domingo, 24 de septiembre de 2023

0758: dios o el diablo

Mi abuela me conto la historia de una familia que todos los lunes le prendían una vela a una calavera y que ésta los cuidaba haciendo ruido cuando ladrones intentaban entrar en su casa.

Un día hurgando las cosas de mi padre, encontré una calavera, recordando la historia o leyenda que me conto mi abuela, al salir de la escuela, compré una vela de sebo y el lunes la prendí. Y, se me hizo costumbre prender la vela, todos los lunes y quedarme velándola hasta que se consumiera.

Por esos días, aprendí a echar la maldición gitana —películas españolas—, de la tal maldición poco recuerdo: escupir al suelo, dar un golpe al talón derecho y desde luego desearle mala suerte.

El asuntechi es que la maldición surtía efecto.

Niños que me hicieron daño, a los días se caían y se rompían el brazo o la pierna. O algún grandote de un puñetazo les rompiera la nariz o que su padre perdiera empleo o su hermana terminara siendo madre soltera o que lo sacasen del equipo de futbol o cualquier otra cosa que le proporcionase sufrimiento.

La calavera me ha estado cuidando toda mi vida, milagrosamente ha salvado mi vida muchas veces.

Hace diez años se vendieron las cosas de mi padre y entre esas cosas la calavera…, espero que la misma haya llegado a la vida solitaria de un niño y que le ayude, como me ayudo a mí. 

jueves, 21 de septiembre de 2023

0757: la chica de la alameda

 

¿A que no adivinas al marido de cuál de mis amigas me lo tire?

A ver… hum… no…, no…, ésta… hum… si: ¿Cómo se llama la que vive en La Alameda?

¿Cómo lo dedujiste?

Ella es diferente… por lo tanto se casó con un “tipazo”

No es un tipazo. Es un hombre culto, deportista… un libre pensador

¿Corro el peligro de perderte?

No

¿Estás segura?

Si

¿Puedo saber: por qué?

Porque no quiero perder la amistad con mi amiga.

Pensé que ibas a decir… porque me amas

No seas cursi…

martes, 19 de septiembre de 2023

0756: el balcón

 

Recibí a los pocos días un llamado telefónico del anciano. Después de las primeras palabras, me dijo:

—Es necesaria su presencia aquí.

— ¿Ha ocurrido algo grave?

—Puede decirse que una verdadera desgracia.

— ¿A su hija?

—No.

— ¿A Tamara?

—Tampoco. No se lo puedo decir ahora. Si puede postergar el concierto venga en el tren de las cuatro y nos encontraremos en el Café del Teatro.

— ¿Pero su hija está bien?

—Está en la cama. No tiene nada, pero no quiere levantarse ni ver la luz del día; vive nada más que con luz artificial, y ha mandado cerrar todas las sombrillas.

—Bueno. Hasta luego.

En el Café del Teatro había mucho barullo, y fuimos a otro lado. El anciano estaba deprimido, pero tomó en seguida las esperanzas que yo le tendía. Le trajeron la bebida oscura en el vasito, y me dijo:

—Anteayer había tormenta, y a la tardecita nosotros estábamos en el comedor. Sentimos un estruendo, y en seguida nos dimos cuenta que no era la tormenta. Mi hija corrió para su cuarto y yo fui detrás. Cuando llegué ella ya había abierto las puertas que dan al balcón, y se había encontrado nada más que con el cielo y la luz de la tormenta. Se tapó los ojos y se desvaneció.

— ¿Así que le hizo mal esa luz?

— ¡Pero, mi amigo! ¿Usted no ha entendido?

— ¿Qué?

— ¡Hemos perdido el balcón! ¡El balcón se cayó! ¡Aquella no era la luz del balcón!

—Pero un balcón...

Más bien me callé la boca. Él me encargó que no le dijera a la hija una palabra del balcón. Y yo, ¿qué haría? El pobre anciano tenía confianza en mí. Pensé en las orgías que vivimos juntos. Entonces decidí esperar blandamente a que se me ocurriera algo cuando estuviera con ella.

Era angustioso ver el corredor sin sombrillas.

Esa noche comimos y bebimos poco. Después fui con el anciano hasta la cama de la hija y en seguida él salió de la habitación. Ella no había dicho ni una palabra; pero apenas se fue el anciano miró hacia la puerta que daba al vacío y me dijo:

— ¿Vio cómo se nos fue?

— ¡Pero, señorita! Un balcón que se cae...

—Él no se cayó. Él se tiró.

—Bueno, pero...

—No sólo yo lo quería a él; yo estoy segura de que él también me quería a mí; él me lo había demostrado.

