viernes, 27 de diciembre de 2024

0908: POQUITA COSA

Hace unos día invité a Yulia Vasilievna, la institutriz de mis hijos, a que pasara a mi despacho. Teníamos que ajustar cuentas.

-Siéntese, Yulia Vasilievna -le dije-. Arreglemos nuestras cuentas. A usted seguramente le hará falta dinero, pero es usted tan ceremoniosa que no lo pedirá por sí misma... Veamos... Nos habíamos puesto de acuerdo en treinta rublos por mes...

-En cuarenta...

-No. En treinta... Lo tengo apuntado. Siempre le he pagado a las institutrices treinta rublos... Veamos... Ha estado usted con nosotros dos meses...

-Dos meses y cinco días...

-Dos meses redondos. Lo tengo apuntado. Le corresponden por lo tanto sesenta rublos... Pero hay que descontarle nueve domingos... pues los domingos usted no le ha dado clase a Kolia, sólo ha paseado... más tres días de fiesta...

A Yulia Vasilievna se le encendió el rostro y se puso a tironear el volante de su vestido, pero... ¡ni palabra!

-Tres días de fiesta... Por consiguiente descontamos doce rublos... Durante cuatro días Kolia estuvo enfermo y no tuvo clases... usted se las dio sólo a Varia... Hubo tres días que usted anduvo con dolor de muela y mi esposa le permitió descansar después de la comida... Doce y siete suman diecinueve. Al descontarlos queda un saldo de... hum... de cuarenta y un rublos... ¿no es cierto?

El ojo izquierdo de Yulia Vasilievna enrojeció y lo vi empañado de humedad. Su mentón se estremeció. Rompió a toser nerviosamente, se sonó la nariz, pero... ¡ni palabra!

-En víspera de Año Nuevo usted rompió una taza de té con platito. Descontamos dos rublos... Claro que la taza vale más... es una reliquia de la familia... pero ¡que Dios la perdone! ¡Hemos perdido tanto ya! Además, debido a su falta de atención, Kolia se subió a un árbol y se desgarró la chaquetita... Le descontamos diez... También por su descuido, la camarera le robó a Varia los botines... Usted es quien debe vigilarlo todo. Usted recibe sueldo... Así que le descontamos cinco más... El diez de enero usted tomó prestados diez rublos.

-No los tomé -musitó Yulia Vasilievna.

-¡Pero si lo tengo apuntado!Bueno, sea así, está bien.

-A cuarenta y uno le restamos veintisiete, nos queda un saldo de catorce...

Sus dos ojos se le llenaron de lágrimas...

Sobre la naricita larga, bonita, aparecieron gotas de sudor. ¡Pobre muchacha!

-Sólo una vez tomé -dijo con voz trémula-... le pedí prestados a su esposa tres rublos... Nunca más lo hice...

-¿Qué me dice? ¡Y yo que no los tenía apuntados! A catorce le restamos tres y nos queda un saldo de once... ¡He aquí su dinero, muchacha! Tres... tres... uno y uno... ¡sírvase!

Y le tendí once rublos... Ella los cogió con dedos temblorosos y se los metió en el bolsillo.

-Merci -murmuró.

Yo pegué un salto y me eché a caminar por el cuarto. No podía contener mi indignación.

-¿Por qué me da las gracias? -le pregunté.

-Por el dinero.

-¡Pero si la he desplumado! ¡Demonios! ¡La he asaltado! ¡La he robado! ¿Por qué merci?

-En otros sitios ni siquiera me daban...

-¿No le daban? ¡Pues no es extraño! Yo he bromeado con usted... le he dado una cruel lección... ¡Le daré sus ochenta rublos enteritos! ¡Ahí están preparados en un sobre para usted! ¿Pero es que se puede ser tan tímida? ¿Por qué no protesta usted? ¿Por qué calla? ¿Es que se puede vivir en este mundo sin mostrar los dientes? ¿Es que se puede ser tan poquita cosa?

Ella sonrió débilmente y en su rostro leí: "¡Se puede!"

Le pedí disculpas por la cruel lección y le entregué, para su gran asombro, los ochenta rublos. Tímidamente balbuceó su merci y salió... La seguí con la mirada y pensé: ¡Qué fácil es en este mundo ser fuerte!

Antón Chéjov

 

sábado, 21 de diciembre de 2024

0907: Crisanta

 — No te apures, Simón, luego la arreglamos. Esto pasa siempre con las primerizas... ¡Hum, las veces que me ha tocado batallas con ellas...!

— Obre Dios 

— ¿Hace mucho que te empezaron los dolores hija?

Y Crisanta tuvo por respuesta sólo un rezongo.

— Vamos a ver, muchacha —siguió Altagracia—: dobla tus piernas...Así, flojas. Resuella hondo, puja, puja fuerte cada vez que te venga el dolor... Más fuerte, más... ¡Grita, hija...!

Crisanta hizo cuanto se le dijo y más; sus piernas fueron hilachos, rugió hasta enronquecer y sangró sus puños a mordidas.

— Vamos, ayúdame muchachita —suplicó la vieja en los momentos en que pasaba rudamente sus manos sobre la barriga relajada, pero terca en conservar la carga...

Y los dedazos de uñas corvas y negras echaban toda su habilidad, toda su experiencia, todas sus mañas en los frotamientos que empezaban en las mamas rotundas, para acabar en la pelvis abultada y lampiña.

Simón, entre tanto, habíase acurrucado en un rincón de la choza; entre sus piernas un trozo de madera destinado a ser cabo de azadón. El chirrido de la lima que aguzaba un extremo del mango distraía el enervamiento, robaba un poco la ansiedad del muchacho.

— Anda, madrecita, grita por vida tuya... Puja, enconrajínate... Dime chiches de perra; pero date prisa... Pare, haragana. Pare hembra o macho, pero pronto... ¡Cristo de Esquipulas!

La joven no hacía esfuerzo ya; el dolor se había apuntado un triunfo.

Simón trataba ahora de insertar a golpes el mango dentro del arillo del azadón; de su boca entreabierta salían sonidos roncos.

Altagracia sudorosa y desgreñada, con las manos tiesas abiertas en abanico, se volvió hacia el muchacho quien había logrado, por fin, introducir el astil en la argolla de la azada; el trabajo había alejado un poco a su pensamiento del sitio en que se escenificaba el drama.

— Todo es de balde, Simón, viene de nalgas —dijo la vieja a gritos, mientras se limpiaba la frente con el dorso de su diestra.

Y Simón, como si volviese del sueño, como si hubiese sido sustraído por las destempladas palabras de una región luminosa y apacible:

— ¿De nalgas? Bueno... ¿y‘hora qué?

La vieja no contestó; su vista vagaba por el techo del jacal.

— De ahí —dijo de pronto—, de ahí, de la viga madre cuelga la coyunda para hacer con ella el columpio... Pero pronto, muévete — ordenó Altagracia.

— No, eso no —gimió él.

— Anda, vamos a hacer la última lucha... Cuelga la coyunda y ayúdame a amarrar a la muchacha por los sobacos.

Simón trepó sin chistar por los amarres de los muros pajizos e hizo pasar la cinta de jarcia sobre el morillo horizontal que sostenía la techumbre.

— Jala fuerte... fuerte, con ganas. ¡Hum, no pareces hombre...! Jala, demonio.

A poco Crisanta era un títere que pateaba y se retorcía pendiente de la coyunda.

Altagracia al cuerpo de la muchacha... Ahora más que pelele, era una péndola de tragedia, un pezón de delirio...

Pero Crisanta ya no hacía nada por ella, había caído en un desmayo convulsivo.

— Corre, Simón —dijo Altagracia con acento alarmado—, ve a la Dios y de María Santísima... Le voy a trincar la cintura con mi rebozo, a ver si así sale... ¡Corre por vida tuya!

Simón ya no escuchó las últimas palabras de la vieja; había salido en carrera para cumplir el encargo.

En el camino tropezó con Trinidad Pérez, su amigo el peón de la carretera inconclusa que pasaba a corta distancia de Tapijulapa.

— Aguárdate, hombre, saluda siquiera —gritó Trinidad Pérez

— Aquella está pariendo desde antes de que el sol se metiera y es hora que todavía no puede —informó el otro sin detenerse.

Trinidad Pérez se emparejó con Simón, los dos corrían.

— Le está ayudando doña Altagracia... por luchas no ha quedado.

— ¿Quieres un consejo, Simón?

— Viene...

— Vete al campamento de los ingenieros de la carretera. Allí está un doctor que es muy buena gente, llámalo.

— ¿Y con qué le pago?

— Si le dices lo pobres que somos, él entenderá... Anda, déjate de Altagracia.

Simón ya no reflexionó más y en lugar de torcer hacia la tienda, tomó por el atajo que más pronto lo llevaría al campamento. La luna, muy alta, decía que la media noche estaba cercana.

Frente al médico, un viejo amable y bromista, Simón el indio zoque no tuvo necesidad de hablar mucho y, por ello, tampoco poner en evidencia su mal español.

— ¿Por qué se les ocurrirá a las mujeres hacer sus gracias precisamente a estas horas? —se preguntaba el doctor a sí mismo, mientras un bostezo ahogaba sus últimas palabras... Mas luego de desperezarse, añadió de buen talante—: ¿Por qué se nos ocurre a algunos hombres ser médicos? Iré, muchacho, iré luego, no faltaba más... ¿Está bueno el camino hasta tu pueblo?

— Bueno, parejito, como la palma de la mano...

El médico guardó en su maletín algunos instrumentos niquelados, una jeringa hipodérmica y un gran paquete de algodón; se caló su viejo ―panamá‖, echó ―a pico de botella‖ un buen trago de mezcal, aseguró sus ligas de ciclista sobre las ―valencianas‖ del pantalón de dril y montó en su bicicleta, mientras escuchaba a Simón que decía:

— Entrando por la zurda, es la casita más repegada a la loma.

Cuando Simón llegó a su choza, lo recibió un vaguido largo y agudo, que se confundió entre el cacareo de las gallinas y los gruñidos de ―Mit-Chueg‖, el perro amarillo y fiel.

Simón sacó de la copa de su sombrero un gran pañuelo de yerbas; con él se enjugó el sudor que le corría por las sienes; luego respiró profundo, mientras empujaba tímidamente la puertecilla de la choza.

Crisanta, cubierta con un sarape desteñido, yacía sosegada. Altagracia retiraba ahora de la lumbre una gran tinaja con agua caliente, y el médico, con la camisa remangada, desmontaba la aguja de la jeringa hipodérmica.

— Hicimos un machito —dijo con voz débil y en la aglutinante lengua zoque Crisanta cuando miró a su marido. Entonces la boca de ella se iluminó con el brillo de dos hileras de dientes como granitos de elote.

— ¿Macho? —preguntó Simón orgulloso—. Ya lo decía yo..

martes, 17 de diciembre de 2024

0906: Un individuo sorprendió a su mujer en la cama con otro...

 Buscó una pistola  y con cuidado para no ser percibido por los Infieles, apuntó y cuándo ya estaba listo para disparar la primera bala, se paró a pensar.

Fue entonces cuándo se dio cuenta cómo había mejorado en los últimos tiempos su vida de casado .

Su esposa ya no le pedía dinero para comprar carne ni para comprar vestidos, joyas o zapatos, a pesar de que todos los días aparecía con un vestido nuevo, una joya nueva o unas sandalias de marca, y hasta algunos días comían pescado fresco y marisco

Los niños cambiaron la escuela pública del barrio por un colegio privado en una zona elegante de la ciudad.

Y qué decir del nuevo 4x4 que su mujer había comprado, a pesar de que él no había tenido aumento de sueldo en los últimos cuatro años y que por eso ya no le daba dinero todos los meses.

Nunca habían tenido tanta abundancia en casa como en los últimos meses.  Las cuentas de luz, gas, agua, teléfono, móvil, internet y de las tarjetas de crédito, hacía tiempo que ni oía hablar de ellas.

El caso es que su mujer era un BOMBÓN. Una mezcla de Nicole Kidman con Khaterine Zeta Jones enriquecida en un caldo de Elizabeth Hurley

Una hembra de locos, súper guapa y con un cuerpazo

Guardó el arma con el mismo cuidado para no ser percibido y fue saliendo de la casa sin hacer ruido para no molestar a la pareja, paró en la puerta, encendió un cigarrillo, reflexionó un poco y dijo para sí mismo:

- El tío paga la servidumbre

- el supermercado

- la educación de los niños

- las cuentas de la casa

- el coche.

¡Todos los gastos!

Y yo me voy a la cama con ella todos los días... y gratis...

- ¡Qué coño!... ¡El CORNUD0 es él!  


sábado, 14 de diciembre de 2024

0905: frases de Wayne Dyer

1 . En verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes que las preguntas

Realizar las preguntas necesarias en la vida es más difícil de lo que parece.


