lista recibe $3,000 cada mes. El trabajador cuyo trabajo es pelar y cortar mi ajo recibe 5.000 $ mensuales. El trabajador cuyo trabajo es perseguir a lagartijas molestas fuera de la granja recibe 4.000 $ cada mes. Y por último, el trabajador cuyo trabajo es cantar y bailar para mis cabras recibe solo $250 mensuales. ¡Puedes hacer tu elección ahora! "

Exclamó la primera cucaracha,

¡Elijo el trabajo de 5.000 $! ¡Quiero pelar y cortar tu ajo! 

La segunda cucaracha corusa,

¡Quiero el trabajo de 4.000 $! ¡Déjame perseguir a los molestos lagartos fuera de la granja!

La tercera cucaracha pensó por un largo momento, luego dijo sorprendentemente,

¡Preferiría el trabajo de $250! ¡Quiero cantar y bailar para tus cabras! 

Por un momento, las otras dos cucarachas la miraron y pensaron que era muy tonta. ¿Cómo podría haber elegido el trabajo que más paga en la granja? ¿Es ella tan tonta e irrazonable? "Pensaban dentro de sí mismos.

A la mañana siguiente, las tres cucarachas llegaron para su primer día de trabajo. Sin embargo, cuando comenzaron sus funciones, la primera y la segunda cucarachas murieron de repente.

El curioso agricultor llamó a la tercera cucaracha y preguntó:

Dime, ¿por qué elegiste el trabajo que mejor paga? 

Ella respiró profundo y respondió:

En primer lugar, la comida favorita de los pollos son las cucarachas, ¿por qué elegiría un trabajo donde tengo que acercarme a los pollos? En segundo lugar, el olor picante del ajo puede matar rápidamente a una cucaracha - ¿por qué elegiría un trabajo donde tenga que pelar y cortar ajo? Tercero, a los lagartos les encanta merendar y cazar cucarachas. ¿Por qué elegiría un trabajo donde tenga que perseguir a los lagartijas fuera de la granja? No se trata del dinero, se trata de poner mi vida en consideración. 

LECCIÓN PARA APRENDER:

Ten cuidado con las ofertas que aceptas de la gente. No saltes en cada oferta que te hagan. No te ciegues tanto por el dinero y las cosas materiales que te niegues a hacer una pausa y considerar cuidadosamente las ramificaciones antes de tomar una decisión. ¡Sé sabio!


miércoles, 24 de julio de 2024

0873: El cementerio de los elefantes

 El Cementerio de los elefantes al igual que Averno es un bar, un tugurio, frecuentado por alcohólicos, prostitutas, ladrones, gente del bajo mundo. Este cuchitril así como otros similares en la ciudad de La Paz, fueron descritos en las obras de Víctor Hugo Viscarra; “Borracho estaba pero me acuerdo” y “Alcolathum y otros drinks”. 

En el filme, Juvenal un hombre de 33 años es alcohólico desde sus 14 años, decide ir a pasar sus últimos días de vida en el “Cementerio de los elefantes”, un local que es preferido por empedernidos alcohólicos de la ciudad de La Paz. En la obra de Viscarra, estos bebedores consuetudinarios son llamados “artistas”, “artilleros” o “cañas”.

En esta cantina, existe la “Suite Presidencial”, un cuarto inmundo para los que buscan morir al pie del cañón, es decir los que quieren morir bebiendo sin parar los tragos más infames.


domingo, 21 de julio de 2024

0872: La tortilla americana

 La tortilla española que nos hemos zampado en estas tierras era, la clásica, de papas (o patatas, en castizo) y muchos llenamos, rápida, nuestra hambre con ella. Me dejaré guiar un poco por el (insustituible) Wikipedia: «La tortilla de patatas​ o tortilla española es una tortilla u omelet  [perdón mi digresión: la omelette que castellaniza Wikipedia es ‘similar al de una hoja redonda, extendida o plegada sobre sí misma’ describe Wikipedia en otra entrada; una versión en plato como Twiggy; continuaré con la copia] (es decir, huevo batido, cuajado con aceite en la sartén) ​a la que se le agrega patatas troceadas. ​Se trata de uno de los platos más conocidos y emblemáticos de la cocina española.