Yo bajé la cabeza. Me sentía complicado en un acto de responsabilidad para el cual no estaba preparado. Ella había empezado a volcarme su alma y yo no sabía cómo recibirla ni qué hacer con ella.

Ahora la pobre muchacha estaba diciendo:

—Yo tuve la culpa de todo. Él se puso celoso la noche que yo fui a su habitación.

— ¿Quién?

— ¿Y quién va a ser? El balcón, mi balcón.

—Pero, señorita, usted piensa demasiado en eso. Él ya estaba viejo. Hay cosas que caen por su propio peso.

Ella no me escuchaba, y seguía diciendo:

—Esa misma noche comprendí el aviso y la amenaza.

—Pero escuche, ¿cómo es posible que?.. .

— ¿No se acuerda quién me amenazó?... ¿Quién me miraba fijo tanto rato y levantando aquellas tres patas peludas?

—¡Oh!, tiene razón. ¡La araña!

—Todo eso es muy suyo.

Ella levantó los párpados. Después echó a un lado las cobijas y se bajó de la cama en camisón. Iba hacia la puerta que daba al balcón, y yo pensé que se tiraría al vacío. Hice un ademán para agarrarla; pero ella estaba en camisón.

Mientras yo quedé indeciso, ella había definido su ruta. Se dirigía a una mesita que estaba al lado de la puerta que daba al vacío. Antes que llegara a la mesita, vi el cuaderno de hule negro de los versos.

Entonces ella se sentó en una silla, abrió el cuaderno y empezó a recitar:

—La viuda del balcón...

lunes, 18 de septiembre de 2023

0755: La ignorancia y la sabiduría.

La Paramount organizó una cena-cóctel para agasajar al profesor Einstein que estaba de visita en Los Ángeles para dar una serie de conferencias en la Universidad. Comunicó a sus allegados que su más vivo deseo era visitar uno de los grandes estudios de Hollywood, así como conocer de cerca a los actores y actrices, una clase de gente que despertaba su curiosidad y con la que no había tenido nunca el menor contacto. En menos de veinticuatro horas se envió un centenar de invitaciones a las estrellas, conminadas a colaborar en el homenaje al ilustre visitante.

Albert Einstein llegó vestido de un modo extravagante. A primera vista se le hubiera podido confundir con un pariente pobre de Groucho Marx. Varias mujeres dejaron pasar unas risitas. Hombres tan elegantes como Fred Astaire y Cary Grant, se quedaron por un instante atónitos. Llevaba un pantalón de franela gris con grandes manchas verdosas alrededor de la bragueta, una chaqueta negra de gastados codos y solapas salpicadas de lamparones y un chaleco que había sido gris, cruzado por una gruesa cadena de reloj. Calzaba zapatos de estilo montañero que no habían visto el betún en meses. Por uno de los bolsillos de la chaqueta asomaba la mitad de una boina.

Tras visitar varios platós donde se estaban rodando películas, llegaron ante el local preparado para la cena. Allí se hicieron los típicos corrillos cada vez que el viejo sabio se acercaba a algún actor o actriz. Todos soñaban con poder hablar con el sabio profesor, esperaban que se les acercara… De pronto, en uno de los corrillos alguien señaló hacia un lugar de la estancia: allí estaba el viejo sabio hablando con Fernando Lamas, como dos buenos colegas. Lamas, era un actor argentino de gran éxito con las mujeres del que algunos que le conocían bien, decían que era más tonto que un haba.

Cuando por fin Fernando Lamas se levantó para despedirse de Einstein, se acercó a un grupo de los que contemplaban atónitos la escena, y el actor Jason Robbards le preguntó:

-¿Qué le estabas contando a Einstein?

-¿Einstein? ¿Quién es Einstein?

-¡El profesor Einstein! El anciano caballero con el que estabas hablando hace un momento.

-¡Ah… de modo que se llama Einstein! ¡Como el dentista de mi suegra! Ya me parecía a mí que tenía pinta de judío.

-Fernando, ¿es que no has leído lo que pone en tu invitación?

-Yo no estaba invitado. He venido con Dean Martin.

-Fernando, por favor, dinos que estabas hablando con Einstein

El círculo se estrechó en torno al actor argentino, que se sirvió un whisky antes de contestar:

-Bueno, ya sabes de lo que se habla con un anciano… De todo un poco… Me decía que tengo mucha suerte de ser un actor porque estoy siempre rodeado de mujeres hermosas a las que puedo besar y hacerles el amor… ¡Figúrate! El pobre está completamente fuera de juego. Le he explicado que no hay que fiarse de las apariencias y que toda medalla tiene su reverso. Le he contado que en mi oficio nada es nunca como uno quisiera y que en este mundo todo es relativo.