2. El apego a tener la razón crea sufrimiento. Cuando tienes una opción de tener razón, o ser amable, elige el modo de ver que su sufrimiento desaparezca

Todo aquello que nos permita estar bien con los demás nos hará más feliz.


3. Lo que sale de ti cuando estás comprimido, es lo que hay dentro de ti

La verdadera naturaleza de los seres humanos aparece en los peores momentos de la vida.


4. Tu reputación está en manos de otros. Eso es lo que es la reputación. No se puede controlar. Lo único que se puede controlar es tu carácter

Es por eso que la reputación no debe preocuparnos en absoluto.


5. Cuando estamos en el miedo, no hay espacio para el amor, y cuando estamos sin amor, no hay lugar para el miedo

Las dos emociones que considera más importantes para el ser humano este gran psicólogo.


6. El progreso depende de seres que son innovadores, que rechazan los convencionalismos y modelan sus propios mundos

Solo así es posible progresar y avanzar en la vida.


7. Empieza con el fin en mente. Empieza con el resultado final y trabaja hacia atrás, para hacer que tu sueño sea posible

La visualización y la voluntad tienen poderes verdaderamente asombrosos.


8. El conflicto no puede sobrevivir sin tu participación

Es por eso que evitar el conflicto solo depende de nosotros.


9. Tú tienes todo lo necesario para la paz completa y total felicidad en este momento

La felicidad depende de nosotros mismos.


10. No tienes que ser mejor que cualquier otra persona, sólo tienes que ser mejor de lo que solías ser

Si logramos nuestra mejor versión de nosotros mismos, habrá valido la pena el esfuerzo.


11. No tengo absolutamente ningún límite en la intención de crear

Los límites nos los imponemos nosotros mismos.


12. Somos lo suficientemente divinos como para preguntar, y somos lo suficientemente importantes como para recibir.

Creyendo en nosotros mismos lograremos llegar a cualquier cota que nos propongamos.


13. Valora el momento presente. Aférrate a cada momento de tu vida y saboréalo

Una filosofía que comparten la mayoría de religiones orientales.


14. El cielo en la Tierra es una elección que debes hacer, no es un lugar que debes encontrar

Encontrar el paraíso y la felicidad depende de nosotros mismos.


15. Las circunstancias no hacen un hombre, lo revelan

Son los peores momentos de la vida los que nos hacen ver de qué esta hecha cada persona.


16. Cómo te trata la gente es su karma; cómo reaccionas es el tuyo

Ser capaces de gestionar todo aquello que nos encontramos en la vida es una virtud muy importante.


17. Si nos centramos en lo que es feo, atraemos más fealdad en nuestros pensamientos, y luego en nuestras emociones, y en última instancia en nuestras vidas

Visualizar aquello que nos es positivo, los logros y la felicidad nos ayudará a alcanzar todo lo bueno que el futuro nos depara.


18. Sólo hay dos emociones básicas: una es el miedo, la otra es el amor

Con estos dos elementos se crean todas las demás.


19. La búsqueda de la aprobación se convierte en una zona errónea sólo cuando se convierte en una necesidad en vez de un deseo.


viernes, 6 de diciembre de 2024

0904: .....

 Esta mañana entré a un bar a tomarme un cafecito antes de entrar a trabajar y me encontré con la sabia que estaba tomando una cerveza.

Le pregunté si festejaba algo y me dijo que obvio...su existencia!

Y me dijo:

- "Ese cuento de "la vida te enseña", ni te lo creas!

La vida te presta el escenario para que te subas a él y seas la protagonista y te dice:

"Tú sabrás si vas a protagonizar una comedia y divertirte o un drama para vivir llorando. Te permite también que elijas quien estará en tu obra, con roles secundarios y te indica:

Si te equivocas en elegir, no tengo nada que ver, pero si te va genial tampoco, porque el autor eres exclusiva-mente tú.

Así que tomate una cerveza, festejando que HOY puedes elegir y decidir quienes están en el guion de tu vida en este día, porque son capítulos diarios.

Eres director y protagonista.

Elige bien!"

Y siguió con su cervecita...

(Una genia...pensé) 


lunes, 2 de diciembre de 2024

0903: el rey del polvorete

-Buenas, quisiera un buen gallo que cubra a todas mis gallinas 

- ¿Cuantas gallinas tiene? 

- 180 

Y le saca un gallo francés, enorme, fibroso, cresta levantada y ojos azules

- Tome este, es Philipe Le Cock, no falla.

Cuándo llega a la granja, el gallo sale corriendo, caza la primera gallina, le echa dos felicianos, agarra la segunda y le echa el primero y cuándo le está echando el segundo se queda frito. El granjero dice: 

- ¡¡Que mierda de gallo me vendieron!! Zumba dos gallinas y ya no puede más...

Entonces coge al gallo por la cresta, se lo lleva al gallero y le explica lo que le pasó. 

El gallero se disculpa y le saca un gallo japonés imponente con la cresta tiesa y los ojos grises

- Este es el "Nico Sumo" pruébelo y después me cuenta.

El granjero lo suelta en el gallinero y el gallo sale desesperao.. se zumba a la primera gallina, agarra a la segunda y, a la tercera le hace el 69 y cuándo está con la cuarta revienta y cae muerto en medio del gallinero 

- Este es el segundo gallo que me vendes y ¡¡¡revienta como el

- lagarto de Jaén!!! 

Entonces el gallero le saca un gallo español, de las tierras de Andalucía, todo flaco, pelón, ojeroso, con resaca y le dice al granjero: 

- Mire señor es lo único que me queda, se llama Manuel.. 

- ¿Que voy a hacer con este jodío gallo flaco y pelao?- Pero lo compra y... lo suelta en el gallinero 

El gallo sale enajenado y se zumba a las 180 gallinas, cada una con una posición distinta, luego pega una segunda vuelta, sale corriendo, se zumba a la marrana... 

¡¡Que fenómeno es este gallo!!! piensa el granjero 

Y las gallinas alucinadas con Manuel: que Manué esto... que qué bien se entrega a la pasión, que qué bien me pica,  que si con tres al mismo tiempo... 

Al día siguiente lo suelta de nuevo, le pega dos vueltas al gallinero, dándole a todo lo que tenía plumas, sale corriendo y se tira a la cabra, a la burra, al perro, al gato, a la vaca... 

¡¡¡Jodío gallo, si jodes a toda la granja te voy a matar!!! 

Al día siguiente va a buscar al gallo y encuentra la jaula desarmada y todas las gallinas emocionadas, la vaca con las patas para arriba y a la cabra suspirando por Manuel... 

Dice ¡¡¡ Nooooo!!! Se me ha escapado el gallo. 

Entonces coge el caballo y sale en busca de Manuel 

Siguiendo la pista dejada por él... tres ardillas derrengás, un borrego poniéndose crema anti-inflamatoria, un venado con hemorroides y de repente a lo lejos ve al Manuel despachurrao en el suelo, inmóvil el pobrecito, esperando... 

Mientras los cuervos esperaban a que se muriera... 

¡¡¡¡¡Noooo, Manuéeeeel!!!! ¡¡¡¡No te mueras!!! ¡¡¡Manuéeeeeeeel!!!! 

Al fin encuentro un gallo de verdáaaaa y se me muere!!!.... 

Manuel abre un ojo... Mira al granjero y señalando a los cuervos dice:

-Ssshhhh... cállate cabrón...  ¡¡¡Que me espantas a las morenazas!!!! 

 

viernes, 29 de noviembre de 2024

0902: EL AMANTE DE LADY CHATTERLEY (Fragmento)

 -Clifford ¿de verdad te gustaría que tuviera un hijo alguna vez?

El la miró con una inquietud furtiva en sus ojos un tanto prominentes y pálidos.

-No me importaría si eso no cambiara las cosas entre nosotros .

-¿No las cambiara en qué?  

-Entre tú y yo; en el amor que nos tenemos. Si va a afectarnos en eso, entonces estoy en contra. ¡Sin contar con que hasta es posible que un día yo mismo pudiera tener un hijo!

Ella le miró desconcertada.

-Quiero decir que eso... podría volverme uno de estos días.

Ella siguió mirándole desconcertada y él se sintió incómodo.

-¿Entonces no te gustaría que tuviera un hijo? -dijo ella.

-Ya te he dicho -contestó é1 inmediatamente, como un perro acorralado- que estoy totalmente dispuesto, siempre que eso no afecte a tu amor por mí. Si lo afectara estoy decididamente en contra.

Connie pudo sólo mantenerse en silencio con un frío temor y desprecio. Aquella manera de expresarse parecía más bien el balbuceo de un imbécil. Clifford ya ni siquiera sabía de qué hablaba.

-Oh, no cambiaría en nada mis sentimientos hacia ti -dijo con un cierto sarcasmo

-¡Eso es! -dijo él-. ¡Eso es lo importante! En ese caso no me importa en absoluto. Quiero decir que sería una maravilla tener un niño corriendo por la casa, y saber que se está construyendo un futuro para él. Entonces tendría algo por lo que luchar, y sabría que se trata de tu hijo, ¿no es verdad, querida? Y sería lo mismo que si fuera mío. Porque lo que importa eres tú en esas cosas. Eso ya lo sabes, ¿no es cierto, querida? Yo no cuento para nada, no soy más que un número. Tú eres el gran yo, por lo que se refiere a la vida. Y eso lo sabes, ¿no? Quiero decir, por lo que a mí respecta. Quiero decir que si no es por ti y para ti, yo no soy absolutamente nada. Vivo por ti y por tu futuro. Yo mismo no soy nada.

Connie le escuchaba con un creciente desánimo y repulsión. Aquélla era una de las siniestras verdades a medias que envenenan la existencia humana. ¿Qué hombre sensato se atrevería a decir aquellas cosas a una mujer? Pero los hombres carecen de sentido. ¿Qué hombre con un resquicio de sentido del honor habría echado aquella siniestra carga de responsabilidad ante la vida sobre los hombros de una mujer, para dejarla luego allí, en el vacío?



domingo, 24 de noviembre de 2024

0901: neologismos

 Es difícil rastrear quién la inventó, así que yo quiero creer que fue un amigo Piñata al que escuché por primera vez: nuncamente. 

Ahora, ese vocablo es tan popular que ya han aparecido otros similares, como mismamente, capazmente. 

En la entretenida tertulia, no faltaron las burlas, bromas pesadas y comentarios ofensivos que, como si de usuarios anónimos de internet se tratara, se troleaban unos a otros. Y en el peor de los casos, se ninguneaba al blanco más débil; o se lo puenteaba; es decir, se lo saltaba o ignoraba en la conversación. Para decirlo más claramente: se lo caracheaba.

Los más tecnológicos confesaban que guglean y estokean a sus jóvenes pretendientes y las afuerean o bloquean si les parecen engañifles. Algunos se dicen jichis para clikear y loguear en páginas escabrosas sin dejar huellas. Una gran mayoría aceptaban que les costó hacerse selfis y no querían postear sus fotelis para evitar que les digan figuretis. A más de uno, ya lo habían jaqueado. Otros, admitían que no tenían las agallas para tiktokear y preferían feisbukear y likear, aunque el guasapeo y el chateo los tenía droguis y embalados de la contentura; y calentura, debo añadir.

Cuando los temas comenzaron a ser picantes, y estos señores de la tercera edad advertían de las habilidades de ciertas féminas que los shugardean y que podrían tumbarlos, apareció el término nalguear, que no es precisamente dar palmadas en las nalgas. Al final de una de esas acostumbradas charlatanerías picarescas —casi obscenas—, alguien, bien fichinga, con incredulidad, soltó una sonora expresión que causó una risotada general: ¡naquewer!

La irrupción de vocablos inéditos es producto de nuestra necesidad de rellenar la realidad con significados compartidos —no siempre inocentes—, que intentan nombrarla, explicarla o comunicarla a nuestros interlocutores. Los seres humanos jugamos para estimular nuestro desarrollo cognitivo y para profundizar apegos y experiencias afectivas con nuestros pares. No toda la realidad es lenguaje, pero jugar con el lenguaje puede ser un modo de intervenir o crear esa realidad.


Por Alfonso Cortez


martes, 19 de noviembre de 2024

0900: “Habana Nostra”

 En este fragmento, Sinatra, que será la tapadera de la convención mafiosa, conoce a Luciano. Ha llegado a La Habana preocupado porque J. Edgar Hoover, director del FBI, lo ha puesto en su mira:

—¡Frankie! —gritó alguien con acento siciliano muy marcado, y provocó una ovación. La mayoría se levantó de la silla a esperar su saludo. Rocco Fischetti se le acercó y fue quien le sirvió de guía por la ribera izquierda de la larguísima mesa. Para saludar a los que estaban al otro lado debía inclinar su cuerpo cuarenta y cinco grados. En una de esas, su chaqueta barrió con una copa de Brunello di Montalcino, derramando su contenido sobre el mantel de hilo blanco bordado a mano. Alguno rememoró otros manteles, manchados también de vino y de sangre. Ocurrió cuando Big Mike le agarró como pudo por las solapas y le besó los huesos de sus mejillas.