Y vamos muy bien hasta acá: tortilla es igual a revoltijo de  huevo + papas + cebolla (a mí me gusta un diente de ajo y algo de cilantro (o culantro o coriandre) y cebollín (o ciboulette, como ahora ponen en los supermercados para alegría de mi hermana La Margarita); quizás debo ser un poco afrancesado ¡y no me repitan el cántico de los futbolistas campeones!). 


Heráldica de ambas orillas del Gran Charco debe ser la tortilla de huevo (pero sin papas) porque Cortés la encontró en los mercados de Tenochtitlán —favor de no confundir con la exquisita tortilla de maíz taquera (la de maíz negro con quesillo y chilecito manzano junto con su buen chocolate debió hacer pecar a muchos canónigos, encomenderos, monjas y frailes) o la de harina de trigo norteña—. Luego, en tierra de Incas (fratricidas por ese entonces los Señores del Sol), el tubérculo apareció y fue un bien muy precioso llevado a Europa, más importante que el oro digo yo, porque salvó hambrunas en las Alemanias —las del Sacro Imperio, que eran varias y disímiles y a veces no inteligibles entre sí (pasaba como pasa aún hoy en Las Bolivias), y aun después, tras las dos Guerras—, en Polonia, en España, en Rusia, en Ucrania —cuando en los 30s Stalin mató de hambre a más de cuatro millones de personas durante el Holomodor—, en Bielorrusia y por estas tierras bendecidas de este lado: al Norte —sobre todo en el crack del 29 y lo que siguió— y en las de acá. (Claro que no nos bendijo en los políticos).


Tan importante es la tortilla que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) está llena de un celemín de frases al uso: “hacer tortilla algo (o a alguien)”, “volver alguien la tortilla”, “volverse la tortilla” y mi preferida coloquial: “dar la vuelta a la tortilla”, que el DRAE explica en acepción como: “locs. verbs. coloqs. (léase extendido como locuciones verbales coloquiales) Invertir las circunstancias o producir un cambio total en una situación”.


Y esa inversión total en una situación es mi tema de hoy. Empecemos con una aclaraciones “claringas”: liberal en los EE.UU. es todo lo contrario de lo que entendemos por estas tierras y por el otro lado del charco; allá significa de izquierdas y muy liberal equivale a muy de izquierda, progre, zurdo y lo que apareja; mientras que conservador será lo contrario (de derecha), que no es lo mismo que libertario (que entre ellos a veces se aman y a veces se odian). Dicho esto, pasemos a “la tortilla”: la búsqueda de la Presidencia en EEUU.


martes, 16 de julio de 2024

0871: "El camaleón", cuento de Antón Chéjov

 -¿Qué ha ocurrido? ¿Qué es esto? ¿Qué haces tú ahí con el dedo?… ¿Quién ha gritado?

-Yo no me he metido con nadie… Venía a hablar con Mitri y este maldito perro, sin más ni más, me ha mordido el dedo… Perdóneme, yo soy un hombre que se gana la vida con su trabajo… Es una labor muy delicada. Que me paguen, porque puede que esté una semana sin poder mover el dedo… En ninguna ley está escrito, que haya que sufrir por culpa de los animales… Si todos empiezan a morder, sería mejor morirse…

-¡Hum!… Está bien… ¿De quién es el perro? Esto no quedará así. ¡Les voy a enseñar a dejar los perros sueltos! Ya es hora de tratar con esos señores que no desean cumplir las ordenanzas. Cuando le hagan pagar una multa, sabrá ese miserable lo que significa dejar en la calle perros y otros animales. ¡Se va a acordar de mí!…infórmate de quién es el perro y levanta el oportuno atestado. Y al perro hay que matarlo. ¡Sin perder un instante! Seguramente está rabioso… ¿Quién es su amo?

-Es del general .