Jason Robbards, exclamó:

-¿!Tú, Fernando Lamas, le has dicho al profesor Einstein que en este mundo todo es relativo!?

-Pues sí. Y estaba perfectamente de acuerdo conmigo, porque me dijo que él también tenía una teoría al respecto. Fue entonces cuando me levanté para despedirme, antes de que me largara su dichosa teoría…

Al parecer, años más tarde, en tiempos de Perón, los argentinos quisieron nombrar ministro de cultura a Fernando Lamas. En el informe que el gobierno poseía sobre el actor, pesaba mucho un dossier que hablaba de su estrecha amistad con el profesor Albert Einstein.

Menos mal que el nombramiento no se llevó a cabo.

 

("Memorias no autorizadas" Vol. III, "La flor y Nata").

José Luis de Villalonga y Cabeza de Vaca. Marqués de Castellbell. 

viernes, 15 de septiembre de 2023

0754: cuernilargo

La Texas longhorn es una raza de ganado vacuno, procedente del estado de Texas (Estados Unidos), a diferencia de la longhorn británica. Su nombre: cuerno largo, hace referencia a su principal característica: la longitud de sus defensas.

Texas longhorn es una raza de ganado que se distingue sobre todo por sus cuernos, que pueden llegar a medir hasta dos metros, así como por sus cuartos traseros levemente alzados y sus manchas blancas diseminadas sobre la piel que, según los individuos, puede variar mucho en color.

 

En un muro de Facebook, los autores abogan contra la infidelidad y los cuernos, ayer escribieron que los hombres buscan hamburguesas en la calle y se olvidan del chuletón que tienen en casa, la cual es apetecida por otros hombres.

 

Yo creo (muchas no estarán de acuerdo, peo allá ellas con lo que creen o no creen) que un polvo al paso con una desconocida no es infidelidad. Voy por la calle, veo a una mujer y la deseo. Le sonrió y ella hace lo mismo (eso significa que ella también experimenta lo mismo que yo). No se su nombre y quizás jamás la vuelva a ver y si la vuelvo a ver le hare un saludo con la cabeza y seguiré mi camino. Porque ese instante en que nos vimos por primera vez y nos deseamos, jamás volverá a suceder. Fue un instante donde cupido hizo una travesura para que los dioses admiren su picardía.

 

Infidelidad en cambio es cuando tienes una relación, y tu consciencia te patea los huevos o los ovarios…

 

miércoles, 13 de septiembre de 2023

0753: “Vámonos pa Porongo, donde la vida es barata, cuatro quesillos por medio, y una pelada de yapa”.

Cultura camba tradicional: Respetos guardan respetos.

La cultura tradicional cruceña, implica reconocer y respetar al prójimo y una actitud de empatía entre las personas bajo el principio: “Respetos guardan respetos” Siguiendo este dicho nuestros padres nos educaron con principios y valores y nos enseñaron que todas las personas merecen el mismo trato que exigimos para nosotros y que observarlo nos lleva a vivir en paz y armonía. 

Se respetaba a las personas y también sus preferencias personales y también sexuales (frescos y marimachos). Esto, mientras respeten la vida y valores de la comunidad y no generen escándalos. 
Se consideraba que la familia, que era numerosa y extendida con los abuelos, padres y parientes, es la base de la sociedad y que un padre y una madre son el complemento perfecto para criar hijos sanos y felices.
Actualmente con la cultura de género, que se expande especialmente en Europa, ya no existen hombres y mujeres. La ideología de género reconoce más de 162 géneros y como ya nada está claro; para orientarnos y entenderlo debemos utilizar el sentido común y la biología.

La sanidad y la educación de antaño.

En los tiempos de antes no había postas sanitarias y cuando alguien, en especial en el campo, se sentía mal visitaba al huesero, al sanador o al curandero. Para realizar el Diagnóstico del estado de salud, el Curandero llevaba al paciente a caminar por el campo. Primero verificaba el ritmo de sus pasos, luego lo invitaba a “hacer chivi” detrás de un árbol y después “hacer del cuerpo”.
Rápidamente diagnosticaba: “Tranco largo, Chorro grueso, Vientre corriente”. Esta Chalinga.

Y en otros casos: “Esta Jodido compadre, tómese un mate de hojas de guayabo y paja cedrón”. 