—Tus padres fueron muy buenos clientes cuando la prohibición —le dijo—. ¿Cómo se llamaba aquel speakeasy que llevaban? Hacía esquina en…

—M.O.B. —respondió Frankie.

—¿Mob? ¿En honor a nosotros? —otra risotada siguió a este comentario de alguien.

—Son las iniciales de Marty O’Brian, mi padre —aclaró Frankie.

—Ahí te vi cantar, eri un ragazzino. Tocabas la mandolina —recordó Big Mike.

—El ukelele —rectificó Frankie.

—Eso, una piccola chitarra. Lo recuerdo.

—¿O’Brian? ¿No eres italiano? —intervino Marcello.

—Mi padre fue boxeador y su primer promotor le cambió el nombre sin contar con él, porque los italianos en el boxeo… ya sabes.

—Graziano cambiará las cosas —le respondió rápidamente Marcello.

—Acaba de perder con Tony Zale —replicó Frankie.

—Será campeón del mundo este año, créeme. Si no lo logra por su cuenta… ya nos encargaremos nosotros de que así sea.

Más risas.

—¡Congratulazioni figlio! —le dijo Big Mike sonriente, antes de separársele mesa mediante.

El trayecto fue muy lento. A mitad del recorrido le esperaba Willie Moretti, el hombre que intercedió entre él y Tommy Dorsey. Se abrazaron risueños. Tommy le preguntó por Nancy. Frankie se limitó a alzar sus cejas. Luego miró a los que estaban a su alrededor y les dijo que debía mucho a ese hombre. A Moretti.

—¡Como si no lo supiéramos! —gritaron desde atrás, seguido de otra carcajada, antes de llegar al final de mesa. Allí, en la proa, estaba Charles Lucky Luciano.

—Hay algo que quizás no sepas —le dijo Charly antes de abrazarlo—. Mi familia…

—Tu familia vivía en la misma calle de mi padre en Lercara Friddi —interrumpió Frankie—. No para de decirle a todo el que conoce que era vecino tuyo.

—Yo tu padre, me lo callaba —aconsejó Charly en tono de broma mientras lo abrazaba—. Aunque en honor a la verdad no nos conocimos. Tu abuelo y mi padre creo que sí.

—Sí. Eso he escuchado.

Todos alrededor miraban a los dos centros de atención.

—Igual perdimos otro buen cantante contigo, Charly —bromeó Anastasia ante la mirada severa de Genovese, que no se contuvo.

—De todos nosotros, el único interesado en ser una estrella es Bennie —soltó refiriéndose a Ben Siegel—. Lástima que solo le queden un par de shows.

No hizo gracia. Se hizo un silencio perturbador. Todos miraron a Genovese, conscientes de que «el tema Ben» estaba en la agenda a tratar y era el más sensible de todos. Lo peor es que llevaba razón: le quedaban un par de shows.

Trece minutos antes, Charly había sido la sensación. La diferencia es que cuando entró al Aguiar, todos hicieron un pasillo que parecía ensayado. Cada uno ocupó su puesto y ni siquiera hubo un choque en la maniobra. Todos besaron su mano, alguno que otro de mala gana y todos le entregaron sobres abultados. Él se los iba pasando a Meyer a medida que avanzaba y saludaba. Ante cada uno se detuvo. Primero frente a los de babor y luego a los de estribor. A cada uno lo miró a los ojos. A cada uno lo llamó por su nombre. A cada uno le dijo que estaba encantado de verle. A cada uno, menos a Vito Genovese, a quien llamó Vitone y se limitó a darle una palmadita en el hombro y a decirle en alta voz que ya le había visto y le había dicho todo lo que tenía que decirle, con la clara voluntad de que todos escuchasen.

Recibió el sobre y le dio la espalda, evitando mirarle en lo que restó de la noche.

Fue el primero en sentarse. Su diestra la ocupó Meyer, con ciento cincuenta mil dólares repartidos en sobres de variados formatos.

—Todo eso conviértelo en acciones aquí en La Habana, donde creas conveniente —susurró Charly mientras se sentaba. En la silla derecha se sentó Frank Costello. Genovese, que debía estar en uno de esos dos sitios, encontró su nombre entre Bonano y Luchesse, otrora hombres de Salvatore Maranzano. ¿Había un mensaje? Probablemente. Quizás no tanto en la ubicación como en la no ubicación.

—Siento haberme retrasado, Mr. Luciano —le dijo Frankie en cuanto pudo.

—Charly. Llámame Charly, como todos mis amigos. No pasa nada. Si alguien es libre de hacer aquí lo que quiera eres tú.

Él era la tapadera. Le quedó muy claro. Si algún hijo de puta preguntaba qué pasaba en el hotel, se respondería: hay un tributo a Frank Sinatra.

—Pasado mañana vendrán las esposas y las novias de los chicos. Te haremos un homenaje. Sería bonito que te sentaras en cada mesa y fueras amable con todos.

—Estaré encantado, señor Luciano.

—Charly.

—Charly.

«Soy algo menos que una tapadera», rectificó en su cabeza. En efecto, era un mero adorno. Un caro adorno que solo podían permitirse esta clase de tipos.

Regresó a su habitación aliviado y abrió la botella de Jack Daniel’s que le habían dejado a modo de cortesía. Los Fischetti, contrario a él y al resto, que prefirieron estar descansados para el día siguiente, se habían ido de farra. Ellos estaban más relajados que el resto, porque Chicago no era un conflicto. La pugna estaba concentrada en Nueva York y Nueva Jersey, y si asistieron a La Habana fue por respeto a Charly y porque traían una generosa contribución del tío Al Capone. Venía en esa maleta que abrazó Rocco durante el trayecto del aeropuerto de Boyeros al hotel. Frankie estaba exhausto y fue de los que prefirió irse a la cama, por más que los hermanos insistieran en arrastrarlo a la perdición. Antes de tomar un baño para librarse del tufo a tabaco impregnado en su piel por estar encerrado horas entre fumadores de puros, quería saborear ese güisqui en solitario y la terraza con vista al mar parecía perfecta para ello.

Abrió el panel de cristal y salió. El olor a salitre y la brisa húmeda lo sedujeron tanto, que cerró sus ojos y extendió los brazos. Respiró y comenzó a tararear If You Are But A Dream, un tema que dos años antes aparecía en la cara B de White Christmas, pero que había tomado un segundo aire cuando integró la banda sonora del cortometraje The House I Live In, que, protagonizado por él, había ganado el Oscar en su última edición. Imaginó a los violines acompañándolo y se animó a entonar aún más alto. Se detuvo al terminar la primera sección del tema y escuchó un aplauso. Miró a su izquierda y se sorprendió con la silueta de Meyer, rodeado del humo de su cigarrillo, en calzoncillos, recostado en la baranda de la amplia terraza común que unía varias suites. Entre las de ambos estaba la de Charly, pero apagada.

—¿Qué tal esta noche? —preguntó Meyer.

—Bien —le respondió Frankie—. Les agradezco mucho la invitación.

—Nosotros somos los que te agradecemos. Sinceramente. ¿Hay algo que te preocupa?

—No. ¿Por qué me pregunta?

—No te he visto muy cómodo.

Frankie no supo qué decir.

—¿A quién temes? —insistió Meyer.

—No entiendo.

—Todos tememos a alguien. Yo temo a mi ex.

—Yo… pues no sé. A Hoover.

—¿En serio?

—Sé que anda detrás de mí.

—Si anda detrás de ti es porque le gustas. Es un puto maricón.

Meyer agarró su vaso de Pernod y se acercó a Frankie.

—Mientras estés con nosotros, no te tocará. Ni aunque te cases con la hermana de Stalin. Si lo hace, su culo roto por una verga será la primera plana en todo el mundo al día siguiente.

Alzó su vaso y lo chocó contra el de Franky.

—A que se está bien aquí —le dijo Meyer, extendiendo su brazo como si fuese un agente inmobiliario intentando venderte el paraíso.


La nueva novela de Pavel Giroud, Habana Nostra, recorre uno de los episodios más picantes de ese pasado cercano. Luciano, exiliado en Sicilia tras haber obtenido su libertad por haber cooperado con los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, sospecha que Lansky, su mano derecha en el Caribe, conspira en su contra. Regresa clandestinamente, con la excusa de la convención, y al terminarla le anuncia a Lansky que se quedará a vivir en La Habana.


jueves, 14 de noviembre de 2024

0899: la verdad sobre los Pitufos

Los Pitufos nacieron en 1958, creados por el caricaturista belga Peyo. Comenzaron apareciendo en periódicos, luego en sus propios cómics. El nombre original es el de Schtroumpf, que se le ocurrió al creador cuando olvidó la palabra para 'sal' en una cena con un amigo.

En español, el nombre de PITUFOS se lo debemos al editor español Miguel Agustí, quien mientras buscaba el nombre se encontró con una estatua de Patufet, una criatura de la mitología catalana. Así fue exportado a todo el mundo hispano.

¿De qué trata Los Pitufos?

La historia es la siguiente: en una aldea de hongos, viven unos seres mágicos, Los Pitufos, que son todos azules y todos casi iguales, con pantalones y gorro blanco, salvo Papá Pitufo que viste de rojo.

A los Pitufos los intenta capturar siempre un villano, llamado Gargamel que vive con su gato Azrael, que los quiere convertir en oro. Un día, para engatuzar a los Pitufos, crea a Pitufina.

Pero el plan no le sale bien, Papá Pitufo la ayuda y Pitufina se convierte en la única mujer dentro de la aldea 

En cada episodio, los pitufos debían huir de Gargamel o de algún otro villano del momento. Cada Pitufo lleva por nombre su principal característica (como los enanos de Blanca Nieves): Pitufo Goloso, Pitufo Vanidoso, Pitufo Deportista.

Aunque en la aldea de los Pitufos viven más de 100 pequeñitos, los protagonistas eran 8. De acuerdo con algunos teóricos de internet, estos representan a los pecados capitales y al diablo.

Me explico.

Goloso: Avaricia

Cocinero: Gula

Gruñón: Ira

Vanidoso: Vanidad

Dormilón: Pereza

Filósofo: Soberbia

Pitufina: Lujuria

¿Y el octavo? El octavo sería Papá Pitufo, con su traje rojo color diablo, que guía a los pequeños pecados.



Gárgamel, en realidad no era el malo de la historia, sino por el contrario era un sacerdote pobre de sotana negra que vivía en una iglesia con campanario. Su gato Azrael significa Israel, es decir: El pueblo de Dios, este seguía al cura Gargamel a todas partes para ayudarlo a erradicar el mal.

Papá Pitufo está vestido de rojo porque es la cabeza de todos los pecados capitales, es decir, es el diablo.

Los pitufos eran espíritus malignos del bosque que se reproducían en los días de luna llena con conjuros mágicos (es decir, solo con la luna llena aparecía un pitufo porque por medio de la luna le roban el alma a los niños). 

La aparente inocencia de los pitufos es solo un disfraz para ocultar al Mal en la Tierra.

Para muchos, la teoría de arriba indica que el creador de los pitufos era un anti religión, pues el villano es el representando de la iglesia, y los pitufos viven felices en el pecado.

No solo eso, sino que al tener una economía colaborativa y sin dinero, también fueron acusados de comunistas.


El creador, y el hijo del creador, han desmentido estas teorías.

¿Tú qué opinas? 


domingo, 10 de noviembre de 2024

0898: Cómo limpiar un horno, paso a paso

Preparación del área: retirar las parrillas del horno y lavarlas aparte con agua y detergente.

Solución de vinagre: mezclar tres partes de agua con una parte de vinagre en una botella con atomizador.

Rociado y limpieza rápida: rociar la solución de vinagre en las paredes del horno, dejar actuar unos minutos y limpiar con un paño húmedo. Para una limpieza rápida, calentar el horno a 200 grados con una fuente de dos vasos de agua caliente y uno de vinagre durante 30 minutos para aflojar la suciedad con el vapor.

Uso del bicarbonato: esparcir bicarbonato de sodio directamente en la base del horno si hay restos de alimentos. Pulverizar con la solución de agua y vinagre.

Preparación de pasta con bicarbonato y vinagre: mezclar diez cucharadas de bicarbonato con cuatro de agua caliente. Agregar tres cucharadas de vinagre poco a poco para evitar una reacción brusca y formar una pasta espumante. Aplicar la pasta sobre las superficies del horno, especialmente las más sucias.

