Martín, como tiene un
sueño ligero, una noche notó que había alguien rondando por el jardín de su
casa. Se levantó silenciosamente y escuchó leves ruidos que venían de fuera,
entonces vio una silueta a través de la ventana del baño. Como su casa es muy
segura, con rejas en las ventanas, trancas internas en las puertas y un perro
asesino mal alimentado, no se preocupó demasiado, pero estaba claro que no se
iba a quedar esperando a que el ladrón entrara.
Así que llamó a la
policial, informó de la situación y dio su dirección. Le preguntaron si el
ladrón estaba armado; de qué calibre era el arma; si estaba solo o acompañado y
si ya estaba dentro de la casa.
Dijo que no lo sabía y le
dijeron que no había ninguna patrulla cerca para ayudar, pero que iban a mandar
a alguien en cuanto fuera posible. Que si pasaba algo que volviera a llamar….
Un minuto después llamó nuevamente y dijo con voz tranquila: ¡Hola! soy el que ha llamado antes porque había alguien en mi jardín. No hay necesidad de que se den prisa. Ya me he cargado al tipo con una escopeta de caza que tengo para estas situaciones. El tiro se lo he dado en la cabeza y están los sesos desparramados por el jardín, así que no creo que me genere ningún problema.
No habían pasado ni cinco minutos, cuando a su puerta llegaron 5 patrullas, 10 swat armados hasta los dientes, 1 helicóptero, 2 unidades de bomberos, el subdelegado del gobierno, 2 ambulancias, 1 equipo de reporteros de TV, 7 de radio, y 22 fotógrafos de distintas agencias, 1 fiscal, 1 diputado, 2 concejales del ayuntamiento, y 1 grupo de los derechos humanos que no se perderían esto por nada del mundo.
Un minuto después llamó nuevamente y dijo con voz tranquila: ¡Hola! soy el que ha llamado antes porque había alguien en mi jardín. No hay necesidad de que se den prisa. Ya me he cargado al tipo con una escopeta de caza que tengo para estas situaciones. El tiro se lo he dado en la cabeza y están los sesos desparramados por el jardín, así que no creo que me genere ningún problema.
No habían pasado ni cinco minutos, cuando a su puerta llegaron 5 patrullas, 10 swat armados hasta los dientes, 1 helicóptero, 2 unidades de bomberos, el subdelegado del gobierno, 2 ambulancias, 1 equipo de reporteros de TV, 7 de radio, y 22 fotógrafos de distintas agencias, 1 fiscal, 1 diputado, 2 concejales del ayuntamiento, y 1 grupo de los derechos humanos que no se perderían esto por nada del mundo.
El ladrón arrinconado en
su jardín y con las manos en alto, miraba todo con cara de asombro. Por el gran
despliegue de fuerzas pensaría que se había intentado colar en casa de Jeff
Bezos o de Alice Walton.
En medio del follón, un
coronel de la Policía, se aproximó y le dijo:
-¡Coño! ¡Creí que había dicho que había matado al ladrón!
-Sí, yo también creí que me habían dicho que no había nadie disponible.
-¡Coño! ¡Creí que había dicho que había matado al ladrón!
-Sí, yo también creí que me habían dicho que no había nadie disponible.