Los niños se educaban en la casa aprendiendo las labores del hogar y las del campo y especialmente el respeto a todos y por todo. Ellos se portaban bien sí o sí y no había condescendencia; había disciplina con Método Pipieta: cariño, comprensión y colaepeji.
Como consecuencia de esta educación, los niños no chillan ni se tiran al suelo, no gritan en público, no contestan de mala manera. Por educación respetan a los otros y a las cosas ajenas y así un interminable etcétera, todo para la buena convivencia.

Lenguaje popular y su proceso de cambio.

El lenguaje popular en el oriente y como producto la migración y los medios de comunicación, cambia continuamente. Hoy por ejemplo en Santa Cruz no vamos a la pulpería, sino a la venta; vamos a la farmacia y no a la botica; no tomamos caldo de caña sino jugo de caña, las mujeres para salir a la Plaza no se pinchulean sino que se acicalan y maquillan.
No solo los nombres y expresiones cambian sino que muchas desaparecen totalmente. Hace poco revisaba los libros que aún me quedan y encontré aquel de Marceliano Montero: “Paquito de las Salves” y leí algunos párrafos a mi bisnieta y ella pensaba que estaba hablando en otro idioma pues nada entendía.
Este libro escrito por los años treinta se inicia así: “Cuando se murió mi tía de pajmo con arrebato y a pesar de estar jipato, sintiéndome pochecó, resolví correr el mundo…”. Y así por delante.

Algunos grupos queriendo mantener su identidad cruceña, están difundiendo un habla que ellos creen tradicional. Lo que yo recuerdo del habla de antes, en la época de mis abuelos hace al menos setenta años, la gente hablaba un castellano correcto, sus acentuaciones eran las que corresponden. Se usaban los regionalismos de origen indígena, especialmente guaraní, para nombrar a los animales, plantas y artefactos de origen local.

El mundo actual y los niños Tablet. 

Dominados por la tecnología estos niños viven y habitan lejos de la realidad fáctica y prendidos a su Tablet. Jóvenes y niños que viven en su propio mundo virtual y solo atentos al móvil, a los juegos y a los mensajes de las redes; sin prestar atención a la interacción verbal y personal con quienes le rodean, es decir aislándose de las personas físicas de su entorno. 

Son incapaces de dejar el Móvil y evitan la comunicación verbal directa, e ignoran a los otros. Hay estudios que indican que el 87 % de los jóvenes prefieren comunicarse por la pantalla por la dificultad de manejar sus emociones, de ahí que cuando surge un problema prefieren enviar un mensaje que decírselo cara a cara. Somos lo que podemos y no lo que quisimos ser, tampoco lo que vimos, ni aquello que queremos.

Una magnifica reflexión de autor anónimo.  

“Se está muriendo la gente que enseñaba a los hombres el valor de una mujer y a las mujeres el respeto por los hombres. Se están muriendo los que podían vivir con pocos lujos, sin sentirse frustrados por ello. Los que trabajaron desde temprana edad y enseñaron el valor de las cosas, no el precio.
Debemos recuperar y seguir la actitud de esa generación que sin estudios educó a sus hijos. La que, a pesar de la falta de todo, nunca permitió que faltara lo indispensable en casa. La que enseñó valores; empezando por Amor y Respeto”. Anónimo.

Ovidio Roca.

lunes, 11 de septiembre de 2023

0752: El maestro García Márquez le manda a decir que no se vaya

—Llevo dos horas angustiado pensando que estás aquí sentado esperándome —dijo mientras se ajustaba el reloj a la muñeca—. Me tuve que quedar más tiempo en el sitio donde estaba y ahora voy saliendo a almorzar. Así que te propongo un trato. Ven a las cuatro en punto para hablar 15 minutos. Pero solo 15 minutos porque tengo que salir volando al aeropuerto.

Los dos estaban en la calle una vez más. García Márquez tomó de nuevo el brazo del periodista novato y de repente, sin la menor provocación, le dijo:

—¡Así no es la cosa! Así no se hace periodismo. La entrevista no es eso. La mejor entrevista que yo he leído en mi vida fue la que trató de hacerle Gay Talese a Frank Sinatra. ¿Quieres que te la cuente? —dijo señalando al cielo una vez más con su dedo índice.

—Por favor.

—Sinatra citó a Gay Talese en un hotel de Las Vegas. Cuando Talese llegó a Las Vegas, a Sinatra no se le ocurrió nada mejor que enfermarse. Durante una semana estuvo Gay Talese tratando de entrevistar a Sinatra y durante una semana Sinatra canceló el encuentro. La entrevista de Talese es la historia de cómo durante una semana no pudo entrevistar a Sinatra. Es la mejor entrevista que he leído y ¿sabes cómo se llama? “La gripe de Sinatra”.

—Pero usted no tiene gripe…