Tiempo de reposo: dejar que la pasta actúe durante varias horas; toda la noche es ideal para la suciedad persistente.

Remoción de pasta: limpiar la pasta con un paño húmedo o usando el spray de agua y vinagre, sin necesidad de frotar, ya que la suciedad se desprenderá fácilmente.

Cómo limpiar el vidrio del horno

Para limpiar el vidrio del horno sin desmontarlo, existe un truco casero con bicarbonato de sodio. Este es eficaz debido a sus partículas de ácido natural que ayudan a descomponer la grasa. 

Si el horno tiene un pequeño espacio entre los cristales de la puerta, es importante seguir estos simples pasos:

Humedecer un paño de cocina en una solución de bicarbonato de sodio y agua

Introducir el paño a través del hueco del horno entre los cristales

Limpiar la superficie del vidrio por dentro hasta que quede limpio

Si el horno es antiguo y no hay espacio para insertar el paño, será necesario desatornillar los laterales de la puerta para acceder a los cristales y limpiarlos. Si esto no resulta, se puede quitar la puerta por completo para una limpieza más exhaustiva.

 

viernes, 8 de noviembre de 2024

0897: Pasaporte de pacotilla

 Mi hermano Peter falleció el sábado 7 de septiembre en Virginia, Estados Unidos. No pude ir a su entierro porque me fue imposible presentar todos los requisitos para obtener la visa gringa en tan poco tiempo. Mi hermana Emma y mi hermano Pablo, que tienen doble nacionalidad y pasaportes de Francia y de Canadá respectivamente, viajaron sin problema, a ellos no les exigen demostrar nada más que su identidad.


El problema es nuestro pasaporte de pacotilla, boliviano, uno de los menos valorados del planeta.


Para los bolivianos, viajar es una pesadilla. Lo dije con todas sus letras en un artículo que publiqué en 2022, cuando me tocó vivir en carne propia la humillación de solicitar una visa al consulado de Francia (país donde viví y estudié muchos años, publiqué dos libros, estuve casado con francesa, tengo dos hijos, cuatro nietos y una hermana franceses).


Hay casos peores. Canadá es un ejemplo de tortura sicológica para los que quieren visitar ese país tan influenciado por Estados Unidos. Una visa puede tardar 3 o 4 meses, sin explicación. Hace diez o veinte años hice varios viajes a Canadá, y la visa se conseguía en un par de días en el propio consulado de cualquier país latinoamericano. Luego tercerizaron el trámite a un servicio que responde a las siglas VSF y aunque tiene todas las ventajas tecnológicas de internet, el tiempo de espera es mayor, tan grande como la humillación de toparse con una página web que no ayuda para nada, y donde ningún ser humano responde a los reclamos. Quizás algo de IA (inteligencia artificial) no les vendría mal.


Parece que nuestros gobiernos, no solamente el actual, se olvidaron de lo que significa la “reciprocidad diplomática”, un principio consagrado en tratados internacionales.  Una de las pocas veces (creo que la única) que celebré una medida de uno de los gobiernos de Evo Morales, fue cuando se dispuso que los ciudadanos de Estados Unidos y de Israel soliciten visa para ingresar a Bolivia. Lamentablemente, la medida no duró nada, y eso que se les ofrecía la ventaja de pagar la visa al llegar al aeropuerto, sin ningún requisito previo humillante.


La verdadera reciprocidad consistiría en hacer padecer el mismo calvario a los ciudadanos de los 146 países que nos exigen visa: que paguen el alto costo que nosotros pagamos, que esperen los largos meses que nosotros esperamos, que presenten documentos bancarios, títulos de propiedades, certificados de buena conducta de la policía, una foto perfecta y más. Nada de eso sucede. A Bolivia entra como Pedro por su casa cualquier mochilero con alpargatas, aunque no tenga cuatro pesos para subsistir durante su estadía.


Las agencias de turismo, más preocupadas por su negocio que por la dignidad del país, son las que presionan al gobierno para que no exija visas a nadie. Tienen más poder que el ministerio de Relaciones Exteriores, con el argumento falaz de que, si Bolivia exige visas, no vendrán turistas. Parece que ignoran que los países que atraen más turismo en el mundo, son precisamente los que exigen visas (Francia, Italia, Grecia, etc). Para atraer turistas lo que hay que hacer es crear condiciones atractivas, no basta decir que tenemos un bello salar si los hoteles son una porquería y si Uyuni o Copacabana son basurales y por La Paz corren las aguas de una cloaca abierta.


La reciprocidad tiene, además, un precedente histórico que no debemos olvidar, al menos en lo que se refiere a los países europeos. Entre 1880 y 1930, más de doce millones de europeos empobrecidos desembarcaron en América Latina con una mano atrás y otra adelante, muertos de hambre, en su mayoría analfabetos que apenas sabían escribir su nombre.


Descendían de barcos abarrotados, sin documentos de identidad ni recursos para sobrevivir, huyendo de la miseria de una Europa incapaz de alimentarlos y de darles trabajo, sobre todo de Italia, Portugal y España, los países subdesarrollados del viejo continente. Fueron acogidos en Argentina, Brasil, Uruguay, Cuba o Venezuela, y siguieron su tránsito a otros países donde se instalaron, tuvieron descendencia y algunos hicieron fortuna. En Asturias (España) fotografié las casas de los “indianos”, ostentosas y de mal gusto, de los que regresaban de América con las petacas llenas.


Sin educación, pero con la voluntad de progresar se dedicaron al comercio o a la agricultura y se mezclaron en el crisol de identidades que hoy constituye la población diversa de nuestra región latinoamericana. Esto lo conozco no sólo por la información histórica disponible, sino porque tuve abuelos maternos de Italia y Francia que fueron parte de esa gran ola de migrantes que supuso una presión demográfica muy superior a la de los latinoamericanos que, un siglo más tarde, buscan viajar a Europa pero no son recibidos con la misma generosidad.


En resumen, somos tratados como ciudadanos de quinta. Quizás lo merecemos, gracias a un gobierno que apoya a Rusia en la agresión a Ucrania, y a violadores de derechos humanos como Nicaragua o Venezuela, entre otros. Pero hay sin duda otras razones para discriminarnos como apestados, que quizás los canadienses o europeos nos puedan explicar (ya que de esas cosas nuestra improvisada Cancillería no entiende absolutamente nada).


Por Alfonso Gumucio Dagron


miércoles, 6 de noviembre de 2024

0896: Y a vos, ¿qué te gustaría recordar?

Seguramente ya lo dije, probablemente lo escribí. Una de las grandes líneas divisorias entre las personas se da entre quienes tienen una mayor inclinación hacia el pasado y los que, por el contrario, tienden a mirar hacia el futuro.

En mi caso, todo lo que tiene que ver con el ayer (no solamente mi ayer sino el mundo de ayer) me interesa más que aventurarme en el porvenir y no es que me resulte indiferente hacia dónde va la humanidad, que es algo que me importa y mucho. Pero en términos de arte, de creación, de literatura pero sobre todo de mi presente, lo que me atrae y me resulta magnético es de dónde venimos y lo que vamos dejando atrás.

Me pasa desde siempre, pero creo que se acentuó con los años. La clave tal vez está en esta frase de Magalí Etchebarne, a propósito de la relación entre la vejez y la memoria. “Pienso que, a medida que crecés, lo que más tenés por delante en realidad es pasado”

Ese “a medida que crecés, lo que más tenés por delante es pasado” no es un trabalenguas, es el horizonte que se nos revela cuando lo que queda por vivir es mucho menos que lo que ya vivimos.

Es de noche, hay brisa fresca de otoño y me ajusto el abrigo y la chalina; camino por un callejón empedrado y sombrío pero estoy bien, no tengo miedo. Sé que estoy en una ciudad europea aunque no termino de darme cuenta de cuál. No estoy sola, me acompañan otras personas; diría que son mujeres por el ruido de los tacones sobre las hojas secas y por el modo en que nos reímos y hablamos, no a los gritos, pero sí en voz alta. Son (somos) tres o cuatro voces altas en eco...

Por esa callecita y entre risas estamos llegando a una esquina en escuadra. Ahí nomás se ve la avenida y la luz que avanza sobre nosotras, igual que el ruido de los autos y los buses, que comienza a tapar nuestras voces. Dije que es de noche, pero tal vez es el final de la tarde: algunos locales están bajando sus persianas. Sé, no sé bien por qué, que estamos buscando un lugar para cenar. Sé, tampoco sé bien por qué, que venimos de una actividad que tiene que ver con el trabajo y que salimos con ánimo de seguir la jornada así, juntas. En realidad no es que lo sé, es algo que siento. Por eso necesito saber quiénes están conmigo, dónde estoy, cuándo pasó eso que toma mi mente con frecuencia durante el momento de la relajación final en mis clases de yoga con Eli, mi profe adorada.

Es una curiosidad infinita que me abruma, no tengo claro si me angustia porque esa escena me hace bien, me emociona, me dan ganas de regresar, de estar ahí mismo. Durante mucho tiempo hice esfuerzos por recordar de dónde venía ese flash. Me preguntaba además por qué ese momento, por qué esa caminata quién sabe desde dónde y hacia dónde. Por qué tanta precisión en algunos detalles (la brisa fresca, el callejón en escuadra, las voces, el ruido de los tacos sobre las hojas, la luz de la avenida) y por qué la nebulosa con el resto: quiénes me acompañan, qué estamos haciendo ahí y cuándo fue que viví algo así, que ni siquiera parece haber sido un momento clave en mi vida y que, sin embargo, retorna en oleadas cuando estoy conscientemente relajada.

Pero lo que me pregunto, sobre todo, es por qué es eso lo que recuerdo cada vez que termino mis clases; por qué eso y no otra cosa.


Por Maria Teresa de los Angeles


 

lunes, 28 de octubre de 2024

0895: MATRIMONIO

 ...piensa.todavía estas a tiempo Jajaja.         

1. Acto religioso mediante el cual se crea un Cristo más y una virgen menos. 

2. Un intercambio de malos humores durante el día y malos olores durante la noche. 

3. Única sentencia a cadena perpetua que se cancela por el mal comportamiento. 

4. Situación en la que ninguna mujer obtiene lo que esperaba y ningún hombre espera lo que obtiene. 

5. Matemáticamente: suma de afecto, resta de libertades, multiplicación de responsabilidades, y división de bienes. 

6. Dícese de la principal causa del divorcio. 

7. Proceso químico por medio del cual una media naranja, se convierte en un medio limón. 

8. Es la forma más rápida de ponerse gordo. 

9. La única guerra, en la que se duerme con el enemigo. 

10. Es lo que resulta cuando en la "guerra de sexos", tú decides tomar una prisionera. 

TRES REFLEXIONES FINALES: 

1. Sirve para resolver problemas que nunca hubieras tenido si hubieras seguido soltero. 

2. Si no fuera por el matrimonio, muchos maridos no tendrían nada en común con sus esposas. 

3. El hombre soltero es un animal incompleto, el casado es un completo animal. 

ANTES/DESPUES

Antes : dos por noche 

Después : dos por mes. 

Antes: !Me dejas sin aliento! 

Después: !Me estas ahogando! 

Antes: !!No pares! ! 

Después :!!No empieces ! ! 

Antes: Estar a tu lado... 

Después :?Hazte a un lado! 

Antes : Me pregunto que haría sin él 

Después : Me pregunto que hago con él 

Antes : Erótica 

Después : Neurótica 

Antes: Parece que estamos juntos desde siempre 

Después : !Siempre estamos juntos! 

Antes : Ella adora como controla las situaciones 

Después : Ella dice que soy un manipulador egomaníaco 

Antes : Anoche lo hicimos en el sofá 

Después : Anoche dormí en el sofá 

Antes : Había una vez... 

Después : Fin... 

Versiones de casados 

Mi amor, hoy estamos de aniversario de matrimonio, ¿por que no matamos un pollo? 

- Y que culpa tiene el pollito, por que no matamos al estúpido de tu hermano, que fue el que nos presento. 

- De regreso de su trabajo, el esposo se sentó a la mesa y su mujer le pregunto: Te sirvo? 

- A veces. 

- María, ahora que me voy a morir te quiero confesar un secreto. 

- ¿Que secreto? 

- Que hace poco te engañe con tu mejor amiga 

- ¿Por que crees que te he envenenado? 

- María, promete que cuando me muera te casarás con Antonio. 

- ! Pero, si es tu peor enemigo! 

- Pues por eso, que se joda! 

 . SI EN LOS PROXIMOS MINUTOS SE LO ENVIAS A UN SOLTERO, PODRIAS SALVAR UNA VIDA .