-¿Del general? ¡Hum!… Eldirin, ayúdame a quitarme el capote… ¡Hace un calor terrible! Seguramente anuncia lluvia… Aunque hay una cosa que no comprendo: ¿cómo ha podido morderte? ¿Es que te llega hasta el dedo? El perro es pequeño, y tú, ¡tan grande! Has debido de clavarte un clavo y luego se te ha ocurrido la idea de decir esa mentira. Porque tú… ¡ya nos conocemos! ¡Los conozco a todos, diablos!

-Lo que ha hecho, ha sido acercarle el cigarro al morro para reírse, y el perro, que no es tonto, le ha dado un mordisco… Siempre está haciendo cosas por el estilo

-¡Mientes, tuerto! ¿Para qué mientes, si no has visto nada? Su señoría es un señor inteligente y comprende quién miente y quién dice la verdad… Y, si miento, eso lo dirá el juez de paz. Él tiene la ley… Ahora todos somos iguales… Un hermano mío es gendarme… por si quieres saberlo…

-¡Basta de comentarios!

-No, no es del general. El general no tiene perros como éste. Son más bien perros de muestra…

-¿Estás seguro?

-Sí, señoría…

-Yo mismo lo sé. Los perros del general son caros, de raza, mientras que éste ¡el diablo sabe lo que es! No tiene ni pelo ni planta… es un asco. ¿Cómo va a tener un perro así? ¿Dónde tienen la cabeza? Si este perro apareciese en Petersburgo o en Moscú, ¿saben lo que pasaría? No se pararían en barras, sino que, al momento, ¡zas! Tú, has salido perjudicado; no dejes el asunto… ¡Ya es hora de darles una lección!

-Aunque podría ser del general… No lo lleva escrito en el morro… El otro día vi en su patio un perro como éste.

-¡Es del general, seguro! -dice una voz.

-¡Hum!… Ayúdame a ponerme el capote, Eldirin… Parece que ha refrescado… Siento escalofríos… Llévaselo al general y pregunta allí. Di que lo he encontrado y que se lo mando… Y di que no lo dejen salir a la calle… Puede ser un perro de precio, y si cualquier cerdo le acerca el cigarro al morro, no tardarán en echarlo a perder. El perro es un animal delicado… Y tú, imbécil, baja la mano. ¡Ya está bien de mostrarnos tu estúpido dedo! ¡Tú mismo tienes la culpa!…

-Por ahí va el cocinero del general; le preguntaremos… ¡Acércate, amigo! Mira este perro… ¿Es de ustedes?

-¡Qué ocurrencias! ¡Jamás ha habido perros como éste en nuestra casa!

-¡Basta de preguntas! Es un perro vagabundo. No hay razón para perder el tiempo en conversaciones… Si yo he dicho que es un perro vagabundo, es un perro vagabundo… Hay que matarlo y se acabó.

-No es nuestro es del hermano del general, que vino hace unos días. A mi amo no le gustan los galgos. A su hermano…

-¿Es que ha venido su hermano? ¡Vaya por Dios! No me había enterado. ¿Ha venido de visita?

-Sí…

-Vaya… Echaba de menos a su hermano… Y yo sin saberlo. ¿Así que el perro es suyo? Lo celebro mucho… Llévatelo… El perro no está mal… Es muy vivo… ¡Le ha mordido el dedo a éste! Ja, ja, ja… Ea, ¿por qué tiemblas? Rrrr… Rrrr… Se ha enfadado, el muy pillo… Vaya con el perrito…



sábado, 13 de julio de 2024

0870: el truco

 Cuando se llenó el número de pasajeros en el tren que iba de Francia a Gran Bretaña, por casualidad había una mujer francesa sentada al lado de un hombre inglés. La tensión apareció en el rostro de la mujer francesa, por lo que el inglés le preguntó: 

¿Por qué está preocupada?  

Llevo conmigo más dólares de los autorizados, que son 10.000 dólares. 

El inglés dijo: 

Divídelo entre nosotros, así si la policía francesa te arresta, o me arrestan a mí, escaparás con la mitad. Escríbeme tu dirección para devolvértelo cuando lleguemos a Londres. 

¡La francesa quedó convencido y le dio su dirección! 

Pero al inspeccionarla, la francesa pasó sin problemas. 