Y..... SI SE LO ENVIAS A UN CASADO..... POBRE.... QUE SE RIA UN RATO... JEJEJE..

sábado, 19 de octubre de 2024

0894: Para todos los que gustan …. de "El Principito"

 A que no sabían que "La Rosa" no era solo un personaje cualquiera? Este personaje resulta ser la salvadoreña Consuelo Suncín, esposa de Antoine de Saint Exupery, mujer controversial considerada por algunos una mujer adelantada a su época y para otros, una mujer con vocación "puteril" (así dicen los libros).

Hija de un General dueño de fincas cafetaleras, a los 18 años consigue una beca y se va a Estados Unidos a estudiar inglés; esto dice mucho de ella, ya que salir de su casa en esa época era algo muy mal visto. Se casa con un militar mexicano, aunque después se supo que solo era un vendedor de pinturas caseras.

Consuelo decide divorciarse meses antes de que su esposo muriera en un accidente de ferrocarril.

Viuda y con ganas de comerse al mundo, llega a México con una carta de recomendación y solicita entrevistarse con José Vasconcelos, si, el mismo que dijo “por mi raza hablará el espíritu”; este personaje la hace esperar por dos horas y cuando al fin la recibe, le dice: “una mujer bonita, joven y viuda no necesita trabajar, puede ganarse la vida con sus encantos”.

Consuelo insiste en una segunda entrevista y aunque Vasconcelos no le da el empleo, le ayuda para estudiar Derecho, se enamora de ella y tienen un romance de esos con notas de mil colores.

La lleva a París y conoce al prosista guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, quien en su tiempo era considerado el más exitoso escritor latinoamericano. Consuelo lo abandona y se casa con Gómez Carrillo.

Despechado, Vasconcelos le dedica varias páginas en sus memorias y dice que el romance con el príncipe de los cronistas es debido a la vocación "puteril" de su amada.

Vuelve a quedar viuda pero ahora con mucho dinero, así que bonita, joven, viuda y con mucho dinero, viaja a Buenos Aires a liquidar las propiedades de su difunto marido y ahí conoce a Antoine de Saint Exúpery. Lo de ellos fue amor a primera vista, él la invita a volar y ahí suceden una serie de incidentes pero Consuelo mantiene a raya a Antoine (Creo que ella me ha domesticado, dice Saint Exúpery. ¿Les suena?).

Se casan en contra de la voluntad de la familia del escritor ya que era odiada por la sociedad francesa por el hecho de ser extranjera, "venida de quien sabe dónde”. En realidad no le perdonaban que una mujer viuda y de origen indígena se ganara el corazón del escritor más famoso de Francia. La familia Saint Exúpery era terriblemente antisemita y para ellos ese matrimonio era peor aún que casarse con una judía. La única defensora de Consuelo fue su suegra y según sus propias palabras: “si su hijo la amaba, ella la amaba”.

Consuelo y Antoine vivieron 13 años de matrimonio intenso, él con sus frecuentes viajes, el gusto por la vida bohemia y sus múltiples infidelidades (“Vete a ver las rosas, que así comprenderás que la tuya es única en el mundo”. ¿Les vuelve a sonar?).

Según palabras de ella, ser la esposa de un piloto fue un suplicio, pero serlo de un escritor, fue un verdadero martirio. A pesar de sus peleas siempre estaban al pendiente uno del otro, ella era asmática como "La Rosa" (que tosía) y el Principito la tenía en un capelo para que no le pasara nada.

La sociedad francesa trató de no relacionar su nombre con el escritor y le propinaron tremendos desaires, y fue hasta hace pocos años que reconocieron que sin su influencia, El Principito no habría sido escrito.


sábado, 12 de octubre de 2024

0893: en el burdel

 La dueña de un burdel le dice a una de sus chicas: 

_"Anda a las habitaciones 1 y 2 y coloca una muñeca inflable en cada cama... estos dos viejos están tan borrachos que no van a notar la diferencia

La muchacha cumple la orden, los dos viejitos van a sus respectivas habitaciones y le hacen el amor a las muñecas 

De vuelta a sus casas, uno de los viejos dice:

_Creo que la mujer que estaba conmigo estaba muerta, 

_¿Muerta?  ¿Porqué piensas eso?

_ Es que no se movió ni habló mientras le hacía el amor

_Pudo hacer sido peor, yo creo que la mía era bruja.

_¿Bruja? ¿Porqué lo dices? 

_Bueno... lo que pasó es que mientras estaba en los preliminares le dí una mordita en el culo y la hija de su madre me tiró un pedo en la cara, salió volando por la ventana y se llevo mis dientes.


martes, 8 de octubre de 2024

0892: enseñanza perruna

 “Pregunta: ¿Por qué los perros viven menos que la gente?. Aquí está la respuesta:

Como veterinario, me llamaron para examinar a un perro de 13 años llamado Batuta.

La familia esperaba un milagro.

Examiné a Batuta y descubrí que estaba muriendo de cáncer y que no podía hacer nada...

Batuta estaba rodeado por su familia.

El niño Pedro parecía tan tranquilo, acariciando al perro por última vez, y me preguntaba si entendía lo que estaba pasando. En pocos minutos, Batuta cayó pacíficamente en un sueño para no despertar nunca más.

El niño parecía aceptarlo sin dificultad.

Oí a la mamá preguntándose ;- Por qué la vida de los perros es más corta que la de los seres humanos?

Pedro dijo: ′′ Sé por qué."

La explicación del niño cambió mi forma de ver la vida.

Él dijo :-" La gente viene al mundo para aprender a vivir una buena vida, como amar a los demás todo el tiempo y ser buena persona, eh?! Como los perros ya nacen sabiendo hacer todo esto, no tienen que vivir por tanto tiempo como nosotros." Entendido?

La moraleja de la historia:

Si un perro fuera tu maestro, aprenderías cosas como:

* Cuando tus seres queridos lleguen a casa, siempre corre para saludarlos.

* Nunca dejes pasar la oportunidad para salir a pasear.

* Permite que la experiencia del aire fresco y del viento en tu cara sea de puro éxtasis!

* Toma siestas, descansa.

* Estírate bien antes de levantarte.

* Corre, salta y juega diariamente.

* Evita ′′ morder ′′ cuando con solo un gruñido sería suficiente.

* En un clima muy caliente, bebe mucha agua y acuéstate bajo la sombra de un árbol frondoso.

* Cuando estés feliz, baila moviendo todo tu cuerpo.

* Disfruta de las cosas simples, de una larga caminata.

* Sé fiel.

* Nunca pretendas ser algo que no eres. Se auténtico!

* Si lo que quieres, está ′′enterrado ", búscalo, persiste hasta encontrarlo.

* Y nunca olvides:

Cuando alguien esté teniendo un mal día, quédate en silencio, siéntate cerca y suavemente hazlo sentir que estás allí


jueves, 3 de octubre de 2024

0891: Zapatillas Izquierdas

 -Son 35 pesos, señora.

 La mano hinchada de la doña deja escapar, con ruidos desordenados y de distintas calidades, unas cuantas monedas que bailotean por mi mostrador. Una monedita de cobre, roñosa y mugrienta, rueda en semicírculo y cae sobre mi zapato.

 - Gracias, Walter.- dice la señora-. Ya tengo suela al menos hasta que entre el otoño.

 Sonríe, y su sonrisa provoca en mí un vacío en la boca del estómago, como una catarata violentamente vuelta del revés, como un vómito imprevisto. Como asco.

 - No es nada - digo-. ¿Cómo andan por casa? ¿Y su hermana?

Y sí, su hermana está bien, ya sabemos que los años no pasan en balde, que los huesos son frágiles y las venas se hacen viejas y duras y la sangre se queda quieta a veces donde no debe, duelen las piernas, los ojos se cansan, la espalda se hace insoportable y ya no puede coser como antes. Pero está bien. Gracias, hijo.

 - Y mañana te traigo dos zapatillas viejas de andar por casa. De ella. Sobre las doce.

 La señora se va, veo cómo traspasa el umbral de mi zapatería, cómo baja el escalón con el esfuerzo y la respiración de un animal asmático y enorme, salgo del mostrador, me apoyo en el vano de mi puerta y me quedo viendo cómo camina con precaución por esta calle, descuidada y rota, en este país y en estos años de desesperanza y caída que nos ha tocado vivir. En la boca del estómago siento de nuevo esa electricidad y, no sé por qué, aparece en mi cabeza la imagen de una valla abierta a una oscuridad sólida, física, morbosa, una valla de maderos viejos que se suelta se cae se derrumba

A veces despierto en la noche: de repente, sudoroso, angustiado.

Suena una campanita de hojalata al entreabrirse la puerta demi zapatería. La doña sube el escalón con gran dificultad En la mano lleva una bolsa de plástico y sé que dentro están las dos zapatillas viejas de su hermana, envueltas en papel de periódico.

 - Buen día, Walter.- ¡Ay! ¡Mis rodillas! Bué, yo digo siempre que la edad no perdona, pero que hay que dar gracias a Dios de seguir acá y poderla contar, ¿no creés?

 - Claro, señora.

 - Mi´hijo- empieza mientras mete mano en la bolsa y saca el paquete- ¿cuántos años hace que estás acá? Porque sos ya el zapaterito de nuestra vida- y sonríe, no deja de sonreír. Las ancianas de este barrio suelen comenzar así las conversaciones y las confidencias.

- ¿En esta calle? Veinte años. Era un gurí cuando entré a trabajar con Don Antonio.

 - Y ya era viejo entonces este taller.- añade-. Cómo me acuerdo de aquellos años. De cuando don Antonio se estableció en el barrio. Había tanta luz, tanto optimismo. Nos iba tan bien. . . Acá, en Montevideo, se levantaban las casas nuevas, relucientes, de fábrica todo. Ni una raíz salía de entre las baldosas de la vereda; los árboles entraban en los patios de los colegios por arriba, con sus hojas suaves y luminosas. Las maestras, jóvenes, frescas, sonreíamos a los nenes y todos entraban, batas blancas y moñas azules, y traían también esa luz de la mañana, la luz de septiembre recién comenzado..

En el año cincuenta, ganamos a Brasil en Maracaná. ¡Uruguay ganó al anfitrión, el mismísimo Brasil!¡El colmo del éxito! Faltaban once minutos, había empate y a Brasil le bastaba para proclamarse campeón. Más de doscientas mil  almas festejaban al borde del delirio. Pero entonces, en el 79, Pérez combina en tú a tú con Gigghia, que se zafa de Bigode y cruza la pelota de modo que el arquero Barboza solo puede recogerla del fondo de la red. ¡Gol de Uruguay!

¡Campeones del Mundo! En Brasil fueron días de luto nacional. Y aún nos dura el Maracanazo. En la barra larguísima del Sorocabana se sirvieron al día siguiente veinte mil pocillos1 de café. Era la ciudad de las tertulias, los poetas, la interminable rambla. Mi hermana abrió la academia de costura más grande de todo el país. Todos parecíamos subidos en el mejor dodge... – sus ojos se pierden atrás, en el fondo de la zapatería. Súbitamente recoge el hilo invisible de su mirada, sonríe y me mira con los ojos levemente húmedos. -Aprendiste a arreglar zapatos casi en las rodillas de don Antonio, ¿te acuerdas?

 - Sí, señora. En sus rodillas.

Las zapatillas de la hermana tienen fácil compostura. No es más que quitar la suela agujereada y pegarle la nueva. Tengo la goma precisa. Podrán aguantar medio año más.

Queda una hora para cerrar. Hace ya un rato que terminé los encargos: me va bien de hace unos años para acá, pienso: la gente no tiene plata para comprar calzado nuevo, así que lo mandan a arreglar. Todas las crisis tienen sus beneficiarios, aunque yo sólo soy un zapatero. Ya tuve que pelearla cuando todo era estreno y lucimiento. Luego, después de los milicos, nada mejoró; al contrario, cada vez más pobres, más perdidos, más sin esperanza. He quemado mi juventud tras este mostrador. Y aún soy joven, pero me siento tan doblado, tan vencido. . . Podría irme a España, no me iría mal. Pero ¿adónde voy solo?. Y don Antonio me lo dijo: “Yo te he enseñado el oficio, todo lo que sé; ahora tu vida es ésta, y no otra.” ¡Cuánta razón tenía! No sé hacer nada más; de qué, si no, podría vivir. . .

 Bajo el mostrador ha quedado el papel de prensa que envolvía las zapatillas de la señora Susana. Hay una nota que ocupa la mitad de una página, la derecha. Dice: “Las autoridades, tras el rastro del asesino”. Leo. “Cuatro ancianas han sido degolladas en el último mes”. El tipo las forzó, debió de arrojarlas al suelo sin dificultad, probablemente en su propia cocina, y las pateó sin piedad, sin cuidado, como se patea un saco de harina, y después de matarlas o casi, las violó, a ellas o a sus cuerpos inermes. ¡Chau! No sé que puede pasar por la cabeza de un tipo así, qué horror. No hay huellas, no hay pistas, solo la idea de que ellas debían conocerlo porque no hay puertas ni ventanas forzadas. Sí había, siempre, un gran revoltijo de ropas, de trapos, de calzado. En todos los casos hallaron el ejemplar derecho de cada par de zapatillas. 

La nota me quita las ganas de todo. Voy a quitarme los guantes, voy a lavarme las manos, voy a irme a casa. Voy a dormirme. Si me deja este ahogo imprevisto que me sube de las tripas últimamente, este impulso eléctrico, como un asco. . . ¡¿Seré un zapatero estresado?! ¡Ja! Mañana voy al doctor.

Hace un par de días que no veo pasar a la señora. Mejor, porque solo ahora puedo ponerme con su arreglo. (Primero, despega la suela vieja, Walter, la del agujero, del cuerpo de la zapatilla...¿Lo ves? Muy bien...) Quizás esté enferma. A estas edades, si no es una cosa es otra. O su hermana. La tensión, la circulación, la artrosis, quién sabe. (...Ahora ponés cemento21, un poco, el suficiente, tanto en la plantilla como en la suela nueva, lo repartes bien, ¿ta?...) El caso es que yo tampoco me encuentro bien últimamente. Estoy nervioso, con esa angustia que se me agarra al estómago como una tarántula. Sí, eso, la siento como (...y lo dejas secar al aire hasta que adquiera este tono mate que ves acá, ¿ta?...) si fuera un puño que se me cierra de repente en las tripas. . . Y esos sueños tan extraños... El de la otra noche tuvo que ver con la nota del periódico. No hay otra explicación. Pero me preocupan más los despistes, tanto absurdo olvido Fruto de los nervios, seguro, pero hace un mes que voy (y, finalmente, pegas ambas partes y martilleas un poco para que estén fuertemente unidos, ¿ta? Como vos y yo, pequeño aprendiz, como vos y...) extraviando zapatos, zapatillas, ojotas2 ,tengo paressueltos por ahí. . . Por ejemplo, he encontrado una pantufla izquierda del 37, de pana beige, con una flor cosida en el empeine. El caso es que no recuerdo haber tomado el encargo. . . Será de doña Susana.  Tengo últimamente mucho quilombo…(...yo, pequeño Walter. Anda, vení...)

Mañana voy a la Sociedad y veo al doctor.

  El doctor dice que tengo nervios. Que hay épocas, es normal. Dice que lo mejor es dejar un poco el trabajo, que contrate a un mozo y salga a buscar mujeres. Diversión, distracción.. Es verdad que paso todo el día en la zapatería.

También es cierto que me muero de timidez cuando alguna mina hermosa llega con un zapato en la mano y el taco en la otra. No sabría muy bien qué decir si en un boliche se acercara alguna y me invitara a bailar. Prefiero quedarme en casa, con el mate y pasta frola, escuchando la radio. Como bien aprendí de don Antonio, el mundo es un desierto inhóspito de traidores y alimañas; las mujeres, las peores de todas. Pero esta zapatería será siempre mi casa. Me dijo: “Recuérdalo.”

 Últimas noticias recoge el asesinato brutal de una anciana. Se trata de doña Susana, la maestra, la que no vino a recoger las zapatillas de su hermana. Abrió la puerta al criminal (había dos cafés helados sobre la mesa del salón), todo revuelto, ropa, calzado, su cuerpo cosido a machetazos. No hay huellas, ni un solo despiste. Tan solo que encontraron una pantufla derecha, beige, de pana, con el empeine descosido, como si tuviera arrancada una flor, o un osito, o una S.

 Igual debería haberla traído a arreglar.

 Pobre doña Susana.

La nota dice: “Las autoridades locales están seriamente preocupadas: en la última semana, son cinco las ancianas brutalmente asesinadas.” Sin embargo, a mí hay algo que me distrae, me inquieta hasta un profundo escalofrío: ¿Por qué despierto por las mañanas con los zapatos puestos?

Por Julián Manuel Vicente


lunes, 30 de septiembre de 2024

0890: ¿Debe España pedir perdón a México por la Conquista?

¿Hernán Cortés fue un genocida o un libertador? ¿Moctezuma era un tirano temible o un papanatas tontorrón? ¿Malinche traicionó o se enamoró? Y la Conquista de América, ¿fue una masacre o una labor civilizadora? En definitiva, ¿debe España pedir perdón a México o México debería incluso darle las gracias a España?

Cualquiera de estas preguntas, sin embargo, hace que la mayoría de los historiadores encanezcan y suelten un hondo suspiro. hemos ha hablado con uno de ellos, Manuel Burón Díaz, profesor de Historia de América en la Universidad Autónoma de Madrid, para que nos explique por qué.


Pregunta: ¿Cuál es su opinión sobre esta controversia?

Respuesta: No es algo nuevo. Casi es algo ya recurrente, como una tradición a un lado y otro del charco. Esto remite al inicio del sexenio de López Obrador, cuando envía dos cartas, una al Papa, nada menos y otra al Rey. Y ahora con la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, pues se repite lo mismo. Es una polémica mediática, pero yo diría que no llega ni a conflicto diplomático. Es una polémica que Andrés Manuel López Obrador o Claudia Sheinbaum realizan principalmente de cara a la política interior de su país. Es una declaración de intereses para su electorado, para sus ciudadanos.

Yo creo que aquí los españoles y los europeos tenemos poco que decir. Porque intuyo que López Obrador y Claudia Sheinbaum saben ni el Papa Francisco les va a enviar el Código Florentino, como han solicitado, ni que el rey Felipe VI puede pedir perdón, porque el rey es jefe del Estado y no tiene poder ejecutivo y no puede contestar una carta sin el permiso... O sea, tendría que contestarla el Gobierno. Todo eso seguramente lo sepa el Gobierno mexicano y le da igual, porque es una polémica de puertas para adentro. Yo creo que el Gobierno español reacciona bien. Reacciona bien en 2019, obviando el asunto, y ha reaccionado bien ahora. Es una polémica que en el Gobierno mexicano interesa, que calculan que va a tener difusión, pero lo que tenemos que preguntarnos es, ¿por qué nos resulta polémico? Cuando esto sucede, no tenemos que mirar al pasado, tenemos que mirar al presente. No es una cuestión histórica. Es una cuestión política.


“El mesías tropical”

Pregunta: ¿Por qué el Gobierno de México ha revivido ahora la polémica?

Respuesta: López Obrador es un político que llega al poder despertando una gran expectativa y prometiendo muchas cosas, y casi con la cualidad de no suponer una legislatura más, sino un antes y un después en la historia mexicana. El historiador Enrique Krauze, en un famoso artículo, lo llama “el Mesías tropical”. Su Gobierno es “la Cuarta Transformación”: después de la Independencia, Benito Juárez y la Revolución, él es la Cuarta Transformación, y se supone que la definitiva, ¿no? Es tanta la esperanza, porque es toda una “transformación de un país”, que tiene que legitimarlo históricamente. Y entonces, no le vale ya el relato nacional del PRI, ni del PAN, por supuesto, ni el clásico, tiene que darle una vuelta más.


Pregunta: Alberto Núñez Feijóo ha replicado diciendo que le enviaría a Sheinbaum el libro ‘Nada por lo que pedir perdón’, de Marcelo Gullo, que defiende el legado español en América. ¿De verdad no hay nada por lo que pedir perdón? Y sobre todo, ¿quién sería ese “nosotros” que tendría que disculparse?

Respuesta: Primero habría que ver si pedir perdón sirve de algo. Yo creo que sí. Todo tratado de paz, toda conciliación, implica un perdón. El perdón es fundamental en política. Pero el problema, en efecto, es la cuestión temporal y el sujeto histórico, que es muy difícil de identificar. Yo digo que no nos dejemos arrastrar por el uso político de la Historia, que no nos impongan esta agenda de ‘pedir perdón o no’. Es una cuestión ideológica o política del Gobierno mexicano.

Pero también estoy completamente en contra de lo que sucede en muchos medios españoles, que es contraatacar con lo mismo. En la carta que AMLO le envía a Felipe VI, viene todo un memorial de agravios: desde Cortés hasta las intervenciones del siglo XIX de España en México. Y claro, lo que hace la prensa española es decir: ‘Claro, pero los mexicanos también hicieron esto o aquello’. Por ejemplo, que Miguel Hidalgo pasó a cuchillo a muchos españoles. Y los españoles contestan: ‘Es verdad que los españoles matamos, pero también trajimos las universidades...’ Entonces se convierte en una balanza, a ver qué domina más, si los agravios o las virtudes. Eso no tiene nada que ver con la Historia. Eso es totalmente rechazable.


España no conquistó México”

Pregunta: En un artículo, usted ha escrito que “ni la Monarquía Católica era España, ni España conquistó México, y este último país tiene poco o nada que ver con la antigua Triple Alianza o con México Tenochtitlán”. Con la interpretación que hacemos de la Historia desde el presente, ¿acabamos tergiversándola por completo?

Respuesta: Bueno, la Historia sólo se puede hacer desde el presente. Nosotros pensamos la Historia actualmente desde las categorías del presente, y nos cuesta mucho salir de nuestro ecosistema mental, de nuestro mobiliario mental. Y dentro de ese mobiliario, el Estado-nación, definido, sólido, social, transhistórico, podríamos decir, lo tenemos metido completamente. Entonces, hacemos una analogía entre la España actual y la monarquía católica, que no tiene nada que ver. En el pasado era una lógica corporativa, patrimonial, de raigambre religiosa, donde lo que importaba era más el patrimonio de la monarquía, que sustentaba territorios muy diferentes y se parecía más a una confederación que a otra cosa, y que incluía Nápoles, Sicilia, Nueva España y Filipinas.

Todo eso deriva en los Estados-nación modernos, que se diferencian de otras formas políticas en que necesitan legitimidad histórica. Y España, el Estado-nación que surge en el siglo XIX, no antes, decide declararse heredero de la antigua monarquía católica. ¿Es lo mismo? Hombre, tiene puntos en común, obviamente, pero en realidad no tiene nada que ver. Son unidades políticas diferentes, son lógicas políticas diferentes. Y eso lo hacen todos los países, no solo España. ¿Qué tiene que ver Egipto con las antiguas pirámides, qué tiene que ver la actual Grecia con la Atenas de Pericles? Y podría seguir y seguir. Todas las naciones tienen sus mitos de origen. Es una frase de un historiador que se llama Tomás Pérez Vejo: elegimos a nuestros antepasados.

Y en un momento dado, cuando se construye el Estado-nación mexicano, deciden declararse herederos de los ‘mexicas’, no de los mayas, ni de los mixtecos, ni de los mixes ni de los chinantecos. Y por supuesto, se definen en contra de lo español. Lo cual tiene cierto sentido, porque había una guerra de independencia contra Fernando VII. Hay unos que deciden dejar de llamarse españoles, que son los mexicanos, y otros que deciden seguir llamándose españoles, que son los españoles. Pero españoles, como dice la Constitución de Cádiz, había a un lado y a otro del Atlántico. Claro, explicar todo esto... Si yo soy un político, ya está todo el mundo dormido. Pero es que así es la Historia: tenemos que aproximarnos a lo que había entonces, no a lo que tenemos ahora.


“Una falsa dicotomía”

Pregunta: ¿Por qué sigue causando tanta controversia la Conquista de América, que sucedió hace 500 años?

Respuesta: Lo curioso es que la Conquista de América ha tenido muy mala fama siempre. Tú lees a Lope de Vega, lees a Cervantes, y consideraban a los conquistadores con cierto desprecio, que tenía que ver con que era gente generalmente del pueblo llano, hidalgos, que se habían ido a hacerse ricos... Esa visión se mantiene hasta el siglo XIX, cuando se crean precisamente todos los mitos nacionalistas, todas las estatuas...

Lo que quiero decir es que el relato de la Conquista se ha ido construyendo con el tiempo. Hay relatos del XVI y del XVII donde los indígenas cuentan cómo ellos ayudaron a Hernán Cortés. Hay relatos del XVIII donde los mexicanos empiezan a darse protagonismo, y en el XIX es la historia romántica, sobre todo desde Estados Unidos con William Prescott, que habla de Cortés y Malinche. Y el último despliegue, sin que los otros hayan dejado de estar activos, es que la Conquista es un genocidio. Es una de las preguntas que nos hacen siempre a los americanistas. Nos llaman cada 11 de octubre y nos dicen: la Conquista, ¿fue un acto civilizatorio o un genocidio?


Pregunta: ¿Y qué responde usted?