Entonces el inglés gritó: 

Oficial, esta mujer lleva diez mil dólares, la mitad de los cuales tengo y la otra mitad ella ¡No traiciono a mi país, cooperé con ella para demostrarles mi amor por Gran Bretaña! 

De hecho, la registraron nuevamente, encontraron el dinero y lo confiscaron. 

El oficial habló sobre el patriotismo y el daño que el contrabando causaba a la economía nacional, y le dieron las gracias al inglés, luego el tren cruzó a Gran Bretaña. 

Dos días después, la mujer francesa fue. sorprendida por el inglés en la puerta de su casa, y ella le dijo enojada: 

¡Qué descarado y atrevido eres! ¿Qué quieres ahora? 

Le entregó un sobre que contenía 15.000 dólares y le dijo 

¡Este es tu dinero con una prima! 

¡Eso la sorprendió!  

No se sorprenda, señora. Quería distraerlos de mi bolso, que contenía tres millones de dólares. Y me vi obligado a hacer ese truco.


lunes, 8 de julio de 2024

0869: La madre y la hija

En todo caso yo estaba horrorizado con toda la historia. Estaba extremadamente escandalizado ante la falta de dignidad de la Condesa, que seguía viéndose con el hombre cuya mano había acabado con su marido.
—El marido había sido un hombre brutal; y nadie sabía la verdad.
—El que no se supiera no cambia nada. Y en cuanto a lo de que Salvi fuera un bestia, eso no es más que una manera de decir que su mujer y el hombre con el que su mujer se casó luego no lo apreciaban.
Stanmer parecía en extremo meditativo; sus ojos estaban fijos en los míos.
—Sí, es difícil sobreponerse a una boda así. No fue muy apropiado.
—¡Ah! —exclamé—. ¡Menudo respiro cuando me enteré! Me acuerdo del lugar y de la hora. Fue en una estación de montaña en la India, siete años después de haber dejado Florencia. El correo me había traído algunos periódicos ingleses, y en uno de ellos había una carta de Italia con una buena cantidad de eso que llaman “ecos de sociedad”. Allí, entre escándalos de la alta sociedad y otras delicias del estilo, leí que la Condesa Bianca Salvi, famosa durante varios años en su calidad de anfitriona del salón de la gente más interesante de Florencia, estaba a punto de conceder su mano en matrimonio al Conde Camerino, un distinguido bolones. ¡Ah, mi querido muchacho, de buena había escapado! ¡Había estado dispuesto a casarme con una mujer capaz de algo semejante! Pero mi instinto me había avisado, y yo confié en él.
—¡”El instinto lo es todo”! ¿Le dijo a Madame de Salvi que su instinto le prevenía contra ella?
—No; le dije que ella me asustaba, me escandalizaba, me horrorizaba.
—Viene a ser lo mismo. ¿Y ella qué dijo?
—Ella me preguntó que qué quería. Yo dije que su amistad con Camerino era un escándalo, y ella contestó que su marido había sido una bestia. Además, nadie lo sabía, por tanto no era ningún escándalo. ¡Exactamente su mismo argumento! Yo repliqué que ése era un razonamiento detestable, y que ella no tenía sentido moral. Tuvimos una vehemente discusión, y yo declaré que nunca más la volvería a ver. En el acaloramiento de mi disgusto me fui de Florencia y mantuve mi palabra. Nunca más volví a verla.
—No debía de estar muy enamorado de ella.
—No lo estaba… tres meses después.
—Si lo hubiera estado hubiera vuelto… tres días después.
—¡Tan seguro le parece! Todo lo que puedo decir es que fue el esfuerzo más grande de mi vida. Como soldado en ocasiones he tenido que enfrentarme al enemigo. Pero no fue en esos momentos cuando necesité toda mi determinación; fue cuando dejé Florencia.
—¡No lo entiendo! No entiendo por qué tuvo que decirle que Camerino había matado a su marido. Eso solo podía perjudicarla.
—Temía que le perjudicara aún más el que yo pensara que era su amante. Ella deseaba decirme aquello que más pudiera convencerme de que él no era su amante, de que nunca podría serlo. Y además quería apuntarse el mérito de ser muy sincera.
—¡Santo Dios, cuánto debe haberla analizado!
—No hay nada más analítico que el desencanto. Pero ahí lo tiene. Se casó con Camerino.
—Sí, no pretendo negar ese hecho. Quizás no lo hubiera hecho si usted se hubiera quedado.
¡Pero qué manera más inocente tiene de decir las cosas!
—Muy probablemente hubiera prescindido de la ceremonia
—¡Caramba, cómo la ha analizado!
—Debería estarme agradecido. Yo he hecho por usted lo que parece incapaz de hacer por sí mismo.
—Yo no veo a ningún Camerino en mi caso
—Quizá yo pueda encontrarle uno entre todos esos caballeros.
—¡Gracias, pero ya lo haré yo mismo!
Y con esto se fue… Convencido, espero.