Respuesta: Rechazo la pregunta. ¿Genocidio? ¿Acto civilizatorio? Ninguno. Primero, porque son categorías muy nuestras. Estás haciendo una analogía interesada entre el holocausto nazi y la conquista de México o la conquista de Perú. Genocidio es un delito que se crea después del juicio de Nuremberg, y desde entonces es sinónimo del mayor delito de la historia de la humanidad, que es intentar acabar con una etnia, un pueblo, una raza entera. Bueno, si Cortés fue un genocida, también lo fue Enrique VIII, o Carlos V, o Mehmed II [ex sultán otomano]. Y así podríamos seguir. Creo que la cuestión es el uso político de la Historia. Más que revisionismo, lo llamaría uso político de la Historia.

De todos modos, siempre que me preguntan esto, respondo con una frase de un historiador británico, que además es sir, o sea que tengo bien cubiertas las espaldas, que se llama John Elliot, fallecido recientemente. Dice: “No hay ninguna duda de las atrocidades cometidas por los españoles en la Conquista”. Están en las fuentes españolas, están en las fuentes indígenas y están en las fuentes extranjeras. En esto, dice John Elliot, no se diferencia ni mucho ni poco con otras conquistas que ha habido antes, durante y sobre todo después. Pero en lo que sí se diferencia, lo que sí tiene de especial son personajes como Bartolomé de las Casas, como la propia polémica que ya hubo en su época acerca de la Conquista. AMLO rechaza la conquista, pero es que los españoles del XVI también. Y terminaba diciendo John Elliot: “Es muy difícil encontrar un Bartolomé de las Casas británico”.

Estas disyuntivas, estas subordinadas, son tan poco impactantes para un nivel de medios de comunicación, de Twitter, de AMLO, de Feijóo, de Sánchez, me da igual, que no hay tiempo para explicarlas. Entonces, ¿genocidio o labor civilizatoria? Ninguna. Es una falsa dicotomía.


Pregunta: ¿Uno de los problemas es la manera en que estudiamos la Historia?

Respuesta: Es un tema muy complejo, porque los profesores tenemos que dar un currículum, y este es limitado. Muchos responderán que hay que enseñar Historia crítica. Y es verdad, hay que enseñar a los alumnos, y no solo a los alumnos, diría a los ciudadanos mexicanos y españoles, a estudiar Historia “en defensa propia”. Porque siempre va a venir un AMLO, un Pedro Sánchez o un Feijóo que van a intentar utilizar la Historia y dar una versión interesada. Para los líderes, la Historia es un recurso muy preciado. Excavan en ella como los conquistadores en Potosí, en Zacatecas, y utilizan ese recurso tan valioso para sus propios proyectos políticos en el presente. Lo bonito de estudiar Historia “en defensa propia” es que como ciudadanos y ciudadanas sepamos criticar esos usos interesados.

 

jueves, 26 de septiembre de 2024

0889: la cinta roja

Llevaba una llave de la puerta. Entró con sigilo, estremeciéndose de placer, gozoso de la sorpresa que preparaba. Su mujer se había cerrado por dentro en su alcoba. ¡Qué fastidio! Entonces el señor Sacrement gritó, golpeando la puerta:

-¡Yo soy! ¡Juana!

Ella debió de sentir una impresión muy terrible, porque la oyó saltar de la cama y hablar en voz alta como cuando se padece una pesadilla. Luego, entró en su tocador, abriéndolo y cerrándolo precipitadamente, hizo muchas evoluciones por el cuarto, yendo y viniendo con los pies desnudos. Al fin, preguntó:

-¿De veras eres tú, Alejandro?

-Sí, mujer; yo soy. ¡Abre!

Abriose la puerta, y la mujer se arrojó en brazos del marido, balbuciendo:

-¡Ah! ¡Qué miedo! ¡Qué sorpresa! ¡Qué alegría!

El señor Sacrement, como de costumbre, comenzó a desnudarse metódicamente. Luego descubrió, sobre una silla, el abrigo que solía dejar en el perchero, y cogiéndolo, se quedó asombrado al ver lucir una cinta roja en el ojal de la solapa. Tartamudeó:

-Este… este…, este abrigo… ¡está… condecorado!

Su mujer, de un brinco, lanzose hacia él queriéndole quitar de las manos aquella prenda:

-No; deja; te equivocas… Dámelo.

Pero el señor Sacrement, teniéndolo bien agarrado, como un loco, repetía:

-¿Por qué? ¿Por qué? Tú lo sabes; ¿qué abrigo es éste? No es el mío, puesto que lleva la cinta de la Legión de Honor.

Ella procuraba por todos los medios arrancárselo, descompuesta y turbada:

-Óyeme… Atiéndeme… Déjalo… No me hagas hablar… Es un secreto… Un secreto…

Él, incomodándose, palidecía:

-¡Necesito saber qué hace aquí ese abrigo, que no es el mío!

La mujer, entonces, le dijo al oído:

-Sí… Calla…, júrame ser prudente… Escucha… ¡Sí!… ¡Estás condecorado!

Sacudiole de tal modo su emoción que, soltando el abrigo, fue a desplomarse sobre un sofá.

-Que yo estoy… ¿Dices que… me han condecorado?

-Sí… Es un secreto… Un secreto.

Entre tanto, guardaba el abrigo en un armario, bajo llave, y volviéndose hacia su marido, temblorosa y pálida, prosiguió:

-Sí; es un abrigo que te mandé hacer para sorprenderte. Pero había jurado no decirte nada. Tu nombramiento no será oficial hasta que pase un mes o mes y medio, cuando termines tu comisión histórica. No debía decírtelo hasta entonces. El diputado Rosselin ha obtenido para ti ese honor.

El señor Sacrement, desfallecido, balbuceó:

-Rosselin… Rosselin… Condecorado… Me ha condecorado… A mí…, él… ¡Ah!

Tuvo que beber agua para calmarse.

Una tarjeta yacía en el suelo. El señor Sacrement la recogió, leyendo en ella:

Armando Rosselin Diputado

-¡Lo estás viendo! ¡Inocente! -dijo la mujer. Entonces él rompió a llorar de alegría.

Y a la semana siguiente anunciaba el Diario Oficial que el señor Sacrement era nombrado caballero de la Legión de Honor, en virtud de los servicios excepcionales prestados por él mismo.


Guy de Maupassant

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

0888:la edad media

 EN LOS AÑOS 1600 Y 1700, al visitar el Palacio de Versalles en París, se observa que el suntuoso palacio no tiene baños.

En la Edad Media, no había cepillos de dientes, perfumes, desodorantes, y mucho menos papel higiénico. 

Los excrementos humanos eran lanzados por las ventanas del palacio.

En un día de fiesta, la cocina del palacio pudo preparar un banquete para 1500 personas, sin la más mínima higiene. 

En las películas actuales vemos a las personas de esa época sacudirse o abanicarse... 

La explicación no está en el calor, sino en el mal olor que emitían debajo de las faldas (que fueron hechas a propósito para contener el olor de las partes íntimas, ya que no había higiene). Tampoco era costumbre ducharse debido al frío y la casi inexistencia de agua corriente. 

Solo los nobles tenían lacayos para abanicarlos, para disipar el mal olor que exhalaban el cuerpo y la boca, además de ahuyentar a los insectos.

Los que han estado en Versalles han admirado los enormes y hermosos jardines que, en ese momento, no solo se contemplaban, sino que se usaban como retrete en las famosas baladas promovidas por la monarquía, porque no había baños.

En la Edad Media, la mayoría de las bodas se realizaban en junio (para ellas, el comienzo del verano).

La razón es simple: el primer baño del año se tomaba en mayo; así que, en junio, el olor de la gente todavía era tolerable.

Sin embargo, como algunos olores ya comenzaban a molestar, las novias llevaban ramos de flores cerca de sus cuerpos para cubrir el hedor.

De ahí la explicación del origen del ramo de novia.

Los baños se tomaban en una sola bañera enorme llena de agua caliente.

El jefe de la familia tenía el privilegio del primer baño en agua limpia.

Luego, sin cambiar el agua, llegaban los demás en la casa, en orden de edad, mujeres, también por edad y, finalmente, niños.

Los bebés eran los últimos en bañarse. Cuando llegaba su turno, el agua en la bañera estaba tan sucia que era posible matar a un bebé adentro. 

Los techos de las casas no tenían cielo y las vigas de madera que los sostenían eran el mejor lugar para que los animales: perros, gatos, ratas y escarabajos se mantuvieran calientes.

Cuando llovía, las filtraciones obligaban a los animales a saltar al suelo. 

Los que tenían dinero tenían platos de lata. Ciertos tipos de alimentos oxidaban el material, causando que muchas personas mueran por envenenamiento. Recordemos que los hábitos higiénicos de la época eran terribles.

Los tomates, siendo ácidos, se consideraron venenosos durante mucho tiempo, las tazas de lata se usaban para beber cerveza o whisky; esta combinación, a veces, dejaba al individuo "en el piso" (en una especie de narcolepsia inducida por la mezcla de bebida alcohólica con óxido de estaño).

Alguien que pasara por la calle pensaría que estaba muerto, así que recogían el cuerpo y se preparaba para el funeral.

Luego se colocaba el cuerpo sobre la mesa de la cocina durante unos días y la familia se quedaba mirando, comiendo, bebiendo y esperando a ver si el muerto se despertaba o no.

De ahí la que a los muertos se les vela (velatorio o velorio), que es la vigilia al lado del ataúd.

Inglaterra es un país pequeño, donde no siempre había lugar para enterrar a todos los muertos.

Luego se abrían los ataúdes, se extraían los huesos, se colocaban en osarios y la tumba se usaba para otro cadáver.

A veces, al abrir los ataúdes, se notaba que había rasguños en las tapas en el interior, lo que indicaba que el hombre muerto, de hecho, había sido enterrado vivo.

Así, al cerrar el ataúd, surgió la idea de atar una tira de la muñeca del difunto, pasarla por un agujero hecho en el ataúd y atarla a una campana.

Después del entierro, alguien quedaba de servicio junto a la tumba durante unos días.

Si el individuo se despertaba, el movimiento de su brazo haría sonar la campana.

Y sería "salvado por la campaña", una expresión utilizada por nosotros hasta hoy.


viernes, 13 de septiembre de 2024

0887: sonrisear II

 Dos amigos que se encuentran después de mucho tiempo y uno que le dice al otro:

– ¡Hombre, Manuel, cuánto tiempo sin verte! ¿Y eso, qué es de tu vida?

– Pues nada, ya ves, resulta que un día me encontré con una lámpara mágica, con genio y todo.

– ¿Sí? No me digas, oye pues dejame pedirle un deseo al genio ese, ¿no?

-Bueno, no veo por qué no. Lo único malo es que el genio es un poco sordo, pero por lo demás… Vente que lo tengo en mi barco.

Total que se van andando los dos y llegan al paseo marítimo. Y el otro, ya impaciente, ve un pedazo de yate y le pregunta a su amigo:

– ¡Manuel, es ese tu barco!

– No, no, el mío está al final del muelle.

Ven un velero, majestuoso y el otro:

-¡¿No me digas que ese es tu barco?

– Que va, que va, si es el último del todo:

Siguen andando y cuando ya no hay más barcos ven al fondo una boya enorme, más grande que una casa, con su campana y todo y dice el amigo:

– Ese es mi barco.

Así que el otro, todo extrañado lo sigue y se meten dentro de la boya. A lo que el otro le da la lámpara y le dice que pida lo que quiera. El colega no se lo piensa mucho y frota la lámpara y cuando sale el genio, va y le dice:

-¡¡Quiero que al llegar a mi casa haya un millón de pelas!!

Y el genio:

– ¡¡Concedido!!

El notas sale corriendo, todo impaciente, sin despedirse ni nada y cuando llega a su casa, abre la puerta y se encuentra que está todo lleno de velas.

– ¡¡Velas!! -exclama- ¿Pero esto qué es?

Así que coge y vuelve para pedirle explicaciones al amigo.

El amigo, que se lo veia venir, le explica:

– Ya te lo dije, que el genio era un poco sordo, ¿tú por qué te crees que yo tengo la boya más grande del mundo?


miércoles, 11 de septiembre de 2024

0886: sonrisear

Un tipo que se hecha una novia japonesa con la que, cada vez que hace el amor, la tía le grita:

-¡Llama, llama! ¡Llama, llama!

El hombre, un poco angustiado, se lo cuenta a un amigo suyo, el cual le aconseja que, cuando ella le grite «¡Llama, llama!», él le grite lo mismo, a ver qué pasaba. El hombre se queda conforme y a la siguiente vez que está con la japonesa liado, otra vez empieza ella:

– ¡Llama, llama! ¡Llama, llama!

Entonces el tipo, ni corto ni perezoso, le grita también a la japonesa:

– ¡Llama,llama! ¡Llama, llama!

Y entonces, va la tía y le mete el dedo en el culo, a lo que el hombre grita:

– ¡Corta, corta! ¡Corta, corta!



Estaba la señora marquesa jugando a las adivinazas con sus amigas cuando llegó su amigo el conde de visita. El conde quiso sumarse al juego, así pues la marquesa y sus amigas se reunieron en un corrillo y, trás unos cuantos cuchicheos le hicieron la primera pregunta:

– ¿Qué es duro y redondo y se mete hasta el fondo?

El señor conde se lo piensa un poco y dice, dudoso:

– ¿La polla?

– ¡¡Pero qué escándalo- exclama la marquesa- Es usted un impresentable!! Si era el anillo ¡¡ Fermín, la chaqueta y el sombrero del señor conde, que ya se iba!!

El conde un poco consternado se diculpa y pide que sigan con el juego, que no volvería a ocurrir nada parecido. Así que, de nuevo, se reunen las señoras en un corrillo y vuelven a preguntarle:

– Con la punta se apunta y con el culo se aprieta y con lo que cuelga se tapa la grieta.

El señor conde, sudando vuelve a responder:

– ¿La polla?

De nuevo se indigna la marquesa y exclama:

– ¡¡Sin vergüenza, asqueroso!! Si era la aguja ¡¡Fermín, la chaqueta y el sombrero del señor conde que ya se iba!!

– ¡Perdón, perdón!- pide el señor conde, avergonzado- No volverá a ocurrir. Intentémoslo una vez más.

Así que, por tercera vez, se reunen las mujeres en corro tras unos cuantos bisbiseos y deciden hacerle la adivinaza de la galleta:

– Entra dura y arrogante y sale fofa y chorreante.

A lo que el señor conde responde:

– ¡Fermín, la chaqueta y el sombrero porque está vez es la polla!!

 

martes, 10 de septiembre de 2024

0885: un amanecer en abril

 Barry paseó la mirada por los libros y alambiques que lo rodeaban. Hubo otra pausa.

−¿Entonces cómo llegué aquí?
−Yo lo traje.
−¿Usted es doctor?
Lenoir asintió, con orgullo. Toda su actitud había cambiado.
−Sí, soy doctor −dijo−. Sí, yo lo traje aquí. ¡Si la Naturaleza no quiere cederme el conocimiento, entonces puedo conquistar a la propia Naturaleza, puedo obrar un milagro! Al diablo con la ciencia entonces. Yo era cientifico... −miró a Barry con los ojos ardientes−. ¡Ya no! Me llaman idiota, hereje. ¡Por Dios, soy algo peor que eso! ¡Soy un hechicero, un mago negro, Jehan el negro! La magia funciona, ¿verdad? Entonces la ciencia es una pérdida de tiempo. ¡Ja! −dijo, pero en realidad no parecía triunfante−. Me gustaría que no hubiese funcionado −dijo con más calma, paseándose de aquí para allá entre los infolios.
−A mí también
−¿Quién es usted? −Lenoir alzó una mirada desafiante hacia Barry
−Barry A. Pennywither. Soy profesor de francés en el Munson College de Indiana, de licencia en París para proseguir mis estudios de francés medieval tar... −se detuvo; acababa de tomar conciencia del acento que tenía Lenoir−. ¿En qué año estamos? ¿En qué siglo? Por favor, doctor Lenoir... −el francés parecía confundido; los significados de las palabras cambian tanto como su pronunciación−. ¿Quién gobierna este país?
Lenoir se encogió de hombros, con el movimiento pico de un francés (hay cosas que nunca cambian).
−Luis es rey −dijo−. Luis XI. La vieja araña mugrienta.
Se quedaron mirándose el uno al otro como indios de madera durante cierto empo. Lenoir fue el primero en hablar.
−¿Entonces usted es un hombre?
−Sí. Escuche, Lenoir, creo que usted... su encantamiento...tiiene que haber chapuceado un poco.
−Es evidente −dijo el alquimista−. ¿Usted es francés?
−No.
−¿Es inglés? −los ojos de Lenoir ardieron−. ¿Es usted un mugriento anglo?
−No. No. Soy de Norteamérica. Vengo de... de su futuro. Del siglo veinte después de Cristo −Barry se ruborizó. Sonaba tonto, y él era un hombre modesto, pero sabía que no se trataba de un espejismo. El cuarto en el que se encontraban, su cuarto, se veía nuevo. No con cinco siglos de edad. Descuidado, pero nuevo. Y la copia de Albertus Magnus que estaba junto a su rodilla era nueva, encuadernada en suave y flexible piel de becerro, con las letras doradas refulgentes. Y allí estaba Lenoir con su manto negro, no de traje, en casa...
−Le ruego que se siente, señor −estaba diciendo Lenoir; y agregó, con la cortesía espléndida aunque abstraída del erudito pobre−: ¿Le cansó el viaje? Tengo pan y queso, si quiere hacerme el honor de compartirlos.
Estaban sentados a la mesa mascando pan y queso. Al principio Lenoir intentó explicar por qué había probado con la magia negra.
−Estaba harto −dijo−. ¡Harto! Hace veinte años que soy esclavo de la soledad, ¿por qué? Por el conocimiento. Para aprender algunos de los secretos de la Naturaleza.
Clavó el cuchillo un centimetro en la madera de la mesa, y Barry saltó. Lenoir era un hombrecito delgado, pero evidentemente apasionado. Tenía un rostro magnífico, aunque pálido y enjuto: inteligente, alerta, vivaz. A Barry le recordaba el rostro de un famoso fisico atómico, cuya fotografiaa había aparecido en los diarios hasta 1953. Por alguna razón la semejanza lo impulsó a decir:
−Algunos sí, Lenoir; hemos aprendido un poco, aquí y allá...
−¿Qué? −dijo el alquimista, escéptico, pero curioso.
−Bueno, no soy cientifico...
−¿Puede hacer oro? −sonreía mientras preguntaba.
−No, no creo, pero ellos hacen diamantes.
−¿Cómo?
−Con carbón, hulla, entiende: someta a mucho calor y presión, según creo. La hulla y el diamante son carbón, entiende, el mismo elemento.
−¿Elemento?
−Como le decía, yo no soy...
−¿Cuál es el elemento primordial? −gritó Lenoir, con los ojos en llamas, el cuchillo en la mano.
−Hay unos cien elementos −dijo Barry fríamente, ocultando su alarma.
Dos horas después, una vez que le arrancó a Barry hasta la última gota de los restos del curso de química de la facultad, Lenoir se abalanzó fuera, a la noche, y reapareció poco más tarde con una botella.
−¡Oh, maestro mío −exclamó−, pensar que le ofrecí sólo pan y queso! −era un agradable burgundy, cosecha 1477, un buen año; después de que bebieron una copa juntos Lenoir dijo−: Si pudiese devolverle el favor...
−Puede. ¿Conoce el nombre del poeta François Villon?
−Sí −dijo Lenoir con cierta sorpresa−, pero sólo escribía basuras
−¿Sabe cómo o cuándo murió?
−Oh, sí; ahorcado aquí en Mon aucon, en el 64 o el 65, con una pandilla de malhechores como él. ¿Por qué?
Dos horas después la botella estaba vacía, sus gargantas estaban secas, y el vigilante había dado las tres de una madrugada límpida y fría.
−Jehan, estoy agotado −dijo Barry−. Será mejor que me envíe de vuelta.
El alquimista era demasiado cortés, se sentia demasiado agradecido y tal vez también demasiado cansado como para discutir. Barry se paró rígidamente dentro de la estrella de cinco puntas
−Adieu −dijo Lenoir con tristeza.
−Au revoir −contestó Barry.
Lenoir empezó a leer el encantamiento hacia atrás. La vela parpadeó, su voz se dulcificó:
−Me audi, haere, haere −leyó, suspiró, y alzó los ojos.
La estrella de cinco puntas estaba vacía. La vela parpadeó.
−¡Pero aprendí tan poco! −exclamó Lenoir dirigiéndose al cuarto vacío; después golpeó el libro abierto con los puños y dijo−: Y un amigo como ese... un verdadero amigo...
Fumó uno de los cigarrillos que le había dejado Barry: se había aficionado al tabaco en seguida. Durmió, sentado ante la mesa, durante un par de horas. Cuando despertó caviló un momento, volvió a encender la vela, fumó el otro cigarrillo, después abrió el Incantatoria y empezó a leer en voz alta:
−Haere, haere...
−Oh, gracias a Dios −dijo Barry, saliendo con rapidez de la estrella de cinco puntas y estrechando la mano de Lenoir−.¡Escuche, regresé allí, a este cuarto, este mismo cuarto, Jehan! Pero antiguo, horriblemente antiguo, usted no estaba allí... Pensé: Dios mío, ¿qué he hecho? Vendería mi alma por regresar, por estar con él... ¿Qué puedo hacer con lo que he aprendido? ¿Quién me creería? ¿Cómo puedo probarlo? ¿Y a quién demonios podría decírselo en todo caso? ¿A quién le importa? No podía dormir, me quedé sentado y gemí durante una hora...
−¿Se quedará?
−Sí. Mire, traje esto: por si usted me invocaba −avergonzado, exhibió ocho paquetes de Gauloises, varios libros, y un reloj de oro−. Podría venderlo por un buen precio −explicó−. Sabía que los francos en billetes no servirían de mucho.
Al ver los libros impresos los ojos de Lenoir refulgieron de curiosidad, pero siguió inmóvil.
−Amigo mío −dijo−, usted dijo que vendería el alma... sabe... yo también. Pero no lo hicimos. ¿Cómo pasó esto, después de todo? Que los dos seamos hombres. No demonios. Sin pactos firmados con sangre. Dos hombres que vivieron en este cuarto...
−No sé −dijo Barry−. Lo desentrañaremos más tarde. ¿Puedo vivir con usted, Jehan?
−Haga de cuenta que está en su casa −dijo Lenoir con un gesto elegante que abarcó el cuarto, los estantes de libros, los alambiques, la vela que palidecía.
Al otro lado de la ventana, gris sobre gris, se alzaban las dos grandes torres de Notre Dame. Era el amanecer del 3 de abril.

Ursula K. Le Guin

sábado, 7 de septiembre de 2024

0884: él no tiene ni una cosa, ni la otra

 Una noche más, el restaurante más famoso de la televisión abrió sus puertas para dar nuevas oportunidades a solteros y solteras de encontrar el amor. Fue el caso de Magda, de 55 años, y de Serafín, de 60, que visitaron 'First Dates' con ganas de encontrar a alguien. Sin embargo, su cita fue de mal en peor.


El primero en entrar al restaurante fue Serafín, policía jubilado y de León, que entró reconociendo que no había tenido mucha suerte en el amor. "Busco la felicidad. Busco compromiso", explicó al programa, y le comentó a Carlos Sobera que quería a una mujer que fuera activa, que estuviera "estilizada" y se cuidara.


El programa le preparó una cita con Magda, brasileña residente en Granada, que reconoció en su presentación que era "un poco antigua" con respecto a lo que esperaba de un hombre.


¿Las primeras impresiones? Sin duda, no fueron buenas. Aunque la soltera sí se mostró bastante abierta a conocer a su cita, a Serafín físicamente no le gustó. "Se ve que es una mujer que no ha hecho deporte en su vida", comentó ante las cámaras del programa.


Como decíamos, la cosa no mejoró. No sólo no compartían intereses o aficiones, sino que pronto llegaron los primeros rifirrafes en la mesa, con preguntas por parte de Magda que no gustaron nada a Serafín. "A esta mujer la veo un poco dominadora, que te influye en el carácter y quiere amoldarte al carácter de ella", observó.


A pesar de que la cosa no iba bien, Magda no dejó de preguntar e incluso se interesó por el ámbito romántico y sexual, preguntando a Serafín por sus relaciones sexuales y con cuántas mujeres se había acostado. "Uno no lleva la cuenta de eso tampoco. No soy aquí Julio Iglesias...", comentó, incómodo, el de León. "No es el momento adecuado ni la situación", se quejó en los totales.


Pero eso no fue todo. Y es que la soltera sorprendió lanzando la siguiente pregunta: "¿Puedo preguntar qué tamaño de zapato usas?". "43,5 largo", respondió con sequedad el soltero. "Cuánto mides de pie es una pregunta indiscreta para ver cuánto mides de verga", comentó después el expolicía.


"¿Sabes una cosa? La mujer no disfruta porque la verga sea más grande, sino porque sea más gorda", le soltó a continuación Serafín. "Yo no he dicho nada", contestó Magda, en un ambiente de clara tensión. "Yo pienso que él no tiene ni una cosa, ni la otra", confesó después la soltera.