Esta noche he ido a despedirme de la Scarabelli. Me preguntó, cómo no, por qué había estado tanto tiempo sin ir.
—Creo que eso solo lo dice por guardar las apariencias. Me imagino que ya lo sabe.
—¿Qué he hecho?
—Nada en absoluto. Es demasiado lista para eso.
Ella me miró durante unos momentos.
—Creo que está un poco loco.
—Ah, no; demasiado cuerdo es lo que estoy. Me sobra juicio, más que faltarme.
—De cualquier modo, usted tiene lo que podríamos llamar una idea fija.
—Eso no tiene nada de malo, mientras sea buena.
—¡Pero la suya es abominable!
Exclamó ella con una carcajada.
—Es natural que no le guste yo, o mis ideas. Pensándolo bien, usted me ha tratado con una amabilidad extraordinaria, y eso se lo agradezco. Mañana me voy de Florencia.
—¡No diré que lo siento! —dijo ella, riendo de nuevo—. Pero me alegra mucho haberlo conocido. Siempre me hice preguntas sobre su persona. Es usted una curiosidad.
—Sí, estoy seguro de que debo parecérselo. ¡Un hombre que puede resistirse a sus encantos! Pero la verdad es que no puedo. Esta noche está encantadora, y es la primera vez que estoy a solas con usted.
Ella no hizo caso de este último comentario y se alejó. Pero al momento volvió, y se quedó parada frente a mí, mirándome, y sus preciosos y solemnes ojos parecían brillar en la penumbra de la habitación.
—¿Cómo pudo tratar a mi madre de esa manera?
—¿Tratarla de qué manera?
—¿Cómo pudo abandonar a la mujer más encantadora del mundo?
—No se trataba de un caso de abandono; y si lo hubiera sido, tengo la impresión de que pronto se consoló.
En ese momento se oyó un ruido de pasos en la antecámara, y vi que la Condesa se había dado cuenta de que eran los de Stanmer.
—Eso no hubiera ocurrido —murmuró—. Mi pobre madre necesitaba un protector.
Stanmer entró interrumpiendo nuestra conversación, mirándome, pensé, con un aire ligeramente desafiante. Debe de pensar que soy un pesado, un fastidioso entrometido; caramba, pensándolo bien, estoy asombrado de su docilidad.
—Adiós, Condesa —dije, y ella me dio la mano en silencio—. ¿Y usted, necesita un protector?
Ella me miró de la cabeza a los pies, y entonces contestó, casi con enojo:
—Sí, Signore.
Y como para contarrestar su enfado, sostuve su mano unos momentos, incliné mi venerable cabeza y la besé. Creo que eso la apaciguó.

BOLONIA
Llevo aquí tres días. Antigua ciudad italiana realmente preciosa; pero le falta el encanto de mi secreto florentino.Mi última anotación en este diario data de hace cinco días, ya tarde por la noche, tras mi regreso de Casa Salvi.
—Quería despedirme de usted. Me voy por la mañana. No se tome la molestia de decir que lo siente; por supuesto que no lo siente. Debo haberlo incordiado considerablemente. Él no intentó decir que lo sentía, pero declaró que se alegraba mucho de haberme conocido.
—Su conversación —dijo con su pequeño aire inocente— ha sido muy sugerente.
—¿Ha encontrado a su Camerino? —pregunté yo, sonriendo.
—He abandonado la búsqueda.
—Bueno, algún día, cuando se dé cuenta del gran error que ha cometido, recuerde que yo se lo advertí.
Por un momento tuvo el aspecto de alguien que está intentando anticiparse a ese día mediante el ejercicio de la razón.
—¿Alguna vez se le ha ocurrido pensar que usted podría haber cometido un gran error?
—Oh, sí, a uno se le llega a ocurrir todo, tarde o temprano.
Eso es lo que yo le dije; pero no dije que la pregunta, encarnada en su candido y joven semblante, había tenido, en ese momento, más fuerza de la que nunca antes había tenido. Y entonces me preguntó si, tal y como habían salido las cosas, yo mismo había sido tan especialmente feliz.

PARÍS
Una nota del joven Stanmer, al que conocí en Florencia; una singular y breve nota, fechada en Roma y que vale la pena transcribir:
Mi querido General,
Tengo el placer de informarle de que hace una semana me casé con la Condesa Salvi-Scarabelli. Usted llegó verdaderamente a confundirme con sus palabras; pero un mes después todo estaba muy claro. Las cosas que implican un riesgo son como la fe cristiana; tienen que verse desde dentro. Siempre suyo,
E.S.
P.D.- ¡Al diablo con las analogías, a menos de que pueda encontrar una analogía para mi felicidad!

Su felicidad le hace ser muy ingenioso. Espero que dure; quiero decir su ingenio, no su felicidad.

LONDRES
La pasada noche, en casa de Lady H., me encontré con Edmund Stanmer, el que se casó con la hija de Bianca Salvi. Yo había elaborado toda una teoría sobre ella. Pero él no mostró la menor frialdad; al contrario, pareció disfrutar con nuestro encuentro. Le pregunté si su esposa estaba allí. Tenía que hacerlo.
—Oh, sí, está en otra de las salas. Venga conmigo a que se la presente; quiero que la conozca.
—Se olvida de que yo ya la conozco.
—Oh, no, no la conoce; nunca lo hizo.
Y soltó una pequeña carcajada llena de sobreentendidos.
Yo no tenía muchas ganas de enfrentarme con la Scarabelli en esos momentos, así que dije que estaba a punto de marcharme, pero que sería para mí un honor ir a visitar a su esposa en persona. Hablamos durante un minuto más o menos, y entonces, interrumpiéndose repentinamente y mirándome, posó la mano sobre mi brazo. Para ser justos tengo que decir que tiene un aspecto feliz.
—¡Puede estar seguro de haberse equivocado! .
—Mi querido y joven amigo, no sabe con cuánta presteza le doy la razón.
Dijimos algo más, pero al cabo de un instante volvió a repetir sus palabras:
—Puede estar seguro de haberse equivocado.
—Estoy seguro de que la Condesa me habrá perdonado, y en ese caso no debe usted guardarme rencor. Como he tenido el placer de decirle, iré a visitarla en cuanto pueda.
—No estaba refiriéndome a mi esposa. Estaba pensando en su propia historia.
—¿Mi propia historia?
—Hace tantos años. ¿No fue más bien un gran error?
Lo miré durante unos momentos; definitivamente su rostro estaba sonrosado.
—Esa no es una cuestión que pueda resolverse en una reunión mundana londinense llena de gente.
Y me alejé de allí.

Todavía no he ido a visitar a la ci-devant; tengo miedo de encontrarla en casa. Y las palabras del muchacho resuenan en mis oídos —“Puede estar seguro de haberse equivocado”—. ¿No habrá sido quizá un error? ¿Me equivoqué? ¿Fue un error? ¿Fui demasiado prudente, demasiado suspicaz, demasiado lógico? ¿Era realmente un protector lo que ella necesitaba, un hombre que la hubiera ayudado? ¿Se habría beneficiado él de haber creído en ella, y fue la única falta de la Condesa el que yo la hubiera abandonado? ¿Fue la pobre mujer muy infeliz? ¡Que Dios me perdone, cómo me invaden las preguntas! Si yo estropeé su felicidad, es seguro que tampoco hice la mía. Y podría haberla hecho, ¿verdad? ¡Qué descubrimiento tan encantador para un hombre de mi edad!